lunes, 18 de mayo de 2009

MEMORIAL PARA UN FINAL QUE NO ES TAL

Abril de 2003
Ha llegado la hora de una elección que nos involucra aún cuando no nos pertenezca totalmente. Es un buen momento para resumir el presente y bucear en nuestra historia. Sobre todo la decisiva etapa que contiene uno de los mas formidables legados políticos, aún incumplido. Ser herederos no es fácil.

I..- LOS QUE ESTAN

Por un lado los nostálgicos de la alianza de clases (o sectores de clases) que en el 45 llevaron a Perón al Gobierno y a la clase trabajadora a gozar de la cercanía del poder, que pretenden reeditarla, tal vez sin advertirlo, con las mismas divisiones y fobias, con los mismos intereses sectoriales enfrentados, y sin capitalizar la experiencia ni las enseñanzas que esa experiencia dejó no sólo en la clase trabajadora sino también en el propio Líder y que el se encargó de esclarecer.
Sin haber aprendido tampoco nada de los distintos fracasos a que llevó la concepción burocrática de los políticos en un principio y la resignación de los sindicalistas luego. Eso sí, conservando muchos el mismo anticomunismo, nacionalismo racista o sectarismo religioso que impidió que el peronismo pudiera hoy representar el pensamiento revolucionario nacional y social y por el contrario fragilizara su resistencia, para cobijar la entrega y la traición mas cruel a su misión histórica.

Por otro, los que siguieron el camino de Evita, criticaron y lucharon contra los militares, la iglesia de los ricos y la burocratización, apostaron a un camino revolucionario que no descartó la lucha armada, y fueron derrotados y arrastraron al fracaso con su insensibilidad aparatista y militarista el desarrollo y las soluciones políticas que el movimiento y el Pueblo pedían.

No hablo de la burocracia partidaria ni los menemistas y sus enamorados. No se escuchan, salvo en los medios y a través de los burócratas enquistados en esa estructura vacía que es el PJ.

Pero ha llegado la hora de decidir. Peronismo para el recuerdo, postperonismo o peronismo integrado a un futuro revolucionario.


II.- CONOCERNOS PARA SABER SI PODEMOS

No deberíamos repetir viejos errores. Sabemos los peronistas sobrevivientes del vaciamiento, que hace muchos años que no nos representa ningún político del elenco estable del partido justicialista. Que, salvo por verticalismo mal aprendido y fomentado por los mismos burócratas retrógrados y traidores, el justicialismo no tendría ni un gobernador electo, si el precio para llegar al cargo fue estar con Menem, admitir el robo de los ideales y la proscripción del pensamiento revolucionario. Hemos votado de todo en los últimos diez años o no hemos votado. Pero en todos los casos no sentimos que, no votando al PJ, traicionábamos ni a Perón, ni a Evita ni mucho menos a los miles de muertos ilustres y desconocidos que se cobró la historia del movimiento. Y digo movimiento y pienso en el Movimiento de Liberación Nacional, de base multiclasista e ideología obrera, antiimperialista y antioligárquica que debió ser o al que debió confluir el Peronismo auténtico recorriendo desde sus orígenes hasta el presente, de no haber sido traicionado o abandonado.

Estar parado hoy en la historia es ver que sólo un sueño o una equivocación pueden pretender que el peronismo pueda juntar al padre Castellani, Borlenghi, Cipriano Reyes, Dickman, Figuerola, Scalabrini, Farías Gómez, Manzi, Puigross, Miranda, y tantos otros disímiles integrantes de la alianza del 45, en sus reproducciones de hoy.

