Antes de entrar
de lleno en lo que me ocupa, quiero expresar que tengo muy en claro donde estoy
parado ideológicamente. También estoy convencido que de perder el actual
gobierno las elecciones de Noviembre con la derecha de la coalición de Juntos
por el Cambio será una máquina de impedir cualquier gestión de gobierno o
proyectos de leyes que impulse.
Así mismo, si
esta coalición de derecha gana las elecciones, dentro de dos años, serán como
un tsunami, arrasaran con todos los derechos adquiridos. Mauricio Macri en sus
tres primeros meses de gobierno logró desarticular y pulverizar, a puro
decreto, todo lo hecho en los 12 años anteriores y en los cuatro años que gobernó
dejo el País híper endeudado y fuertemente condicionado a los organismos
financieros. De tener Juntos por el Cambio otros cuatro años, seremos
definitivamente una colonia. Por lo tanto, deberán tener en claro los
trabajadores registrados y sus sindicatos que perderán poder y sus derechos
laborales, se igualaran a los precarios o informales, la flexibilización
laboral será un hecho y perderán la indemnización por despido, vacaciones,
aguinaldo y extenderán las jornadas de trabajo, entre otras cosas. No permitirán
la afiliación a los sindicatos como una forma de debilitarlos. La desocupación
será el elemento de coacción para tener salarios paupérrimos y condiciones de
trabajo indignas. Vendrán por las jubilaciones y el sistema solidario de las
mismas, volverán las AFJP o algo parecido y deberá aportar “solo” el trabajador
para su retiro. Aumentaran la edad jubilatoria. Vendrán por la salud y la
educación pública y si pretendes algo medianamente digno, deberás pagar, más
allá de los derechos que creas que te da pagar tus impuestos. Los jubilados
verán caer aún más su poder adquisitivo y la calidad de los servicios de salud.
Las tarifas de los servicios aumentaran a valor dólar, tornándose impagables. Desaparecerán
las pequeñas y medianas empresas, las que serán deglutidas por los monopolios y
abrirán indiscriminadamente las importaciones.
Si hasta ahora la Justicia está hecha a su medida, luego será solo un
apéndice de su poder. Crearan un país para unos pocos, donde los demás vivirán
de lo que estos beneficiados derramen. Establecerán un Estado pequeño e
invisible. Nada harán distinto de lo que hemos vivido durante los 4 años de Macri, es
más lo profundizaran, solo – como dijo él – lo harán mucho más rápido. Para
ellos lo sagrado es el poder y el dinero. No les importa el País ni su gente,
no se conmueven por los valores patrióticos y no respetan a la Republica, ellos
todo lo ven como un mero recurso para acrecentar sus riquezas que le ofrece
nuestra tierra y la mano de obra barata de nuestra gente. Las riquezas
producidas por nuestra gente y nuestra tierra tendrán como destino paraísos
fiscales. Son depredadores y actúan como fuerzas de ocupación.
“Si se observa el panorama de la República se
ven perfectamente divididos los dos bandos, que, naturalmente, surgen de
nuestra lucha por la consecución de un futuro mejor para los trabajadores. De
un lado está claramente determinada la oligarquía que se había entronizado en
el país durante tantos años, esa oligarquía que había conseguido explotar en el
país todo lo explotable, y había llegado en sus extremos de explotación hasta
explotar la miseria, la ignorancia y la desgracia de nuestra clase trabajadora.
Esos hombres que jamás tuvieron escrúpulos ni frente a la desgracia, ni frente
al dolor, ni frente al sacrificio de nuestras masas, se sienten hoy humanizados
por un sentido de democracia que nunca sintieron sino para provecho. Así como
antes la oligarquía explotó esa democracia en su provecho con la secuela de
fraudes, coimas y negociados de que está llena nuestra historia política; así
como explotó a la democracia en su provecho y en perjuicio de la clase trabajadora,
hoy pretende levantar la bandera de la democracia que no siente, para servir a
sus futuros intereses políticos, que han de transformarse, como siempre, en
pesos y más pesos succionados a los pobres trabajadores, que son los que menos
tienen, pero son los más capacitados para trabajar, para sufrir y para producir”.
Juan Domingo Perón.
Ahora, luego de
dos años de gobierno “peronista”, pandemia incluida me invade una gran amargura
y frustración. No concibo que un
gobierno “peronista” tenga los niveles de pobreza, indigencia y desocupación
como el que tenemos. El peronismo no ha sido creado para administrar la pobreza.
Se puede poner plata
en el bolsillo de la gente, pero esa plata dura tan sólo una vista al carnicero
o al verdulero o al almacenero. Se escurre tan rápidamente como agua entre las
manos y se la quedan cuatro vivos, especuladores y sinvergüenzas que siguen
depredando al pueblo, boicoteando al gobierno y llevándose las suculentas
ganancias a paraísos fiscales. Porque el pueblo debe pagar la fiesta de Macri y
sus amigos, porque no se investiga el endeudamiento y la fuga, y que paguen
ellos. Dejemos de hablar de la pobreza y comencemos hablar de la riqueza y como
distribuirla.
