lunes, 30 de mayo de 2016

Sobre la Ley de Emergencia Ocupacional y el Veto.


 Antes que se aprobara la Ley de Emergencia Ocupacional, tenía dudas si realmente a alguien le interesaba que saliera esta Ley y honestamente, no tenía confianza que esta se aprobara, dado que cada uno estaba atendiendo sus propios intereses políticos y no las necesidades de los trabajadores.

La Ley salió y Macri la veto, como había dicho, dando una clara señal al mercado. O sea para el Señor Pablo Moyano a Macri le dieron los huevos para vetarla y él metió violín en bolsa. O sea, con la negativa de las CGT de avanzar en medidas contra el veto y en defensa de los despedidos, fortalecieron a Macri de cara al sector que representa.

Ahora me pregunto, para que convocaron a la movilización las CGT el 29 de abril.

Cuando comenzaron con los despidos, había una exigencia de las bases para que se hiciera algo. Fueron las tres CGT y las dos CTA a pedirles a los legisladores que sacaran una Ley que parara los despidos.

Los senadores hicieron su proyecto, muy escueto. En diputados cada bloque hizo el suyo, mucho más completo. Senadores le dio tratamiento inmediato, lo aprobó y remitió a diputados.

 Las cinco organizaciones sindicales organizaron una multitudinaria marcha, no en Plaza de Mayo, lugar histórico para reclamos y festejos, sino en Paseo Colon. Pero se hizo y los trabajadores respondieron. Los discursos fueron entre duros a tenues, pero ninguno dejo de reclamarle al gobierno y decirle si vetaba la Ley iba a ver reacción y se iban a tomar medidas.

El titular de camioneros Pablo Moyano, hijo del Secretario General de la CGT - Azopardo Hugo Moyano, en alarde de poder vociferó "Hay que ver si Macri tiene huevos para vetar la ley antidespidos" y Macri le respondió con un veto total de la Ley, demostrando que detrás de él hay un “poder” y no lo corren con paradas patoteriles. De igual modo, la otra cabeza de la CGT – Alsina, Antonio Caló, que está teniendo despidos en su gremio y negoció baja de salarios por puestos de trabajo, fue el primero en negarse en realizar una medida de acción. Sobre la tercera CGT – Azul y Blanca de Luis Barrionuevo, que apoya al gobierno, así que están de más los comentarios. Ahora se dice que tanto a Hugo y Pablo Moyano como Antonio Caló los amenazaron con activarles las causas judiciales que tienen y por otro lado que están negociando la plata de las Obras Sociales. Si fuera así, lo mejor que podrían hacer por el bien de los trabajadores, dar un paso al costado en sus gremios y la CGT. Por ahora los únicos que intentan hacer algo son las dos CTA, pero sabemos que no mueven el amperímetro políticamente.

Según mi modesto entender, es que las tres CGT presionadas por la preocupación de las bases, fueron a senadores y diputados a pedir una ley e hicieron la multitudinaria marcha para reforzar ese pedido y probar el poder de movilización. Los gremialistas supusieron que las peleas de egos dentro de la legislatura, no iban a poder congeniar una sola ley y el gobierno iba a salir airoso.  En definitiva los legisladores aprobaron la Ley (como para recordarle al gobierno quién maneja el Congreso), sabiendo que Macri la iba a vetar y así patearon la pelota para el lado de los sindicalistas, quienes probaron que solo actuaron para la tribuna. Con el veto el Presidente dejo en claro cuál era su proyecto y salió fortalecido ante el mercado y le dio la espalda a miles de despedidos y le ofrecieron vía libre a las empresas para que sigan despidiendo.

Evidentemente a nadie le interesaba que esta Ley se aplicara.

Igualmente hay un movimiento subyacente de sectores sociales, políticos y gremiales, que siguen trabajando por debajo de las estructuras y que llegado el momento sobrepasaran a las mismas.

