viernes, 20 de abril de 2018

Entrevista a Pepe Mujica sobre Lula, el aborto, la izquierda, la corrupción y el ser humano


Recientemente pude leer en Pagina 12 una entrevista a Pepe Mujica, que me pareció muy interesante por lo que dice, por su filosofía de vida y política. Vale la pena leerla por eso me pareció bueno publicarla. Antes de publicar la entrevista extraje algunas frases que me parecieron interesantes.

Parte de la opinión a favor de Lula es la consecuencia sociológica de las reformas conservadoras que están metiendo. Lo meten a Lula en cana, pero los efectos de las reformas conservadoras los siente la gente. Y la gente se expresa políticamente. El PT, a la caída de Lula estaba hecho pelota. Y el PT sin Lula es muy poco, pero con Lula es mucho porque es un símbolo que está nucleando todo eso.

–Si se está sembrando la imagen de que triunfar en la vida es tener plata y eso es lo que estamos vendiendo como un modelo, y triunfador es el que gana mucha plata, ¿qué nos vamos a asustar de la corrupción? ¡Es una consecuencia del modelo que estamos planteando y se lo planteamos a todas las clases sociales!

Entonces, recogemos lo que sembramos. Ahora bien, no sembramos una sociedad de santos, no nos preocupamos por una sociedad solidaria. Tácitamente nos preocupamos por una sociedad de “Hacé la tuya, y mirá que con eso vas a hacer más feliz”. Acá hay un problema de filosofía de la vida.

–El capitalismo necesita que estemos ambicionando, queriendo, comprando cosas nuevas y deseando. Generar deseos.

Este ideal de vida que significa comprar más que está planteado, y que el éxito depende de la riqueza, no tiene fin y quedan por el camino los afectos, porque para cultivar los afectos se necesita tiempo.
Pero si el tiempo de nuestra vida se gasta en la lucha por tener dinero para pagar las deudas que tenemos, ¿qué tiempo tenemos para nuestros afectos? “Yo no quiero que a mi hijo le falte nada”, ¡pero le faltás vos, que no tenés tiempo jamás de salir con tu hijo!

Sin darnos cuenta queremos vivir como el primer mundo, estamos como admirando el consumo del primer mundo, pero no somos. Porque ellos acumularon mucho, saqueando África, saqueando a la India. Hay una historia, 200 años atrás nosotros estuvimos ahí en el pelotón de los saqueados.

Porque cuanto más solos estemos, más manejables somos. Uno tiende a creer que somos nosotros, que “he logrado esto por mi esfuerzo personal”... No quiere decir que el esfuerzo personal no tenga importancia, claro que la tiene, la tiene siempre que esté el cosmos colectivo que nos rodea.
La gente de izquierda tiende a dividirse por ideas y la gente de derecha tiende a juntarse por intereses. La gente de izquierda es demasiado poética, la otra es demasiado realista.

Hay que vivir como se piensa, porque de lo contrario terminamos pensando como vivimos.

No creo que haya que ser monjes cartujos, no, pero hay que vivir como el pelotón de la sociedad, como la inmensa mayoría. Y ser coherente con un discurso que apunte a la igualdad, a la distribución, a la equidad, y que no puede solucionar todos los problemas, pero que los tiene que expresar. Yo creo que frecuentemente la izquierda en América Latina se equivocó en ese camino.

Entrevista a Pepe Mujica sobre Lula, el aborto, la izquierda, la corrupción y el ser humano
“¿Por qué hay tanta enfermedad del balero?”
Presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, el senador Pepe Mujica está muy preocupado por lo que ocurre en Brasil con su amigo Lula y por su impacto en la región. En diálogo con PáginaI12 no se privó de ninguna definición sobre ningún otro tema.
Por Gonzalo Arias

