lunes, 18 de mayo de 2009

NUEVOS MIEDOS

Mayo de 1999

Pareciera que en ésta última década invadió a la mayoría de la población un profundo sentido de depresión, fracaso, resignación y fatalismo que los ha inmovilizado. Por años los trabajadores lucharon por su dignidad y sus derechos, podemos mencionar históricos casos como el de la Patagonia o Quebracho entre los más conocidos, el 45, toda los años de resistencia contra gobiernos militares de factos, gobiernos de minorías, la efervescencia de un cambio social de los 60-70, la politización y la germinación de la solidaridad en la juventud de esos años, el alcanzar la tan ansiada Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política. Durante todo ese tiempo jamás se renunció y se luchó por el derecho a una vida digna, a la educación, a la salud, al trabajo, a la igualdad de oportunidades, al bien común sobre el bienestar individual, no se temía al despido, a los palos y gases de los represores, no se temía en casos ni a la muerte, si ella acudía en una manifestación o te venían a buscar a tu casa. Pero había esperanza, había fe, había valores incluadicables, había por qué luchar, se creía en un futuro mejor.
Hoy pareciera que todo eso se perdió, no podemos superar los nuevos miedos que se nos imponen, nos quitaron todo, la esperanza, los sueños, se convive con la inestabilidad laboral que es la peor amenaza para planificar un futuro, y la mejor oferta que nos presentan es la resignación, la incapacidad para realizar las cosas mejor, se tiene como muletilla "otra cosa no se puede hacer", entonces entrégate, cállate y sobreviví, si podes. Cada día perdemos más cosas, los derechos se transforman en dádivas de los poderosos. Cuando el mundo socialmente más consciente busca achicar las horas de trabajo, para ocupar a los desocupados del progreso tecnológico y acrecentar la ayuda social; en este país, se trabaja de 12 a 16 horas por día, sin francos y en muchos casos sin cobrar extras. Crecen los desocupados y la pobreza por el cierre de fuentes de trabajo y no por el avance de la tecnología, pero no es eso solo el mal, sino que el que tiene o consigue un trabajo en su mejoría debe adecuarse a las condiciones de trabajo que le impone el patrón, que no son para nada justas, que se asemejan más a las de la década del 30, por las que tanto se lucho para abolir, pero eso no es nada, también hay que darle gracias y venerar al patrón por poder trabajar, ¡ha! y pensar como ellos, sino a la calle, no importa que tu sueldo no alcance a cubrir tus necesidades mínimas y a esto le llaman modernidad !.
La resignación y el conformismo se instalan en bastos sectores de la sociedad adulta y el desinterés y descreimiento en la juventud, doblegados ante un discurso aplastante que predica que el destino de hombres y mujeres se juegan en el terreno del mercado - donde impera la ley del más fuerte y el "sálvese quien pueda" - y no en el ámbito de la política y el Estado. Antes gran parte de la Juventud mostraba su rebeldía instruyéndose, leyendo y preparándose políticamente y participando activamente en la vida social del país (gremios, partidos políticos, entidades sociales, etc.), se creía que se podía cambiar las cosas, que se podía construir un futuro más justo, utopías se dice, pero por lo menos lo intentaron. Hoy la mayoría de la juventud descree de los políticos, de los funcionarios, de los sindicalistas, empresarios, de las instituciones, etc., descreen de todo y no quiere participar en nada, porque suponen que serán usados y nada podrán cambiar. Otros sectores expresan su rebeldía con violencia, violencia en las canchas, en los recitales, se pierden en las drogas y caen en la marginación. Quizás sea una forma inconsciente de revelarse contra este sistema que lo ha expulsado y serle inservible al mismo.
Transformaron la cultura, nos llevaron de la cultura de la Solidaridad a la cultura del individualismo, de la cultura de la esperanza a la del escepticismo, de la cultura del cambio a la del conservadorismo, de la cultura de la lucha por nuestros derechos a la de la limosna, de la cultura de los ideales a la cultura del materialismo..., es la nueva cultura del miedo, de los nuevos miedos.
Pero todo esta así, miedo a perder lo poco que nos queda, miedo a perder lo que no tenemos, miedo a decir basta, miedo a pedir justicia, miedo a reclamar lo que nos corresponde, miedo a pensar en el progreso de todos o miedo a pensar diferente, miedo de castigar al corrupto o poderoso, miedo a pensar en un país libre, justo e independiente, miedo, miedo, miedo a vivir sin respirador artificial. A este pueblo lo amordazaron, torturaron y le asesinaron los sueños.
Quien es el que nos convence que esto es lo mejor, quien es el que asevera que esto tiene que ser así, sólo aquel que se beneficia ?. Acaso no vemos que cada día los pocos ricos son más ricos y los pobres, cada vez son más y más pobres ?.
Debemos romper con estos miedo y convencernos, en principio, en que no se acaba el mundo si pensamos distinto, si pensamos con libertad, sin acondicionamientos, sin comprar todas las opiniones que nos venden los medios, debemos atrevernos a plantearnos que un cambio es posible. El solo hecho de pensar y buscar una salida, es comenzar un cambio.
En una sociedad que esta en constante evolución, donde la globalización nos muestra las permanentes fusiones de las empresa, los trabajadores y las sociedad toda, debe tomar el mismo ejemplo y unirse para enfrentar los cambios que ellos pretenden y ganarnos un lugar más digno.
Héctor Daniel Fernández

No hay comentarios:

SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...