Con la aparición del Covid19, muchos creen que
el mundo cambiara, que será más solidario y algunos se animan a sostener que
cambiara la redistribución de la riqueza. “Un efecto a largo plazo de esta
experiencia podrían ser unas instituciones económicas y políticas más
redistributivas: de los ricos hacia los pobres, y con mayor preocupación por
los marginados sociales y los ancianos”. Robert J. Shiller Premio Nobel de
economía.
En esta época de pandemia, donde se ha puesto
al desnudo grandes injusticias, seguramente – de ahora en más - muchas cosas
cambiaran en la sociedad y en las relaciones humanas. Es una oportunidad
formidable para plantearnos seriamente en qué País queremos vivir. La economía está
desquiciada y auguran nuevas reglas en las relaciones comerciales, los hábitos
de consumo y en el peso del Estado frente al mercado. Igualmente los
privilegiados de siempre tienen sus fortunas en buen resguardo y harán lo
posible por mantener el dominio, demostrando su avaricia y su miseria humana. También
debemos preguntarnos quién pagará este caos económico. El Estado sólo salvara a
las empresas sin tocar las fortunas de sus dueños?, seguirán las desigualdades?,
la pérdida de derechos?, los trabajadores deberán hacer el mayor aporte, como
siempre?. Los efectos económicos serán enormes. Carecen de precedentes en
tiempos de paz de una crisis así.
No hay lugar para anidar ninguna esperanza que
la oligarquía, las clases altas, los capitales supranacionales, las grandes
empresas, la Sociedad Rural y los medios de comunicación hegemónicos ligados a
estos intereses, puedan cambiar!. No hay nada más arbitrario que la derecha,
nunca fue tolerante o comprensiva. Es brutal, desvaloriza la vida de los otros
y se la pasan denostando la política y el Estado, tras una fachada republicana,
institucional y recientemente “democrática”. La historia muestra que siempre
hay recovecos, donde se refugian los poderes concentrados y sus personeros. La clase
oligárquica se escudó detrás de bambalinas o fue a golpear a las puertas de los
cuarteles. Hasta que fueron apareciendo empresarios que se decidieron a llegar
al poder sin intermediarios.
Ya sabemos que todos fuimos educados con las
verdades que favorecen a las clases dirigentes de este país: conservadora,
católica, militar y reaccionaria. Si recorremos un poco nuestra historia,
podremos vislumbrar muy claramente quienes son los “dueños” de País y vemos que
hicieron para mantenerlo. La historia la escriben los vencedores, comenzando
por Bartolomé Mitre.
Una vez que se desasen de Rosas y con él de la
chusma negra y bárbara, asientan las bases para su dominio permanente. Luego
siguieron con el fraude patriótico. Cuando los indignos (inmigrantes y
criollos) aumentan y generan conflictos, no tienen problemas en derramar sangre.
Como tampoco era conveniente perder mucha mano de obra, resuelven integrarlos para
“manejarlos” y así ordenar su “País” dotándolo de una fisonomía institucional,
democrática y republicana. Pero queda claro que tan sólo prestan “su País” para
que lo administren, nada de desbordes, ni ideas disolventes. Entonces el Ejército
pasó a ser el brazo armado de la oligarquía, de la burguesía comercial y
financiera y cuando se sintieron amenazado, lo hicieron intervenir sin escatimar
sangre y escarmiento.
Veamos algunos buenos ejemplos de ello:
Luego que Lavalle fusila a Dorrego, que
Urquiza vence a Rosas y que Urquiza, traicionando a los jefes federales, le
cede a Mitre la batalla de Pavón, el País es tomado por la “Civilización”, la
oligarquía ilustrada.
Civilización y Barbarie, es un juego frecuente
que resurge en el tiempo. La violencia de los civilizados es progresiva, con
ella se impone la cultura.
Buenos Aires pasó a ser la nueva metrópoli y
las provincias la nueva colonia. La economía funcionaría como complementaria de
la industria Inglesa y la cultura vendrá de Francia. Mitre le hace la guerra al
interior contra los caudillos y sus montoneras, y a su aliado Solano López del
Paraguay. “Guerra de policía”. Tienen que exterminar todo insurgente que le
discuta su poder y sus riquezas. Tratan a los caudillos y sus seguidores como
meros delincuentes, se los fusila donde se los encuentra, se les corta la
cabeza y se clava en una pica. Estos hechos se sintetizan en la frase de
Sarmiento “No ahorren sangre de gauchos. Es lo único que tienen de humano esos
bípedos”. Liquidados los gauchos, arrasado el Paraguay, sólo le quedaban los
indios, de quienes Roca se ocuparía.
