por Juan Carlos Padin
(Amigo y Compañero)
I
El 11 de mayo de 1974 asesinaron al
Padre Mujica.
Carlos Francisco
Sergio Múgica Echagüe había nacido en Buenos Aires, el 7 de octubre de 1930.
Fue el tercero de los siete hijos del matrimonio formado por Adolfo Múgica (ex‑diputado
conservador del período 1938‑42, y ex‑ministro de Relaciones exteriores del
presidente Arturo Frondizi en 1961) y Carmen Echagüe, hija de terratenientes
adinerados de Buenos Aires. Como él mismo afirmaba, en su niñez y adolescencia,
el mundo de los pobres le era totalmente desconocido.
El 11 de mayo, sábado, de 1974, a las
8 y cuarto de la noche, y cuando Múgica se disponía a subirse a su coche
Renault 4‑L azul, matrícula C‑542119, estacionado junto a la iglesia de San
Francisco Solano, en la calle Zelada, 4771, donde había celebrado misa, fue
tiroteado por un individuo con bigotes achinados, que se bajó de un coche
estacionado muy cerca. Este personaje sería Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la
lopezreguista Triple A, luego jefe de custodia de Manuel Fraga Iribarne, en
España. Cinco disparos, de ametralladora «Ingram M-10», le afectaron el abdomen
y el pulmón. El tiro de gracia lo recibió en la espalda. El padre Vernazza, que
salió de la iglesia al oír los disparos, corrió a darle la unción, y lo
llevaron en un viejo Citroën; Múgica alcanzó a sonreírle y guiñarle el ojo a
Vernazza. El cuerpo agonizante de Múgica llegó al Hospital Salaberry, donde
finalmente murió. Moribundo, alcanzó a exclamar a una enfermera: “¡Ahora más que nunca tenemos que estar junto
al pueblo!” Eran las nueve de la noche. El doctor Avelino Vicente Dolico,
certificó que las causas del fallecimiento fueron «heridas de bala de tórax y
abdomen y hemorragia interna».
II
Carlos era el ejemplo del tipo que se
había dado cuenta en la calle y en la acción de verdades que venían de muy
lejos y que seguramente no esperaba encontrar en los libros sagrados: tampoco
esperaba (o tal vez si) que esa
Revelación y ese desafío lo llevara a la muerte.
En su historia
personal que lo llevó al descubrimiento de la causa popular, es importante
anotar que a fines de 1954 comenzó a colaborar pastoralmente con el padre
Iriarte en las misiones a conventillos y casas de la parroquia Santa Rosa de
Lima, de la que éste era párroco. Su acercamiento e intención de llegar a esta
gente lo marcaría meses más tarde de un modo definitivo. El reconoce haber participado
“del júbilo orgiástico de la oligarquía
por la caída de Perón. Una noche fui al conventillo como de costumbre. Tenía
que atravesar un callejón medio a oscuras y de pronto bajo la luz muy tenue de
la única bombita, vi escrito con tiza y en letras bien grandes: ‘sin Perón no
hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos’ (= curas)”. “La gente humilde estaba de duelo, y si la gente humilde estaba de
duelo, entonces yo estaba en la vereda de enfrente”.
A partir de ese
descubrimiento ya no abandonó la vereda de los humildes, lo que le trajo
innumerables “inconvenientes” con los que lo veían como un renegado de su
clase. : “Creo que la misión del
sacerdote es evangelizar a los pobres... e interpelar a los ricos. Y bueno,
llega un momento en que los ricos no quieren que se les predique más, como
sucedió... en el Socorro cuando me echaron [porque] ‘las señoras gordas’ le
fueron a decir al párroco que yo hacía política en la misa”. Fue marginado
así de la Iglesia oficial por su participación cada vez más activa en el MSTM,
que lo llevó a agudizar el enfrentamiento con el Arzobispo coadjutor Juan
Carlos Aramburu quien prohibió a todos los sacerdotes de la Arquidiócesis
manifestarse públicamente en cuestiones políticas.
Sin embargo, la parroquia San Martín
de Tours, a cargo de los sacerdotes asuncionistas había decidido abrir una
capilla en la villa de Retiro, en su jurisdicción parroquial, y confió al Padre
Múgica su desempeño, lo que fue aprobado por el Cardenal Caggiano. Con la ayuda
económica de su hermano Alejandro se levantó un salón multiuso. Así en el
barrio Comunicaciones se levantó la
capilla “Cristo obrero”, donde
ejerció su máxima actividad pastoral entre los que llamo “mis hermanos villeros”. Entre tanto, cubría otras tareas
pastorales como vicario en la parroquia San Francisco Solano, ayudando a su
amigo el padre Jorge Vernazza.
