viernes, 15 de mayo de 2009

MIEDOS

Mayo 1995

Hoy se sigue con lo mismo por miedo, miedo a un cambio, es increíble, esta es una sociedad formada en su gran mayoría por hijos y nietos de inmigrantes, con distintas ideas y necesidades, los cuales vieron a sus hijos, en general, progresar y abandonar de a poco los estamentos sociales, las ideas y costumbres de sus padres y abuelos. Por años los trabajadores lucharon por su dignidad y sus derechos, podemos mencionar históricos casos como el de la Patagonia o Quebracho entre los más conocidos, el 45, toda los años de resistencia contra gobiernos militares de factos, gobiernos de minorías, la efervescencia de un cambio social de los 70, la politización y la germinación de la solidaridad de la juventud de esos años, el ansiado regreso del General Perón para cumplir con la tan ansiada Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política, el exigir más allá de lo imaginable y no permitir desvíos doctrinales a Isabel de Perón, durante todo ese tiempo jamás se renunció y se luchó por el derecho a una vida digna, a la educación, a la salud, al trabajo, a la igualdad de oportunidades, al bien común sobre el bienestar individual, no se temía al despido, a los palos y gases de los represores, no se temía en casos ni a la muerte, si ella acudía en una manifestación o venía a buscarlos a su casa personificada en policías o matones al servicio de los patrones o gobernantes de turnos, pero había esperanza, había fe, había por qué luchar, se luchaba por un futuro mejor, para que sus hijos no vivieran en la ignominia que ellos padecían, de hecho muchos lo lograron.
Hoy veo asombrado, recorriendo la historia y sin ser un luchador, ni mucho menos, que todo eso se perdió, no podemos superar los nuevos miedos que se nos imponen, nos quitaron todo, hasta la esperanza a un futuro mejor, la mejor oferta que nos presentan es la resignación, la incapacidad para realizar las cosas mejor, otra cosa no se puede hacer, entrégate, cállate y sobrevive, si podes. Cada día perdemos más cosas, los derechos se transforman en dádivas de los poderosos, a los cuales hay que darles las gracias, cuando el mundo socialmente más consciente busca achicar las horas de trabajo, para dar más trabajo a los desocupados del progreso tecnológico y acrecentar la ayuda social; en este país, se trabaja de 12 a 16 horas por día, sin francos y en muchos casos sin cobrar extras y crecen los desocupados por el cierre de fuentes de trabajo y no por el avance de la tecnología, pero no es eso solo el mal, sino que el que tiene o consigue un trabajo en su mejoría debe adecuarse a las condiciones de trabajo que le impone el patrón, que no son para nada justas, que se parecen más a las de la década del 30, por las que tanto se lucho para abolir, pero eso no es nada, también hay que darle gracias y venerar al patrón por poder trabajar,¡ ha! y pensar como ellos, sino a la calle, no importa que tu sueldo no alcance a cubrir tus necesidades mínimas. Pero todo esta así, miedo a perder lo poco que nos queda, miedo a perder lo que no tenemos, miedo a decir basta, miedo a pedir justicia, miedo a reclamar lo que nos corresponde, miedo a pensar en el progreso de todos, miedo de castigar al corrupto o poderoso, miedo a pensar en un país libre, justo e independiente, miedo, miedo, miedo a vivir sin respirador artificial. Esto me dejan estas elecciones, un país muy pobre en sueños.
De este modo la resignación y el conformismo se instalan en bastos sectores de la sociedad adulta y el desinterés y la incredulidad en la juventud, doblegados ante un discurso aplastante que predica que el destino de hombres y mujeres se juegan en el terreno del mercado - donde impera la ley del más fuerte y el "sálvese quien pueda" - y no en el ámbito de la política y el Estado.
Transformaron la cultura, nos llevaron de la cultura de la Solidaridad a la cultura del individualismo, de la cultura de la esperanza a la del escepticismo, de la cultura del cambio a la del conservadorismo, de la cultura de la lucha por nuestros derechos a la de la limosna, de la cultura de los ideales a la cultura del materialismo..., es la nueva cultura del miedo, de los nuevos miedos.
Héctor Daniel Fernández

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