Qué militares, qué nacionalistas, qué conservadores “populares”, o liberales progresistas, o que católicos de hoy comprenden lo que significó la clase trabajadora para el peronismo y el peronismo para los obreros?. No seguramente los que pretenden restaurar un orden corporativo en la sociedad o en los sindicatos, ni los que descartan la incorporación de la izquierda mas comprometida con la revolución nacional aún de origen marxista, ni los que desprecian al populismo como expresión de la idiosincrasia política latinoamericana y lo confunden con demagogia, ni los que desprecian o aceptan a desgano a los hermanos de los países limítrofes como integrantes de la misma comunidad, ni los que pretenden que existe una ideología que sintetiza a las distintas clases sociales, siendo que ello contradice no sólo la historia y la lógica del peronismo, sino su vocación de proyectarse en una ideología obrera impulsada por todas las clases sociales.

No serán precisamente los que olvidan las enseñanzas de Scalabrini, Jauretche, Hernández Arregui, Cooke, y la experiencia de resistencia y creación ideológica nacida de la comunidad de intereses y objetivos con las revoluciones latinoamericanas como la Cubana, la Peruana de 1968, la Sandinista, las luchas en el Salvador del Frente Farabundo Marti, de las FARC en Colombia, las insurrecciones populares que respaldaron a Evo Morales en Bolivia, la elección de Lucio Gutiérrez en Ecuador y Chavez en Venezuela , los ensayos democrático de revolución en paz de Salvador Allende ayer o de Lula en Brasil hoy, la lucha silenciosa del Ejercito Zapatista en Méjico, por sólo nombrar algunas de un panorama que no se detiene, salvo en Argentina por obra y gracia de la fachada de “peronismo” de Menem y la burocracia que sucedió al General y entregó el movimiento al enemigo.

Entiendo que son demasiadas píldoras para tragar. Pero a esta altura de la historia, no saber que no podemos completar la revolución burguesa inconclusa porque ya ni tenemos ni burguesía (y menos nacional), sería una aguda distracción además de una falta absoluta de conocimiento de la política, aquello a lo que nos empujó justamente el ser peronistas.

Para revisar una hipotética alianza de clases debemos reconocer que vivimos una sociedad desprovista de valores solidarios. Los industriales nacionales no existen y ahora que empiezan a existir (por una coyuntura) se convierten en “emprendedores” que ya sueñan con sembrar una o dos hectáreas de caracoles u hongos para exportar a exóticos países. Tenemos varios millones de hambrientos y cada industrial que puede salvarse piensa en hacerlo solo. Solamente aceptan reducir sus ganancias, no van a realizar ningún sacrificio que no se les imponga. No tenemos una burguesía industrial ni un Estado que se de cuenta que hay que fabricar casas, ropa y comida y si no lo hacen los particulares educados en el individualismo de los últimos 30 años, lo tienen que hacer la comunidad, los interesados, promovida y financiada por el Estado.

Esa organización requiere del previo autoconocimiento (copio a Cooke, lectura maldita para muchos) de lo que somos. Si no lo tenemos como alternativa promovida y no nos organizamos en pequeños o medianos conglomerados productivos que tiendan a satisfacer esas necesidades y no tenemos paralelamente la representación política que garantice el acceso a esa “propiedad” (que no es la “propiedad privada” que defiende Nito Artaza aún con su coraje cívico, el Consenso de Washington, la constitución nacional y toda la corporación política) , sino una propiedad comunitaria o colectiva para la subsistencia, no salimos del hambre. Pero el paso previo es conocer si estamos en condiciones de ser “esa” sociedad (que requerirá de una reforma constitucional y de una revolución política y social). Y de eso se trata el nuevo pacto solidario de crecimiento al que tienen que contribuir los que se sientan peronistas sin el complejo de que en los hechos eso sea una forma de socialismo o neosocialismo al decir de Hans Dietrich (cuya descripción es tan parecida a nuestro sueño justicialista y al socialismo nacional que nos enseño Perón), como forma de oposición superadora del neoliberalismo. Es sólo que si no aprendimos nada los peronistas, en lugar de terminar sirviendo al Pueblo en el Pueblo vamos a terminar en lo que estamos: siendo una herramienta privilegiada de la oligarquía, los poderes transnacionales y la destrucción del tejido social solidario.
No podemos volver a sentirnos culpables por no haber aprendido la lección que dejó Perón y que otros no recogieron aún cuando eran los elegidos en el momento del quiebre mas grave que sufrió el movimiento. No está demás que en esta rendición de cuentas al futuro señalemos una vez mas de donde provienen las defecciones.