En su actuación pública Mujica se
convirtió en una de las mejores espadas para salir al cruce de la tilinguería
gorila que desparramó por los medios su veneno y su miedo irracional durante
las etapas de revueltas populares que posibilitaron el retorno a la democracia
y el regreso del General Perón. Animó y adoctrinó a militantes y activistas,
mientras daba público testimonio de que la opción por los pobres no era una
mera formulación abstracta.
Su lugar de trabajo en la Villa
‘Comunicaciones’ se vistió de fiesta cuando el 27 de diciembre de 1970, en una
ceremonia presidida por Mons. Aramburu, se inaugura la Capilla de Cristo
Obrero. El P. Carlos, sin embargo, solía dormir por las noches en su domicilio
en la calle Gelly y Obes, en un cuartito en el último piso (donde casualmente
se salvó de un atentado). Múgica redobló sus trabajos en favor de los villeros,
y redujo sus apariciones en los Medios. Asimismo, reforzó su vida interior
yendo con frecuencia al monasterio benedictino de la localidad de Los Toldos,
en la provincia de Buenos Aires. La capilla sería luego muy visitada por
personajes conocidos de la sociedad argentina (futbolistas, artistas, etc.) lo
que sería aprovechado por el sacerdote para la realización de eventos gratuitos
en la villa. También acudió allí el general Perón, el 6 de diciembre de 1972,
tras su triunfal regreso después de dieciocho años de exilio (el P. Carlos no
se encontraba en ese momento en la ciudad), y el presidente Héctor Cámpora,
recién elegido primer mandatario del país, por la candidatura del Frente
Justicialista de Liberación (FREJULI) ‑en la que se había propuesto un lugar a
Múgica, cosa que él rechazó). Esto fue el 9 de mayo de 1973, y nos podemos imaginar la alegría de
los villeros al ver al presidente argentino, entre ellos, compartiendo una
comida.
Un recuerdo personal: cruzando las
vías desde el barrio parque lo vimos venir un día para nosotros histórico.
Habíamos ido a pedirle que viniera a
Ciudadela a charlar un poco y porque estábamos juntando cosas útiles
para la gente de la villa. Por supuesto
aceptó sin problemas. Nunca vamos a olvidar a los muchachos de la UB Ramón
Carrillo (ortodoxos, verticalistas al mango, esa raza de desinteresados que
echaban a todos los candidatos a algo que se acercaban a buscar miserablemente
apoyos imposibles); para ellos, el retorno de Perón al Gobierno era la razón de
su vida. No entendían de “discusiones críticas destinadas a promover la revolución
y el socialismo nacional.” Pero Carlos no varió su libreto sencillo e
insurgente aún cuando por la pinta reconoció donde estaba. Ese día
homenajeábamos a Evita con una película memorable de Juan Schroeder. Con
Mujica, y sobre todo luego de la charla pública, en la intimidad, todo se volvió evitista. Y los duros
ortodoxos se bancaron todas las críticas (no se salvó nadie, ni los
anfitriones, ni el Jefe) que eran posibles y siempre justas. Y se enamoraron de
este tipo único, irrepetible. Y le juraron fidelidad para siempre. Nadie se
atreviera hablar mal de Mujica. Los más jóvenes intuimos allí cuánto se podía
lograr con el testimonio de vida y la sinceridad. Desgraciadamente hubo pocos así; que pudieran
exhibir toda su vocación de amor a la
revolución y una opción posible que no sólo fuera la de las armas; por lo menos
con los propios que aún confundidos valían porque eran uno mismo con otra
piel.
Ya enfrentado decididamente con la
burocracia religiosa, Múgica, con su gran capacidad de trabajo, celebraba misa
los sábados en la iglesia de San Francisco Solano, de la que era párroco su
amigo el padre Vernazza, y en la que luego Carlos sería asesinado, daba cursos
prematrimoniales una vez al mes, e impartía clases de Teología en la
Universidad del Salvador, de los Padres Jesuitas. Con el peronismo gobernando,
Múgica, aceptó ser nombrado asesor ‑sin remuneración- del Ministerio de
Bienestar Social, pero poco después, se desvinculó públicamente de este cargo,
por discrepancias con el titular del mismo, José López Rega, ya que para
Múgica, «no había comunicación entre el
ministerio y los villeros». Muchos han visto en esta discrepancia abierta y
manifiesta con López Rega, los motivos de su asesinato (una noche, ante un
grupo de vecinos de la villa Múgica se expresó diciendo: “López Rega me va a mandar matar”). Al mismo tiempo, Múgica y los
Montoneros se distanciaban cada vez más; en una misa en conmemoración por la
muerte de Abal Medina y Ramus, el 7 de diciembre de 1973, Múgica se expresó
diciendo: “Como dice la Biblia, hay que
dejar las armas para empuñar los arados”. En este año 1973, apareció como
de su autoría un libro Peronismo y
Cristianismo, en el que se reunieron desordenadamente una serie de trabajos
de Múgica, sobre las relaciones entre el cristianismo y el socialismo, los
católicos y la política y los valores cristianos del peronismo; el P. Carlos
siempre afirmó no tener nada que ver
con esa publicación, aunque los artículos sean de su autoría.