Debemos
darle soluciones e indicios de futuro mejor aquellos que hace
tiempo perdieron el trabajo y la esperanza, al marginado, al que tiene un trabajo
precario, el que no tiene una vivienda digna, el que pasa hambre, el que no
puede darle educación a sus hijos, el que no tiene una cobertura de salud
adecuada para su familia, el que siempre es relegado, el que siempre pierde, el
que siempre se le pide y aporta sacrificio y no puede vivir los beneficios. Es
muy fácil opinar y defender este sistema con el estomago y el bolsillo lleno,
con un buen sueldo, una casa, un buen auto, sus hijos asistiendo a un colegio
privado, con una cobertura de salud en una pre- paga, o sea, una vida digna,
sin mayores sobresaltos y con un futuro cierto como mínimo. Con la suerte de no
estar del lado de los perdedores. Pongámonos en la piel de los que sufren, que
no son pocos. Pongámonos en la piel de los miles de chicos de la calle y de su
futuro, entonces veremos realmente cuales son las prioridades y cuanto estamos
dispuestos a esperar si nosotros y nuestra familia formara parte de los
perdedores.
Sinceramente yo
no esperaba mucho de este Gobierno, pero por lo menos creía que podía tener
algo más de audacia o rebeldía, alguna reacción en contra del poder
concentrado. No puede ser que se juegue
con las reglas, las condiciones y en el terreno que impone la derecha. Este
gobierno me suena más a un gobierno “social demócrata” que a un gobierno
“peronista”. No esperaba la “revolución”, solo que defendiera nuestra doctrina,
nuestro pensamiento y nuestras banderas. Personalmente y siendo un don nadie,
prefiero perder con las nuestra, que
perder siendo una imagen edulcorada para caerles bien algunos que nunca nos
votaran. El peronismo no debería quedarse con él “no se puede” o “no nos da la
correlación de fuerzas”, el peronismo no se rigió por el posibilismo, el
peronista es de ir al frente con sus tres banderas, con las idea de Perón y
Evita y toda su liturgia, se pierda o se gane. No hay un llamado a la épica, no
hay rebeldía, no hay relato, no hay nada, solo discursos con descripción de la
realidad y mucha publicidad, pero con eso no se gana, hay que convencer con los
hechos y la realidad, hay que insuflar al “pueblo” esperanza, empatía y ver a
sus representantes arremangados junto a ellos, desde el pulpito ya no se
convence.
Muy modestamente,
noto desgraciadamente que la mayoría de nuestros dirigentes – tanto a nivel
nacional, provincial o municipal, más que nunca, viven una realidad distinta de
la que vive el pueblo, se ha perdido la territoriedad, no hay presencia activa
y constante en las bases, solo aparecen y por ahí no más, en las elecciones. Esa
realidad que golpea muy fuerte a los de abajo, ellos no la viven. Todos los
sectores juegan al “don pirulero”, cada cual atiende su juego, pero nadie
atiende a la gente. En ocasiones sus intereses personales están por encima de
los demás. Se ha perdido el fervor y convicción de la juventud militante. El
Movimiento Peronista esta desmovilizado, se debería volver a ganar la calle y
responder a la oposición (política, mediática y judicial) y al poder factico
con nuestra gente en la calle. La columna vertebral del movimiento esta descalcificada
y con artrosis, por más que este 17 de octubre se movilicen, tendría que ser el
motor impulsor de las conquistas que se proponen y el que vele para que se
cumplan las promesas. Sospecho que escuchan mucho a sus asesores de imagen y de
campaña, que tomar el pulso de la gente en los barrios, en la calle codo a codo
con lo que le pasa al “pueblo”.
“Para sacar al país del
letargo y de la vida vegetativa, queremos lanzarlo en pos de las conquistas
económicas y sociales. Sin conquistas económicas, las conquistas sociales
desaparecen rápidamente y no pueden subsistir; y sin las conquistas económicas
y sociales las convulsiones políticas se van a ir sucediendo, como lo prueba la
historia de todos los tiempos y de todos los países.” Juan Domingo Perón.
En esta campaña
electoral (2021) el Peronismo debe ser el eje central. Para ello es bueno recordar
parte de la doctrina y el pensamiento del General Peron,
creador e ideólogo del partido que hoy está en el Gobierno. El fin de todo esto
es comparar lo que se hace, se dice y proponen unos y otros con la doctrina y
los hechos del Gral. Perón, como para saber qué tan cercano estamos al
Peronismo.
El peronismo rescato al hombre y lo dignifico, dotándolo de leyes para
que el poder del capital no se abusara de ellos, le posibilito el ascenso
social, el acceso a la salud, a la educación, a la vivienda propia, al trabajo,
a la igualdad de oportunidades, en fin, a una vida digna, lo hizo crecer
espiritualmente y en una conciencia solidaria.
“Cada
ciudadano argentino tenía lo suficiente para vivir con dignidad y con
felicidad, porque sólo un pueblo en la dignidad y felicidad puede ser prospero
para labrar la grandeza de los países”. Juan Domingo Perón.