(1) 1878 – 1885.- La campaña al desierto: Luego de exterminio de los indios que
habitaban esas tierras, las mismas son repartidas entre familiares de Roca y
quienes lo financiaron, Sociedad Rural : José María Martínez de Hoz y los demás
están los campesinos de siempre: Pereyra Iraola, Anchorena, Unsué, Menéndez,
Braun. Todos no menos de 500 mil hectáreas.
Se ha derramado mucha sangre para que el País
tenga el orden que esta clase social quiere.
Ese orden siguió con Nicolás AVELLANEDA, Julio
Argentino ROCA (Ley de Residencia Miguel Cane), Miguel JUAREZ CELMAN , Carlos
PELLEGRINI, Luis SAENZ PEÑA, José E. URIBURU (liga Cívica), Julio Argentino ROCA,
Manuel QUINTANA, José FIGUEROA ALCORTA, Roque SAENZ PEÑA, Victorino de la PLAZA.
Pero surge un nuevo peligro, como lo fueron
los caudillos y sus mentoneras, y que puede subvertir ese orden impuesto a
fuego y sangre, ellos son los inmigrantes. Porque estos son una terrible
amenaza para los propietarios del país. La chusma ultramarina, los socialistas,
los anarquistas, la gentuza llena de ideas disolvente. El país corre peligro.
El lema era gobernar es poblar, pero no llenar – para ellos – de indeseables,
revoltosos y anarco sindicalistas. La oligarquía, “los verdaderos argentinos”
es la dueña del país y no van a permitir que otros la vengan a ocupar. Todo
aquel que lo intente, morirá, porque ellos lo mataran.
Ante la creciente acción de los inmigrantes y criollos
por mejoras en su condición de vida y trabajo, deciden integrarlos para
“controlarlos”, con la Ley “Saenz Peña” y es cuando don Hipólito Irigoyen de la
UCR gana las elecciones (llegada del populismo), pero sólo pasa a administrar
el país. Recordemos que la UCR nace con Leandro N. Alem, pero también están
Juárez Celman y Marcelo Torcuato de Alvear. Igualmente – la clase dominante
mientras gastan algo de sus fortunas por Paris – dejan las cosas muy claras,
ninguna idea que pueda poner en riesgo el “país” que le prestamos, nada de
desbordes o ideas disolventes. Ante distintos conflictos hace intervenir a la
policía, el ejército y la Liga Patriótica.
Es aquí que comienza a nacer la clase media,
que pasa a ser la amortiguación entre las clases bajas y la oligarquía. “La clase media no desea ser clase media. La
clase media no desea ser pobre. No desea ser grasa. No desea ser negra. No
desea ser clase obrera. La clase media desea ser lo que jamás será: clase alta.”
(Juan Pablo Feinmann).
1919.- Semana Trágica: (2) En una semana hubo al menos 700 víctimas
mortales, miles de heridos, detenidos y deportados. Exigían una jornada
laboral de ocho horas, un incremento salarial y el pago de las horas extras.
1921.- Masacre en la Forestal: (3) Se calculan entre 500 y 600 los
muertos. Reclamaban ocho horas de trabajo, descanso dominical, cese
de despidos continuos.
1921.- Patagonia Trágica: (4) Alrededor de 1500 huelguistas fueron
fusilados. Se reclamaba un sueldo mínimo de 100 pesos, comida en buen
estado, dignas condiciones de higiene, velas para alumbrar en la noche y que
las instrucciones de los botiquines sanitarios estuvieran en español en lugar
de inglés.
1945.- 17 de Octubre: (5) El
“aluvión zoológico”. El hecho más alarmante para los dueños del “País”. La
clase obrera se movilizó, ya no por un reclamo gremial, sino para disputar
poder político.
1955.- Bombardeo a la Plaza de Mayo: (6) En la Plaza de Mayo y sus alrededores quedaron
los cuerpos de 355 civiles muertos, y los hospitales colapsaron por los
más de 600 heridos. Sus autores eran “respetables” militares y civiles de la
oligarquía que querían recuperar el poder político y devolver a la “negrada”, a
los “cabecitas”, a los lugares de los que nunca, según ellos entendían, debieron haber salido.