Esta doble amenaza de derecha e
izquierda no era la que más preocupaba al Padre Carlos: “No tengo miedo de morir. De lo único que tengo miedo es de que el
Arzobispo me eche de la Iglesia”, demostrando una vez más que su mejor arma
era el sacerdocio porque con ella, como decía Marechal “abarcando el ‘destino
sobrenatural’ del hombre, ordenaba también una ‘metodología’ tendiente a lograr
ese destino a partir de la sociedad terrestre y en su misma organización” .
En 1974, terminó de escribir el texto
de la «Misa para el Tercer Mundo»,
cuyo disco, grabado y editado por la RCA, con la colaboración del «Grupo Vocal
Argentino» que compuso una bella música, con ritmos argentinos, asiáticos y
africanos), fue destruido por orden del ministro Rocamora.
Las amenazas de
muerte (por la ceguera de la incomprensión en su propio campo y el odio del
enemigo) empezaron a multiplicarse. La revista “Militancia”, ligada al peronismo de Izquierda, dirigida por Ortega
Peña y Duhalde, lo ubicó en lo que llamaban “La
Cárcel del Pueblo”, un apartado editorial donde semanalmente “encarcelaban” a diferentes personas del
“antipueblo”: Asimismo “El Caudillo”,
de la Derecha peronista le cuestionaba desde su ministerio sacerdotal hasta su
servicio a los pobres: “¿está al servicio
de los pobres o tiene a los pobres a su servicio?”, se preguntaba, y
terminaba por acusarlo de “bolche”. A
mediados de abril de 1974 Múgica se retira a Los Toldos a un nuevo retiro
espiritual. Allí Carlos le manifestó a Mamerto Menapace su miedo de ser echado
de la Iglesia a lo que el abad le dijo: “Yo
no sé si Aramburu puede ponerte frente a la situación de irte de la Iglesia,
pero de lo único que podes estar seguro es que pase lo que pase, Dios te va a
ser fiel”.
III
Hoy Carlitos descansa
en lugar donde siempre quiso estar. Los restos del P. Carlos Mujica fueron
trasladados desde el Cementerio de la Recoleta,
en la bóveda familiar donde descansaban desde su asesinato, a la Capilla
Cristo Obrero en la Villa de Emergencia
de Retiro, donde desempeño gran parte de su tarea pastoral como
sacerdote entregado a los pobres. Ello ocurrió el sábado 9 de octubre de 1999.
El féretro fue llevado en andas por sus hermanos villeros.
Al morir, Múgica, se
convirtió en el símbolo de una generación, y en el primer mártir del MSTM.
Además de sus escritos, recogidos en un volumen por el padre Vernazza, y
publicados en 1984, este sacerdote nos dejó un grandioso ejemplo de lo que es
compartir la suerte de los pobres, desde ellos. En la obra Iglesia Argentina, Memoria y Esperanza Múgica, es recordado así: «Múgica era una imagen transparente, una
suerte de provocador de conciencias, que en nombre del evangelio no dudaba en
enfrentar a los poderosos desde la perspectiva de los pobres. Carlos Múgica era
un profeta...».
IV
Cuando la Memoria
también es alegría. Los Guardianes de Múgica es, oficialmente, la primera murga
del barrio de Retiro. Se empezó a formar
a mediados de 1999, con un grupo de jóvenes que, conmovidos por el reciente
traslado de los restos mortales del querido padre Carlos Mujica a su hogar: la
capilla “Cristo Obrero”, donde viviera y trabajara defendiendo el derecho de
los villeros a una vivienda digna quisieron homenajear al “cura de los
pobres” con la creación de un cuerpo de
murga. Todos los 11 de mayo desde el año 2000, las murgas se encuentran en la
calle 4 y 5 frente a la terminal de ómnibus de Retiro.
V
Lecciones para
recordar hoy más que nunca.
“Tengámosle miedo a
esta sociedad que nos hace creer que la felicidad está en el tener. Primero el
autito, el Fiat 600, después el 1600, después el Torino y si Dios quiere,
bueno, el superauto. Así, primero el departamentito, después el dúplex, sin
querer todos vamos entrando en la variante. Por más que digamos y pensemos
muchas cosas, somos esclavos de las cosas. Y por eso no somos felices, por eso
hay mucha gente que vive angustiada, traumatizada e idiotizada.”
