Agosto de 2004
Hay muchas cosas que no comparto del accionar de algunos Piqueteros o sectores de desocupados, pero todos son una realidad social que debemos asumir. Ahora escucho a muchos de los que hablan de violencia, de que hay que poner límites, que hay que aplicar la ley (represión) y en general son – precisamente - aquellos que se beneficiaron con las políticas económicas del Menemismo que destruyeron el País y generaron esta marginación.
Ahora pregunto, los señores políticos, empresarios y gremialistas, por qué atacan deliberadamente los efectos y no sus causas, acaso no es por la acción de un sector “encumbrado” de esta clase dirigencial – que de una u otra forma siempre estuvieron cercanos al poder - que generaron la desocupación actual y no son estos mismos empresarios – financieros, los que se beneficiaron económicamente y se llevaron las divisas fuera del País?. Unos y otros fueron ideólogos o participes necesarios para la aplicación de las políticas que dejaron un País desbastado y con un tendal de marginalidad y desocupación.
Algunos políticos o empresarios, hablan de los piqueteros que andan encapuchados, ocultando su identidad, acaso la mayoría de ellos no circulan en vehículos importados con vidrios polarizados escondiendo su identidad en la calle. También hablan de extorsión, acaso y dicho por el presidente Presidente, algunas empresas o grupos financieros pretenden extorsionarlo, entonces que quiere decir, que la “extorsión” de los poderosos es tan sólo presión comercial, pero la de los pobres por comida, trabajo, vivienda, salud o educación es ilegal. En este País pareciera que hay una justicia para ricos y otra para pobres.
Seamos coherentes, si no fuera por la acción u omisión de muchos de los dirigentes políticos, empresariales y gremiales, toda esta gente no estaría en las calles, estarían trabajando, ellos son los únicos culpables. Además en este País, si no estas en la calle y si no salías en los medios de comunicación: no existís, ningún funcionario te escucha y mucho menos te solucionan los problemas. Los últimos datos estadísticos dicen que la Argentina tiene en la actualidad la peor distribución de la riqueza en 30 años y esto no es casualidad?. Es evidente que los intereses de los empresarios no es el de la Nación. “Jamás” cambiaran el sistema de distribución o participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. De los años 45 al 55 esa participación rondaba el 48% de la rentabilidad total del empleador, además reinvertían una parte importante de las ganancias en el País. En el año 83 paso a ser el 30% y en la actualidad es del 17% y el dinero se lo llevan al exterior.
No olvidemos que en pleno desastre económico y la devaluación pusieron los precios a un dólar de $ 4,00 y hasta $ 5,00, hoy no llega a $ 3,00.- Luego cuando aumentaron las exportaciones, volvieron aumentar los precios al mercado internacional, por qué iba a dejar de ganar en el mercado interno si podían exportar. Luego vienen los aumentos estaciónales, el petróleo, etc., etc., pero nunca se rebajan los precios y nunca llegan los aumentos para los trabajadores. Esto, no es violencia?????? No tener para comer, no es violencia????. Entonces cuales son las prioridades????. Hoy por hoy, el trabajo es un derecho que no esta garantizado.
Es evidente que parte de nuestra sociedad se ha transformado en insensible, entra el facilismo de condenar a las victimas de una historia reciente, en la cual la mayoría fuimos despojados, avasallados y saqueados, pero es indudable que los marginados y pobres fueron los que más han perdido. Hoy se recuestan hacia la opinión de los victimarios que el de las victimas. Millones de “seres humanos”, están privados de un trabajo digno, alimentación, salud, educación, vivienda, acosados por el delito, sin futuro ni igualdad de oportunidades. Son despojos de una sociedad que se pretende ocultar y que nadie quiere hacerse cargo, “vidas indignas de ser vividas” como en el nazismo.
Esta visión individualista de lo que ocurre con nuestra sociedad, hace que mientras no nos afecte directamente alguno de esos males, no se toma conciencia de esa realidad dolorosa, tan sólo cuando se atraviesa un transe similar, comprendemos el dolor del otro y seguramente será tarde. De haber tomado conciencia antes, se hubiera evitado nuestro dolor y el de muchos otros. Se debe recuperar el sentido de conjunto de sociedad y no creer que sólo se pertenece a un sector por su condición económica.
El individualismo y egoísmo de la sociedad, ha llegado a tal punto que exige que se respeten sus derechos personales o del sector cuando lo sienten avasallados, pero no reparan en violar los derechos de los demás cuando pueden alcanzar algún benéficos personal o sectorial.
Para ser justos, se debe privilegiar la mirada de las cuestiones económicas y sociales desde los pobres, marginados u obreros. Pero sobre todas las cosas, no juzgar la realidad por la situación personal o familiar, sino que se debe hacer teniendo en cuenta el bien común.
