viernes, 15 de mayo de 2009

LOS DESOCUPADOS

NOVIEMBRE 1994

En los últimos tiempos surgieron una serie de declaraciones y artículos referente al elevado índice de desocupación: la tasa de desempleo trepó hasta el 10,8% en todo el país y un 10,2% de subocupados, lo que hace un total de 2,8 millones de personas con problemas concretos de empleo, sobre una población económicamente activa cercana a los 13 millones, siendo el máximo nivel histórico. El Ministro de Economía, como es su costumbre, trató de minimizar el hecho, con contestaciones soberbias y agresivas, intentando de esa forma imponer su pensamiento. Una de sus comentarios fueron "La pobreza se ha reducido en los últimos años de manera insólita, prueba de ello es la cantidad de gente que viene de los países vecinos a buscar trabajo a la Argentina, porque lo que consiguen aquí es muy superior a lo que obtienen en su lugar de origen".
El Señor Presidente a su vez manifestó" No pensamos renunciar al actual modelo bajo ningún punto de vista" "La desocupación en los países centrales es consecuencia de la recesión. En cambio en la Argentina crece la producción y crece el consumo, pero las nuevas tecnologías reemplazan al hombre por el robot. Por eso debemos, y en eso estamos, preparar al hombre para que maneje al robot" "Los índices de desocupación en nuestro país están por debajo de los registrados en los países europeos y Canadá". "En el período de transición que vive el mundo, el desempleo es moneda corriente". "Se ve un fenómeno que antes no se veía; las empleadas domésticas han podido comprar su automóvil, los electrodomésticos y su casita, con los nuevos planes de vivienda". Lo que no menciona es que el servicio doméstico, produzco una brusca aceleración en la expulsión de mano de obra en los últimos dos años (pasó del 7,4 % al 15,3 %), y se encuentra posterior al de la industria de la construcción con un 20,5% de desocupados.
Las empresas han entrado en un extraño juego para lograr mano de obra barata y obreros sin resguardo dado que el actual sistema se lo permite, agregando a ello la contratación de mano de obra de inmigrantes, legal o ilegal, con el agravante de que ningún funcionario se esmera mayormente en investigar el origen de los cierres de fábricas y los despidos. Con tal de que existan fábricas y no aumenten los desocupados se le permite o se les tolera cualquier ardid para que esas empresas hagan lo que se les antoje con los obreros, siempre y cuando abonen en término los tributos al Estado, porque el verdadero flagelo y de eso pareciera que los industriales no hablan, es la presión tributaria y los servicios, pero como los obreros hoy por hoy son los más débiles del espectro industrial, dado el ensañamiento del gobierno y los aplausos de los industriales, procuran terminar de destruirlos, para que nunca más logren surgir y así ellos tener el control; luego el capital se encargará del Estado. Realmente el industrial honesto se equivoca de rival. Las pequeñas empresas son las que deberían crear más empleo, pero en la actualidad se sienten agobiadas por el sistema.
Para tener en cuenta es que del 9% de crecimiento pasará al 3% de este año. Y es aquí donde se agrava el problema. Hasta ahora se está utilizando la capacidad instalada y ociosa. Pero a partir de este momento hay que invertir más para ampliar la capacidad de producción y aumentar la generación de empleo.
El Señor Ministro de Economía asegura que el desempleo se debe, en parte, a que la mujer se sumó al mercado laboral, pero no afirmó que el motivo de ello es el deterioro de los ingresos familiares lo que obliga a muchas mujeres y jóvenes buscar trabajo, pero generalmente sin éxito. Hay que tener en cuenta que desde la convertibilidad hasta ahora el índice de precios al consumidor subió 56% y los salarios se mantuvieron sin variantes en términos generales.
Por lo tanto ser mujer y joven no es un buen atributo para conseguir trabajo en la Argentina, los datos revelan que los menores de 20 años y las mujeres resultaron los más discriminados por las expulsiones del mercado laboral. En los últimos cuatro años, en la franja de menores de 20 años se encuentra la mayor tasa de desocupados (30,5%), especialmente entre las mujeres (33,9%), la tasa de desocupación femenina (13,3%) y en cuanto a las jefas de hogar, la misma empeora, pues la tasa se eleva al 14%, mientras que los jefes de hogar desocupados representan más de la tercera parte (34,4%).
