Luego del resultado de las Paso,
en el oficialismo se vivió una situación de confrontación, que no es extraña ni
nueva para los que están en política o les interesa más en profundidad, pero para
el ciudadano común, lo vivió con estupor y desazón. Una discusión válida, pero
que se debía haber resulto puertas para adentro, fallas que se reiteran a lo
largo de estos casi dos años. Pero la falta de una institucionalización del
frente de todos, donde cada uno exponga, en privado, su mirada sobre las políticas
del gobierno y el contrato electoral, produce estos desatinos. Además de los
egos personales, que en ocasiones son más fuerte que su expresiones de interés por
el pueblo. Expresan que quieren lo mejor para el pueblo, pero discuten a espalda
de él, sin entender que es lo que ese pueblo les está reclamando en este
momento.
Se viene de cuatro años terribles
de neoliberalismo, con alto índices de pobreza, indigencia, desocupación e informalidad,
caída estrepitosa del poder adquisitivo y cierre de industrias, además de un
endeudamiento condicionante y a ello se sumó la pandemia. Hace dos años se
eligió un gobierno con la fe de que cambiara el rumbo y el modelo de País. En
estas elecciones PASO las urnas expresaron su descontento con el rumbo encarado
y los políticos afectados dicen que las escucharon. Será así, habrán escuchado bien?
En estos días quedo demostrado, que
se encuentra generalizada la percepción de que cuando los gobiernos deciden, lo
hacen desde niveles demasiado lejanos y poco visibles para el ciudadano común, por
lo tanto decrece la legitimación o esta se convierte en una aceptación pasiva.
La problemática existe entre la cercanía y distancia que mantiene el poder con
aquellos a quienes demanda obediencia. Ha cambiado la relación del pueblo con
los que dicen ser nuestros representantes y aquel que no entendió el mensaje
puede pagarlo muy caro.
Existe una disonancia entre las consignas
o medidas que se toman y las necesidades de la ciudadanía. Entre el proceso de
asignación de bienes y el impacto colectivo que estas tienen. Pareciera que las
medidas que toman aquellos que deciden acerca de nuestras vidas están alejadas
de la realidad que el pueblo vive, por lo tanto se hace necesario representaciones
más próximas a los actores sociales. Es necesario producir formas de
organización de la sociedad mucho más personalizadas y visibles en todos
aquellos procesos y decisiones que afectan a la mayoría. Se hace ineludible un
cambio de actitud a los efectos de abrir al ciudadano la mayor cantidad de
canales de participación real y control de gestión, de lo contrario los daños a
la sociedad y credibilidad serán irreparables y traerán aparejados conflictos
muchos más serios. Es necesario recrear una democracia mucho más participativa
y directa, donde la voluntad popular sea consensuada y respetada.
No creo que ahora desparramando
dinero cambiara la historia. Se abocaron en la búsqueda de políticas para
solucionar lo macro y no se vio lo urgente. Mientras se lograron reivindicar derechos
de algunas minorías, el de los pobres y marginados sigue postergado. Se suele
escuchar “el tiempo de la política no es el de la gente”, bueno la “gente” le
marco el tiempo a la política. En 2019 se votó un proyecto de País esperanzador
y de cambios estructurales, que no se vislumbraron en estos dos años. La
pandemia puede haber ocupado tiempo y recursos, pero no hubo señales contundentes
ni acciones tendientes a cambiar la historia reciente, como se prometió en
campaña. No se puede concebir que el pobre piensa sólo con el estómago o con el
bolsillo, había que darle una solución, además de esperanza y un futuro cierto
para salir de esa situación. Se prometió cambiar planes por trabajo, eso genero
mucha expectativa, que no se ve hecho realidad. La población viene
empobreciéndose hace años, enojada y castigada por las restricciones de la
pandemia viendo cómo las políticas se acomodan para no afectar ciertos sectores
privilegiados, mientras la mayoría del pueblo sigue esperando. El peronismo es mucho
más que asistencia, planes o ayuda, es una forma de vida ascendente, es lo que
el pueblo necesita, es trabajo digno y salario justo. El peronismo es
redistribución de las riquezas. El peronismo rescato al hombre y lo dignifico,
dotándolo de leyes para que el poder del capital no se abusara de ellos, le
posibilito el acceso a la salud, a la educación, a la vivienda propia, al
trabajo, a la igualdad de oportunidades, en fin, a una vida digna, lo hizo
crecer espiritualmente y en una conciencia solidaria. Históricamente el
Peronismo fue la fuerza que defendió y privilegio al ser humano, dado que es
una doctrina eminentemente cristiana y humanista. No se concibe en el peronismo los niveles de
indigencia, pobreza, desocupación, subocupación e informales como los que
existen.
Se falló en la contención y en la
sensibilidad para asistir a los más castigados por la pandemia. Sólo en mi
barrio (Ciudadela) hubo muchas personas solidarias que se ocuparon y ocupan de
darle de comer a personas necesitadas o merenderos para chicos. Familias que no
estaban acostumbradas a que la asistan con comida, que les da vergüenza ir a un
comedor, a una olla popular o enviar a sus hijos a un merendero. Para aquellos
que con su esfuerzo y trabajo proveían a su familia de los que necesitaban, es doloroso
encontrarse en esta situación que no buscaron sino que se la impusieron a la
fuerza. Todos los esfuerzos solidarios fueron personales, el Estado no estuvo
presente para contener a esos seres humanos. Mínimamente deberían haber hecho
un censo de esas personas para saber que necesitaban, que oficios tenían y buscarle
una salida lo más pronto posible.
Sobre un modesto análisis de
estas PASO digamos que la oposición no saco más voto que en las elecciones
anteriores, o sea mantuvo el voto antiperonista. Que el oficialismo fue el que perdió
algunos votos en favor de otras fuerzas más pequeñas, otros decidieron no ir a
votar o votaron en blanco. Que el radicalismo que fue con Lavagna en las
elecciones del 2019 y no compitió en estas, se volcó a Manes, dándole mayor
volumen de votos a Juntos por el Cambio, luego veremos si los retienen. El llamado de atención para el oficialismo ha sido para todos: nacionales, provinciales o municipales, organizaciones políticas y sociales. El
Movimiento Peronista no movió su aparto, gremios, organizaciones sociales,
partidos políticos y demás, no movieron su militancia y es ahí donde hay que
repensar que paso, si los intereses personales o sectores internos, las peleas
y desconfianzas entre distintos actores del frente de todos son más importante
que la gente. Se volvió con la consigna de ser mejores, por ahora el pueblo no
lo noto, esperemos que para Noviembre se ponga en evidencia.
Sera cierto lo que decía Juan Domingo Perón: “Los peronistas
somos como los gatos, cuando parece que nos estamos peleando, en realidad nos
estamos reproduciendo”.
Daniel Fernández
20 de Septiembre 2021