III.- UN APORTE AL ANÁLISIS – HECHOS OCURRIDOS DESDE MAYO DE 1974

Para demostrar algunos elementos de esa traición y señalar a quiénes fueron (y son aún) protagonistas (por asalto o por omisión) vamos a tomar uno de los mas duros y fuertes discursos de Perón, el del 13 de mayo de 1974, días después de haber contemplado como el grueso de la fuerza juvenil y combativa dejaba la plaza de mayo, retada por el Gran Padre.
Con la mente y el corazón caliente todavía el viejo guerrero enfrentó el 13 de mayo a los dirigentes sindicales presentes. En los que había homenajeado el 1º de ese mes a toda una historia de luchas sindicales y a quienes, en una arriesgada y creemos impensada jugada, había impulsado a “hacer tronar el escarmiento”.

Perón habló del presente, del conflicto cotidiano, pero se reservó un muy breve momento para instruir , para “bajar línea” sobre cómo entender la actualidad y cómo debería ser el futuro del movimiento.

Tal vez el pasaje mas fuerte y el mas visionario y abarcativo fué cuando dijo:

“Por eso todo este infantilismo revolucionario que estamos sufriendo, también lo sufre el resto del mundo. Por qué? Porque estamos en la transición, estamos en el cambio. Nos están provocando para que tomemos una acción violenta y lleguemos a la guerra civil, pero ahí no nos van a llevar. Tenemos los ejemplos cercanos de la guerra civiles y qué es lo que ha pasado?.………………………..¿Todo esto para qué, si ahora están igual que antes?
Lo mismo nos puede ocurrir a nosotros, que tengamos que matar un millón de argentinos porque se ha llegado a una situación de absoluto enfrentamiento irremediable, y entonces uno de los dos bandos tiene que desaparecer.
¿No es mejor como estamos haciendo nosotros? Una revolución en paz, porque lo que hay que cambiar en el fondo son los modelos y el sistema debe irse cambiando por acuerdo de las partes. Yo se que habrá mucha gente que no está conforme, pero esos, poco a poco irán recibiendo la conformidad que la organización, el trabajo y el progreso va a poder dar.

Nadie puede solucionar un problema social, si antes no soluciona un problema económico, y nadie soluciona un problema económico sin antes solucionar un problema político.” (el resaltado me pertenece)

Perón murió a los pocos meses. No todos los destinatarios directos del mensaje lo entendieron. Nadie lo entendió en el gobierno. Esto tiene estrecha relación con que tampoco entendieron cuando el 12 de junio dijo : “A todo ello se suma la fiebre de la sucesión, de los que no comprenden que el único sucesor de Perón será el Pueblo Argentino que, en última análisis, será quien deba decidir.”

Era claro el mensaje: para evitar la masacre hay que decidirse por el cambio: y el cambio de fondo debe ser de los modelos y el cambio de sistema debe hacerse por acuerdo de partes. Ninguno de los usurpadores lo hicieron. Sólo trataron de continuar con la imposición del modelo de dependencia. Y mucho menos consensuaron con las partes (no lo hicieron con la clase trabajadora, por supuesto, ni los mismos escuchas del mensaje que se supone la representaban) para, en cambio, imponerles el sistema que hoy nos hambrea y a ellos les asegura el poder.

Pero no sólo Perón fijó en ese breve párrafo los objetivos (por demás ya explicitados antes, pero el gran valor de recordarlos es la situación que se vivía en ese momento) , sino también la escala jerárquica de que primero había que encontrar la solución política, luego la económica para llegar a solucionar la cuestión social.

La solución política era tomar el poder o sustentarse en el .

