lunes, 18 de mayo de 2009

BASTA DE HIPOCRESIA

Diciembre de 1997

Si se ufanan de que nuestro país esta dentro del primer mundo y se pretende ser serios y creíbles para los inversores, no se puede seguir tomando los temas que hacen a la necesidad y sensibilidad de la población con liviandades y escondiendo adrede la verdad.
No hace muchos días, el Gobierno confirmó que la desocupación en Octubre llegó al 13,7 por ciento y la subocupación al 13,1, por ciento. En mayo pasado, esos valores fueron del 16,1, por ciento y del 13,2 por ciento respectivamente.
Este hecho hizo que distintos miembros del Gobierno Nacional y principalmente el señor presidente, comunicara por todos los medios como un gran logro.
Lo que han dicho y que todos los medios fueron descubriendo de apoco, es lo que nosotros venimos denunciando y viendo a diario en las calles, en los barrios y en las fábricas, porque nosotros no vivimos en una burbuja y no hacemos política demagógica, y es el hecho de que ese supuesto descenso del desempleo, no es otra cosa que la creación de puestos transitorios.
Quien no vio, o tuvo amigos, familiares o vecinos por los barrios del gran Buenos Aires, haciendo “trabajos comunitarios”, limpiando plazas, calles, etc.. con pecheras coloridas con la inscripción de cada municipalidad. Trabajos que se dieron antes de las elecciones. Evidentemente con fines electoralistas, pero los resultados de las elecciones, muestran que el pueblo exige otra cosa y es que se lo trate con dignidad.
El 80 por ciento de los nuevos puestos de trabajo que se crearon entre mayo y octubre son empleos públicos transitorios de pocos meses. Esos empleos transitorios representan el 3,7% de la población activa urbana. Sin esos empleos transitorios, la tasas de desempleo de octubre hubiera sido del 17,4%. Estas cifras tampoco incluyen los contratos temporales del sector privado. Pero el 85% de esos nuevos empleos privados son temporarios, de 3 meses a 2 años.
Los “trabajos comunitarios” públicos, duran entre 3 y 6 meses. Los trabajadores no reciben un sueldo sino una ayuda económica “ no remunerativa” de 100 a 350 pesos mensuales. No tienen cobertura jubilatoria, no cobran salario familiar ni aguinaldo, y los gobiernos no están obligados a renovar el empleo. Como dato que establece la patraña urgida para engañar al pueblo, se puede decir que en la provincia de Buenos Aires rige el programa Barrios bonaerense, para familias sin trabajo que tienen tres o más personas a cargo. Reciben un subsidio de entre 200 a 400 pesos y duran en general no menos de 5 meses. Este programa se aplica en los partidos del conurbano, Gran La Plata, Bahía Blanca y Mar del Plata, que son las ciudades que releva el INDEC.
Si a esto le agregamos que prácticamente no se modifico el índice de subocupados y cada día aumenta más los cuenta propistas que venden ocasionalmente por la vía pública, colectivos, trenes, etc. artículos de ocasión. Estos trabajadores no cuentan con ningún beneficio social.
El comportamiento del sector privado como empleador alienta la tendencia a la precarización del mercado del trabajo. Tan solo el 11% de los nuevos empleos se hicieron con contratos estables. El 66% son “en negro”. Además entre los asalariados registrados, de todo el país hubo una caída promedio del salario del 2 por ciento, entre el segundo trimestre de 1996 e igual período de 1997. La industria y los establecimientos financieros tomaron 86.800 trabajadores “en blanco”, pero en el comercio, la construcción, el transporte y los servicios públicos hubo una baja de 72.000 trabajadores que tenían contratos estables. A todo esto podemos decir que el 86% de los nuevos empleos es de baja calidad, con menores sueldos y sin cobertura social. Los datos revelan que la mayoría de los asalariados no alcanzan a cubrir el costo de una canasta familiar superbásica. Incrementándose cada día más la brecha entre los que más ganan y los que menos reciben.
Es indudable que e mundo y por ende la Argentina, desde 1990, impulsado por este Gobierno, produjo grandes transformaciones. Pero no es legitimo evaluar la transformación de una sociedad basándose exclusivamente en indicadores económicos; también es necesario tener en cuenta la evolución global del bienestar de la población. Con la globalización se perdió la identidad nacional y cultural. Se homogeneiza todo y eso es peligroso. En el campo laboral se produjeron importantes y trágicas transformaciones, aumento el desempleo, el subempleo, el trabajo en negro, el empleo marginal, disminución del salario real y regresividad en la distribución del ingreso. Como consecuencia de estas transformación en el campo laboral, aumento de la pobreza, marginalidad, mortalidad infantil, violencia, suicidios, deserción escolar, disgregación familiar.
Respecto de la educación, millones de personas quedaron fuera de las nuevas exigencias empresariales, para conseguir empleo se necesita más educación, pero para reciclarse se necesita ingresos que no se obtienen porque se es desempleado, además de la devaluación de muchos títulos académicos
(creciente exigencia en los niveles de educación requeridos) , trajo, entre otras cosas , el hiperdesempleo.
La Argentina del ajuste perdió preciosos atributos imposibles de sustituir, vastos sectores obreros con inserción laboral estable y niveles de vida modestos, pero dignos, movilidad social ascendente que permitía transitar por la vida con proyectos.
Basta de hipocresía, basta de mentirnos, nosotros somos parte del pueblo que sufre y vive a diario la realidad, no somos de esa clase social que rodea los círculos del poder económico o político, que pareciera alimentarse con este clase de artimañas. No pertenecemos al núcleo de tecnócratas de la economía, que desde sus inexpugnables sitios de poder, toman implacables decisiones sin tener en cuenta las necesidades y carencias de los trabajadores. No sabemos de producto bruto, de ingresos por cápita o cálculos y tablas, sabemos lo que cuesta vivir con dignidad, sentimos como nos empujan sin escrúpulo hacia la exclusión.

Hector Daniel Fernández

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