NOS QUIEREN
ROBAR LA ALEGRÍA Y LA ESPERANZA
Primer
análisis en caliente de las elecciones generales.
Mi deseo intimo era que perdiera Mauricio
Macri, más que por él por lo que representa “neoliberalismo”, además del
desastre económico y social que ha cometido, beneficiando a unos pocos (ricos)
y perjudicando a la mayoría del pueblo, aunque hay muchos de los perjudicado
que lo siguen defendiendo por una cuestión de odio y resentimiento a los que es
Peronsimo o lo Popular, cuestión de piel.
Previo a las elecciones generales, me
encontraba muy ansioso y ciertamente preocupado. Convengamos que las PASO dio
un ambiente triunfalista y algunos ya creyeron que se había ganado (intendentes
y gobernadores) y las generales demostraron lo contrario.
La noche del domingo 27, al escuchar los
resultados experimente una sensación dual, mucha alegría por el triunfo y
alivio, como si me hubiera sacado una pesada carga. Pero también una cierta
preocupación por lo que viene, que no será fácil y que muchos reclamaran
soluciones rápidamente. Pero más preocupado por esa oposición que vendrá,
cargada de odio y rencor, que será intolerante y mucho más si es alimentada por
dirigentes y periodistas que volverán a creer que esto es una guerra.
A pesar de que no están los datos
definitivos, y se dice que podrían variar bastante, más para Alberto Fernández
y menos para Mauricio Macri, convengamos que los derrotados “periodistas
oficialistas y gobierno” han presentado un relato triunfalista, como que si
hubiera habido un empate técnico, cuando la realidad que el triunfo fue
demoledor. Algo se basa en los “errores” de las encuestas que se difundieron.
Según las encuestas en las PASO había de uno a cinco puntos de diferencia
cuando mucho y la realidad dio 16 puntos de diferencia a favor de Alberto
Fernández. Para las generales se daba como mínimo entre 15 y 20 puntos de
diferencia a favor del Frente de Todos y por ahora y sólo por ahora hay 8
puntos. Esto favoreció el discurso triunfalista de Macri y sus acólitos.
El fin de este relato, es quitarle la alegría
y esperanza del triunfo a la gente e instalar un cierto grado de incertidumbre
por lo que viene. No quieren que
la gente sea feliz. Los sectores hegemónicos que representa este gobierno han invertido
esfuerzos culturales y económicos en intentar colonizarnos culturalmente, tan
sólo han sufrido una derrota en una batalla electoral, pero no renunciaran en
sus objetivos, debemos prepararnos para reconstruir la Patria, pero también
prepararnos para la contraofensiva que lanzarán, que será muy agresiva. No se
rendirán sin luchar.
Por qué digo
demoledor, porque es el primer presidente con el manejo de todo el poder, con
los medios hegemónicos a su favor, con un sector de la justicia adicta, con el
FMI y el “Mercado” apoyándolo y no logra la reelección, además pierde en
primera vuelta. Podíamos decir que las PASO fueron como las “elecciones
general” y las “generales” el Balotaje, por eso muchos votos de Esper,
Centurion y algunos de Lavagna fueron para Macri. Cuando Cámpora – Solano Lima ganan, sacan el 49,
56%, contra 36,19 (Balbin 21,29 y Manrique 14,90), Perón – Perón: 61,85% contra
el 36,61% (Balbin 24,42 –Manrique 12,19), o sea el porcentaje de “oposición”
anti sigue siendo más o menos la misma.
Sobre algunos intendentes
que ganaron en las PASO y ahora perdieron, deberán rever su actitud y hacer un
análisis y autocritica profunda – interna - para no volver a equivocarse. Algunos
se habrán confiado o no hicieron la campaña adecuada para el momento, otros
arrastran alguna figura desgastada. Creo que un ejemplo ha sido Axel Kicillof,
como hizo política y como entendió el mensaje de la gente. Modestamente, creo
que la ciudadanía reclama una política de cercanía. Es necesario producir
formas de organización de la sociedad mucho más personalizadas y visibles en
todos aquellos procesos y decisiones que afectan a la mayoría. En nuestros
días, se encuentra generalizada la percepción de que cuando los gobiernos
deciden lo hacen desde niveles demasiado lejanos y poco visibles para el ciudadano
común, decrece la legitimación o esta se convierte en una aceptación pasiva. La
problemática existe entre la cercanía y distancia que mantiene el poder con
aquellos a quienes demanda obediencia. Ha cambiado la relación del pueblo con
los que dicen ser nuestros representantes y aquel que no entendió el mensaje
puede “pagarlo muy caro”. Se hace necesario un cambio de actitud a los efectos
de abrir al ciudadano la mayor cantidad de canales de participación real y
control de gestión, de lo contrario los daños a la sociedad y credibilidad
serán irreparables y traerán aparejados conflictos muchos más serios. Es
necesario recrear una democracia mucho más participativa y directa, donde la
voluntad popular sea consensuada y respetada.
Ante la alegría
y esperanza, no dejare de lado mis principios ni bajare las banderas, como
decía el General "para conocer a un rengo hay que verlo caminar".
Apoyare y contribuiré desde mi humilde lugar en esta etapa que será muy difícil
y condicionada, pero nunca di ni daré un cheque en blanco. Si fracasa el nuevo gobierno,
el pueblo quedará tan derrotado que volverán con el voto popular los intereses
de la minoría privilegiada, el imperialismo y sus cipayos nativos.
La gran labor
será en esta nueva etapa, poner el País de pié y hacer al pueblo feliz. Habrá
que trabajar en cerrar la grieta y terminar con el odio y rencor si se quiere
unir a la mayoría del pueblo. Pero para lograr todo ello se hará necesario
comenzar a construir una profunda y definitiva revolución cultural, para que
realmente no vuelva nunca más el neoliberalismo.
Daniel
Fernández
Octubre 2019