Los
ciudadanos de este País, pareciera que estamos sumergidos en un permanente
juego, como aquel tradicional juego de la oca, cada jugador,
en su turno tira los dados que le indican el número de casillas que debe
avanzar por un tablero en forma de espiral. Dependiendo de la casilla en la que
se caiga, se puede avanzar o por el contrario retroceder, y en algunas de ellas
está indicado un castigo. Gana el juego el primer jugador que llega a la
casilla del "jardín de la oca".
En este País rico en
recursos naturales, los que vivimos en él, cada vez que podemos avanzar un
casillero, tiramos mal los dados y retrocedemos algunos casilleros y así volver
a comenzar en condiciones desfavorables. En ciertos casos, hemos tenido castigos.
En alguna oportunidad he dicho que los pueblos tienen una tendencia suicida,
cuando estamos medianamente estables y con ascenso social, queremos más cambios
y terminamos eligiendo aquellos que nos hacen retroceder o sino, convalidamos a
dictadores asesinos y entreguistas. No puede ser posible que no podamos
aprender avanzar paso a paso, casillero a casillero para completar el juego. Cada
generación tiene que pagar su costo, aquellos que tenemos unos cuantos años,
retrocedimos más de los que avanzamos. Incluso generaciones pagaron con sus
vidas la esperanza e ilusión de poder avanzar.
Mi preocupación es
por el futuro, no específicamente el mío, porque uno nunca ha tenido grandes
pretensiones, por lo tanto me he acomodado a los distintos vaivenes económicos,
pero no puedo ser insensible con aquellos que han sido perjudicados. Mi
preocupación se centra en nuestros hijos y nietos. El actual gobierno tiene un
récord, el que más deuda tomó en un año de gestión en la historia del País, el
número llegaría a los 50 mil millones de dólares, esto es más de 100 millones
por día. Lo que significa que la deuda alcanzará el 50% del PBI a fines de
2016, monto similar a los meses previos a la crisis de 2001. Aunque también
estiman que la deuda Prat Gay – Sturzenegger totaliza 87 mil millones de
dólares. (para más detalle ver: http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-313571-2016-11-06.html). Este mismo artículo sostiene que “El saldo en dos años sería
entonces de unos 150 mil millones de dólares.
Además tengamos en
cuenta que también se están endeudando las provincias y las empresas. Esperemos
que no aparezca un Domingo Cavallo, que nos convenza que lo mejor para el País
es estatizar la deuda de los privados y de esa forma la terminemos pagando entre
todos.
Lo más grave que
todo este endeudamiento, en su mayoría, es para pagar gasto corriente y no para
inversión en infraestructura o producción. Este endeudamiento es posible gracias
a esa tan criticada herencia recibida, que le dejo un País desendeudado. El
proceso redistributivo del gobierno es evidente, le saco retenciones e
impuestos a unos pocos privilegiados y devaluó, trasfiriendo recursos a los
sectores más concentrados que no garantizan inversión ni derrame. Pero por otra
parte acható salarios, quita subsidios y sigue cobrando los impuestos a las
ganancias a los trabajadores y jubilados. Está claro quién paga los ajustes. Estas
medidas económicas llevaron a la recesión, cierre de empresas y desocupación,
lo que provoca menor recaudación. Al aumentar la deuda la mayoría de lo
recaudado se ira en pago de los intereses de la misma.
En el segundo
semestre, a mayoría de los indicadores refleja la continuidad de la recesión, un
acentuado desequilibrio fiscal, aumentando el déficit, falta de inversión
extranjera y aceleración de la fuga de capitales. Los sectores productivos de
la economía se desploman y nuestro País es cada vez más caro, dejando de perder
competitividad. Según los datos oficiales del INDEC, el PIB está cayendo el
3,4% anual y la producción industrial al 7.3%. Resulta que es más beneficioso
meter el dinero en la bicicleta financiera que colocarlo en la economía
productiva, creándose una burbuja peligrosa.
El año que viene,
año electoral, seguramente aumentara el endeudamiento porque crecerá el gasto
público para dinamizar en algo el consumo interno, establecer cierta expectativa
en la creación de puestos de trabajo, bajar la inflación del 40% de este año,
con vistas de fomentar un clima que les provea un buen resultado electoral. Pero
el resultado seguirá siendo; crecimiento del déficit fiscal y de
la deuda pública, escasa inversión productiva, contracción industrial, atraso
cambiario, lo que no permitiría generar suficientes dólares y pesos en el
futuro para pagar los compromisos con los acreedores, todo esto llevará,
después de las elecciones, a otro ajuste, mucho más brutal y con un final
incierto.
(para más detalle leer: http://vocesenelfenix.com/declaracion_plan_fenix/documento_catedra_abierta_plan_fenix.pdf)
El informe de la Fundación de
Investigaciones para el Desarrollo dice: “Una recesión que se prolonga y ya
proyecta sombras sobre el año 2017. Un deterioro salarial que no se ve
compensado ni siquiera parcialmente con la desaceleración de la inflación, que
está resultando muy inferior a la esperada por el gobierno. En ese contexto, si
existe alguna posibilidad de recuperación económica el año próximo, no será
homogéneo entre distintos sectores y tendrá a la industria perdiendo
participación, afectando negativamente el nivel y la calidad de empleo, y
también la distribución del ingreso. Estas son algunas de las conclusiones y
precisiones sobre el actual contexto económico aportadas en el Informe mensual
de noviembre de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo Económico.