Sé que muy pocos
se tomaran el trabajo de leer lo que sigue, pero sería bueno para refrescar la
memoria de los que nos dejó nuestro conductor, que muchos nombran pero ignoran
los que nos enseñó. No es nostalgia, dado que tiene mucha actualidad, porque una
cosa es modernizar la doctrina y otra muy distinta es distorsionarla a favor de
sus intereses.
DEL GENERAL PERON:
Peronista, para mí, como
conductor del Movimiento, es todo aquel que cumple la Ideología y la Doctrina
Peronista
Con la Justicia Social
se postula una política redistributiva del estado, que integra a sectores
marginados y semimarginados de la sociedad, a condiciones de vida más justas y
dignas.
La Independencia Económica
se complementa con la teoría de la tercera posición, y formula la intención de
construir un estado sin dependencia de los imperialismos que rigen el mundo. El
justicialismo es nacionalista y propicia la nacionalización de los resortes
básicos de la economía como base fundamental para asegurar la concreción de la
idea fuerza con esta última afirmación.
La Soberanía Política
se basa en la facultad del pueblo, como cuerpo orgánico o comunidad organizada,
de autodefinirse.
Comunidad Organizada, expresa
la idea de un todo orgánico en la que el individuo puede realizarse y
realizarla al mismo tiempo. Y en la que se debe producir la armonía y el
equilibrio cono síntesis de todo los conflictos sociales.
Perón sostenía que la Comunidad Organizada posibilita una
armonía de los fines espirituales y de los materiales (capital y trabajo), a
través del equilibrio en la logro de ambos. Sintetizando, sostiene que la
Comunidad Organizada permite la solución de todos los conflictos con las ideas
de proporción, armonía y equilibrio. Estos conceptos están dirigidos a eliminar
la influencia de la lucha de clases, posibilitada por el individualismo
capitalista que basa su filosofía en el afán de lucro y en el egoísmo. La
organización de la riqueza y su explotación tiene por fin el bienestar del
pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia
social.
El Estado no puede ser testigo
silencioso e inoperante en la angustia que conmueve primero al hombre, luego a
su hogar y, finalmente, destruye la comunidad. Debe intervenir rápida, eficaz y
enérgicamente, si quiere ser decisivo. Debe compenetrarse del dolor humano y
buscar remedios apropiados para los males de la sociedad, cuyo destino rige. Ha
de realizar una política de seguridad social y encauzarla por vías que vayan
directamente a las necesidades propias de la actividad que la previsión ampara.
El gobierno que no sea capaz
de hacer justicia social no es gobierno, sino un mecanismo destinado a
favorecer a los siempre favorecidos, y elegidos también por los siempre
favorecidos, porque la masa argentina que hoy agradece la justicia que con
retardo le llega, dentro de nuestro viciado régimen democrático anterior, no
elegía sus gobiernos aun cuando se le daba el engaño del voto en el comicios.
Nuestra Revolución tendría
poca razón de ser si no pudiésemos cumplir lo que nos propusimos al ponerla en
marcha. Uno de los postulados sobresale por su importancia de todos los demás:
la justicia social. Consideramos que los mandatarios que en esta hora no realizaran una acción de justicia social y
se dedicaran a la simple obra administrativa de gobierno, pasarían a la
historia como algo intrascendente e indigno de ser recordado. Las revoluciones
deben ser profundamente innovadoras en sus finalidades; y en el caso nuestro,
la innovación fundamental radica en llevar a las masas trabajadoras a un
bienestar superior al que actualmente gozan; y en unir por ese medio a todos
los argentinos en forma de plasmar la nacionalidad, de modo que no pueda
romperse ante ningún embate.
Sobre el dolor y la miseria
nada se construye. El ideal, forjado en los siglos de la historia, se nutre con
el noble afán de ensanchar el cauce fecundo de la solidaridad social.
Nosotros queremos que las futuras
generaciones argentinas sepan sonreír desde la infancia... Bajo los gloriosos
pliegues de nuestra bandera, no puede ni debe haber niños argentinos que no
puedan ir a la escuela, o que tengan que ir a ella mal alimentados. Tampoco los
debe haber que vivan desnutridos, en hogares sin luz y sin calor. Luchamos, los
hombres de este gobierno, por que vosotros, los niños, podáis vivir
despreocupados del presente, entregados a vuestros juegos y a vuestros
estudios, amparados en una familia cristianamente constituída, seguros del
porvenir. De ese porvenir sin sombra que se os habrá de entregar en custodia
mañana: y del que tendréis que responder ante vuestros hijos, como nosotros
respondemos ahora.
El Presidente de la Nación
Argentina (Juan Domingo Perón), haciéndose intérprete de los anhelos de
justicia social que alientan los pueblos y teniendo en cuenta que los derechos
derivados del trabajo, al igual que las libertades individuales, constituyen
atributos naturales, inalienables e imprescriptibles de la personalidad humana,
cuyo desconocimiento o agravio es causa de antagonismos, luchas y malestares
sociales, considera necesario y oportuno enunciarlos mediante un declaración
expresa, a fin de que, en el presente y en el futuro, sirva de norma para
orientar la acción de los individuos y de los poderes públicos dirigida a
elevar la cultura social, dignificar el trabajo y humanizar el capital, como la
mejor forma de establecer el equilibrio entre las fuerzas concurrentes de la
economía y de afianzar, en un nuevo ordenamiento jurídico, los principios que
inspiran la legislación social.
