lunes, 10 de agosto de 2020

UN CAMBIO DE PARADIGMA

 

NEUTRALIZAR LA OBSECACIÓN DE LA INTOLERANCIA

Cuando una sociedad está en decadencia sus miembros exhiben comportamientos que reflejan la perdida de los valores, la falta de ética y la falta de respeto por la vida humana.  

Muchos, en medio de esta maldita pandemia del Covid19, ha dicho que saldremos mejores. Personalmente no creo y lo he dicho. La mayoría de los seres solidarios, bondadosos y honestos reforzaran sus convicciones. Pero un sector minoritario de individuos miserables, aumentaran su miserabilidad y su desprecio por la vida de los otros. Son los que minimizan las consecuencias del virus y festejan la mayor cantidad de muertos, porque eso favorece sus intereses personales y partidarios. Están cargados de frustración, odio y rencor que expresan su resentimiento social con violencia, lo cual es alentado y usado por algunos políticos y comunicadores. Son seres deleznables, que muestran en plenitud el crepúsculo del ser humano.  

Nuestra sociedad ha privilegiado valores como el individualismo, el egoísmo, la intolerancia, la discriminación y la creciente incentivación al odio y la violencia, nos está llevando a un acelerado declive histórico. Nos llevaron de la cultura de la solidaridad a la del individualismo, somos nosotros sobre todos los demás, todo se mide con la vara de lo que nos beneficia o perjudica personalmente sin evaluar el conjunto, dejamos de lado los ideales para aferrarnos a la cultura del materialismo. Se privilegia lo económico, sobre todo.  

Este cambio, está directamente ligado al capitalismo excluyente y salvaje que se incrementó rápidamente después de la caída del muro de Berlín. El capitalismo ha fallado en su promesa principal. Lejos de generar un bienestar generalizado a partir de la propiedad privada y la libre competencia, destruyo el tejido social y agiganto a límites intolerables la pobreza, el hambre, la desigualdad, la marginación y la concentración monopólica. Se implantaron cánones civilizatorios, valoraciones y hábitos de consumo adaptados a las necesidades de dominio económico y cultural del imperialismo. 

Se creó un mundo con miles de millones de personas se encuentran por debajo o apenas por encima de la línea de la indigencia. Arrojo a la letrina la condición humana. La práctica neoliberal ha cortado a su vez las débiles líneas de apoyo y sustentación social desde el Estado, haciendo de éste una maquinaria de endeudamiento, despojo y represión. Para el capitalismo lo bueno y lo mejor es aquello que sirve a sus intereses. El 1% más rico tiene tanto dinero como el 92% más pobre, denuncia Oxfam. 

Dentro de este contexto social, en el mundo se nota el avance de corrientes retrógradas, que considerábamos superadas. Vemos el rebrote de derechas reaccionarias que combinan distintas dosis de autoritarismo, persecución política, golpismo, fundamentalismo, xenofobia, odio, violencia y nacionalismos supremacistas, que concitan la adhesión amplios conjuntos humanos y apoyo de algunos medios de comunicación. Este sector de la sociedad, construyen al hombre, ambicioso y destructivo, que se adueñado de la tierra y de los hombres. Son esos hombres que necesita dominar a sus semejantes, quieren imponer su verdad del único modo posible, aniquilando la verdad del otro.  

Los medios de comunicación forman parte de la degradación. El capitalismo ha logrado colonizar la subjetividad, sirviéndose de los oligopolios mediáticos. La verdad quedo muy reducida en sus posibilidades de expresión. Ellos elaboran una sola verdad que la población suele consumir sin advertirlo.  

Si todos los medios están en manos del poder, todos acordaran acerca de que hay que comunicar. Totalitarismo comunicacional.  Hoy la verdad es la verdad que el poder impone como única verdad. El poder radica, justamente, en conseguir que todos crean en ella. Cuando todos creen en la verdad del poder, ha triunfado el capitalismo. Si durante todo el día escuchas y lees, en los medios, el discurso del poder y lo recibís pasivamente, este discurso que se recibe sin elaborar de ningún modo, terminas repitiendo el discurso del poder. No sos vos mismo, sino lo que el poder quiere que seas. Estos medios tienen la tarea de crear “Sentido Común”.  

Pareciera que estamos ante una sociedad que ensalza a los charlatanes, mentirosos, a la vulgaridad o lo mediocre. Se los aplaude, se los pontifica y se los premia. Nadie se salva de querer ser algún otro, con gloria, poder o dinero; es difícil encontrar quien se conforma en ser como se es y tal cual es. Valoramos a las personas por lo que tienen, por sus bienes materiales o el poder que ostentan, sin importar como los adquirieron. Al “pillo” o “vivo” que actúa al margen de la ley o disposiciones, se lo celebra, y aquel que vive cumpliendo con todo, es calificado como un “tonto”.  

Para poder cambiar la actual situación por la que atravesamos primero debemos cambiar al hombre, para luego poder cambiar la sociedad y sus estructuras de injusticias. Para ello es necesario un cambio cultural profundo.  

El cambio del hombre debe ser interior, no puede juzgar la realidad desde su situación personal o familiar, sino que debe hacerse teniendo en cuenta el bien común, poniendo el acento en los valores éticos. Debemos entender que ninguna persona se realiza en una comunidad en que no se realiza. Es necesario formar hombre que vivan en función de servicio hacia los otros. 

Para lograr esta transformación es necesario cambiar el hombre egoísta, mezquino e hipócrita que tenemos en nuestro interior y transformarlo en un ser solidario, interesado en el bienestar común. Privilegiando el proyecto humano, la valoración del hombre. Esto se puede mejorar si actuamos con honestidad y si todos hacemos nuestra parte y empezamos a darnos una dura mirada ante el espejo y analizamos con frialdad y sin pretextos los defectos personales y los abordamos para mejorar quienes somos. Si mejoramos nosotros mejoramos a la sociedad.   

Por años la humanidad tuvo como consigna que el futuro era símbolo de progreso, vivió construyendo teorías que dieran sentido al mundo y una razón para existir. Las distintas teorías ponían en el centro al ser humano y la solidaridad. Se luchaba por ideales que dieran lógica a la vida, había esperanza y fe, había valores includicables y porque luchar, y se creía en un futuro mejor para todos. Los jóvenes y mujeres son los protagonistas de los cambios que vendrán, cargados de horizontalidad, autonomía, irreverencia, desparpajo y creatividad. Volvamos a esos ideales, caminemos juntos para construir un mundo mejor o esa utopía, quizás no la alcancemos, pero caminar hacia ella significa no detenernos, no bajar los brazos, no entregarse, no renunciar a nuestros proyectos, no cejar en los mejores empeños que dan sentido a la vida.   

 Daniel Fernández

Agosto 2020

LA GRIETA....

de CARLOS PARRELLA

Con cuatro monedas de oro

compre al Dios, al Juez y al Rico.

Al pobre, no le di nada,

para qué ?.Si no lo preciso.

El Dios... me cuida de todo.

Al Juez... más vale de amigo.

Al Rico... siempre contento.

Al POBRE... no lo preciso…

Fueron cuatro las monedas.

Fueron tres, los repartidos.

Una moneda sobraba;

se me perdió en el camino.

A esa, la encontró un pobre.

Golpeó a mi puerta y me dijo...

-Perdone que lo moleste,

es suya, se le ha caído.

El Dios, rezando LLORABA

El Juez buscaba el DELITO!!!.

El Rico, se lamentaba...

- Porqué yo no la habré visto ?

El POBRE vivió tranquilo.

El RESTO, con su egoísmo....


SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...