 Héctor Daniel Fernández

27 de mayo de 2016

miércoles, 18 de mayo de 2016

A alguien le interesa que salga la Ley contra los despidos?

18 de mayo de 2016 - 10:00 hs. Antes del tratamiento en la Cámara de Diputados de la Ley de Emergencia Ocupacional.

A pesar de la multitudinaria marcha del 20 de abril convocada por las cinco centrales obreras en la cual se le pidió, entre otras cosas, al poder legislativo una ley que declare la Emergencia Ocupacional y que por lo menos mengue los despidos, que a diario se producen en todos los ámbitos, la misma se demora.
Tras este pedido, la Cámara de Senadores mayoritariamente aprobó un proyecto de Ley donde establece la doble indemnización para aquellos trabajadores despedidos por el término de 180 días, pero no es retroactiva ni se aplica para aquellos nuevos puestos.
Este proyecto de Ley es rechazado por el Gobierno desconociendo que haya una Emergencia Ocupacional, pero por otro lado convoca de urgencia a los empresarios a la Casa de Gobierno para firmar un documento en el cual dicen, tan sólo, que no van a despedir. Como ya conocemos a los empresarios, al momento de firmar ese documento ya estaban despidiendo trabajadores. Además el Estado, quien fue el que más trabajadores despidió no firmó ese compromiso, lo que quiere decir que seguirá despidiendo, achicando el estado, reduciendo o eliminado planes sociales y de inclusión. El Gobierno califica la ley como de anti empleo, cosa que no se condice con la verdad, porque no aplicaría para los nuevos empleos y al ser por 180 días, cuando lluevan las inversiones esta Ley dejara de tener vigencia.
El proyecto pasó a la Cámara de Diputados y un sector del Parlamento (FPV, Justicialistas y otros bloques minoritarios) pretendió darle inmediato tratamiento a pesar de las falencias de proyecto. Pero estos no pudieron alcanzar el quorum para tratarlo porque el Frente Renovador excepto Héctor Daer, no bajaron a tratar el proyecto. Se privilegió los intereses políticos partidistas. Es de destacar que el Bloque del Frente Renovador cuenta con dos Diputados que pertenecen al Gremio de Camioneros y está también el hijo de Hugo Moyano, Facundo. Por ende se perdió una semana.
Según el Frente Renovador de Massa, pretende una ley superadora y que incluya un tratamiento especial para las Pymes. Pero de aprobarse esta propuesta, la ley debería volver al Senado para ser tratada y seguramente por la fuerte presión que está haciendo el Gobierno (hoy en la reunión de Córdoba) con los gobernadores por la plata de la coparticipación que les debe pagar, el resultado será muy incierto.
A horas de tratarse los distintos proyectos de ley en la Cámara de Diputados y de arduas negociaciones entre bloques, lo evidente es que prima los intereses personales y partidistas, y no los intereses de los trabajadores que viven la angustia de ser despedidos. El Frente Renovador el cual cuenta con varios diputados Sindicalistas Héctor Daer (Sanidad), Facundo Moyano (Peajes), Enrique Castro Molina y Jorge Taboada (Camioneros), Horacio Alonso (Judiciales), Carla Pitiot (Organismos de Control) y Claudia Rucci (hija de José Ignacio Rucci), pretende ganar la pulseada al Frente para la Victoria imponiendo su proyecto, que como dijimos antes demoraría e incluso pondría en duda su aprobación el Senadores. La movida de Massa, como todas las que viene haciendo, está más orientada en mostrarse más como el futuro candidato a presidente del Peronismo, “confiable” y “conciliador” – pero para mí “colaboracionista”. El Frente para la Victoria, Justicialistas y otros bloques más pequeños pretenden aprobarlo ahora tal como vino del Senado porque después no se sabrá que puede pasar (más vale pájaro en mano que cientos volando) ofreciendo elaborar una ley para contemplar la crítica situación de las Pymes. Luego también hay proyectos presentados por el bloque de la Izquierda, de Cambiemos y Socialistas.
Como vemos cada uno atiende su juego político y los trabajadores y los despedidos pasaron a un segundo plano. Incluso los mismos Sindicalistas que hoy tendrían que haber convocado a una manifestación en la Plaza del Congreso para exigir la Ley, como lo hicieron el 29 de abril, mantienen su reserva. Hugo Moyano, parece más ocupado con lo que pasa en la AFA que en lo que ocurre en Diputados, porque si les interesara tanto el tema hubiera influenciado a los diputados camioneros del Frente Renovador.
Al final de cuenta, pareciera que a nadie le interesa demasiado que salga esta Ley, todos hablan de ella, se llenan grandes espacios en los medios, pero en el fondo todo es para la tribuna y nada en concreto. Por la actitud de los principales actores: diputados, senadores y sindicalista, terminaremos justificando al Gobierno, que dice que no existe tal emergencia y que la desocupación es una sensación. 
Por lo expuesto soy escéptico, no sé si habrá Ley y si servirá para algo, porque los poderosos no tienen problema en pagar los que sea y los trabajadores informales no tienen ningún tipo de contención. Igualmente el problema es el modelo y todo esto son simples paliativos.