“Yo me opongo
violentamente a los que pretender reducir a Cristo al papel de un guerrillero,
de un reformador social. Jesucristo es mucho más ambicioso. No pretende crear
una sociedad nueva., pretende crear un hombre nuevo y la categoría de hombre
nuevo que asume el Che, sobre todo en su trabajo El Socialismo y el Hombre, es una categoría netamente cristiana que
San Pablo usa mucho”.
“Marx y Lenín al
postular la comunidad de bienes no hicieron más que parafrasear, copiar el
Evangelio. Cuando Marx habla de dar a cada uno según su trabajo o a cada uno
según su necesidad, que para mí es profundamente evangélico, no hace más que
asumir ese contenido. El primer trabajo intelectual que produjo Marx, a los 17
años, es muy poco conocido y se llama La
unión de los creyentes con Cristo. Es un estudio sobre el cuerpo místico de
Cristo. Y cuando Lenín dice: “El que no trabaja no come”, repite lo que dijo
San Pablo en el siglo I.”
“...hoy hay ciento diez mil departamentos vacíos en la
Capital Federal. Si esta fuera una sociedad cristiana, la gente de las Villas
tendría derecho a ocuparlos. Ya de hecho lo han concretado en Córdoba. Un grupo
de gente de una villa de emergencia se apoderó de un monoblock y allí están. No
han hecho más que recuperar lo que les corresponde. Porque cuando la gente dice
“esto es mío” ¿quién decidió que es suyo? El Código Civil Argentino. Pero el
Código Civil fue una avivada de doscientas familias que ya se habían apoderado
de las tierras y por eso podían decir: “cada uno tiene derecho a ser
propietario de aquello que tiene”. Claro, si todos hubieran largado a cero
kilómetro en materia de tierras, muy bien, pero los señores Pereyra Iraola y
Menéndez Behety ya eran dueños de media Argentina cuando dijeron “hay que
respetar la propiedad privada”. La única propiedad privada que tiene la gente
de las Villas es el aire. Ninguna otra.”
“Hemos prostituido todo. Por eso todas las pautas sociales
de las clases, cuanto más altas peor, claro, son totalmente antievangélicas. Es
el espíritu del mundo que Cristo maldijo.
El cristiano, entonces, tiene que estar dispuesto a dar su
vida. A poner todas sus energías al servicio de los hombres. En el caso de los
sacerdotes, ellos como hombres de Cristo deben estar dispuestos a la entrega de
su vida. Por eso dice el padre Arrupe: “Ser
sacerdote o ser religioso implica una radicalidad de grado mayor que la de una
adherencia a una determinada opción sociopolítica”. Si hoy muchos de
nuestros hermanos se juegan el pellejo por la causa del pueblo, cómo yo, sacerdote,
no voy a asumir mi compromiso, aunque sea doloroso, en la lucha por la
liberación de mi pueblo, denunciando las injusticias e interpelando además a
los cristianos para que ocupen su lugar en la lucha.”
“Cuando los hombres de hoy luchan por extirpar las clases
que dividen a los hombres en explotadores y explotados, y se oponen al
neocolonialismo y al imperialismo, están reconociendo en la práctica, tal vez
sin advertirlo, la fuerza del mensaje que Cristo trajo hace dos mil años.
Los evangelios muestran con meridiana claridad que Jesús
estigmatiza sin piedad a los ricos y predica con inusitada violencia contra la
injusticia social. Jesús anuncia por un lado, que a la luz del Reino que
vendrá, la diferencia entre ricos y pobres es contraria a la voluntad divina.
Este juicio sobre el orden social de su tiempo es, como tal, un juicio
revolucionario.”
“Si históricamente hubo algún desentendimiento entre la
Iglesia y el peronismo, desentendimiento que en realidad abarcó solamente a
sectores de ambos lados, éste se debió, más allá de los errores fruto de
actitudes personales, a incomprensión por parte de hombres de la iglesia del
sentido profundamente liberador del movimiento popular. Se debió a que algunos
de nosotros en lugar de analizar la realidad desde el pueblo, desde los pobres
como lo manda Jesús en el evangelio, infectados por una mentalidad elitista lo
veíamos todo desde una óptica oligárquica. Y claro que para la oligarquía el
peronismo era el desastre, la hora de los «negros».
Pero para los hoy mis queridos cabecitas el peronismo fue,
es y será, si continúa fiel a sus esencias y desarrolla su entraña
revolucionaria, el movimiento de redención social más formidable que ha
conocido nuestra Patria.”
Juan Carlos Padin
10/5/04
Fuentes: Grippo- http-www_carlos mujica_com_ar
Carlos Mujica: El Rol del Sacerdote, Jesús y la Política
La Iglesia y el
Peronismo