viernes, 24 de enero de 2020

CON PRECIOS CUIDADOS NO BASTA!!!!!!


En un reportaje que le hizo Gustavo Silvestre al Presidente Alberto Fernández, este dijo que “debemos exigirle a los productores - empresarios (agro alimentarios y supermercadistas tengan un compromiso ético con la sociedad argentina”.

Posteriormente el presidente Alberto Fernández pidió que los consumidores denuncien «a quiénes aumentan los precios y rompen los acuerdos» de Precios Cuidados para que el Gobierno pueda preservar «el bolsillo de los que trabajan y viven del salario».
Esto me hace acordar a lo que dijo Juan Carlos Pugliese (Ministro de Economía durante el gobierno Dr. Raúl Alfonsín) Les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo"
A pesar de los Precios Cuidados, los alimentos y bebidas suben por encima de la inflación en enero. Con la implementación del nuevo Precios Cuidados, los productos que están fuera del programa tuvieron aumentos de hasta el 40%. Aseguran que los artículos a los que se les había quitado el IVA los recuperaron e incluso subieron de precio.
Esto demuestra que a los empresarios no se atan a ningún compromiso ético ni social, su único compromiso es con sus ganancias. El Estado o el Gobierno debe tomar medidas de fondo tendientes a terminar con este abuso y la militancia política, las organizaciones sociales, sindicatos, trabajadores y ciudadanos deben defender las medidas tendientes a controlar las arbitrariedades en los precios.
Nahuel Levaggi, coordinador general de la UTT propone: Lo que hay que lograr es democratizar la matriz productiva, ir al fondo de la cuestión. También sería necesario generar mercados integrales de proximidad, es decir, como si fuesen mercados concentradores pero que garanticen la distribución de alimentos mediante la compra a los pequeños productores, las pymes y la agricultura familiar. Si vos tenés varios de estos mercados testigos, por llamarlos así, podés hacer un acuerdo de precios que beneficie a los productores y también a los consumidores. ¿Qué hace falta para eso? Primero, salir del dólar, quitar la dolarización de la cadena productiva.
Sergio Arelovich: Lo que produce Argentina, principalmente, son alimentos para chanchos y biocombustibles”, explica. Desde su perspectiva económica, ningún plan de gobierno puede desarrollarse si no se revisa la legislación vigente: “Hacen falta políticas de largo plazo y normas que regulen el funcionamiento de las empresas y el rol de la banca y el capital extranjero”. Y agrega: “Los pilares jurídicos de la Argentina vienen de años de dictadura y neoliberalismo. No se puede seguir sosteniendo ese marco regulatorio, que propicia la situación actual de alta concentración y extranjerización de la economía”.

En treinta años desapareció el 41 por ciento de las explotaciones agropecuarias y se acentuó la concentración de tierras en pocas manos, el 1 por ciento de las explotaciones controla el 36 por ciento de la tierra, mientras que el 55 por ciento de las chacras (las más pequeñas) tiene solo el dos por ciento de la tierra.
Un estudio realizado por la consultora Focus Market en 515 puntos de venta de todo el país vía Scanntech (lector de código de punta de venta), dio cuenta de un alto nivel de concentración de las empresas de alimentos en el mercado local, con 18 compañías hegemonizando el 60% de la producción. El oligopolio permite que el manejo de precios sea discrecional, mientras que las empresas le reclaman al Estado que les garantice condiciones de total libertad de mercado.
En la Argentina hay siete grandes cadenas de supermercados (seis de ellas de origen extranjero) que controlan el grueso de la venta de alimentos.

Daniel Fernández
Enero 2020




LA OLIGARQUÍA CAMPESTRE Y LA LUCHA DE CLASES


Queda claro que no hay retención posible sin intervención del Estado nacional popular