La Revolución quiere llevar al
ánimo de los trabajadores argentinos el orgullo de pertenecer a una patria
fuerte y generosa, donde la justicia y la ecuanimidad reinen soberanas, y donde
el temor a las influencias espúreas no pueda desnaturalizar la alegría de vivir
y crear.
EVA PERON:
"Este peronismo mío se ha
retemplado en la lucha, se alimenta de ella y se afirma en la fe. Tiene la
fuerza incontenible de las causas justas. Se ha forjado en la dignificación del
trabajo, en la humanización del capital en la protección al desvalido, en la
prodigiosa multiplicación de escuelas y hospitales, en la potencialidad de las
fábricas levantadas por la Revolución, en las mejoras al obrero. Este peronismo
mío se ha forjado y se afirma en este mismo lenguaje de pueblo que choca y
desagrada a los que usan el lenguaje de la mentira coligada."
La doctrina peronista es una
creación viva, que puede evolucionar a base de hechos y de realizaciones, pero
que no puede ser alterada ni renovada por hombres distanciados de la realidad y
mucho menos por hombres rutinarios, egoístas, inhumanos.
La doctrina peronista ha
nacido para nuestro pueblo con el fin de prepararlo, disciplinarlo y
jerarquizarlo en sus valores morales, en su acción individual y colectiva en
bien de la Nación.
DE LA DOCTRINA PERONISTA - DEL GENERAL PERON
Derecho de trabajar: El trabajo es el medio indispensable para
satisfacer las necesidades espirituales y materiales del individuo y de la
comunidad, la causa de todas las conquistas de la civilización y el fundamento
de la prosperidad general; de ahí que el derecho de trabajar debe ser protegido
por la sociedad, considerándolo con la dignidad que merece y proveyendo
ocupación a quien la necesite.
Para la Secretaría de Trabajo
y Previsión es sagrado conservar el material humano de trabajo. El obrero debe
gozar de descanso suficiente para reponer sus energías consumidas por la
fatiga. Ya están limitados los espacios de trabajo. Nosotros vigilaremos los
espacios del descanso sean diarios o hebdomadarios, semestrales o anuales. Y
pensamos que hay que tomar medidas para asegurar el disfrute del descanso, para
lo cual estamos empeñados en crear centros de esparcimiento para los
trabajadores, lugares de alojamiento y turismo.
Derecho a una retribución justa: Siendo la riqueza, la renta y el
interés del capital frutos exclusivos del trabajo humano, la comunidad debe
organizar y reactivar las fuentes de producción en forma de posibilitar y
garantizar al trabajador una retribución moral y material que satisfaga sus
necesidades vitales y sea compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo
realizado.
Hay que crear los bienes en
función social. Si se cumple esa finalidad, no interesan después la propiedad
de la tierra ni la propiedad de los bienes.
Hay que poner el capital al
servicio de la economía, y la economía al servicio del bienestar social.
El salario es la base y el
punto de partida de todo el ordenamiento económico social, porque la salud y el
estómago no admiten economías. Nadie debe, en estos tiempos, pretender competir
en precios a base de salarios de hambre. La competencia ha de buscarse, en el
orden interno y en el internacional, por la perfección orgánica, la mejor mano
de obra, la maquinaria moderna y la nobleza de la calidad.
Derecho al mejoramiento económico: La capacidad y el empeño de
superación hallan un natural incentivo en las posibilidades de mejoramiento
económico, por lo que la sociedad debe apoyar y favorecer las iniciativas de
los individuos tendientes a ese fin, y estimular la formación y utilización de
capitales, en cuanto constituyan elementos activos de la producción contribuyan
a la prosperidad general.
La independencia económica
representa que ya no estaremos limitados en el disfrute de nuestra riqueza sino
que ésta será repartida entre todos los habitantes de acuerdo con su esfuerzo y
que cada uno de ellos tendrá su destino económico en sus propias manos y será,
de una manera directa o indirecta, el forjador de la grandeza económica de la
Nación.
Derecho a condiciones dignas de trabajo: La consideración debida al
ser humano, la importancia que el trabajo reviste como función social y el
respeto recíproco entre los factores concurrentes de la producción, consagran
el derecho de los individuos a exigir condiciones dignas y justas para el
desarrollo de su actividad y la obligación de la sociedad de velar por la
estricta observancia de los preceptos que las instituyen y reglamentan.
Derecho al bienestar: El derecho de los trabajadores al bienestar,
cuya expresión mínima se concreta en la posibilidad de disponer de vivienda,
indumentaria y alimentación adecuada, de satisfacer sin angustias sus
necesidades y las de su familia en forma que les permita trabajar con
satisfacción, descansar libres de preocupaciones y gozar mensualmente de
expansiones espirituales y materiales, impone la necesidad social de elevar el
nivel de vida y de trabajo con los recursos directos e indirectos que permita
el desenvolvimiento económico.