Hoy nos vemos agobiados por el desempleo, pero esto demuestra la falta de capacidad de quienes tienen que gobernarnos, dándole prioridad a otras cosas, menos a la necesidad de los trabajadores o buscando explicaciones y justificativos que no hacen a la realidad, con tal de confundir o engrupir a aquellos que no quieren pensar o les conviene esta situación. Un día después de que los guarismos oficiales indicaran que la desocupación alcanzó el máximo nivel histórico y el peor desde el inicio de la gestión de Menen y Cavallo, admitieron que la situación ocupacional era "grave", pero en vez de esbozar alguna autocrítica a la gestión de gobierno culparon al sindicalismo disidente. La desocupación viene creciendo aceleradamente a partir de 1992 en todo el país. La continuidad de la tendencia a través del tiempo y la extensión geográfica del problema confirman que se está frente a un problema económico global y no ante una situación coyuntural o sectorial aislada. El INDEC estima que para Santa Fe la desocupación podría llegar hasta 19,2 %, o sea la quinta parte de la población activa. Por otra parte, en esta provincia también es muy elevado el nivel de subempleo, o sea de aquellos que sólo consiguen hasta 35 horas de trabajo semanal. Sumando desocupados y subocupados se arriba a 26% de la población con problemas ocupacionales serios. Por otra parte, en Santa Fe la imposibilidad de competir del sector metalmecánico frente a la competencia brasileña, agravó la situación.
Capital Federal es una de las localidades que, si bien muestran problemas ocupacionales muy superiores a los tradicionales, no vio agravada su situación en el último año. Incluso el desempleo bajó de 9,2 % en mayo del 1993 a 9% en la última encuesta, el motivo de esto fue la masiva contratación de productores para las AFJP, que alcanzó su clímax ese mes e incidió especialmente en su zona, quienes ahora al terminar la etapa de inscripción fueron dejados en la calle, elevando nuevamente los índices de desocupación, no siendo ello lo más grave, lo grave es que ahora uno de los mayores entes de ocupación, son las empresas de servicios, o sea las que nada producen y viven parasitariamente de las que sí producen. Según los últimos datos disponibles de Capital y conurbano, la industria ocupa un 24%, el comercio un 21% y los "servicios" un 33%, otros un 22%.
En Buenos Aires unos 123.000 trabajadores fueron dejados en la calle en los dos últimos años por las fábricas del área metropolitana, según surge de la última medición, y más de 1.200.000 personas, el 22 % de la población activa está desocupada o tienen trabajos temporarios. Los indicadores económicos revelan un "alerta rojo" social, en este territorio se concentra el 30 % de la población total del país y se registran los mayores bolsones de pobreza.
En todo el país los desocupados suman 1.514.000 y los subocupados 1.430.000, haciendo un total de 2.944.000, QUE TAL?
Alrededor de 63.000 puestos de trabajo se perdieron en la Capital y su conurbano entre mayo de 1993 y mayo último, generando 21.000 nuevos desocupados, mientras que otras 42 mil personas abandonaron el mercado del trabajo, presumiblemente desalentadas por la falta de perspectivas.
Lo cierto es que el año pasado ya se vio que entre mayo de 1992 y mayo de 1993 se perdieron gran cantidad de puestos asalariados en la industria y la construcción, mientras que el cuentapropismo en el sector servicios cubría el bache.
La caída neta del empleo podría originarse en el cese de la absorción de personal por el comercio y los servicios, que hasta ahora compensaba la expulsión en industria y construcción, o en la previsible quiebra de muchos nuevos cuentapropistas.
También es para tener en cuenta el auge importador de los últimos años que está sustituyendo producciones nacionales con alto contenido de mano de obra.
En los últimos cuatro años el sector público ha despedido a más de 200.000 personas que trabajaban en las empresas estatales ahora privatizadas, a ese número se suman los expulsados de las administraciones provinciales sometidas al ajuste que amenazan con la continuidad de este fenómeno en los próximos años. Numerosas empresas privadas que fueron obligadas a cerrar debido a las nuevas reglas de la política económica, y otras empresas sometidas a la intensa competencia externa se vieron forzadas a reducir el empleo para bajar costos, dado que en ningún momento decreció la presión fiscal por la que no lucharon, siendo más sencillo deshacerse de los trabajadores.
En los últimos cuatro años se verifica un crecimiento constante de la sobreocupación horaria (población que trabaja más de 45 horas semanales, por horas extras o por doble ocupación), que ya es práctica de casi cuatro de cada diez trabajadores (38,5%). Además todos los sectores de actividad se muestran en los últimos años como expulsores de trabajo.