1956.- José Leon Suarez: (7) Los fusilamientos de José León Suárez se
refieren a la masacre de militantes políticos, civiles y militares ocurrida el
9 de junio de 1956 en los basurales de José León Suárez. Ejecutan a 12
civiles y fusilan a tres militares y el General Juan José Valle.
1960.- Plan conintes: (8) 14 de
marzo de 1960 el gobierno de Arturo Frondizi puso en marcha el Plan Conintes
(Conmoción Interna del Estado) dando lugar a una ola de allanamientos y
arrestos en todo el país. El objetivo era terminar con la conflictividad obrera
que obstaculizaba sus planes de gobierno y para concretarlo acudió a las
Fuerzas Armadas. Fueron cientos los detenidos y torturados. Juzgados por
tribunales en los que la querella y la defensa estaba en manos del personal del
Ejército.
1972.- Masacre de Trelew: La madrugada del 22 de agosto de 1972 fueron
fusilados, en la puerta de sus celdas, 16 de 19 guerrilleros presos en la base
naval Almirante Zar, en la ciudad de Trelew. Este hecho ocurrido es mencionado
como el inicio del terrorismo de Estado en la Argentina.
1973: 25 de mayo y 1 de Octubre: Después de 18 años de proscripción, persecución,
torturas y muerte, el pueblo llega al Gobierno! Héctor José Cámpora gana con el
49,5%. Juan Domingo Perón gana con el 61,85%. Se festeja en las calles de todo
el País, el pueblo estaba feliz. Pocas veces, tal vez nunca, hubo tanta fe,
esperanza, creer en algo y entregarse a un ideal. El control de País está al
alcance de la mano. Los amos de la Argentina se preocuparon como nunca. Como
veremos en la historia posterior, no permitirán nunca más que el pueblo tome
“su País”. Ezeiza, las triples A, la
muerte de Perón. Un sueño hecho pesadilla en un tiempo mínimo.
1976: 24 de marzo: Es el
golpe de Estado más cruento y sangriento de nuestra historia. La Junta Militar
llevó a cabo un plan sistemático de genocidio desde el Estado, devenido en
terrorista. Violación a los derechos humanos, terrorismo del Estado, torturas,
violaciones, vuelos de la muerte, apropiación de bebes, ejecutó
clandestinamente a miles de personas, y estableció centros clandestinos de
detención. 30.000 muertos y
desaparecidos. Las fuerzas armadas derrocaron al gobierno Constitucional y
decretaron el estado de sitio, disolvieron el Congreso, destituyeron a los
Gobiernos provinciales, suspendieron toda actividad gremial y de partidos
políticos. NUNCA MÁS, el pueblo estuvo tan cerca de tener el poder.
2008: Conflicto con el
“Campo”. No hay tanques, pero hay tractores. El Gobierno, con errores
propios y ajenos, da muestras de ceder ante las presiones desestabilizadoras de
su gestión y ha justificado una y otra vez las retenciones. Que no son un
invento argentino. Pero el “campo” va por más. Va por todo. Como siempre lo ha
hecho en la Argentina. Quizá la diferencia crucial del presente con el pasado
sea que ahora no tienen militares para dar el golpe, ni un partido conservador
como antaño. Pero si cuenta con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos,
sectores empresariales y financieros, clases altas, la burguesía y medios de
comunicación que comienzan hacer “Periodismo de Guerra”. Es el triunfo
en la comunicación de un sector de nuestra sociedad, el que siempre ganó, que
siempre gana.
“Ignoramos
cuál será nuestro comportamiento pero si no se descubre un sentimiento tan
poderoso y persistente como la codicia pero de naturaleza exactamente opuesta,
se vuelve difícil apostar a favor de la humanidad. Esta pandemia nos está
demostrando que confundimos acumulación con felicidad, resignación acrítica con
bienestar y “autonomía” digital con libertad.” Nadie sabe qué es ser feliz,
reflexionaba Jacques Lacan, a menos que la felicidad se defina “en la triste
versión de ser como todo el mundo”. Rodolfo Rabanal
Héctor Daniel Fernández
Mayo 2020
Detalle
(1) 1878 – 1885.- La campaña al desierto La campaña del general Roca es financiado por
la Sociedad Rural Argentina, la misma que existe actualmente. Luego de
exterminio de los indios que habitaban esas tierras, las mismas son repartidas
entre familiares de Roca y quienes lo financiaron, no se la da a los colonos
laboriosos, como el Oeste de los Estados Unidos, si no que se crea una gran
llanura de ociosos latifundistas. José María Martínez de Hoz, bisabuelo directo
del ministro de Economía de la dictadura de Videla- se le entregan dos millones
500 mil hectáreas. Y todos los demás están los campesinos de siempre: Pereyra
Iraola, Anchorena, Unsué, Menéndez, Braun. Todos no menos de 500 mil hectáreas.