Antes de cumplirse el primer mes del nuevo gobierno y ante la “profunda crisis económica” que dejo el gobierno saliente, se tomo la decisión de actualizar el valor de las retenciones que había reimplantado el gobierno de Mauricio Macri con el respaldado por el auto denominado “campo”, pero ahora la oligarquía campestre salió a oponerse y a generar conflictos en las rutas, demostrando su posición clara de clase.
Ante esto, volví sobre una serie de ideas que siempre sostuve, que es la recreación de la Junta Nacional de Granos - quizás “aggiornada” a esta nueva época -  o sea que el Estado compre la producción de cereales – parcial o total - y entregue a la industria local y el resto lo exporte. Que los campos y terrenos propiedad del Estado sean entregados a los pequeños productores para su explotación. Que el INTA entregue las semillas y compre la producción. Que se compre o se expropien algunos campos para garantizar el abastecimiento de la industria alimenticia y molinos de semillas a un precio justo y así controlar el valor de los productos alimenticios.  Con el reciente caso Vicentín, donde tiene una importante deuda con el Banco Nación, Provincia y AFIP, el Estado puede capitalizar la deuda y quedar con parte del paquete accionario y comenzar la explotación.https://www.lapoliticaonline.com/nota/124205-un-polemico-prestamo-del-macrismo-a-vicentin-pone-en-jaque-a-las-finanzas-del-nacion/
Pero también sobre estas ideas, recuerdo como termino el primer gobierno peronista, el creador del IAPI.
El simple “reformismo” que llevó adelante el peronismo, como fue el aumentar más allá de un 30% la participación de los trabajadores en la renta nacional, el de garantizarle una vida más digna a los que nos tenían, concederle derechos a los trabajadores, el poder educar a sus hijos, de tener un sistema de salud que lo proteja, tener la casa propia, poder darse algunos gustos o ir a veranear, amparar a la vejez entre otras conquistas, despertó el verdadero odio de los sectores dominantes de este país, trajo los enfrentamientos, la sangre, los bombardeos, intento de asesinato de Perón, el quiebre institucional, persecución, cárcel y fusilamientos, acusar a Perón de todo lo que se pueda acusar a una persona, que su nombre fuera prohibido y hasta determino la proscripción del partido peronista y de su líder durante 18 años. Ese odio quedo expresado en la frase “viva el cáncer” o palabras como “yegua”, “puta” sobre Evita y de “autoritario”, “déspota”, “dictador”, “nazi o fascista” entre otras a Perón. Muchos de estas expresiones de odio se volvieron a escuchar sobre Cristina kirchner. Lo que demuestra que el odio siempre estuvo. Lo ocurrido en Argentina de septiembre de 1955 era un hecho de clases, fue la expresión más clara de  la lucha de clases en la Argentina. Los poseedores asaltaron un Estado que protegía a los desposeídos.
La realidad muestra que antes de Perón – a los trabajadores - los Estados los habían explotado y estafado, eran sometidos a la arbitrariedad patronal, carecían de derechos, eran descartables, eran argentinos de segunda, eran negros de mierda. Una y otra vez esta historia se volvería a repetir, con gobiernos civiles-militares o de derecha neoliberles.
El peronismo logra traspasar de la renta nacional de la oligarquía terrateniente a los desclasados, por medio del IAPI – Junta Nacional de Granos. Era el Estado el que exportaba y el que retenía una importante suma de la renta agropecuaria que traslado a la clase obrera e estimulo el crecimiento de la industria. En nuestros días, el intento del gobierno de Cristina Kirchner de impulsar algunos aumentos en las retenciones (con algunos errores propios), hizo que el llamado “campo-oligarquía” generara graves conflictos con serias consecuencias institucionales, cuyo desenlace aún no terminó.
Recordemos también, lo que decía la Constitución del año 49 sobre la propiedad privada: Art. 38 “La propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las obligaciones que establezca la ley con fines de bien común”. “Incumbe al Estado fiscalizador la distribución y la utilización del campo e intervenir con el objeto de desarrollar e incrementar su rendimiento en interés de la comunidad y procurar a cada labriego la posibilidad de convertirse en propietario de la tierra que cultiva.” Un gobierno que redacta un texto así nunca va a ser confiable para la oligarquía argentina. El peronismo implica una clara transferencia de recursos financieros, técnicos y humanos, del sector agrario al sector industrial. No quería reformar el régimen de tenencia de la tierra. No quería expropiar a los patrones, quería una mejor distribución de la riqueza.
Queda claro que no hay retención posible sin intervención del Estado nacional popular. Este intervencionismo agrede, en efecto, la llamada “libertad de mercado”, pero es el único instrumento que posibilita derivar ganancias del sector de los propietarios al sector de los no propietarios. Como pudimos ver, hacerlo por un monto del 33% le costó inmensamente a Perón. Desencadeno una guerra contra él y contra los pobres que lo apoyaron. Cristina Fernández intento un aumento de las retenciones y despertó la furia de la oligarquía campestre, de sus socios de los medios de comunicación y de esa clase media que quiere parecerse y no puede ser “oligarquía”. ¿Hasta qué monto podrá hoy hacerlo Alberto Fernández, sin que las iras de los que derrocaron a Perón se despierten nuevamente, con sus odios de siempre renovados, porque nunca murieron?. ¿Hasta qué punto “esta” coalición de gobierno lo apoyara? ¿Hasta dónde el “pueblo” saldrá a la calle para sostenerlo y defenderlo?. No se les pide que dejen de ganar, se les pide que ganen menos.
Si gobiernan las empresas, gobierna el “libre” mercado. No hay mercado libre. El mercado es de los oligopolios. El mercado no distribuye, concentra. Si el poder insiste tanto con la libertad de mercado es porque sabe que ésta es la libertad de las empresas. La palabra “libertad” es una palabra de la derecha, pero de la derecha económica. La derecha política no conoce la “libertad”. Habla de democracia, pero siempre que ésta ha interferido en sus negocios la ha negado.
Es evidente que el poder, en América Latina, no lo tienen los gobiernos. Lo tienen los grupos económicos. De aquí que resulte gracioso y un poco irritante tal vez, que algunos periodistas jueguen a que enfrentan al “poder” cuando critican al gobierno de turno, más aún si ese gobierno se juega en la política de derecho humanos y amenaza con algunos gestos de proteccionismo, estatismo y distribución de la renta.
Recordemos que decía Keynes: En economía diferimos de todo planteo que proponga como punto de partida la reducción, la baja de los salarios y adherimos, con tal certeza, a todo planteo que tome como punto de partida un reducción, lo más considerable posible, en las superganancias de los propietarios, de los patrones, de las oligarquías de todo tipo, agrícolas, industriales, financieras. Son ellas las que tienen margen para hacerlo. Dinero de sobra para comprar alimentos. Ningún sacrificio les reportará una reducción de las ganancias que determine un aumento de salarios. Es sólo la perversión, la acumulación insaciable de ganancias exorbitantes, el desprecio por el interés del país en el que lucran y de sus ciudadanos con estrecheces económicas, lo que los lleva a defender con uñas y dientes su rentabilidad- Creen que si ellos ganan, gana el país. Que cuanto más ganen ellos, más fuerte será el país y, en algún momento, esa ganancia caerá hacia abajo, hacia el lugar de los desposeídos.
Daniel Fernández
Enero 2020  



SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...