Cerca de cumplir 83 años el mes que viene y con 14 años de su vida como preso político, el senador José Pepe Mujica ya fue otra vez senador, y también ministro de Agricultura y Presidente en los gobiernos del Frente Amplio que gobierna Uruguay desde 2005. Sigue siendo un protagonista de la política, en el mundo y sobre todo desde su chacra de siempre, en las afueras de Montevideo, donde recibió a PáginaI12.
–En la Argentina se está debatiendo actualmente la posibilidad de que se apruebe un proyecto de despenalización del aborto. Uruguay lo discutió en 2012, cuando usted era presidente.
–Desde que el mundo es mundo, hay abortos. Cuanto más oculto y menos reconocido lo tenemos, más perjudicamos a las mujeres pobres, castigamos doblemente a las mujeres pobres. El paso a la legalización parte de este primer escalón, primero tenderle una mano social a la mujer si quiere retroceder en la decisión que tome. Si lo dejamos como un fenómeno clandestino, eso es imposible. Es decir, una atención social y psicológica de ayudarla si quiere retroceder. Creo que se terminan salvando más vidas con un procedimiento así de cara, de frente, reconociéndolo, que en el otro, al decir no, el aborto no. Pero sigue existiendo, porque somos hipócritas si no nos enteramos de que existe y que termina en una sociedad de mercado, siendo un estupendo negocio para algunos, y caro. Más claro: las mujeres que tienen la necesidad de abortar y que tienen poder económico van a resolver al problema clínicamente, bien atendidas. Las mujeres que están en el fondo de la sociedad, que tienen problemas sociales, se van a jugar la vida. Por esto nosotros decidimos. Porque no es que me gusta o no me gusta. El problema es que existe. En Uruguay, es una vieja manera de pensar.
–¿Es realismo?
–No se puede tapar lo que existe. Eso nos llevó a que en 1912 hubo un gobierno que le dio el divorcio a la mujer por su sola voluntad, que reconoció la prostitución con carnet de salud y aportes sociales. ¿Por qué, porque me gusta la prostitución? No, no, pero existe, es tan vieja como el mundo. Porque a un gobierno se le ocurra que no existe no va a dejar de existir. El alcohol lo mismo. Allá por 1915 hubo un gobierno acá que no pensó en la Ley Seca como en los Estados Unidos. No: nacionalizó la producción de alcohol de boca para garantizar que fuera un alcohol bueno. De ahí sacaba recursos para atender la salud pública, entre ellos las consecuencias del alcoholismo. Esa filosofía ha estado muy metida en Uruguay: no negar la evidencia de la realidad y tratar de organizarla lo mejor posible. Me considero un humilde heredero de esa tradición. La marihuana, ¿qué, la marihuana es una maravilla? No, es una joda, yo no creo que ninguna adicción sea buena. Si la intentamos legalizar, por lo menos tenemos un elemento de control y le damos un golpe al narcotráfico por el lado de romper el mercado. Hay una cierta armazón en todo: no negar la evidencia de la realidad y aceptándola, tratar de organizarla lo mejor que se pueda para que tenga un costo menor.
–Brasil está viviendo uno de los terremotos políticos de la región más importantes de los últimos años. ¿Qué impacto cree que puede tener en la democracia brasileña y en la región el escenario posible de que le prohíban postularse a un candidato como Lula, que podría ser electo con más de 60 por ciento?