En el que, además, se advierte sobre los riesgos de un creciente grado de
conflictividad social”. (http://www.fide.com.ar/informe-economico-mensual.html)
Los capitales no vienen y la lluvia de dólares
no llega en la medida de lo esperado. Es más la fuga de capitales, en lo que va
del año ya superó los 9.000 mil millones de dólares, esto se llama
desconfianza. Se ha puesto en marcha nuevamente la bicicleta financiera: El gobierno trae dólares vía
endeudamiento, y el Banco Central asegura la estabilidad del tipo de cambio.
Luego los capitales especulativos, traen dólares a la plaza local y se venden;
con los pesos obtenidos compran Lebac (Letras del BCRA); a corto plazo,
recomprar más dólares con el capital e intereses de esa inversión en pesos.
Obviamente, esa plata se puede esconder libremente en paraísos fiscales,
mecanismo que conocen muy bien muchos funcionarios de este gobierno. Esta
maniobra genera una renta entre el 8 y 9% en dólares en apenas 90 días sin
promover inversión productiva ni promover empleo ni movimiento del mercado
interno. Estos altos intereses le cuestan millones de pesos cada mes
al Banco Central. Pero también perjudican al que tiene que acceder al crédito,
que con estas tasas no lo puede hacer. En este capitalismo global, el
apoderamiento de riqueza no se hace por medio de la producción, sino que reside
en la especulación financiera.
El horizonte se muestra cada día más
turbio, en un mundo en recesión, que cada vez es más proteccionista, que cierra
sus fronteras dado que nunca se salió de la crisis del 2008, con potencias
industriales con excedentes de producción y ansiosos de colocarlo a cualquier
precio, con Brasil; nuestro socio comercial más importante en una profunda
crisis, este gobierno va a contramano, al querer abrir nuestros mercados al
mundo. Mientras todo el planeta bajaba sus tipos de interés, Argentina los subió. Mientras Chile, México, Colombia tienen inflaciones de
3%, 4%, 5%, Argentina se sitúa en el 40% en plena recesión. Mientras muchos
países latinoamericanos han decidido no endeudarse más y reducir su déficit, el
Gobierno de Mauricio Macri ha iniciado el mayor proceso de endeudamiento de
toda Latinoamérica. La apertura de los mercados es como declarar la pena de
muerte a nuestra pequeña y mediana industria. Hoy la capacidad instalada ociosa
es más alta de los últimos 10 años. Esto es una remake de los 90, sin que nada
se haya aprendido.
Después de esta etapa habrá
ganadores y perdedores, seguramente los funcionarios y allegados de este
gobierno serán claramente los ganadores, y los trabajadores en general, los
perdedores, como ha sido la generalidad con gobiernos de esta orientación. Se
incrementara la desigualdad, no habrá ascenso social, por el contrario habrá
una masa crítica de desocupados y sub ocupados, que pulularan entre la
desocupación estructural que viene desde los 90, harán bajar el costo de la
mano de obra, beneficiando las grandes industrias multinacionales que cotizan
los salarios en dólares. Igualmente por más que bajen los salarios no podremos
competir con otros países por la recesión mundial.
El triunfo de Donal Trump en
Estados Unidos, es toda una señal, (http://www.eldiplo.org/notas-web/las-propuestas-de-trump-que-explican-su-victoria?token=&nID=1) junto
con el Brix en Inglaterra, el NO a la paz de Colombia, el avance de Marie Le
Pen en Francia y la ultraderecha europea. El mundo está cambiando y no para
bien. Parecería que cierta globalización económica se retrae ante un nuevo
nacionalismo. Pero nuestro gobierno no lo podrá usar como excusa del fracaso de
sus políticas al cambio de gobierno de EUA, como lo viene haciendo con la
pesada herencia. Lo que nos está llevando a la actual situación es este modelo
económico proyectado y ejecutado por un gobierno regresivo compuestos por CEOs
contratistas del Estado, Financistas y de Servicios, apoyado por mucho
marketing y los medios de comunicación dominantes.
Con este
endeudamiento estamos empeñando el futuro de nuestros hijos y nietos, estamos
hipotecando los recursos naturales. Perderemos el control de las empresas
estratégicas y el manejo de nuestra economía estará subordinado a las políticas
del FMI Y BM, y en lugar de construir y enviar satélites a espacio deberemos
alquilarlos a aquellos que nos prestan dinero, no podremos avanzar en ciencia y
tecnologías para independizarnos de empresas dominantes del mercado, en fin,
una vez más perderemos nuestra independencia económica y la soberanía política,
con lo cual no podremos obtener la justicia social para la mayoría del pueblo
argentino.
Héctor Daniel
Fernández
Noviembre 2016