Es muy triste el mundo de la
injusticia para obligar a los hombres a vivir en él.
Industria: Un deber nacional de primer orden, que hoy es ya un
postulado universal, exige que la organización económica se transforme en un
organismo al servicio del pueblo. Esta será la verdadera función social de la
democracia. Si la industria no admite ser puesta en condiciones de pagar
remuneraciones que permitan al trabajador comprar y utilizar los artículos
producidos con su trabajo, experimentará una regresión considerable y
volveremos a las antiguas crisis del subconsumo. Si la industria no se aviene
voluntariamente a que los trabajadores salgan del estado de necesidad y se
oponen rotundamente a la acción conciliadora que incumbe irrenunciablemente al
Estado, se enfrentará con una de las más aciagas contingencias que pueda
imaginar. Y no será ciertamente, el Estado argentino el que no habrá hecho todo
lo posible para evitarlo.
Derecho a la seguridad social: El derecho de los individuos a ser
amparados en los casos de disminución, suspensión o pérdida de su capacidad de
tomar unilateralmente a su cargo las presentaciones correspondientes o de
promover regímenes de mutua obligatoria destinados, unos y otros a cubrir o
complementar las insuficiencias o inaptitudes propias de ciertos períodos de la
vida o las que resulten de infortunios provenientes de riesgos eventuales.
Todo anciano tiene derecho a
un albergue higiénico, con un mínimo de comodidades hogareñas, e inherente a la
condición humana; a una alimentación sana, y adecuada a la edad y estado físico
de cada año, debe ser contemplada en forma particular; al vestido decoroso y
apropiado al clima; al cuidado de la salud física de los ancianos ha de ser
preocupación especialísima y permanente; debe asegurarse el libre ejercicio de
las expansiones espirituales, concordes con la moral y el culto; a contar con
el derecho de gozar mesuradamente de un mínimo de entretenimiento para que
pueda sobrellevar con satisfacción sus horas de espera. Gozar de tranquilidad,
libre de angustias y preocupaciones, en los años últimos de existencia. La
ancianidad tiene derecho al respeto y consideración de sus semejantes.
Derecho
a la protección de su familia: La protección de
la familia responde a un natural designio del individuo desde que en ella
generan sus más elevados sentimientos afectivos y todo empeño tendiente a su
bienestar debe ser estimulado y favorecido por la comunidad, como el medio más
indicado de propender al mejoramiento del género humano y a la consolidación de
principios espirituales y morales que constituyen la esencia de la convivencia
social.
Las delicadísimas cuestiones
de carácter social y económico no deben dejarse a merced de múltiples, dispares
y contradictorias determinaciones aisladas. Ha de ser el Estado quien, en aras
de un interés superior, que es el de todos y cada uno de los integrantes de la
comunidad nacional, las coordine y ejerza la inalienable función constitucional
de promover por todos los medios al bienestar general.
Derecho a la preservación de la salud: El cuidado de la salud
física y moral de los individuos debe ser una preocupación primordial y
constante de la sociedad, a la que corresponde velar para que el régimen de
trabajo reúna los requisitos adecuados de higiene y seguridad, no exceda las
posibilidades normales del esfuerzo y posibilite la debida oportunidad de
recuperación por el reposo.
De nada sirve tener grandes
médicos y especialistas, si los beneficios de su ciencia no pueden llegar al
pueblo por intermedio de organizaciones adecuadas.
Salud Pública no debe tener
límites en sus gastos, El límite lo ha de dar la necesidad de curar a todos los
enfermos que el país tiene.
No estamos en contra del
capital, sino queremos que desaparezca de nuestro país la explotación del
hombre por el hombre, y que cuando ese problema desaparezca, igualemos un poco
las clases sociales, para que no haya, es este país, hombres demasiados pobres
ni demasiados ricos.
Se ha pretendido hacer creer
al pueblo que la oligarquía, esa logia funesta de demagogos representaba la
clase dirigente del país, su "élite", y que, como tal, estaba formada
por sabios, por ricos y por buenos. Hay que observar que "los sabios rara
vez han sido ricos, y los ricos rara vez han sido buenos." Sin olvidar que
ni sabios ni buenos han encontrado un lugar entre los políticos criollos.
Derecho a la capacitación: El mejoramiento de la condición humana y
la preeminiencia de los valores del espíritu, imponen la necesidad de propiciar
la elevación de la cultura y de la aptitud profesional, procurando que todas
las inteligencias puedan orientar hacia todas las direcciones del conocimiento,
e incumbe a la sociedad estimular el esfuerzo individual proporcionando los
medios para que, en igualdad de oportunidades, todo individuo pueda ejercitar
el derecho a aprender y perfeccionarse. La educación y la instrucción corresponden a
la familia y a los establecimientos particulares y oficiales que colaboren con
ella, conforme a lo que establezcan las leyes. Para ese fin, el Estado creará escuelas
de primera enseñanza, secundarias, técnico-profesionales, universidades y
academias.