–No lo puedo medir, pero no es la primera vez que Brasil hace dibujos de terror. Hay que recordar el suicidio de Getúlio Vargas. Curiosamente debe ser el pueblo más alegre de América Latina, un pueblo de samba, hermoso, mestizo. Si en la Argentina pasaba lo de Lula era un incendio. Daban vuelta Buenos Aires. Eso por las tradiciones que tiene el pueblo argentino. Brasil no es así, es distinto, no tiene esa tradición de luchas colectivas, de masas, de múltiples organizaciones sociales que se mueven. ¿En qué desemboca? No sé. Porque si han hecho tanta barbaridad (hay que recordar lo de Dilma y eso), no parece que tengan espíritu de detenerse así como así. De todas maneras no la van a tener fácil. Parte de la opinión a favor de Lula es la consecuencia sociológica de las reformas conservadoras que están metiendo. Lo meten a Lula en cana, pero los efectos de las reformas conservadoras los siente la gente. Y la gente se expresa políticamente. El PT, a la caída de Lula estaba hecho pelota. Y el PT sin Lula es muy poco, pero con Lula es mucho porque es un símbolo que está nucleando todo eso.
–¿Cuál es su enfoque sobre el tema de la corrupción?
–El fenómeno de la corrupción ha golpeado por toda América latina, pero existe en el mundo entero. Pero es una cosa curiosa, porque en América Latina nos destripamos. Entre otras cosas rompemos todas las empresas. La Volkswagen, la empresa de fabricación de autos más grande del mundo, se mandó una joda de carácter sideral, no hay nadie en cana, y sigue facturando autos. Paga multas. A la banca Morgan la vacunaron con 3 mil, 4 mil millones dólares de multa. Pagan y a otra cosa. Y así sucesivamente. Nosotros destrozamos todo y una empresa (lo digo yo que, tengo una visión socializante) es también una construcción social. Si las pocas que tenemos las dejamos destrozadas, ¿a quién favorecemos? A las multinacionales de afuera. Yo preferiría no matar a la empresa porque la empresa es un esfuerzo colectivo, y una acumulación de conocimiento, de experiencia, de funcionamiento, romper eso es un disparate.
–Este fenómeno de la corrupción es interesante porque atraviesa a izquierda y a derecha por igual y hoy parece ser una preocupación de toda la sociedad. A riesgo de parecer ingenuo, ¿cómo se combate la corrupción?
–Si se está sembrando la imagen de que triunfar en la vida es tener plata y eso es lo que estamos vendiendo como un modelo, y triunfador es el que gana mucha plata, ¿qué nos vamos a asustar de la corrupción? ¡Es una consecuencia del modelo que estamos planteando y se lo planteamos a todas las clases sociales! Y el gurí que nace en la pobreza y sale de caño, está enfermo de lo mismo. Y el burócrata que tiene un puesto importante en el Estado está enfermo también de lo mismo. Es una consecuencia de esta cultura, no hay que asustarse. Entonces, recogemos lo que sembramos. Ahora bien, no sembramos una sociedad de santos, no nos preocupamos por una sociedad solidaria. Tácitamente nos preocupamos por una sociedad de “Hacé la tuya, y mirá que con eso vas a hacer más feliz”. Acá hay un problema de filosofía de la vida.
–¿Cuál sería?
–El capitalismo necesita que estemos ambicionando, queriendo, comprando cosas nuevas y deseando. Generar deseos. Paralelamente a esto tenés que hacerte esta pregunta: ¿por qué hay tantos psiquiatras? ¿Por qué tanta enfermedad del balero? Parece que entramos en el siglo de las enfermedades neuronales, lo que está demostrando que algo anda mal. “Pobre es el que necesita mucho” es la vieja definición de Séneca. O la definición de los aymara: “Pobre es el que no tiene comunidad, el que está condenado a estar rodeado de soledad.” Este ideal de vida que significa comprar más que está planteado, y que el éxito depende de la riqueza, no tiene fin y quedan por el camino los afectos, porque para cultivar los afectos se necesita tiempo.
–¿Por qué usted habla cada vez más del tiempo?