Como se puede ver uno de los grandes males de nuestro tiempo, que ha caracterizado a nuestra sociedad entre otros factores, es que lo económico esta por encima de todo. Para poder cambiar la actual situación por la que atravesamos primero debemos cambiar al hombre, para luego poder cambiar la sociedad y sus estructuras de injusticias.
Héctor Daniel Fernández
Ahora pregunto, los señores políticos, empresarios y gremialistas, por qué atacan deliberadamente los efectos y no sus causas, acaso no es por la acción de un sector “encumbrado” de esta clase dirigencial – que de una u otra forma siempre estuvieron cercanos al poder - que generaron la desocupación actual y no son estos mismos empresarios – financieros, los que se beneficiaron económicamente y se llevaron las divisas fuera del País?. Unos y otros fueron ideólogos o participes necesarios para la aplicación de las políticas que dejaron un País desbastado y con un tendal de marginalidad y desocupación.
Algunos políticos o empresarios, hablan de los piqueteros que andan encapuchados, ocultando su identidad, acaso la mayoría de ellos no circulan en vehículos importados con vidrios polarizados escondiendo su identidad en la calle. También hablan de extorsión, acaso y dicho por el presidente Presidente, algunas empresas o grupos financieros pretenden extorsionarlo, entonces que quiere decir, que la “extorsión” de los poderosos es tan sólo presión comercial, pero la de los pobres por comida, trabajo, vivienda, salud o educación es ilegal. En este País pareciera que hay una justicia para ricos y otra para pobres.
Seamos coherentes, si no fuera por la acción u omisión de muchos de los dirigentes políticos, empresariales y gremiales, toda esta gente no estaría en las calles, estarían trabajando, ellos son los únicos culpables. Además en este País, si no estas en la calle y si no salías en los medios de comunicación: no existís, ningún funcionario te escucha y mucho menos te solucionan los problemas. Los últimos datos estadísticos dicen que la Argentina tiene en la actualidad la peor distribución de la riqueza en 30 años y esto no es casualidad?. Es evidente que los intereses de los empresarios no es el de la Nación. “Jamás” cambiaran el sistema de distribución o participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. De los años 45 al 55 esa participación rondaba el 48% de la rentabilidad total del empleador, además reinvertían una parte importante de las ganancias en el País. En el año 83 paso a ser el 30% y en la actualidad es del 17% y el dinero se lo llevan al exterior.
No olvidemos que en pleno desastre económico y la devaluación pusieron los precios a un dólar de $ 4,00 y hasta $ 5,00, hoy no llega a $ 3,00.- Luego cuando aumentaron las exportaciones, volvieron aumentar los precios al mercado internacional, por qué iba a dejar de ganar en el mercado interno si podían exportar. Luego vienen los aumentos estaciónales, el petróleo, etc., etc., pero nunca se rebajan los precios y nunca llegan los aumentos para los trabajadores. Esto, no es violencia?????? No tener para comer, no es violencia????. Entonces cuales son las prioridades????. Hoy por hoy, el trabajo es un derecho que no esta garantizado.
Es evidente que parte de nuestra sociedad se ha transformado en insensible, entra el facilismo de condenar a las victimas de una historia reciente, en la cual la mayoría fuimos despojados, avasallados y saqueados, pero es indudable que los marginados y pobres fueron los que más han perdido. Hoy se recuestan hacia la opinión de los victimarios que el de las victimas. Millones de “seres humanos”, están privados de un trabajo digno, alimentación, salud, educación, vivienda, acosados por el delito, sin futuro ni igualdad de oportunidades. Son despojos de una sociedad que se pretende ocultar y que nadie quiere hacerse cargo, “vidas indignas de ser vividas” como en el nazismo.
Esta visión individualista de lo que ocurre con nuestra sociedad, hace que mientras no nos afecte directamente alguno de esos males, no se toma conciencia de esa realidad dolorosa, tan sólo cuando se atraviesa un transe similar, comprendemos el dolor del otro y seguramente será tarde. De haber tomado conciencia antes, se hubiera evitado nuestro dolor y el de muchos otros. Se debe recuperar el sentido de conjunto de sociedad y no creer que sólo se pertenece a un sector por su condición económica.
El individualismo y egoísmo de la sociedad, ha llegado a tal punto que exige que se respeten sus derechos personales o del sector cuando lo sienten avasallados, pero no reparan en violar los derechos de los demás cuando pueden alcanzar algún benéficos personal o sectorial.
Para ser justos, se debe privilegiar la mirada de las cuestiones económicas y sociales desde los pobres, marginados u obreros. Pero sobre todas las cosas, no juzgar la realidad por la situación personal o familiar, sino que se debe hacer teniendo en cuenta el bien común.
Como se puede ver uno de los grandes males de nuestro tiempo, que ha caracterizado a nuestra sociedad entre otros factores, es que lo económico esta por encima de todo. Para poder cambiar la actual situación por la que atravesamos primero debemos cambiar al hombre, para luego poder cambiar la sociedad y sus estructuras de injusticias.
Héctor Daniel Fernández
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