Si a todo esto le agregamos que el Gobierno eliminará 10.000 puestos vacantes y mantendrá congelados los salarios de los empleados estatales, la reducción del salario por desempleo a la mitad dentro de la política de contención del gasto público para 1995 y se les exigirá a las provincias que apliquen el ajuste, provincias que padecen el cierre de industrias y no se crearon ni se estimularon nuevas alternativas para ocupar a aquellos que queden sin trabajo, esto es el ajuste por el ajuste simplemente.
También es preocupante la disminución del 4,9% en julio de la actividad de las empresas. En bienes de Capital se utiliza sólo el 26% de la capacidad instalada. Las importaciones de máquinas-herramientas aumentaron 132%. Las exportaciones cayeron 38%. En el rubro tractores, hace 10 años se exportaban 2.916 unidades, en 1993 bajó a 42. En la actividad de la Petroquímica, cerraron 15 plantas, el sector despidió a 30.000 personas, un 50%, las exportaciones cayeron 60%, las importaciones aumentaron 74%. La industria textil es la fuente principal de empleo en el exterior, habiendo caído las exportaciones en un 56%, por lo que el balance comercial del sector es negativo, importándose más de lo que se vende afuera. En Papel y Celulosa, cerró el 15% de los establecimientos , el 35% del consumo es importado, desde 1991 las importaciones crecieron 1.000%. El saldo de la balanza comercial del sector es deficitario en 700 millones de dólares.
Es evidente que los empresarios argentinos no crecieron, ni les interesa hacer evolucionar sus empresas socialmente como el momento mundial lo reclama, siguen aferrados a viejos vicios y sólo les importa el crecimiento de su bienes personales, viven aislados, no les importa el país y mucho menos aquellos que viven en él, por más modificaciones a la economía, desregulaciones económicas y laborales, siguen pidiendo la protección del Estado, antes eran subsidios y otros beneficios, hoy procuran que el gobierno y el poder legislativo quite todas las leyes que protege al trabajador, en definitiva es un subsidio, como lo son las rebajas en la electricidad, gas, teléfonos y de los aportes, pasando esa diferencia a su favor a los que consumen menos, pero a costa del sacrificio de los que menos tienen, porque ellos no arriesgan nada, aparte de ser los poderosos dueños del capital. Pero un reciente estudio realizado en Europa señala que el aumento de la flexibilidad laboral y de la rotación laboral no ofrece una solución simple al problema del desempleo.
Una empresa que produce bienes se enfrenta hoy día a la opción de incorporar dos recursos relativamente competitivos: tecnología y trabajo. La tecnología se caracteriza por un crecimiento constante en el tiempo, no sólo cuantitativo, sino sobre todo cualitativo. Es esto lo que permite incrementar sustancialmente la productividad de los restantes factores. Cuando existen límites a la cantidad de producción, es usual que la mayor productividad se aproveche para producir la misma cantidad, pero bajando los costos. De esta forma, la tecnología desplaza a otros factores de la producción, como el trabajo.
El pensamiento del empresariado se destina a que los problemas de la tecnología normalmente se concretan en cuestiones mecánicas, de mantenimiento, la fuerza de trabajo es un factor mucho más complejo, pues en ella debemos tener en cuenta factores importantes como lo son: vacaciones, enfermedades, embarazos, etc., lo que requiere un ambiente grato y estimulante, que generalmente no existen.
Ahora nos preguntamos: la función social del trabajo, ya no existe?