Al margen de esto, pero relacionado, cada día me cuestiono más este tipo de democracia y creo menos en la representatividad de aquellos que elegimos en cada elección para que nos representen en el parlamento, cuando estos toman decisiones que van en contra a las ideas y programáticamente de aquellos que los votamos. Es necesario un cambio, ahora escapa a mí entender cuál sería el cambio.
Héctor Daniel Fernández 

martes, 17 de mayo de 2016

CORRUPCIÓN o POLITICAS ECONOMICAS, CUAL DE LAS DOS PUEDE HACER MÁS DAÑO.

En los últimos años se viene denunciado en la justicia y mucho más mediáticamente hechos de corrupción de distintos funcionarios y políticos, agravándose en este último año. Los hechos de corrupción están atravesando todo el arco político, denuncias de un lado (Offshorte - Cacaterra) y de otro (Hotesur – Baez). Podríamos decir, como ha ocurrido históricamente, que existen hechos políticos relevantes que se van replicando en los distintos países de Sudamérica. La grave crisis institucional que vive el Brasil envuelto en hechos de corrupción y sus denuncias, se ve en Chile, Argentina, Ecuador, Venezuela y hasta Bolivia. Como fue otrora los golpes cívicos – militares, posteriormente la corriente de gobiernos “populares”, más acá los llamados “golpes blandos” donde los Parlamentarios destituyeron (Paraguay, Honduras, Brasil) o pretendieron destituir a Presidentes (Ecuador, Venezuela, Bolivia), ahora se nos presentan los hechos de corrupción, donde la “justicia” tomo un papel preponderante e incluso político partidista como nunca antes había ocurrido, es más, considero que cada vez ira creciendo esta intervención. Muchos hablan de la judicialización de la política, aunque yo me inclino más en la politización de la justicia. Jueces que no fueron electos por el voto popular dan fallos que competen a la política.
Todas estas circunstancias debilitan a la política, la desprestigia y la hace no creíble para aquellos que consideran que la política es la herramienta más adecuada para solucionar los problemas de la gente. Principalmente desalienta a aquellos sectores juveniles que comenzaron a interesarse en la política y a participar activamente. En los 90 vivimos este tipo de circunstancias que termino con un profundo descredito de los políticos y dirigenciales en general en el 2001.
No hay que tomar a la ligera o darlo como un circunstancia más, el desprestigio de la política no deja de ser una “políticas” en sí misma, implementada por algún sector político-económico, con el fin de crear desaliento, menos participación y desinterés por los asuntos del Estado en los ciudadanos en general, lo que hace que los sectores que gobiernan puedan tomar medidas que suelen perjudicar a mediano y largo plazo a la población o al País, sin que estos reaccionen o se opongan. Les será indiferente o actuara con resignación y luego, cuando sea muy tarde, pagara los privilegios otorgados a ese sector social - económico, que “casualmente” siempre es el del más poderos.
Un párrafo aparte merece lo ocurrido en Brasil, por la importancia y la incidencia que tiene en nuestro País y en toda Sudamérica. Donde la mayoría de los legisladores que acusaron e impulsaron el “juicio político” de Dilma Rousseff están acusados de corrupción y a la presidenta no se le pudo encontrar ningún hecho de corrupción. (Leer artículo BRASIL: “GOLPES BLANDOS” DE LA DERECHA PARA HACERSE DEL GOBIERNO).