–Las relaciones personales necesitan tiempo. Los afectos (porque el ser humano es muy emotivo: primero sentimos, después pensamos) necesitan tiempo. Pero si el tiempo de nuestra vida se gasta en la lucha por tener dinero para pagar las deudas que tenemos, ¿qué tiempo tenemos para nuestros afectos? “Yo no quiero que a mi hijo le falte nada”, ¡pero le faltás vos, que no tenés tiempo jamás de salir con tu hijo! ¿Qué querés, sustituir los afectos con juguetes? Las cosas no van por ahí. Porque las cosas inertes no emocionan. Las emociones son consecuencia de las cosas vivas. Esto es tan elemental que tácitamente todo el sistema nos lleva por un camino que es muy contrario a nuestro sentir. En realidad cuando comprás, no comprás con plata. Comprás con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Ojo, yo no hago apología del atorrantismo. Toda cosa viva tiene necesidades materiales y si tienes necesidades materiales, hay que trabajar para enfrentarlas, y el que no trabaja está viviendo a costilla de alguno que trabaja. Pero la vida no es solo trabajar. Acá hay un concepto de límite que nos hace perder esta civilización. Hay un tiempo para trabajar. Pero la vida no se hizo solo para trabajar. La vida tiene sentido para vivirla porque es lo único que se nos va. Gasto tiempo para tener plata para comprar. Pero no puedo ir al supermercado a comprar tiempo de vida. Por eso el concepto de límite, el viejo concepto griego, “nada en demasía” es parte de defender la libertad. Porque, ¿cuándo sos libre? Cuando estás sometido a la ley de la necesidad no sos libre. Sos libre cuando tenés tiempo que lo usás en lo que a ti te gusta y a ti te motiva.
–Quiere decir que la cultura del consumismo fue más arrolladora que la comunicación de una cultura?
–¡Por supuesto! La otra es de la academia. Es la que podemos decir en el devenir. Pero la cultura consumista golpea todos los días en el seno de los hogares, de la mañana a la noche y prácticamente estamos inmersos. Y eso es funcional al sistema. El sistema necesita que estemos debiendo, que tengamos cuotas que pagar. Y necesita que andemos desesperados porque no nos alcanza y cada vez tenemos que comprar más, porque somos agentes de mercado. Y los economistas se agarran la cabeza si no marcha ese mercado interno. Pero esto tiene una onda, tampoco la derecha la va a satisfacer, la va a explotar. Ya vendrá el reflujo, es inevitable. Yo creo que es pendular, y si tuviera que esquematizarlo hay tiempos que parece que son más bien de acumulación, y tiempos donde la prioridad la tiene el reparto: ninguno son definitivos ni eternos. El gran problema que tenemos los latinoamericanos es que por llegar tarde a la fiesta del capitalismo, tenemos las venas abiertas. Es decir, buena parte de nuestros períodos de eventual prosperidad, se nos va para afuera porque necesitamos recurrir a la inversión directa extranjera, después tenemos que pagar la amortización y la ganancia, aparte de los desequilibrios que se nos pueden dar en el comercio. Tenemos poca capacidad de generar ahorro con el esfuerzo propio porque estamos prisioneros de nuestra propia cultura y esa cultura nos hace también como países, eternamente demandantes. Sin darnos cuenta queremos vivir como el primer mundo, estamos como admirando el consumo del primer mundo, pero no somos. Porque ellos acumularon mucho, saqueando África, saqueando a la India. Hay una historia, 200 años atrás nosotros estuvimos ahí en el pelotón de los saqueados.
–¿Hay una crisis de sucesión de los líderes fuertes?
–Los hombres trascendentes son muy importantes pero a la larga no pueden sustituir a las formaciones políticas. Si uno tiene la humildad estratégica de reconocer que vamos pasando, que la lucha es eterna y permanente, y que es en el fondo por mejorar la civilización humana, no solo por una cuota de poder, se da cuenta que tiene que contribuir a crear la rueda de la historia y esos son colectivos que quedan luego de nosotros. El mejor dirigente no es el que hace más, o el que ladra más, o el que tiene el letrero más grande, o marquesina, o aplausos, o reconocimiento. No: el mejor dirigente es el que deja una barra que lo suplante con ventaja, porque la vida se nos va y las causas quedan, y el camino queda. Porque la lucha no es ni siquiera coyuntural, la lucha es el camino eterno de la vida.