También se le da gran cantidad de tierras a todos los oficiales que
intervinieron en la matanza de los pueblos originarios. Y a Roca se le dan 60
mil hectáreas de regalo en tierras que él mismo elige en Guamini. Funda la
Estancia La Larga –que es propiedad de los bisnietos de Roca que son Alvear. Se
reinstala la esclavitud que había sido abolida en la gloriosa asamblea del año
1813.
(2) 1919.- Semana Trágica: Los 2.500 trabajadores de los talleres
metalúrgicos Pedro Vasena e hijos, que desde 1912 era una empresa de capital
mayoritario británico, tenían unas pésimas condiciones laborales. "Las
jornadas eran de 11 horas y a veces más. Las horas extras no eran recompensadas
con ningún salario extra". En diciembre de 1918 los obreros de Vasena se
declararon en huelga. Exigían una jornada laboral de ocho horas, un incremento
salarial y el pago de las horas extras. Fuerzas policiales y militares arremetieron
contra los trabajadores en huelga, y aquellos que se solidarizaron con ellos.
También se persiguió, torturó y asesinó a decenas de judíos que en ese momento
se vincularon a la Revolución rusa. En una semana hubo al menos 700 víctimas
mortales, miles de heridos, detenidos y deportados.
(3) 1921.- Masacre en la Forestal: Primero constituyeron la sociedades de Socorros
Mutuos y el Sindicato del Tanino que plantea en marzo de 1919 la primera
demanda reivindicativa: ocho horas de trabajo, descanso dominical, cese de
despidos continuos, y otros puntos: la “gran huelga” le dio soporte a la
petición y constituyó un gran triunfo. La huelga de 1921 no era implantar el “soviet”,
ni se quería “tomar el cielo por asalto”, sino que fueron acciones reivindicativas
y defensivas. La represión fue brutal. Se calculan entre 500 y 600 los
muertos y en la desbandada los trabajadores y familias se escondieron en
los bosques. En la represión actuaron las “guardias blancas” de la Liga
Patriótica, como lo hicieran en la “Semana Trágica” de enero de 1919 en Buenos
Aires o junto al Ejército, en los sucesos trágicos de la Patagonia, más tarde.
(4) 1921.- Patagonia Trágica: Alrededor de 1500 huelguistas fueron fusilados
en el marco de los sucesos de la «Patagonia Trágica», que comenzaron con un
conflicto entre hacendados y peones por despidos de obreros rurales y por las
magras condiciones laborales. El gobierno radical envió un grupo militar para
resolver el conflicto y la manera como el teniente coronel Varela cumplió la
misión fue la eliminación de los trabajadores en protesta. El asunto concluyó
con el silencio y la negativa a investigar la verdad por parte del gobierno,
para no avivar el escándalo.
Se reclamaba un sueldo mínimo de 100 pesos,
comida en buen estado, dignas condiciones de higiene, velas para alumbrar en la
noche y que las instrucciones de los botiquines sanitarios estuvieran en
español en lugar de inglés.
(5) 1945.- 17 de Octubre: símbolo de un pueblo movilizado detrás de su
líder. El hecho más alarmante para los dueños del “País”. La clase obrera se
movilizó, ya no por un reclamo gremial, sino para disputar poder político. Fue
su irrupción irreversible en la disputa de poder político. Salió a pelear su
espacio como clase que hasta ese momento estaba excluida del sistema político.
Los movilizados representaban a los millones de obreros que estaban condenados
a un trabajo esclavo y una vida miserable pero que con Perón habían logrado
torcerle el brazo a la vieja Argentina oligárquica. Esto era intolerable, “el
aluvión zoológico”, otra vez el negro, el bruto, el diferente, el grasa estaba
ahí y quería compartir “su País”. El País no se había hecho para esta gente,
está hecho para gente de bien. El inicio de una batalla cultural.