Volviendo a la corrupción en sí, seguramente es algo condenable, grave y que hace daño, pero es indudable que pueden hacer más daño aquellas políticas que se implementan que consiguen llevar a un País al borde de la quiebra o de su disociación, y no siempre son tan mal vistas como algunos hechos de corrupción, al cual se lo considera el origen de todos los males. Desde nuestra historia se usó la corrupción para deslegitimar o derrocar gobiernos democráticos (Hipólito Yrigoyen, Perón e incluso Alfonsín).
En esto también hay un doble estándar en nuestra sociedad, se condena primero mediáticamente un supuesto hecho de corrupción, la sociedad compra esa condena y luego la justicia la que actúa, en ocasiones presionada por la opinión mediática y no tan a derecho.  Pero en general no se condena mediáticamente de igual forma aquellas personas o empresas (quizás porque los medios, periodistas y anunciantes están involucrados en estas maniobras) que saca millones de pesos del País sin declarar, que lo deposita en paraísos fiscales o lo ingresa en sus casa matrices del exterior, bancos que se prestan a esta defraudación o aquellos que hacen maniobras fraudulentas para evitar el control de fiscal y no pagar los impuestos que corresponden para que el Estado pueda cumplir con sus objetivos. Para muchos esto no está mal visto, con la excusa de que la presión tributaria es mucha, que no quieren pagar impuestos porque el gobierno mantiene vagos, porque no hace nada, porque son una manga de ladrones, porque no están de acuerdo con las políticas que aplica o cualquier otro justificativo para avalar ese “delito”. Es algo así como condenar con la pena máxima a un ladrón de gallinas y a declarar legítima la acción de un estafador de guantes blancos o evasores. Esto es lo mismo de aquellos que admiran las economías o sociedades de ciertos países donde se cumple estrictamente las políticas tributarias, donde deben pagar todos, sin excepción impuestos a la renta, pero aquí buscan cualquier artilugio para no hacerlo. Esto es lo mismo que aquellos que tienen la suerte de viajar a países donde se respetan las reglas tránsito, al regresar al país hablan maravillas de respeto de los conductores, pero aquí, ellos conductores, no respetan las normas de tránsito. Tenemos una doble moral, las cosas son de una sola forma, no importa lo que hagan los otros, si uno es honesto no tiene que dejar de serlo porque otros no lo sean.   
Honestidad hay que exigirle a los políticos, de derecha, centro o izquierda, a los empresarios y gremialistas, a los contadores y abogados, arquitectos e ingenieros, militares y policías, periodistas y profesores, obreros y empleados, en fin, a todos los ciudadanos, porque la corrupción en mayor o menor grado atraviesa a toda la sociedad.
Al respecto Martín Caparros dice: El honestismo es un producto de los noventas: otra de sus lacras. Entonces, ante la prepotencia de aquel peronismo, cierto periodismo -el más valiente- se dedicó a buscar sus puntos débiles en la corrupción que había acompañado la destrucción y venta del Estado, en lugar de observar y narrar los cambios estructurales, decisivos, que ese proceso estaba produciendo en la Argentina. La corrupción fueron los errores y excesos de la construcción del país convertible: lo más fácil de ver, lo que cualquiera podía condenar sin pensar demasiado” (…).
