lunes, 18 de mayo de 2009

SEGURIDAD

Julio de 1997

La desocupación, la marginalidad, la falta de esperanza, la incertidumbre sobre el futuro, el desprecio por la vida propia y ajena, el aumento de la drogadicción, de la mortalidad infantil, de la deserción escolar y la violencia, junto con la corrupción y la impunidad son males que afligen a la sociedad hoy.
Todos nos sentimos vulnerables e inseguros, sitiados por la violencia, como si la justicia no resuelve nada y la policía no esta en donde y en lo que debe estar. Los hechos de violencia ya no tienen hora, lugar, edad ni condición social. Todos estamos expuestos por igual.
De a poco los barrios se están cercando y aislando, cada vez más se parecen a los antiguos ghettos, con ellos, los individuos también se confinan. Los ciudadanos ante la inseguridad y la falta de respuesta por parte de los organismos oficiales encargados de protegerlo han optado, según sus niveles de ingresos, por proveerse de los medios necesarios para alcanzar cierta seguridad, que en definitiva, se transforma, también en inseguridad.
Una de ellas, para los más pobres, es estar librados a su suerte y vivir atemorizados.
Otra es, comprarse un armas para defender su propiedad y sus bienes, buscando hacer justicia por sus propias manos. Esto puede derivar en graves riesgos, que se paga con lo más preciado: la propia vida o de quienes pretendemos proteger. También como consecuencia de ello, leemos o vemos a diario en las noticias chicos baleados por llevar armas a las escuelas. Así mismo, ese temor y el vivir alterado por la situación general, lleva a sacar, amenazar o usar su arma, en cualquier momento y lugar contra otro individuo, tan solo por una discusión intranscendente. Otra de las medidas, es cercar y enrejar la vivienda, colocar todo tipo de elementos de seguridad, que terminan transformándose en seguras cárceles vip.
Otra alternativa, para barrios de mayor nivel, es contratar Servicios de Seguridad Privados. Casualmente esto ocurre, luego que durante un lapso de tiempo, las casas y sus moradores fueron saqueados continuamente, sin respuesta de quienes tiene que velar por la seguridad. Como si existiera una zona liberada para estos individuos.
Pero para estos Servicios de Seguridad Privados, corresponde un párrafo especial. Cuando se intentó crear una ley para regular y controlar esta actividad, quedando en nada y acontecieron hechos extraños, dentro del mismísimo Congreso de la Nación, aún no resueltos.
Por los distintos hechos de violencia que viene soportando la sociedad, el ciudadano común experimenta una sensación extraña. Por un lado sentimos, lo que decíamos antes, una gran inseguridad, que van más allá de la delincuencia común, con hechos delictivos y atentados con total impunidad y por otro lado que estamos todos vigilados. Escuchas telefónicas, cruce de comunicaciones, micrófonos ocultos, vigilancia, seguimiento, etc. Aunque en ciertas ocasiones, los mafiosos, cumplen sus amenazas o atentados, aunque sus víctimas se encuentren custodiados, con total facilidad e impunidad. Estamos todos vigilados, pero no protegidos. Es evidente que en mucho de los procedimientos delictivos que vivimos hoy, hay un prolongación en la forma de actuar, de la época de la represión. Aún hay mucha mano de obra desocupada, con los vicios de aquella triste y nefasta experiencia, se venden al mejor postor o hacen trabajos por su cuenta. A ello debemos sumarles las continuas purgas en la Policía de la Provincia Buenos Aires. Algunos lamentables personajes, que fueron beneficiados por las leyes de obediencia debida y punto final, integran las planas mayores de los Servicios de Seguridad Privada, como así también ex policías de diferentes rangos y con muchos contactos a todo nivel e importancia.
Tampoco podemos ignorar, que en la mayoría de las instituciones, organizaciones, partidos o todo movimiento que congregue a ciudadanos para producir acontecimientos sociales, hay infiltrada personas que trabajan para los servicios de información, tanto del Estado, como del Ejercito, Marina, Gendarmería, Policía, etc., etc. Tiene por misión informar y marcar cualquier actividad sospechosa y no tanto. Cualquiera puede ser un informante, el menos pensado, del que menos se sospeche. Ante cualquier movimiento o protesta ahí estará él. En muchos casos se han visto a la cabeza de las protesta o comenzando los disturbios, para luego delatar o apresar a los más revoltosos o exaltados. Un hecho de destacar es lo que ocurrió con los cortes de ruta, no los pudieron prever, porque fue algo espontáneo de la gente, en esos acontecimientos no intervinieron; es más, fueron rechazadas todo tipo de organizaciones que quisieron apoderarse de la protesta, llámese partidos políticos, gremios, etc.. Solo aceptaron como mediador a la iglesia....
Pero volvamos a los Servicios de Seguridad Privada, un verdadero ejercito privado. Quien maneja estos servicios cuenta con un poder e información que pocos pueden sospechar. Ante la inseguridad generalizada, ellos han entrado para protegerlos en sus casas, en sus countries, en sus empresas y en todo lugar imaginable. Para defenderlo de posibles hechos delictivos, escuchan sus llamadas, filman su vida privada y controlan todos sus movimientos, tienen libertades no autorizadas, de saber los secretos de la vida y actividad de aquellos que cuidan. En muchos casos, son un verdadero poder, que puede dominar y utilizar a sus protegidos. Son un poder dentro del poder mismo. Si a esto le sumamos, que este tipo de situaciones socio - económicas se generalizaron en el mundo, con los mismos puntos de referencia en la marginación, pobreza, drogadicción, violencia, etc., ellos, como todas las empresas, se globalizaron y se contactan entre si, obteniendo información de distintos personajes que dominan empresas y gobiernos.
Si nos pusiéramos a tirar de la punta de las informaciones, a medida que fuéramos desarmando la madeja, veríamos que los acontecimientos y situaciones que se viven a diario no surgen por generación espontánea, ni se precipitan por hechos aislados. Pareciera que todo está concebido y programado por un poder que va más allá del que está en nuestra vista y conocimiento, que están por encima de los gobiernos, deciden sutilmente los cambios, evoluciones y dirección en que debemos marchar, son el oficialismo y la oposición, la paz y la violencia, son el trabajo y la empresa. El mundo es su gran teatro, los países, los gobiernos y la gente los títeres y ellos los únicos titiriteros.
Cualquiera podría pensar, que esto es una intrincada y escabrosa historia de ciencia ficción, pero no olvide que en la época de la cibernética, de la exploración de Marte e Internet, la ficción se convierte en realidad.

Hector Daniel Fernández


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