(6) 1955.- Bombardeo a la Plaza de Mayo: Los aviones atacantes llevaban pintadas en
sus colas una “V” y una cruz, que señalaban “Cristo Vence”. En la Plaza, además
de los apurados transeúntes, había algunas familias que se disponían a
presenciar el desfile aéreo. Nunca imaginaron que la parada militar tuviera un
carácter tan realista. En la Plaza de Mayo y sus alrededores quedaron los
cuerpos de 355 civiles muertos, y los hospitales colapsaron por los más
de 600 heridos. Se había perpetrado el peor ataque terrorista de la historia
argentina. Sus autores eran “respetables” militares y civiles que se frotaban
las manos imaginándose el triunfo de un golpe militar que devolvería a la
“negrada”, a los “cabecitas”, a los lugares de los que nunca, según ellos
entendían, debieron haber salido. Tras
concretar su masacre, 110 tripulantes, entre ellos varios civiles como Zavala
Ortiz, llegaban a Montevideo a bordo de los 39 aviones con los cuales habían
perpetrado la masacre. Estos hombres, que habían demostrado su total desprecio
por la vida humana ametrallando a columnas enteras de trabajadores, recordaron
repentinamente en la Banda Oriental que existían los derechos humanos,
particularmente el de asilo.
Perón habló esa noche por la cadena nacional:
“Para no ser criminales como ellos, les pido que estén tranquilos; que cada uno
vaya a su casa […]. Les pido que refrenen su propia ira; que se muerdan, como
me muerdo yo en estos momentos, que no cometan ningún desmán. No nos
perdonaríamos nosotros que a la infamia de nuestros enemigos le agregáramos
nuestra propia infamia”.
(7) 1956.- José Leon Suarez Los fusilamientos de José León Suárez se refieren a
la masacre de militantes políticos, civiles y militares ocurrida el 9 de junio
de 1956 en los basurales de José León Suárez, en el partido de General San
Martín, Gran Buenos Aires, Argentina, durante el gobierno de facto de la
autodenominada "Revolución Libertadora". Horas más tarde, en los
basurales de José León Súarez, la policía bonaerense, a cargo del Teniente
Coronel Desiderio Fernández Súarez le ordena al jefe de la Regional San Martín,
Comisario Rodolfo Rodríguez Moreno, que ejecute, con armas cortas, a 12
civiles, lo que realiza en los basurales de José León Suárez, en el partido
de San Martín, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Aramburu y su gobierno,
entonces, firman el decreto 10.364 que detalla la lista de once militares que
deben ser fusilados. El 12 de junio, Valle decide entregarse a cambio de que se
detuviera la represión a su movimiento y se le respetara la vida. El 11 en la
madrugada fueron fusilados tres militares" en la vieja
penitenciaría de la Av. Las Heras. Ese 12 de junio, a las 22:20, Valle fue
fusilado por un pelotón cuyos nombres se clandestinizaron como secreto de
Estado. No hubo orden escrita ni decreto de fusilamiento, ni registro de los
responsables.
(8) 1960.- Plan conintes l 14 de marzo de 1960 el gobierno de Arturo
Frondizi puso en marcha el Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) dando
lugar a una ola de allanamientos y arrestos en todo el país. El objetivo era
terminar con la conflictividad obrera que obstaculizaba sus planes de gobierno
y para concretarlo acudió a las Fuerzas Armadas. Con el plan Conintes, el
gobierno permitía la aplicación de las penas previstas por el Código de
Justicia Militar, entre ellas, el juicio sumario (fusilamiento de los
acusados). La aplicación del Plan Conintes provocó una ola de allanamientos y
detenciones en barrios y lugares de trabajo, en los principales centros
urbanos. A la vez, el control de la prensa se volvió más riguroso. A principios
de marzo de 1960 (el mes del Conintes) el costo de vida se había triplicado y
la caída del salario real llegaba al 35%. El matadero y frigorífico Lisandro de
la Torre era transferido en su totalidad a la CAP (Corporación Argentina de
Productores de Carne). El ministro de economía Álvaro Alsogaray anunciaba un
nuevo plan de reducción del personal del Estado. Los detenidos eran trasladados
a las distintas cárceles del país (Las Heras, Magdalena, Caseros, Coronda)
donde eran torturados y juzgados por tribunales en los que la querella y la
defensa estaba en manos del personal del Ejército.