El desempleo, producto de la imprevisión y la insensibilidad de los que tienen la obligación de velar por nuestro bienestar o por lo menos en darnos la oportunidad de tener un trabajo digno para vivir con decoro, siguen mirando hacia otro lado y buscando justificativos genéricos, siendo evidente que quieren ser uno más del primer mundo, por lo tanto ellos procuran salvarse, no quieren que todos pertenezcamos al mismo mundo, no quieren mezclarse con los trabajadores, están creando una profunda división social, discriminando los nuevos pudientes (gobernantes, funcionarios y políticos ), junto a los oligarcas de siempre y el empresariado nacional también en su mayoría avenidos a políticos, como un nuevo y gran negocio, en él se conjuga el poder, la impunidad y lo lucrativo, y por el otro lado, los trabajadores, divididos, confundidos y empobrecidos. Esta es una realidad a la vista de todos y desmentirlo es autoengañarse, quizás por conveniencia, pero el aumento de la pobreza es una realidad, como decía el olvidado por esta nueva casta de políticos, Tte. Gral. Juan D. Perón "la única verdad es la realidad". En razón de la violencia, la droga y la falta de trabajo, miles de personas viven un verdadero infierno. Hoy en la Argentina hay un país para pocos; un grupo vive en el Primer Mundo, mientras la mayoría vive del sistema. La gente está vencida, ya no cree en nada; está quebrada y podrida, porque lo poco que gana apenas le alcanza para comer. La mayoría vive muy mal, amontonada, y se le quita la alegría de la vida. En los últimos tiempos hubo un incremento de las zonas marginales, de la droga, de la violencia, sumado a ello la falta de oportunidad, hace que miles de personas vivan en un verdadero infierno. Y esto trae como consecuencia la marginación de los jóvenes.
Por otro lado el Gobierno considera que la pobreza disminuyó con respecto a los valores existentes hace seis años, pero si lo comparamos con lo que ocurría a mediados de la década del setenta, el fenómeno se ha cuadruplicado. De hecho, por aquellos años el índice de pobreza giraba entre el 5 y el 7 por ciento, cuando hoy se admite que supera el 20%, pero en los hogares del Gran Buenos Aires trepa al 36,7 %, mientras que el consumo global de alimentos bajó en los sectores humildes un 30%, en tanto que la propiedad calórica de la alimentación también experimentó una reducción del 14%. Todo esto, mientras polulan los niños que salen a la calle a vender cosas y en gran medida sufren una expulsión de su ámbito familiar, de esta manera se cargan de una responsabilidad enorme como la que surge de aportar el único ingreso monetario permanente para su familia. 6.232.085 argentinos no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas y 640.000 niños pobres entre 2 y 5 años no acceden a ninguna oferta educativa. Igualmente el daño humano es irreparable, 15.000 niños mueren anualmente por causas que serían evitables y por lo menos, 60.000 niños menores de 5 años sufren desnutrición grave, 10 millones de personas no tienen acceso al agua potable y casi otros 10 millones, no poseen servicios de salubridad adecuados.
A más desocupación, menos salario; así se explica que haya ahora más pobres que nunca en la Argentina. Y, más aún, que esos pobres sean más pobres que nunca. Es evidente que la estabilidad está sustentada en base a la desocupación y los salarios bajos.
Sólo basta con mirar las encuestas últimas sobre las prioridades de la gente, para darse cuenta que todo está relacionado con la falta de trabajo, en la que estadísticamente ocupa el primer lugar. El dinero no alcanza, un 68,6%; El aumento de la delincuencia, 56,3%; La educación, 52,7%; La drogadicción, 50,9%; El mantenimiento de la fuente de trabajo, 49,4%.
El Señor Presidente dijo también con respecto al desempleo, "como contrapartida, aparece una desocupación un tanto preocupante, que se puede superar rápidamente porque no hay recesión en el país"
Si observamos y analizamos el comportamiento de precios y salarios de este último año, vemos que lentamente el poder adquisitivo va cayendo. Los precios aumentan a pasos muy chicos o como los servicios en forma tramposa, achican los pulsos, los valores mínimos de gas o el KW de luz, pero aumentan, y los salarios prácticamente están a valores nominados estables. Parece ignorarse que en el 56% del costo de vida acumulado, un operario industrial no calificado necesitaba 25'(minutos) para comprar un kilo de pan francés, hoy necesita 36'(minutos), es decir un 43% más. En 1991 el mismo trabajador trabajaba 10 horas para pagarse 72 boletos del valor mínimo de colectivo, mientras hoy debe trabajar 6 horas más para poder adquirirlos. Para peor, el aumento del 25 % en el transporte colectivo afectó más aún a los habitantes del conurbano que a los de Capital Federal, teóricamente estos últimos de mayor nivel adquisitivo. En la ciudad de Buenos Aires son 19 centavos más, mientras que en el Gran Buenos Aires, quienes pagaban 80 centavos ahora pagan un peso. Ahora la idea de economía es que los pasajeros deben pagar más por adelantado para que los traten mejor, aunque nadie les asegura que eso suceda. Por lo tanto, buena parte del aumento irá a compensar a las líneas de colectivos por una merma del 15% por ciento en la venta de boletos, aparentemente debido a que más gente tiene auto y lo usa, a que otros recurren a esos remises que pululan o se prenden a un charter, u optan por trenes y subtes para escapar a los atascos, o también obedece a que los embotellamientos en el centro son tan aterradores que, si se tiene prisa, lo más rápido es ir caminando.