–¿Produzca un triunfo o produzca un fracaso?
–Nunca hay un triunfo total, porque tampoco nunca hay una derrota total. Y porque además antropológicamente somos gregarios. Solos somos insignificantes, por poderosos que nos parezca que somos. Hay que detenerse un poco en las consecuencias de ser gregario. La construcción de la civilización humana es la herencia más grande que recibimos cuando nacemos. Desde aquellos que descubrieron el fuego y la rueda, hasta los que han descubierto la biología molecular. Cuando nacemos recibimos sin darnos cuenta la herencia de ese formidable esfuerzo intergeneracional. Quiere decir que lo que se ha acumulado es la destilación de generaciones que nos llega a nosotros y eso es construcción colectiva. ¿Eso va en contra del individuo? No, es lo que ampara al individuo. Lo colectivo es lo único que permite que el individuo no esté en soledad y enfrente a la vida con otras posibilidades. En el derecho antiguo, en las tradiciones antiguas, después de la pena de muerte, la pena más rigurosa era que te expulsaran de la comunidad porque tenías que salir a vivir en un mundo feroz, sin respaldo colectivo. Esta etapa de la civilización trata de atomizarnos. Vivimos en la megalópolis, a veces en un bloque de apartamentos donde ni nos saludamos con los vecinos. Es el imperio de la soledad en el medio de la multitud. Porque cuanto más solos estemos, más manejables somos. Uno tiende a creer que somos nosotros, que “he logrado esto por mi esfuerzo personal”... No quiere decir que el esfuerzo personal no tenga importancia, claro que la tiene, la tiene siempre que esté el cosmos colectivo que nos rodea. Yo tengo compañeros en pila, pero si me da un ataque cardíaco, preciso un cardiólogo, y eso me lo da la sociedad. Si salgo con la Fusca y se me rompe, tendré amigos pero necesito un mecánico que lo entienda. Todo eso es la sociedad. No podríamos vivir sin eso. Pero sin embargo esto lo olvidamos. Esto es tan elemental que rompe los ojos. Por eso hay que construir cuestiones colectivas. Pero también hay otra cosa: cambiar el mundo no es changa eh, tiene algunos inconvenientes, y a veces nos han costado caro. Pero es como una avenida que pasan autos, y autos van y vienen y es un loquero. No podemos evitar que pasen autos, pero tenemos que aprender a cruzar la avenida sin que los autos nos pisen. La avenida es la vida. El cruce es el grado de independencia que tenemos acá. Si tenemos conciencia, la lucha es por que esta sociedad demandante no nos lleve del hocico.  Porque creo, y este es un problema que tiene que incorporar la izquierda (o eso que llamamos izquierda, que llamamos progresismo, llamémosle como quieran): no alcanza con el desarrollo económico. Hay que entrarse a preocupar por la felicidad humana, porque esta vida se nos va.  
–En 2016 usted señaló que “si a la izquierda le toca perder terreno, que lo pierda y aprenda” En este marco, ¿cuáles cree que son las “lecciones” que la izquierda tiene que aprender en el proceso político que viene?
–El duelo derecha-izquierda compone la historia humana, es un devenir constante. La forma que toma es contemporánea, pero es la cara eterna de la humanidad ese duelo. Triunfar en la vida no es llegar a un objetivo. Triunfar en la vida es levantarse y es volver a empezar cada vez que uno cae. Entonces, si la lucha es continua, tiene que ser colectiva porque solo lo colectivo se hereda. Pero además, los errores y la falta de humildad de creernos tan soberbios de creer que tenemos la verdad absoluta revelada y que somos absolutamente imprescindibles, y perdemos capacidad de negociación entre nosotros mismos y nos atomizamos. La gente de izquierda tiende a dividirse por ideas y la gente de derecha tiende a juntarse por intereses. La gente de izquierda es demasiado poética, la otra es demasiado realista. Para enfrentar eso hay que juntarse, colectivos