Con motivo de
celebrase el 1° de mayo, les hago llegar mi saludo cordial y caluroso a cada
uno de ustedes, que desde sus puestos de trabajo aportan con su esfuerzo diario
a la construcción de un País mejor y a su vez redunde en frutos concretos que
nos permita crecer más como personas.
Recordemos
aquellos trabajadores que se comprometieron, lucharon y dieron su vida para el
logro de las conquistas laborales que hoy tenemos.
En esta
pandemia que venimos sobrellevando, también un reconocimiento explícito y
sincero a los médicos, que luchan denodadamente para salvar vidas.
Hoy a pesar
del tiempo, las luchas y las pérdidas humanas, se sigue tolerando el accionar
anti sindical de las empresas, que no permiten la afiliación de los
trabajadores a sus sindicatos. Además persisten viejas prácticas como son el
trabajo en negro, trabajo infantil, salarios miserables, jornadas extensas,
sitios de trabajos insalubres e inseguros, entre otras cosas. Grandes empresas
que utilizan a los pobres como brazos baratos para productos baratos.
El poder
económico está más concentrado que nunca, pero los países y las personas
compiten en lo que pueden: a ver quién ofrece más a cambio de menos, a ver
quién trabaja el doble a cambio de la mitad. A la vera del camino están
quedando los restos de las conquistas arrancadas por siglos de luchas obreras.
La libertad
del dinero exige trabajadores oprimidos y sumisos. El miedo al desempleo, sirve
a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la
productividad.
Nos queda
entonces la obligación de reflexionar –aunque más no sea brevemente- sobre lo
que representa este 1° de Mayo para los trabajadores argentinos: Habitando una
tierra que muestra un notorio crecimiento económico, pero no es aún capaz de
distribuir esa renta entre sus habitantes de manera justa; que sigue pariendo
pequeñas élites de privilegiados mientras que para ello deja en la más absoluta
exclusión del campo laboral a millones de compatriotas. Estamos hablando de una
Argentina que cada día abre más la brecha que separa a los ricos de los pobres;
hablamos de un país que pareciera no tener tiempo ni siquiera para mirar de
reojo a los indigentes; estamos diciendo en definitiva, que habitamos un país
rico, pero demasiado injusto.
Los
trabajadores argentinos, sabemos que no podemos dejar de luchar, en cada
reivindicación justa y en la unidad encontraremos el sendero que nos conduzcan a
la defensa y conquista de nuestros derechos, que luchamos por una distribución
justa de las riquezas para vivir dignamente y con salarios justos. Luchamos por
un País más justo.
En ese
convencimiento pues: ¡Feliz Día del Trabajo!
Daniel
Fernández
Mayo 2021