Pero que un trabajador deba trabajar más para mantener su poder adquisitivo igual al que tenía cuando comenzó la convertibilidad no quiere decir que pueda... Por el contrario, a partir de ese momento comenzó la racionalización y el recorte de gastos en todas las empresas, que motivaron que muchos trabajadores no pudieran acceder a horas extras, que aumentaban sus ingresos a costa de su salud, su familia y el esparcimiento necesario. Así que esta apreciación del Señor Presidente debe ser en "su país".
El salario de hoy permite comprar menos bienes y disfrutar de menos servicios, la canasta de consumo se achicó en un cuarto de hace diez años atrás.
La baja de los salarios sólo conducirá a un achicamiento de la economía y a la expansión de la pobreza.
También dijo el Señor Presidente "quizás los índices de desocupación han crecido porque los jóvenes no están capacitados para manejar estas nuevas tecnologías, y para esto nos avocamos a este proyecto", "No pensamos renunciar al actual modelo bajo ningún punto de vista".
Aquí está puesto de manifiesto la imprevisión, dado que toda esta evolución se preveía y no se facultó, ni se faculta a los jóvenes para esta nueva etapa; en los programas educativos, recién ahora que el problema es acuciante, van a tomar medidas para ello.
Como se puede observar la falta de trabajo trae aparejado entre otras cosas una gran discriminación social y está achicando la vida útil para el trabajo, no basta la voluntad de trabajar, hoy a los jóvenes de 20 años no los toman porque no tienen experiencia o no están preparados y los mayores de 40 son viejos o también no están preparados para asimilar la nueva tecnología, no se les da posibilidades para capacitarse, ni oportunidad, si quedan en la calle deben resignarse a deambular por distintas empresas sin suerte, en muchos casos terminan presentándose en empresas de servicios eventuales o en empresas de vigilancia.
Hoy parecería que aquellos que no pudieron o no tuvieron oportunidad de estudiar, capacitarse y actualizarse, no tienen posibilidad de progresar o conseguir un trabajo, para ellos que en una época fueron operarios u empleados calificados, y que tenían una especialización que quedó caduca, o simplemente eran obreros u empleados, ya no sirven, no tienen oportunidad, su tiempo pasó y ahora deben vivir de lo que puedan o encuentran, en muchos casos inferiores a su capacidad o posibilidad, esos trabajadores se sienten degradados e insastifechos. Las estadísticas dicen que el 70% de los desocupados no completó sus estudios secundarios, esto se traduce en la existencia de sectores de la oferta laboral que no encuentran su lugar en el mercado. El mayor peso de esto recae en el segmento de mano de obra no calificada, sólo habrá empleo para trabajadores calificados.
La demanda de trabajo no calificado tiende a disminuir, con la consecuencia de aumentar el desempleo del sector y disminuir su salario real, este tipo de mano de obra sería fácilmente reemplazable con tecnología proveniente del exterior, por otro lado se observa un aumento en demanda laboral de trabajadores con educación terciaria.
Las mayores dificultades del sistema educativo argentino estarían centradas en la preparación de profesionales en las disciplinas científicas y con aplicaciones tecnológicas, lo que demuestra como falla principal la falta de preparación a nivel primario y secundario.
Pero el Ministro de Economía decidió prescindir de mil investigadores; en países del primer mundo como los EE.UU. invierten alrededor del 3% de su P.B.I. en investigación y desarrollo, en la Argentina sólo se investiga por el 0,03% del P.B.I., esto demuestra un profundo desprecio por el progreso del País y su independencia, pareciera que se lo quiere sumir en el atraso, para así poder aplicar fácilmente su plan, sin investigación o en manos privadas, todos los proyectos de progreso e independencia serán digitados por los países extranjeros. Si la desesperación por economizar dinero, porque las cuentas no le cierran al Señor Ministro, dicho por el FMI, y la recaudación impositiva a caído, achicándose el ingreso de capitales, récord en el déficit de la balanza comercial y descenso del consumo, qué pueden esperar aquellos que se encuentran en la franja de los marginados o sin trabajo.