La económica era mantener lo conseguido y desarrollarlo a toda costa en términos claros de liberación económica, por propia imposición popular. (“Compañeros: con este agradecimiento quiero hacer llegar a todo el pueblo de la República nuestro deseo de seguir trabajando para reconstruir nuestro país y para liberarlo. Esas consignas, que más que mías son del pueblo argentino, las defenderemos hasta el último aliento”, discurso del 12 de junio de 1974 en la Plaza de Mayo, subrayado propio) .

La solución social era la revolución pendiente que el peronismo planteaba como objetivo estratégico y tenía como motor a la clase trabajadora, por ser el mas importante componente del avance revolucionario en el mundo.
“La integración social del hombre en la tierra será un proceso paralelo, para lo cual es necesaria una firme y efectiva unión de todos los trabajadores del mundo, dada por el hecho de serlo y por lo que ellos representan en la vida de los pueblos.”
“Las fuerzas del orden -pero del orden nuevo, del orden revolucionario, del orden del cambio en profundidad- han de imponerse sobre las fuerzas del desorden entre las que se incluyen, por cierto las del viejo orden de la explotación de las naciones por el imperialismo, y la explotación de los hombres por el imperialismo, y la explotación de los hombres por quienes son sus hermanos y debieran comportarse como tales.” Discurso 1/5/74. Sobre el Proyecto Nacional.)

Ni los escuchas, ni los “amigos”, mucho menos los pretendidos sucesores cumplieron con Perón, y para eso, para no hacerlo y no ser molestados ni tener que rendir cuentas revolucionarias, aceptaron a las tras AAA primero y a la Dictadura Militar después, a los que finalmente protegieron con indultos. Menem, fue el epítome de todo esto y todos los que lo sostuvieron, sabían lo que hacían (si no lo hubieran sabido por su cercanía y pactos políticos, debieron darse cuenta , como muchos peronistas atentos, luego del primer mes de gobierno) . Habían tenido la larga experiencia del 74 en adelante.

En fin: lo que ocurrió y aún perdura es la masacre anunciada (hoy lento genocidio) que Perón quería evitar. Apartada totalmente de la conducción del proceso partidario y político en general una de las partes que pugnaba por imponer su visión del peronismo, no quedan dudas sobre a quiénes impuso Perón el deber y sobre quienes debe caer la responsabilidad de no haber oído, no haber aprendido, no haber sido leales, no haber contribuido en mínima forma al objetivo revolucionario común, objetivo que por sobre todo explica la existencia del peronismo, que si no fué o no es revolucionario, no será, dolorosamente, nada.

Esto explica porqué hoy cualquier dirigente de la base de los múltiples movimientos resistentes, espontáneos o casi algunos, perfectamente organizados los otros, tiene mas poder que cualquiera de estos candidatos. Permítaseme la licencia de describir (no pretendo definir) el poder desde el lugar que a la gente mas le importa, como aptitud para conseguir adhesión interpretando las necesidades de la gente y junto con ella, pudiendo dar la cara, promover y presionar para obtener cambios favorables a los oprimidos, a los que realmente necesitan.

Pero hoy todo esta bastante claro. Parece que, finalmente, la Historia se va a encargar del juicio y el castigo. Debemos los que aún sentimos la pertenencia al peronismo como ese río idéntico siempre en su origen pero dispuesto a no ser nunca igual en su marcha gracias a la incorporación de las experiencias de los que luchan por la liberación nacional y social, ser partícipes de esa nueva oportunidad, pero hacerlo desde una perspectiva revolucionaria, que en estas circunstancias sólo puede contener como un elemento principal, tal vez no el único, tal vez no el mas eficaz (en realidad es una visión dolorosa y personal que pretende contribuir a redefinir ese papel ) el rechazo explícito al continuismo burocrático y la expulsión por aislamiento (aún, o con mas razón, en términos electorales) de todos los que participaron en el vaciamiento ideológico, en el retraso de la marcha insurgente y en la división con y entre los luchadores sociales, en la claudicación del futuro de la revolución social, en la banalización de la utopía y en la entrega al enemigo del poder que no le pertenecía, porque el único heredero era, es y será (aún cuando nada le quede) el Pueblo Argentino.