grandes. Para lograr colectivos grandes, hay que aprender a transar con las diferencias y lograr puntos medios. Pero somos frecuentemente, tan soberbiamente intelectuales que dejamos por el camino a todos los que dijeron y queremos cosas cuadraditas, perfectas que solo están en el esquema de nuestra cabeza. La vida no es así. Y reventamos las fuerzas que pueden servir para enfrentar los desafíos que nos pone la grosa unidad de la derecha (que tiene sus contradicciones y a patadas también), pero tiene un instinto superior porque tiene intereses que custodiar. Creo que ha sido una constante.
–Hay un concepto que usted repite. Se lo cito: “Inventamos la república con la idea de que los hombres somos iguales, por lo menos ante la ley”.
–Todos sabemos que hay algunos que son mucho más iguales que otros. El que tiene mucha guita tiene abogados mucho mejores. Pero igual es una afirmación de principios que hay que defenderla. Debiera ser un camino ideal por el cual luchar. Los defectos que tiene no quieren decir que tengamos que volver al absolutismo. No merece ser despreciado, hay que defenderlo. Pero me parece que los que rengueamos por la parte izquierda o los que tenemos sentimientos solidarios no debiéramos desligar nunca nuestra forma de vivir y vivir como viven la mayoría de nuestro pueblo y no como viven las minorías privilegiadas.
–¿Cómo sería en la práctica?
–La izquierda tiene que cultivar una conducta. A la mesa ubérrima a la que nos invitan los señores por urbanismo a veces tenemos que concurrir y sentarnos, pero no es nuestra mesa. Nuestra mesa es la mesa común y corriente del pueblo común y corriente. Hay que vivir como se piensa, porque de lo contrario terminamos pensando como vivimos. La izquierda del futuro debe defender eso y debe preocuparse de esto. Yo no puedo cambiar la realidad de muchísima gente que está muy jodida, y si no lo puedo hacer, tengo que vivir a tono como vive la mayoría de la gente de mi sociedad. Porque eso es la República, eso es el republicanismo. Entonces yo he dicho, a los que les guste mucho la plata hay que correrlos de la política. En la política hay que buscar gente que viva con sencillez, con sobriedad. No quiero usar nunca más la palabra austeridad porque dejan a la gente sin laburo y a eso le llaman austeridad. Muy frecuentemente se pierde esa frontera. Y cuando sos referente no podés cometer esos errores porque el hombre de la calle ve esas cosas. Y si perdemos la confianza de la gente que defendemos, somos unos impostores. No creo que haya que ser monjes cartujos, no, pero hay que vivir como el pelotón de la sociedad, como la inmensa mayoría. Y ser coherente con un discurso que apunte a la igualdad, a la distribución, a la equidad, y que no puede solucionar todos los problemas, pero que los tiene que expresar. Yo creo que frecuentemente la izquierda en América Latina se equivocó en ese camino. Te tienden la alfombra roja, te ponen la corneta, te ponen toda una serie de instituciones que vienen del feudalismo, te las meten en los gobiernos, y creo que eso es una trampa. Soy desconfiado viejo, allá por la época de Nikita Jrushchov fui a la Unión Soviética y me llevaron a un hotel. Había unas alfombras que me hacían cosquillas en los tobillos y yo me hago la pregunta:“¿Para qué hicieron un hotel con este lujo en una revolución proletaria?” Ya no me gustó. Y empecé a mirar y me di cuenta que empezaba a haber una clase acomodada. Guarda: la forma de vivir también tiene que ver con lo que terminás pensando. Pero además esto se toca con la libertad: si no andás en la vida liviano de equipaje, tenés que preocuparte después de una cantidad de cosas materiales. Todo es complicado y difícil. Muchos sirvientes, que te afanan esto o lo otro... Dejá, si se puede vivir con enorme sencillez tranquilo. La sobriedad y la sencillez en el fondo son una terrible comodidad.