Siguiendo con el tema de la evolución tecnológica, la discriminación, falta de oportunidades, la capacitación y el estudio, digamos que en el últimas evaluaciones de la capacidad educativa, se pudo comprobar que si sumamos la pobreza social con la pobreza de los recursos educativos, el resultado es una baja calidad de enseñanza y de aprendizaje. Se les da menos a los que menos tienen, así tenemos pobres yendo a las escuelas de inferior calidad y peor equipadas, con una deficiente estructura edilicia y con menor antigüedad de sus maestros, por eso en los sectores populares tienen los mayores índices de deserción y repitencia. Las provincias más pobres se consolidarán como absolutamente marginales en la participación del producto interno del país, lo cual agravará las condiciones de vida que por décadas han sufrido sus familias más pobres, en dichas regiones la deserción escolar a nivel primario es del 56% y en la Capital Federal, Pcia. Bs As. y Santa Fe, es del 22%. Las evaluaciones de la calidad indican que más del 60% de los chicos en la primaria no logran comprender un texto o resolver problemas de matemática. Aunque es más grave para los sectores humildes, es evidente que el sistema educativo no sirve. Esto desgraciadamente pone de manifiesto que las familias más pudientes mandan a sus hijos a estudiar a los mejores colegios, quedando vedado para los trabajadores, mostrándonos la estadística que los hijos de los obreros no calificados tienen sólo el 37% de posibilidades de terminar el primario, mientras que casi todos los hijos de profesionales lo concluyen, estos datos adquieren particular significación si consideramos el aumento alarmante de la pobreza y la desocupación. Creemos que se debe reflexionar muy seriamente sobre el tema, porque si hoy hay problemas irresueltos, mucho más grave será en el futuro con estos antecedentes, o acaso se piensa dejar librados a su suerte a todos los desocupados de hoy y a todos los potenciales trabajadores que actualmente no pueden o apenas pueden concluir sus estudios primarios, fruto de este sistema cruel y falto de solidaridad, la realidad muestra tristemente que por más que se lo oculte, hay dos países, uno el que nos quieren mostrar y otro subterráneo, en el que estamos inmersos los que trabajamos.
Las reformas han convertido al país en un modelo sólo para el FMI, en las cuales se incluyó la entrega al sector privado de casi todo, hasta un zoológico y ahora pretenden entregar la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) y el CONICET. Si las grandes industrias, los banqueros, los inversores extranjeros y los ricos argentinos, muestran un gran optimismo, no se debe hablar de milagro, basta con salir de Bs.As. para caer en las realidades del Tercer Mundo, otro país, como dicen los argentinos en donde no se perciben los beneficios del crecimiento y la inversión producto de la venta del patrimonio del Estado.
Según el Banco Mundial el 20 % más rico de los argentinos se quedan con el 51,6% de la riqueza que genera el país, no hay muchos países en el mundo, donde las franjas privilegiadas se vean tan favorecidas con la distribución del ingreso.
Todos coinciden, desde el Gobierno hasta la oposición, que la desocupación se mantendrá en esos elevados niveles por bastante tiempo.
La persistencia del desempleo obliga, por lo tanto, a intensificar programas destinados a crear empleos en lo inmediato, como los de estímulo a la construcción, pero también, para el desarrollo de largo plazo de las industrias y las actividades de servicios vinculadas con la producción.
Ello también se debe a la falta de políticas definidas por parte del Estado, las empresas, institutos o universidades para adecuarse a las tendencias que predominan en economía moderna.
Las iniciativas oficiales siguen siendo, no obstante, insuficientes en relación con la cantidad de personas que necesitan trabajar y con las perspectivas poco alentadoras del mercado de trabajo.
Paralelamente es necesario trabajar para el largo plazo ampliando las posibilidades de educación y formación laboral de los jóvenes mediante la mejora de la oferta y la creación de nuevos instrumentos en las empresas privadas.
La desocupación no es un fenómeno pasajero fácil de resolver, por lo que plantea la impotencia de actuar preventivamente y en profundidad para evitar el deterioro de las condiciones de vida de la población y la creación de fracturas insalvables en la sociedad.
Es evidente que todo esto es producto de una crisis ética, moral y cultural de la sociedad, los ejemplos de los de arriba se reflejan en los de abajo, se transformó esta sociedad en individualista, carente de valores y principios, debilitada culturalmente, descreida en todo y todos y carente de ejemplos sanos.
