"Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero
sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera
soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que,
gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre."
Aldous Huxley
Quiero dejarles un artículo que me pareció muy interesante, sobre las FAKE NEWS o sea para nosotros noticias falsas o falseadas. Este artículo fue escrito por Martín Smud (psicólogo) en Pagina 12. Aborda un tema muy actual y nada mejor que una persona mucho más preparada que yo para analizar esta realidad.
“Noticias falseadas (y no falsas) pues no se trata de la relación entre
lo verdadero y lo falso sino del hundimiento del otro mediante la calumnia, más
allá de que sea verdadero o falso. Se trata de una denostación fraudulenta con
poder persuasivo con la potencia de la viralización que se esconde tras el
anonimato, sin chequear ninguna fuente confiable ni conocida.”
Las fake news no son noticias falsas sino falseadas. La diferencia es
notable. Por ejemplo, en la vida cotidiana, si uno se equivoca lo primero que
puede decir es “mala mía”, podría haber dicho otra cosa pero “me equivoqué” y
dije algo que no es verdad y me puedo “retractar”. Lo falso implica la verdad,
la verdad implica la posibilidad de equivocarse, en cambio lo falseado es lo
inescrupuloso, lo que no se puede dialectizar, la obscenidad de saber que
estamos construyendo no solamente una mentira sino una calumnia. En filosofía y
el campo jurídico se diferencia lo culposo de lo doloso, la culpa es inherente
al que habla y la posibilidad de no decir toda la verdad en el discurso pero contando
con el deseo de ceñirla; en cambio, lo doloso quiere destruir al otro por sobre
toda verdad posible, no le interesa la perspectiva de la verdad/falsedad, lo
que interesa son las consecuencias, y la consecuencia es la calumnia.
Los objetivos son evidentes: lograr que pocos saquen la cabeza y
quieran lanzarse a la carrera política porque van a tener que soportar las
calumnias salvo que tengan blindaje mediático y para eso hay que coincidir con
la ideología de los medios hegemónicos y redes de comunicación.
https://www.pagina12.com.ar/426865-la-funcion-de-las-fake-news
Las noticias falseadas, su uso en política y el lugar de los
usuarios
LA FUNCION DE LAS FAKE NEWS
Una reflexión acerca de su
metodología, el rol de las redes sociales y el lugar que ocupan dentro de la
praxis política planetaria.
Hay temporada alta y temporada
baja de fake news. Cuando se acerca alguna elección, siempre recrudecen. Estas
palabras en inglés que suelen ser mal traducidas como “noticias falsas”
tuvieron tal desarrollo que fueron elegidas en 2017 como la expresión del año a
nivel mundial. Se trata de una infección virtual del cuerpo social difícil de
controlar, que tuvo y tiene consecuencias en la gobernabilidad tanto política
como humana del mundo. En la política se visibilizan estas consecuencias: en
las últimas décadas las elecciones de muchos candidatos elegidos a lo largo del
planeta estuvieron inclinadas, mancilladas, ensuciadas por campañas
sistemáticas de fake news que no apelan a enaltecer las cualidades de un
candidato sino a defenestrar con calumnias al rival.
Horacio González sostuvo en
Página 12 (7 de marzo del 2019) que “la ética de la responsabilidad y la ética
de la convicción ya no tienen ningún empleo real para definir la acción
política. El neoliberalismo las malgastó y aniquiló. Hizo trizas la idea de
Habermas de que en el espacio público triunfa siempre 'el mejor
argumento'".
¿Y cómo las aniquiló? El
desarrollo de las tecnologías de la información llevó a la dispersión de las
noticias y esto tuvo consecuencias positivas como negativas (Chul Han, La
topología de la violencia, 2016); por un lado, que la información dejara de ir
de una dirección de arriba hacia abajo,y se moviera en forma horizontal,
cambiando el acceso a la información pero por otro lado: su utilización para
fines políticos dejó entrever una faceta endeble y peligrosa, el enorme poder
de fuego aparentemente horizontal pero pagado por alguna corporación o partido
político. Las fake news se han transformado en una amenaza hasta ser
consideradas un cáncer del tejido social.
Esta “horizontalidad” se lleva
adelante dentro de corporaciones que han sido acusadas (y condenadas con
pruebas) de manipulación de la información a la que acceden. Estas unidades de
negocios manejadas fundamentalmente en la actualidad por Google (YouTube) y
Facebook (Instagram) brindan un servicio aparentemente gratuito que tienen
entre sus funciones primordiales la de compartir informaciones y emociones. El
poder de estas corporaciones tiene su centro en el imperio norteamericano, que
sostiene una visión del mundo neoliberal conservador.
Aceptan y estimulan la función de
los trolls que llevan adelante gran parte de las fake news pues benefician sus
intereses: la de producir escándalos variados que llamen la atención y que
produzcan millones de “compartir” en masa llamados viralización. Ese compartir
atenta contra la verdad, sus mensajes no tienen autoría, simplemente es un dedo
que pasa por el botón de share que se dispara al infinito.
Se creyó en algún momento que la
llegada de las redes sociales podrían multiplicar, al crecer los internautas
interesados, la exposición de diferentes puntos de vista y ponerle límites a la
primacía de los medios hegemónicos, pero no fue así, siguen estando y peor, se
creó una nueva modalidad de información que dinamita el control de la
información, diversificando de manera
exponencial y tras el velo del anonimato las necesarias fuentes de noticias. La
idea de compartir, loable, finalmente se volvió un negocio, la práctica de la
viralización --donde lo que importa es la cantidad de millones de veces que se
comparte más que el contenido de la información--. Se entró en una nueva era
donde la fuente de la información no es importante, donde lo que se enfatiza es
la reproducción del “compartir”.
