lunes, 18 de mayo de 2009

CRITICA A LA SOCIEDAD

Septiembre de 1999

Una sociedad que asumió la servidumbre en la seguridad al riesgo en la independencia

Por años la humanidad tuvo como consigna que el futuro era símbolo de progreso, vivió construyendo teorías que dieran sentido al mundo y una razón para existir. Las distintas teorías ponían en el centro al ser humano. Se luchaba por ideales que dieran lógica a la vida. había esperanza y fe, había valores includicables y porque luchar, y se creía en un futuro mejor para todos.
En los últimos años pareciera que todo esto se revirtió, a nuestra sociedad la invadió un profundo sentido de depresión, fracaso, resignación y fatalismo que la inmovilizado, creando incertidumbre y temor por el futuro. Hoy no podemos superar los nuevos miedos que se nos imponen porque nos quitaron la esperanza y los sueños.
Muchos han preferido asumir la servidumbre en la seguridad al riesgo en la independencia. Arrastran consigo una vida material e insignificante, sin darse cuenta que no hay logro más grande para un ser humano, que oponerse a la domesticación, resistirse a la opresión y rechazar la degradación.
La resignación y el conformismo se instalan en vastos sectores de la sociedad adulta y el desinterés y descreimiento en la juventud, doblegados ante un discurso aplastante que predica que el destino de hombres y mujeres se juegan en el terreno del mercado - donde impera la ley del más fuerte y el "sálvese quien pueda" - y no en el ámbito de la sociedad, política y el Estado. Gran parte de la Juventud descreen de todo y no quiere participar en nada, porque suponen que serán usados y nada podrán cambiar. Otros sectores expresan su rebeldía con violencia, violencia en las canchas, en los recitales, en las calles, se pierden en las drogas y caen en la marginación. Quizás como una forma inconsciente de revelarse contra este sistema que lo ha expulsado y abandonado y a la vez serle inservible al mismo.
Transformaron la cultura, nos llevaron de la cultura de la Solidaridad a la del individualismo, de la esperanza a la del escepticismo, del cambio a la del conservadorismo, de la lucha por nuestros derechos a la de la limosna, de los ideales a la cultura del materialismo..., es la nueva cultura del miedo, de los nuevos miedos.
Convivimos en una sociedad donde una importante parte de ella es hipócrita y consumista. Hipócrita; porque declama su solidaridad y en los hechos es egoísta. Porque aplica la solidaria según su conveniencia. Si fuéramos tan solidarios y buenos cristianos como nos expresamos, no habría tantos chicos desamparados, miseria y marginalidad. Aquellos a quienes les damos la espalda, hoy nos piden, mañana reclamarán y luego, nos quitaran con violencia lo que ellos creen que les corresponde de una mala distribución de los bienes. Consumistas; porque valoramos a las personas por lo que tienen o lo bien que viven, buscamos la seguridad por encima de todo, somos conservadores y amantes del orden, dependientes y pasivos, individualistas, insolidarios y sólo nos importa vivir bien nosotros.
No es malo el deseo de vivir mejor, pero es equivocado el estilo de vida que se presume como mejor cuando esta orientado a tener y no a ser, y que quiere tener más no para ser más, sino para consumir la existencia en un goce que se propone como fin en si mismo. Por eso es necesario esforzarse por implantar estilos de vida, a tenor de los cuales la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás hombres para un crecimiento común sean elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones. Juan Pablo II
Hemos llenado nuestras vidas de miedos. Miedo a perder lo poco que nos queda, a perder lo que no tenemos. Miedo a decir basta, a pedir justicia, a reclamar lo que nos corresponde. Miedo a pensar en el progreso de todos, a pensar diferente, de castigar al corrupto o poderoso, miedo a creer en un país libre, justo e independiente, miedo a decir basta, miedo, miedo a vivir en libertad. A este pueblo lo amordazaron, torturaron y le asesinaron los sueños.
Debemos vivir como luchadores, conociendo los problemas de nuestros hermanos los hombres, sintiéndonos responsables y descubriendo como muestra forma de vida es la causante de esta situación crítica en que vivimos.
Debemos dejar de vivir para el consumo y la apariencia, ser austeros y empezar a eliminar de a poco las necesidades más superfluas.
Asumir el riesgo que supe una verdadera vida cristiana, no ser esclavos de lo material. Si aprendemos a necesitar menos para nosotros, habrá más para los demás. Poner nuestras cosas al servicio de los demás.
No se trata solo de vencer el hambre o hacer retroceder la pobreza. El combate contra la miseria es urgente y necesario. Es insuficiente. Se trata de construir un mundo donde todo hombre, sin excepción de raza, religión o nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente humana. Emancipado de las servidumbres que le vienen de la parte de los hombres y de una naturaleza insuficientemente dominada: un mundo donde la libertad no sea un palabra vana y donde el pobre Lazaro pueda sentarse a la misma mesa que el rico. Pablo VI

Héctor Daniel Fernández

No hay comentarios:

SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...