Es obvio que la mayoría de los políticos argentinos no lo parecen; es obvio que es necesario conseguir que lo sean. Pero eso, en política, no alcanza para nada: que un político sea honesto no define en absoluto su línea política. La honestidad es –o debería ser– un dato menor: el mínimo común denominador a partir del cual hay que empezar a preguntarse qué política propone y aplica cada cual.”
“La honestidad puede no ser de izquierda o de derecha, pero los honestos seguro que sí. Se puede ser muy honestamente de izquierda y muy honestamente de derecha, y ahí va a estar la diferencia. Quien administre muy honestamente en favor de los que tienen menos –dedicando honestamente el dinero público a mejorar hospitales y escuelas– será más de izquierda; quien administre muy honestamente en favor de los que tienen más –dedicando honestamente el dinero público a mejorar autopistas y teatros de ópera– será más de derecha. Quien disponga muy honestamente cobrar más impuestos a las ganancias y menos iva sobre el pan y la leche será más de izquierda; quien disponga muy honestamente seguir eximiendo de impuestos a las actividades financieras o las explotaciones mineras será más de derecha. Quien decida muy honestamente facilitar los anticonceptivos será más de izquierda; quien decida muy honestamente acatar las prohibiciones eclesiásticas será más de derecha. Quien decida muy honestamente educar a los chicos pobres para sacarlos de la calle será más de izquierda; quien decida muy honestamente llenar esas calles de policías y de armas será más de derecha. Y sus gobiernos, tan honesto el uno como el otro, serán radicalmente diferentes. Digo, en síntesis: la honestidad –y la voluntad y la capacidad y la eficacia–, cuando existen, actúan, forzosamente, con un programa de izquierda o de derecha.”
“Quizá mejoraran marginalmente. Pero lo que define la salud o la educación argentinas no es que quienes tienen que organizar sus prestaciones públicas se roben un 10, un dudoso 20, incluso un improbable 30 por ciento del dinero destinado a ellas; lo que las define es que –gracias a la dictadura militar y sus continuadores democráticos– los argentinos que pueden hacerlo compran salud y educación privadas, y dejan a los pobres esa educación y esa salud públicas que los políticos corroen –lo cual resulta, ya que estamos, absolutamente de derecha.”
“O sea: si este mismo sistema estuviera administrado sin la menor fisura, habría –supongamos– un tercio más de recursos para hospitales y escuelas y los pobres tendrían un poco más de gasa y un poco más de vacunas y un poco más de tiza –y los ricos seguirían teniendo tomógrafos y by-passes al toque y computadoras de verdad en el aula. Quiero decir: si todos los políticos fueran honestos, todavía tendríamos que tomar las decisiones básicas: en este caso, por ejemplo, si queremos que haya educación y salud de primera y de segunda, o no. Si queremos que un rico tenga muchísimas más posibilidades de sobrevivir a un infarto que un pobre, o no. Si pensamos que saber matemáticas es un derecho de los hijos de los que ganan menos de cinco lucas, o no.”