No se trata de cuestionar el
compartir sino la viralización, no de noticias falsas, sino de “noticias
falseadas”. Una forma de hacer política que está teniendo consecuencias en el
mundo. Argentina ha sido un campo de estudio donde jamás Macri hubiera podido
llegar al gobierno y producir semejante latrocinio de la vida de la mayoría de
la población sin un arsenal bien planificado de trolls, noticias falseadas y la
complicidad de gran parte de los integrantes del Poder Judicial.
Noticias falseadas (y no falsas)
pues no se trata de la relación entre lo verdadero y lo falso sino del
hundimiento del otro mediante la calumnia, más allá de que sea verdadero o
falso. Se trata de una denostación fraudulenta con poder persuasivo con la
potencia de la viralización que se esconde tras el anonimato, sin chequear
ninguna fuente confiable ni conocida.
Hoy, muchos sujetos están
desilusionados de las redes sociales (y de mensajería) porque se ha vuelto, en
forma manifiesta, la forma en que las noticias falseadas se reproducen. Las
redes, como se esperaba, no tienen esa condición aleatoria, expresiva y
singular, dejando ver la temible aparición del trabajo de los trolls, del
calumniador profesional. En una época donde los trabajos cambian bajo el signo
de la virtualidad, estos nuevos trabajadores “independientes” tienen un patrón
que esconde su identidad pero que todos saben quién es. Este “nuevo trabajo”
apunta a denostaciones sin importar la verdad/falsedad, acosando a todo tipo de personas pero, sobre
todo, a candidatos con oportunidades de llegar a algún tipo de dirección y
gestión de poder.
Si Enrique Pichon-Rivière viviera
seguramente hubiera analizado la función en los grupos del llamado troll: es
alguien que se las pasa de listo y que no le importa tanto obstaculizar la
tarea sino hacer saltar por los aires la misma condición de interlocución y de
vínculo grupal. Su intención es confundir, provocar e irritar a los
participantes de la discusión con el fin de que terminen enfrentándose entre
sí. Es el verdadero aspecto del cínico posmoderno.
¿Cómo defendernos de los trolls
profesionales cuando muchos de nosotros replicamos su manera de actuar,
convirtiéndonos por muchos momentos también en trolls amateurs, y encima sin
cobrar un peso?
Las fake news no son noticias
falsas sino falseadas. La diferencia es notable. Por ejemplo, en la vida
cotidiana, si uno se equivoca lo primero que puede decir es “mala mía”, podría
haber dicho otra cosa pero “me equivoqué” y dije algo que no es verdad y me
puedo “retractar”. Lo falso implica la verdad, la verdad implica la posibilidad
de equivocarse, en cambio lo falseado es lo inescrupuloso, lo que no se puede
dialectizar, la obscenidad de saber que estamos construyendo no solamente una
mentira sino una calumnia. En filosofía y el campo jurídico se diferencia lo
culposo de lo doloso, la culpa es inherente al que habla y la posibilidad de no
decir toda la verdad en el discurso pero contando con el deseo de ceñirla; en
cambio, lo doloso quiere destruir al otro por sobre toda verdad posible, no le
interesa la perspectiva de la verdad/falsedad, lo que interesa son las
consecuencias, y la consecuencia es la calumnia.
No hay defensa fácil frente a la
calumnia. Es lo peor que un ser humano, además de la tortura, puede resistir.
Sólo le quedará la fortaleza ética y anímica. No se puede huir. Los victimarios
hacen “lo peor” detrás del anonimato. Primero noticias falseadas y luego el
trabajo se simplifica, el buscador de los buscadores replica la calumnia y no se
la puede bajar de los primeros lugares en internet. El calumniado sufre, se
podrá esmerar en “hacer” buenas noticias para que baje la calumnia de los
primeros lugares pero si alguien pone dinero en las redes vuelve a subir al
pole position.
Los objetivos son evidentes:
lograr que pocos saquen la cabeza y quieran lanzarse a la carrera política
porque van a tener que soportar las calumnias salvo que tengan blindaje
mediático y para eso hay que coincidir con la ideología de los medios
hegemónicos y redes de comunicación.
Las noticias falseadas son una
práctica más antigua de lo que se piensa pero el uso sistemático como un arma
poderosa por su velocidad, cobertura y bajo costo tuvo que esperar hasta
comienzos del siglo XXI. En la antigüedad se llamaba lapidación, y llevó a que
Cristo la enfrentara y espetara a la masa el famoso “quien estuviera libre de
pecados que tirara la primera piedra”. Cristo llevó adelante una apelación a la
gente pero hoy frente al anonimato de la red, las noticias falseadas te lapidan
y no hay Cristo que detenga el compartir. La palabra más amorosa se convierte
en la profusión del veneno, pasa a sangre y ya no hay nada que hacer sino
esperar la “muerte social”. Se alimenta de la gente que quiere decir algo,
compartir por las posibilidades que les dan las redes “horizontalizadas” pero
muchas veces y sin saberlo, nos volvemos engranajes de un sistema conservador y
caníbal.