IV.- EL LEGADO INCUMPLIDO

Y el viejo soldado dijo, aclaró , instruyó, encomendó , con su última voluntad, que por ser la última es la que debemos tener mas presente y merece el recordatorio diario como vivencia, como imposición, no como arqueología:

….pocos se ponen al servicio en defensa de esa buena causa, y en ello no hablo de los opositores, sino muy especialmente de los propios partidarios, que poco hacen de efectivo para asegurar la pacificación y realización de lo que deber ser el empeño de los verdaderos argentinos, en las horas decisiva que nos tocan vivir.
….Cuando el 21 de junio del año pasado dije que volvía para servir lealmente a la patria……………era consciente, entonces, como lo soy ahora, de que no podía rehuir mi responsabilidad frente al pueblo, que es la única fuerza en la que siempre he confiado para orientar y conducir los destinos del país.
….Yo nunca engañé a ese pueblo….
….Yo vine al país para lanzar un proceso de liberación nacional y no para consolidar la dependencia…
….La unidad que propusimos tenía fines muy distintos a los que suponen esas mezquindades. Fue para concretar la liberación nacional y no para darles coraje a los enemigos de nuestra patria.
….Frente a esos irresponsables, sean empresarios o sindicalistas, creo que es mi deber pedirle al pueblo no sólo que los identifique claramente, sino también que los castigue como merecen todos los enemigos de la liberación nacional.
….A todo ello se suma la fiebre de la sucesión, de los que no comprenden que el único sucesor de Perón será el Pueblo Argentino que, en último análisis, será quien deba decidir.
….Ya pasaron los días de exclamar “la vida por Perón”, vivimos momentos en que es indispensable demostrar en hechos sinceros y fehacientes, que estamos dispuestos a servir al objetivo común de todos los argentinos, realizado en paz con un trabajo honrado y permanente, a la vez que neutralizando la acción de los enemigos de la patria, de afuera y de adentro, empeñados en impedir su reconstrucción y liberación.
….Por eso, cada uno que comparta las inquietudes y fines que perseguimos, no puede ser un testigo mudo de los acontecimientos sino un protagonista activo….
(Fragmentos del discurso del General Perón del 12 de junio de 1974)

Esa tarde, el Pueblo como nunca unido, ratificó que no quería ser un testigo mudo, y cerró el compromiso con la voluntad expresada frente a su mandatario. Ese mandato popular, refrendado en la movilización como metodología de expresión de consenso, por eso lo repetimos, (“Compañeros: esta concentración popular me da el respaldo y la contestación a cuanto dije esta mañana”) es un mandato que debe ser leído detenidamente y recordado permanentemente; es lo que no cumplieron los dirigentes. Esos que hoy exponen su desnudez inevitable ante “seguidores” y no mandantes. Entre punteros e influyentes.

Ese mandato, también nos hace responsables a cada uno de nosotros frente a quienes todavía pretenden ignorar quién es el que debe decidir. “Cada uno de nosotros debe ser un realizador, pero ha de ser también un predicador y un agente de vigilancia y control para poder realizar la tarea, y neutralizar lo negativo que tiene los sectores que todavía no han comprendido y que tendrán que comprender.”

Que cada uno examine. Que cada uno cumpla. La historia sigue su marcha con o sin nosotros.

A nosotros ya no nos interesan las elecciones sino como un medio mas para el logro de nuestros objetivos. Debemos estar decididos y preparados minuciosamente para una nueva acción: la revolución social. Será a corto plazo si todos se unen detrás de las banderas justicialistas y cumplen con el deber de la hora. Si no, será a largo plazo. Pero de todas maneras, será.
(Directivas generales para todos los peronistas. Juan D. Perón. Enero de 1956. I. Objetivos. )


Juan Carlos Padín

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