viernes, 13 de abril de 2018

LULA - AMÉRICA LATINA Y LA DEGRADACIÓN DEL SISTEMA INSTITUCIONAL Y DEMOCRATICO


En América Latina, se está viviendo un proceso de degradación del actual sistema institucional y democrático. Avasallaron y terminaron con los valores republicanos para ponerlos al servicio de poderosas minorías ricas. Nadie puede desconocer que se trata de una estrategia orquestada y coordinada para toda la región, como lo fue en su momento el Plan Cóndor (antes y ahora dirigida por Departamento de Estado de los EE.UU). Antes usaron a los militares para saquear y reprimir al pueblo. Ahora se valen de  sistemas más modernos y sutiles de penetración cultural, con el fin de hacerles creer a distintos sectores sociales de lo negativo de los procesos populares, con la complicidad de medios de comunicación hegemónicos, periodistas, jueces y fiscales militantes, quienes se ocupan de desprestigiar, condenar públicamente y “apretar” a jueces independientes y líderes de la oposición. Se busca quitarle a una parte de la sociedad  las herramientas de análisis, reflexión y pensamiento crítico, conducirla por el camino de odio visceral por las políticas y valores de igualdad social y inclusión de los humildes. Buscan una sociedad sumisa y resignada a su suerte.

El proceso y detención de Lula no es un hecho que afecta únicamente a Brasil, sino a toda América del Sur. Por la envergadura del Brasil y trascendencia de Lula presidente, su política volvería a incidir en los demás países de la región. Este es eje del conflicto entre el poder real y el poder popular.
Lula es un líder de alcance mundial y reconocido estadista. Además de amplio respaldo de su pueblo por los logros en sus dos presidencias.
La condena y el intento de proscripción de Lula se enmarca por lo que hizo: sacar a millones de brasileños de la pobreza y concederle derechos. Como ha dicho el en su discurso:“Cometí el crimen de poner pobres en la universidad, negros en la universidad, pobres comiendo carne, viajando en avión. Por ese crimen me acusan”. “Nunca pensé que poner un plato de comida en la mesa de un pobre generaría tanto odio de una elite que se harta de tirar comida a la basura todos los días.” El odio y la venganza de clase es muy fuerte. No toleran el ascenso social, que los pobres convivan en las universidades, en las playas, en la escuela, que compartan un barrio, que tengan trabajo digno, luz, agua, una casa, y sobre todo que piensen y tengan pensamiento crítico e independiente. Durante la presidencia de Lula, entre 2003 y 2010, alrededor de 30 millones de brasileños se elevaron por encima del umbral de la pobreza y se sumaron a la economía de mercado. Ese es un logro reconocido tanto por los partidarios como por los detractores de Lula, algo que aumentó su apoyo en el país. Además, la mejora se hizo sentir en todo Brasil y llegó a rincones que antes quedaban al margen de esos beneficios, mediante programas sociales que eran elogiados internacionalmente. Durante el mandato de Lula también hubo una mejora del sistema educativo y se crearon becas para asegurar que los estudiantes más pobres tuvieran acceso a la educación superior. Cuando Lula concluyó su mandato, había una economía en auge, una tasa de desempleo inferior a la de Estados Unidos o Alemania y un optimismo sobre el futuro de Brasil inédito en décadas.  Esta es la idea que no quieren que se expanda.
Una muestra del odio de clase que existe también en nuestro País, fue expresado por Javier González Fraga: "Le hiciste creer a un empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior. Eso era una ilusión. Eso no era normal". O por la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, se unió a las nefastas declaraciones González Fraga: expresó “que la gente estaba presa de "una mentira" de una "fantasía" y que no se podía vivir así” Para ellos el pobre debe seguir pobre e inculto, cuanto más bruto mejor, así se puede explotar mas y no reclamara ampliación de derechos.

La reciente intervención del partido Justicialista –en nuestro País,  por medio de la Justicia y por decisión política, y sobre todo el nombramiento del “pro peronista” Luis Barrionuevo como interventor es una muestra más de la acción que se lleva en toda América, por parte del “partido de las corporaciones”, formado por la oligarquía, grupos poder económicos multinacionales, medios hegemónicos de comunicación, jueces, fiscales y el gobierno de los Estados Unidos (y eventualmente la intervención golpista y fascista de militares, como en Brasil, que amenazaron con “restablecer el orden” en caso de que Lula no fuera preso). Nada es casualidad, este Gobierno de Ceos “interventor”, está en sintonía con lo que pasa en Brasil y en muchos otros países de la región. La voluntad política de designar a Barrionuevo como interventor es dividir lo más posible al peronismo y así posibilitar el triunfo electoral del Gobierno en 2019. Esta intervención se producen en el momento que se estaba trabajando para la unidad con distintas corrientes, otros partidos políticos y movimientos sociales, lo que conformaba una amenaza a la continuidad del actual gobierno, más por el creciente descredito por las medidas de trasferencia de recursos del pueblo a los ricos y hechos de corrupción, que por la acción de la oposición. Esta designación está de acuerdo con la posición de algunos dirigentes “pro - peronistas” que han manifestado – recientemente en Gualeguaychu - que su límite es el Kirchnerismo y no Macri que está entregando el País. Además de aglutinar a otros “colaboracionistas”. (Colaboracionista- término atribuido a todo aquello que tiende a auxiliar o cooperar con el enemigo). Quizás con el kirchnerismo no se pueda ganar, pero sin él no se gana.   