 Héctor Daniel Fernández

Mayo 2016

BRASIL: “GOLPES BLANDOS” DE LA DERECHA PARA HACERSE DEL GOBIERNO

Es imposible no hacer un breve comentario sobre lo ocurrido en Brasil, por la importancia y la incidencia que tiene en nuestro País y en toda Sudamérica. Hay que seguir los acontecimientos muy de cerca. El escenario que se revela hoy en Brasil no puede ser visto de forma aislada, sino como parte de un cuadro internacional más amplio. Después de un periodo de predominancia de gobiernos progresistas de diversos matices en Latinoamérica, responsables de avances sociales, vivimos una contra-ofensiva conservadora en toda la región, que amenaza las conquistas obtenidas a lo largo de este período. No se puede desconocer la importancia de los errores y aciertos del gobierno del Partido de los Trabajadores, pero hoy se pone de manifiesto la intolerancia de las élites tradicionales de Brasil que veían menguada o amenazada su hegemonía. Partamos de la base en este punto de la convulsión que, Michel Temer el presidente interino, no dudó en confesar su inocultable ambición de suceder a la presidenta, aún salpicado por el escándalo del Petrolao que afecta a media clase política de Brasil. Pero lo más sorprendente fue la figura del ex - presidente de la Cámara que impulso y presidió la sesión para avalar el 'impeachment' contra Dilma, el ex – diputado (posteriormente separado del cargo) Eduardo Cunha, quién ha sido procesado por lavado de dinero y corrupción por el Tribunal Supremo. Según los datos aportados por le ONG Transparencia Brasil, al menos 303 de los 513 diputados que componen la Cámara de los Diputados estarían siendo investigados por algún tipo de delito, desde fraude hasta homicidio, mientras que en el Senado 49 de sus 81 miembros estarían actualmente bajo sospecha. Desde el comienzo de la segunda presidencia de Dilma Rousseff con el nuevo congreso votado en 2014, en base a una ley que permite el financiamiento empresarial de campaña electoral, el poder pasó a manos de un legislativo rehén de los parlamentarios que comercian sus votos, que son mayoría aplastante y sin ninguna diferencia en las dos instituciones del congreso.
Mientras la presidenta Rousseff no tiene ni un solo caso abierto en ningún tribunal y la acusación que se le hace es por el uso de fondos de bancos públicos para cubrir programas de responsabilidad del gobierno. Es evidente que es un “golpe” disfrazado de juicio político. Es indudable que en todos estos movimientos llamados “Golpes Blandos”, que por lo general se dan forzando las constituciones y con una fuerte injerencia de la Justicia, no dejan de ser de dudosa legitimidad por su procedencia y viene fuertemente sustentados desde poderosos grupos económicos, los grandes medios y sectores de derecha con representación parlamentaria. Bajo la excusa de combatir la corrupción, las fuerzas de la derecha se han abocado a la ruptura del orden democrático en contra de la voluntad popular que reeligió a la Presidenta Dilma Rousseff para el período 2015-2019. La manipulación y doble moral de los promotores del impeachment contra Dilma, son legisladores con tres, cuatro y hasta cinco causas pendientes con la Justicia por corrupción, cuyo oportunismo político se exhibe sin pudor. La agenda golpista no sólo incluye la interrupción de este período de gobierno, sino el bloqueo de una futura reelección del ex Presidente y líder histórico Lula Da Silva, afectado también en esta trama. Por el discurso del Presidente Interino, tienen la profunda intención de cumplir con el mandato de Dilma Rousseff más que de un gobierno transitorio, algo parecido a las aspiraciones de Adolfo Rodríguez Saa en aquel incierto diciembre del 2001. Además prometió saneamiento de la economía, anunciando privatizaciones, achique del estado y ajustes. A nivel internacional se pretende quebrar los BRICS y el Mercosur a los efectos de hacer una alianza con los EE.UU., simplemente como dato, el nuevo presidente interino de Brasil Michel Temer, según Wikileaks era informante de la embajada de EE.UU. en Brasil, además la actual embajadora en Brasil es la misma que estuvo como embajadora en Paraguay cuando destituyeron al Presidente Fernando Lugo, simple coincidencia?. Por último para afianzar la tendencia ideológica de este interinato, el actual Ministro de Exterior y ex Candidato a Presidente, José Serra, había prometido a la petrolera Chevron de llegar al gobierno, de acabar con el dominio de la petrolera estatal Petrobras. Con el avanzar de los días veremos similar discurso y medidas de Michel Temer al de Mauricio Macri, tanto sobre cargar las tintas al pasado como el rumbo de la economía. 


Héctor Daniel Fernández
Mayo 2016

SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...