Derecho a la defensa de los intereses profesionales: El derecho de
agremiarse libremente y de participar en otras actividades lícitas tendientes a
la defensa de los intereses profesionales, constituyen atribuciones esenciales
de los trabajadores, que la sociedad debe respetar y proteger, asegurando su
libre ejercicio y reprimiendo todo acto que pueda dificultarlo e impedirlo.
La oligarquía se opuso siempre
a la formación de sindicatos y los combatió abiertamente; los hizo funcionar al
margen de la ley; a la oligarquía no le convenía el sindicato, porque era su
enemigo nato. ¿ Qué hemos hecho nosotros ? Hemos ayudado, hemos propugnado y defendemos la formación de asociaciones
profesionales; estamos con la necesidad imprescindible de formar sindicatos, de
protegerlos, de darles un régimen de seguridad absoluta y de llevarlos
adelante.
Los políticos de cortas visión
entregaron el gremialismo a la filibusteros del campo gremial y a los agentes a
sueldo; y con ello, si bien medraron políticamente para su conveniencia, fueron
envenenando el ambiente gremial, debilitándolo por su falta de unidad de
acción, frente a los problemas a resolver entre ellos, los patrones y el
Estado.
La fuerza gremial está en los
buenos dirigentes que se elijan, hombres que no tengan veleidades extrañas,
sino que vivan para defender su gremio, y sepan que para un obrero no puede haber
ni finalidad ni honor más grande que defender a sus propios compañeros.
Tener un dirigente que vaya
tras otros objetivos ideológicos o políticos dentro de la organización es tener
un factor negativo dentro de la propia casa.
Dividimos al país en dos
categorías; una, la de los hombres que trabajan, y la otra, la que vive de los
hombres que trabajan. Ante esta situación, nos hemos colocado abiertamente del
lado de los hombres que trabajan.
FMI: Jamás podríamos aceptar la ingerencia de poder alguno en el
manejo de muestra cosa pública y en el de la política interna; tampoco nuestra
conducta internacional podría ser cambiada por las presiones y hemos de
observar celosamente los preceptos de la igualdad jurídica de los Estados y de
la soberanía.
... Pero pasan dos años, y el país se ha ido
al bombo. Entonces Onganía, desesperado, dice: "Voy a cambiar el Gabinete".
Y cambia el Gabinete. ¿Pero qué es lo que había ocurrido? ¿Y por qué estaban
así? Porque mientras estos imbéciles se peleaban detrás de Onganía, el Fondo
Monetario Internacional... Que se hicieron socios, estos cretinos... A mí,
durante diez años me visitó el Presidente del Fondo Monetario Internacional.
Cuando venía a verme... yo lo conversaba y hacía siempre así, como en el
cuento del vasco... Porque dejar entrar al Fondo Monetario, es dejarse robar
literalmente.
Bueno, estos imbéciles, lo primero que hicieron fue hacerse socios del
Fondo Monetario. ¿El Fondo Monetario que hizo?
... Entonces, el Fondo Monetario se presenta
a Onganía, y le dice "Señor, nosotros le vamos a dar la solución económica
abriéndole los créditos", (que ellos mismos le habían cerrado, a
propósito). Entonces él les dice: "Muy bien, encantado". "Claro,
que nosotros necesitamos una garantía." "¿Cuál es la garantía?"
"El ministro de Economía; lo nombramos nosotros." Entonces lo traen a
Krieger Vassena, que es un empleado de las compañías de ellos; lo traen y lo
ponen de ministro.
Algunos dirán que somos nazis,
que somos fascistas; yo les pregunto en qué país del mundo la economía es
libre. Cuando no la orienta el gobierno, la orientan los grandes consorcios
financieros, con esta diferencia: el gobierno la orienta en beneficio de todos los
habitantes del país y los consorcios capitalistas hacia sus cajas
registradoras.
Queremos respetar a todos los
pueblos, para que todos los pueblos nos respeten, y estamos siempre con los
pueblos humillados y escarnecidos; porque entendemos que en la comunidad de los
pueblos del mundo no pueden haber poderosos que todo lo poseen, mientras haya
pueblos débiles que todo lo sufren.
Tanto las Naciones Unidas,
como la Organización de Estados Americanos, son dos trampas armadas por los
imperialismos contra nosotros. Porque tanto la Organización de los Estados
Americanos como todas las colaterales de bancos, etc., todas están dirigidas al
dominio.
Sería anacrónico que nos
liberáramos en nuestros países, y mantuviéramos ese cordón umbilical a través
del cual nos están intoxicando.
Los pueblos pueden labrar su
riqueza; el patrimonio privado agrandarse con el trabajo y la protección del
Estado; pero es necesario comprender también que ha llegado la hora de
humanizar el capital. Pensamos que el capital se humaniza de una sola manera;
haciendo que se transforme en un factor de colaboración para la felicidad de
los semejantes; y ya no es posible en esta hora que vivimos lo que dijera el
Divino Maestro: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja,
que un rico entre en el reino de los cielos".