Cuando EE. UU., estuvo ocupado en otros conflictos internacionales y descuido algo su patio trasero, América del Sur, el Brasil de Lula creció y tuvo una importante influencia para todos los países de la región. Aparecieron líderes populares que orientaron sus políticas a una mayor y mejor distribución de la riqueza. La Venezuela de Cháves, el Ecuador de Correa, el Paraguay de Lugo, la Honduras de Zelaya, la Bolivia de Evo, el Uruguay de Mugica , la Argentina de Nestor e incluso el Chile de Bachelet. Fue un gran cambio y una política regional que propiciaba la independencia política y económica de los grandes centros de poder y del FMI.
Cuando Estados Unidos se dio cuenta de la pretensión de independencia de su patio trasero y junto a los intereses económicos internacionales que se sentían desplazados, comenzaron a limpiarlo. Como siempre tuvieron la ayuda de las clases privilegiadas de cada país que se sentían afectadas por la conquista de derechos de los trabajadores y los más humildes, junto a ellas los estuvieron los políticos entreguistas, jueces y grandes medios periodísticos, que responden a esa clase y reportan a la Embajada del País del Norte.
Así comenzaron con los llamados golpes blandos, que no fueron otra cosa que golpes de estado del poder económico  junto a sus aliados el partido judicial y periodístico. Honduras, Paraguay, Brasil, son el ejemplo más claro de ello.
El juez Moro, quien condeno a Lula por convicción y no por pruebas. Tal como ocurriera en el caso de Dilma Rousseff no existen pruebas irrefutables que Lula hubiera recibido el famoso triplex en Guarujá a cambio de favores concedidos a ciertas empresas examinadas en el marco del proceso legal conocido como Lava Jato. Pero la certeza incontrovertible de la existencia del delito, fundamento del debido proceso, no es ya necesaria en Brasil, como en Argentina, para condenar a un enemigo político. El juez Moro, asistió al programa para instrucción de abogados ofrecido por la Harvard Law School y también en un workshop sobre lavado de dinero organizado por el Departamento de Estado, pese a que en Estados Unidos hay cuatro estados –Delaware, Nevada, Wyoming y Dakota del Sur– en donde se lava dinero de forma abierta y descarada. Todo este proceso coincidió con la llegada a Brasilia de la ex embajadora de EEUU en Brasil, Liliana Ayalde y reemplazada en enero de este año por otro diplomático, también de carrera, Michael McKinley (se desempeñó en como embajador en Afganistán, Perú y Colombia). A principios de 2017, Ayalde fue designada Directora Civil Adjunta para Asuntos de Política Exterior del Comando Sur del Ejército estadounidense. Sus antecedentes como diplomática generan intriga y cierta sospecha en sectores de la izquierda latinoamericana: mientras estuvo al frente de las embajadas estadounidenses en Paraguay y Brasil se produjeron los derrocamientos, a través de la vía parlamentaria, de Fernando Lugo y la propia Rousseff.
Hoy Lula es el candidato con mayor intención de voto, y posible ganador de las elecciones en primera vuelta, buscan por cualquier medio impedirlo.
Ocurre que ellos creían que con la destitución de Dilma, moría el PT. Que con la propaganda de desprestigio hacia Lula y el PT, por parte de la cadena O Globo y sus jueces aliados bastaba. Consideraban que con la condena mediática o la condena sin prueba era suficiente para que la sociedad lo creyera como palabra sagrada y para una parte de la sociedad así fue. La suma de muchas mentiras hace una verdad. Algo similar ocurrió aquí en el 55 con Perón. Pero el pueblo no olvida de quien le cambio la vida para bien y a pesar de acusaciones, proscripciones y campañas sucias la gente lo apoyaba y lo seguía.
Este accionar se ve en todos los países de América Latina. Cataratas de acusaciones mediáticas sin pruebas fehacientes, que a la larga caen. Jueces militantes que dictan prisión desconociendo la presunción de inocencia. Ahora cuando la denuncia o el hecho de corrupción son del poder, desconocen pruebas, absuelven sin investigar o cajonean las causas y si algún fiscal o juez quiere profundizar, es desplazado, destituido o “apretado”. Ver Correo Gate en Argentina. Arribas – Odebrecht. Panamá Papers. Cuentas Offshore.
Lula es condenado por lo que representa, por lo que hizo en favor de los pobres. Lula, de ganar las elecciones, puede ser una amenaza para las políticas neoliberales y las oligarquías de la región. Están actuando estratégicamente en forma mancomunada, algo semejante a lo que ocurrió con el triste plan cóndor.  La Operación Cóndor o el Plan Cóndor fue un plan de inteligencia diseñado y coordinado por los servicios de seguridad de las dictaduras militares de Brasil, Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay, en colaboración con la CIA de Estados Unidos, para aniquilar a la izquierda opositora durante la década de los 70.

Estoy convencido que si no nos movilizamos y no generamos conciencia entre la población será imposible impedir que se afiancen y ejecuten este brutal atropello a la democracia. Ya hemos vivido momentos semejantes y los hemos superado, no miremos tanto a los dirigentes y comencemos a unirnos desde abajo, que lo otro llegara. Mantengamos la convicción de luchar por nuestros ideales e ilusiones de un patria libre, justa y soberana y no permitamos perder la batalla cultural y por vayamos por una democracia más directa y revocatoria.

Daniel Fernández
Abril 2018

SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...