Aspiramos a que en nuestra
tierra no tenga razón de ser aquella sentencia evangélica; y que los capitales,
en lugar de ser elementos de tortura que conspiran contra la felicidad de los
pueblos, sean factores que coadyuven al bienestar de lo que, necesitándolo
todo, nada tienen. Queremos que el capital y el trabajo en estrecho abrazo
labren la grandeza de la patria, mientras el estado vela por el bien de unos y
otros, asegurando la justicia para el rico y para el pobre, para el poderoso y
para el débil; para el que manda y par el que obedece.
La Libertad hay que asegurarla a fuerza de trabajo, dando primero
al hombre la libertad económica, que es fundamental. Nosotros no somos
partidarios de la libertad unilateral que se tienen desde hace tiempo, dentro
de la cual el rico tiene libertad para hacer todo lo quiera y el pobre una sola
libertad: la de morirse de hambre.
Este movimiento innovador, se
esfuerza para lograr una total recuperación moral del pueblo de la República,
que consiste en alcanzar una libertad política interna plena, la que para ser
tal, exige la solución previa de los problemas sociales.
Esto no es restringir la
libertad, sino justamente imponerla y asegurarla para todos. Contra sofismas y
dictaduras de quienes, paradójicamente, se proclaman liberales, decimos la
verdad. El peor mal es el liberalismo, que invocando una libertad, no deja
ejercer las libertades. La sociedad para existir exige que la libertad de unos
subsista con la libertad de todos. En nombre de una libertad no pueden anularse
vidas, vocaciones o espíritus. La Nación Argentina no puede cancelar su destino
ni malograr sus fines, para que cierta libertad liberticida sobreviva.
La libertad debe arrancar
desde el punto en que haya sido afiamzado definitivamente la seguridad social,
la familia y la defensa nacional. Una libertad sin seguridad de vida, de
trabajo, de educación y vivienda digna, es una falsa libertad. Poseer la
libertad para morirse de hambre es un sofisma que constituye materia de engaño,
para quienes trafiquen, haciendo cortinas de humo para ocultar intenciones.
Recién, después de obtener par los hombres de esta tierra la fe en los destinos
individuales y colectivos, una porción
efectiva de bienestar material y una parte real de justicia, se puede alcanzar
la libertad. La Revolución no ha venido a cercenar libertades populares, sino a
ordenar valores, armonizar los derechos del individuo y los derechos de la
Nación.
No nos asustan palabras
altisonantes ni argumentos retóricos que integran el temario de la política
electoralista. No procedemos bajo el imperio del miedo, ni nuestra acción es
designio de complacer las masas. Servimos al país porque no inspiramos en las
necesidades de nuestros conciudadanos, en el reclamo de la patria, cuya voz
trasunta las legítimas aspiraciones del pueblo.
El principio de libertad
económica que he proclamado no puede, pues, evitar que el Estado realice esta
acción tutelar para coordinar las actividades privadas hacia una finalidad
colectiva nacional, condicionadas, consiguientemente, a ciertos preceptos que
le son consubstanciales. Si una Nación quiere ser económicamente libre, y
políticamente soberana, ha de respetar y exigir que le sean a ella respetados
los principios básicos que rigen la vida de los hombres y de los pueblos: el
derecho y la moral. Y si una Nación no quiere ser o no se esfuerza en
mantenerse económicamente libre y políticamente soberana, merecerá el escarnio
y la befa de los contemporáneos y la condenación de la historia.
Sin independencia económica no
hay independencia política ni soberanía. De ella depende, además, la política
social que la revolución habrá de realizar integralmente, pues la independencia económica significa que la riqueza que creen
los trabajadores argentinos habrá de quedar en el país para ser distribuida su
renta entre todos los sectores que contribuyen a forjarla. La
independencia económica ha sido lograda mediante la recuperación de los
instrumentos fundamentales de la economía y las finanzas, que se encontraban
alejadas de las manos argentinas y fuera del control del Estado.
Recuperación de los
instrumentos fundamentales de la economía y las finanzas.
1.- Nacionalizar el Banco Central, colocando la regulación del crédito
en manos del Estado y fuera del control del imperialismo internacional.
2.- Creación del Instituto Nacional de Reaseguros, que equivale a
dejar en el país centenares de millones de pesos que por concepto de seguros y
reaseguros huían al exterior y perjudicaban el desarrollo de nuestra propia
marina mercante.
3.- Nacionalización de los teléfonos.
4.- Compra de los ferrocarriles extranjeros, o sea, nacionalización
del transporte y comunicaciones.
5.- Repatriación de la deuda externa. El país ha pasado de ser país
que debía a país al que le deben.
6.- Aumento de la flota mercante de bandera nacional, lo que asegura
el que podamos exportar nuestra producción en nuestros propios barcos.
7.- Creación de la flota aérea de bandera nacional.
8.- Creación de una gran flota fluvial que permitirá aprovechar
nuestros ríos en beneficio de la producción ribereña.
Todo, todo se están comprando.
Se compraron 25 bancos en un mes. Más de 100 empresas industriales, de las
grandes, ya han pasado a poder del capital norteamericano. Mientras en la
Cordillera, en la zona cuprífera y de uranio, etc, se han comprado enormes
extensiones. ¡Es claro, si las compras por moneditas!
Entonces ¿Cómo quiénes que el
país no esté cómo está? Mientras no echen a los yanquis de allí, el país estará
cada día peor porque cada día le sacarán más. ¿Qué cree usted, que la guerra de
Vietnam la pagan los yanquis? La pagamos los boludos que estamos en eso,
dejándonos robar.
La operación de
nacionalización de los ferrocarriles no tuvo necesidad de ser precedida de propaganda,
como tampoco que se batiera el parche, porque el solo hecho de haber
independizado las comunicaciones del país constituye de por sí un acto de
gobierno tan fundamental, que no recuerdo, desde hace muchos años, ninguno que
revista tanta trascendencia. Este hecho significa el 50 por ciento de la
liberación de nuestra economía. Los transportes terrestres, marítimos u aéreos
representarán en el futuro una parte del patrimonio invisible de la Nación,
cuyo control y responsabilidad técnica y comercial estará definitivamente en
manos argentinas.
Hemos comprado los
ferrocarriles y los teléfonos; estamos comprando las usinas y expropiando todos
los servicios públicos, y seguiremos en esa tarea. Sin embargo, no sólo no
hemos aumentado nuestra deuda sino que las hemos pagado y estamos en
condiciones de hacer frente en el futuro a cualquier situación económica, sin
contar con que estamos ayudando con muchos millones a los pueblos que lo
necesitan.
El futuro del país será
también industrial o nos tendremos que someter a ser un país semicolonial, en
el porvenir.
He de terminar con una
afirmación que desearía ver compartida por todos los habitantes del país;
amigos y adversarios políticos, hombres de la ciudad y del campo; trabajadores,
capitalistas y profesionales de todas clases; que desearía ver compartida
porque es la expresión de un vehemente deseo de gobierno; que la República
Argentina acepte este primer paso firme hacia la industrialización con el
convencimiento de que ha de labrar el bienestar y la felicidad de todos, sin
exclusiones ni olvidos. A esta campaña todos debemos estar enrolados. Todos
vamos a luchar para:
1.- Proteger la industria nacional.
2.- Fomentar la creación de nuevas empresas.
3.- Aumentar el nivel de los beneficios industriales.
4.- Mejorar los índices de nuestra economía.
5.- Elevar la renta nacional.
6.- Conseguir un mayor bienestar de todos que solidifique la paz
social.
Cuando el país vende al
exterior recibe divisas con las cuales puede adquirir lo que necesita en el
extranjero. El gobierno ha resuelto no utilizar esas divisas para importar
artículos suntuarios o de lujo, sino para atender las más urgentes necesidades
de sus planes económicos, pues del éxito de ellos depende el triunfo de si
política social y la consolidación de la independencia económica. En esta
materia las divisas se entregaran:
1.- Para importar maquinarias y elementos de trabajo.
2.- Para materias primas fundamentales.
3.- Para elementos destinados al aumento de la cultura del país.
El capital extranjero se
dedicó especialmente a las actividades comerciales, donde todo lucro, por
rápido y descomedido que fuese, era siempre permitido y lícito. O buscó
seguridad en el establecimiento de servicios públicos o industrias madres,
muchas veces con una ganancia mínima, respaldada por el Estado.
La concepción es ésta: un
promotor de empresa emplea cien millones para promover una empresa. Hasta que
él ha retirado esos cien millones, más su interés, esa empresa debe ser
exclusivamente del él. Pero cuando ha retirado su capital, más un interés
razonable, esa empresas ya no es de él; es de todos los que la trabajan.
En las últimas directivas...
Yo he mandado una grabación allá, a Buenos Aires, a las "62
Organizaciones", donde establezco perfectamente bien que este gobierno,
esta dictadura, no es revolucionaria sino contrarrevolucionaria.
Es decir, ellos han modificado
los salarios y congelados los salarios, han suprimido los convenios colectivos
de trabajo, han destruido todo sistema previsional, están empeñados en destruir
la ley de asociaciones profesionales, para volver el sindicalismo al año 1945,
cuando un sindicato era una "asociación ilícita", de acuerdo a los
fallos de la Suprema Corte.
Ese era el empeño de éstos.
Entonces yo les digo: "¿Vamos a dialogar con esta gente?" ¿Cómo vamos
a dialogar con los contrarevolucionarios? Es decir, aflojarles a ellos, No,
nosotros tenemos que ir al enfrentamiento total con esta gente, hasta
destruirlos. Porque si no, el triunfo de ellos es que la clase trabajadora
vuelva al año 1945.
... Y éstos.. ¡Éstos
entregaron el país en masa! Ya le pusieron bandera de remate a todo; ya la
marina mercante casi no existe, en fin... Le pusieron bandera de remate al
país, y lo remataron. Los yanquis estaban esperando.
Para conducir un pueblo la
primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como
el pueblo. Quien se dedica a la conducción debe ser profundamente
humanitarista. El conductor siempre trabaja para los demás, jamás para él.
Héctor Daniel Fernández
Octubre 2021