Un Estado corrupto no deja de serlo por el hecho de vender las empresas o privatizar. En la historia económica de los últimos dos siglos no hay país alguno que haya salido del subdesarrollo siguiendo el modelo de reformas neoliberales promovidas por el BM o FMI
El costo social de un cambio económico como éste tiene que ser equitativamente compartido por todos los sectores de la comunidad.
Esta sociedad ha ido produciendo un cambio muy acelerado, hoy se dice y se cumple, que el dinero es lo más importante de la vida y se ataca de la forma más perversa e inmoral los valores de vida humana, el hombre tiene precio, se compran con mucha sencillez voluntades, por dinero se vende la lealtad, se traiciona un amigo, se compra y vende el amor, se arrean las banderas y los ideales, también con mucha facilidad, se cambia de opinión adecuándose a la conveniencia económica, se perdió en el tiempo la época en que se luchaba por los principios, por los ideales o por un mundo más justo para todos los hombres, hoy el único ideal es el dinero y ante el hombre se ha rendido. El individualismo y la ambición se tragaron la solidaridad, la convivencia, el respeto mutuo, el bien común y la justicia. Se observa que la lógica es la salvación individual y esta idea se expande sin frenos; en este capitalismo la máxima ganancia justifica cualquier exceso y el progreso económico en detrimento de la condición humana. En esta sociedad se ha empezado a difundir el sueño de que el dinero lo puede todo, entre otras cosas, disponer a bajo precio de la vida del otro y todavía ( de esclavisarlo) hacerle creer que le está haciendo un favor.
Hoy los poderosos por medio de los formadores de opinión, que constituyen una élite, cuyos dictámenes pueden valer más que cualquier ley, nos dicen lo que está bien o mal, qué es ética o moral, hasta qué es justo o no, los medios de comunicación influyen en la sociedad en la formación de conciencia, sobre las ideologías, cultura y el hábito, pero siempre vistos desde su conveniencia, podemos caer por el desprestigio de políticos, empresarios, sindicalistas, fuerzas armadas, jueces y religiosos, en el gobierno de los medios. La desocupación tiene que ver en mucho con esta nueva sociedad, una sociedad que legitima la corrupción estructural. El sistema creó una condición en el cual hace que la gente crea que piensa y en realidad es el poder el que genera las ideas y las impone en el medio, determinando de la forma en que van a pensar unos y otros. Desde muy pequeños nos imponen normas y costumbres que condicionan nuestra percepción y limita expansión comprensiva, de este modo vivimos en el mundo que nos cuentan y no en el que existe y sentimos lo que nos dicen que tenemos que sentir.
Gracias a la desocupación se sostiene este sistema, pero aparte de ello se observa que los grandes capitales buscan una profunda revancha contra los trabajadores, como en la década del 30, pero con mayor experiencia, capacidad, astucia y ensañamiento. Aún el trabajador sueña que está viviendo en épocas pasadas, en la que se lo respetaba, era un ser humano y no un número o elemento de producción, que podía aspirar a progresar, a que sus hijos estudiaran y fueran más que ellos, a vivir dignamente y hasta darse gustos como ir a pasear, comprarse un autito e ir a veranear, es decir, el trabajador se aburguesó. Algunos que aún no perdieron todo esos beneficios, para poder mantener lo que lograron en esa época trabajan las horas que sean necesarias y en las condiciones que le impongan. Antes un trabajador podía transcurrir toda su vida laboral en una misma empresa, hoy por medio de los cambios técnicos, sociales y legales, se perdió la estabilidad, no dura mucho tiempo y la incertidumbre de no saber si encontrará otro trabajo procura defender a costa de la pérdida de su libertad, porque hoy un trabajador tiene coartada su libertad por los patrones, ellos le imponen el sueldo, los francos, las vacaciones y no le permite pensar en activar sindicalmente o pedir cambios, porque son echados sin más trámite. Se les impide por medio del temor, como en la época de los autoritarios y déspotas pensar y actuar, él solo tiene que trabajar y muchos prefieren entregarse con tal de llevar unos pesos a su casa, porque a pesar de que se quiere destruir la familia, porque destruyendo la familia destruyen el último punto de fortaleza de la sociedad, él piensa en ella.
El trabajo como bien social, quedó solo en una frase, cada día y se ha visto en los últimos allanamientos efectuados en el bajo Flores y en Mendoza que nos aproximamos a una nuevo tipo de esclavitud, es real que en ocasiones hubo abusos por parte de trabajadores, pero la solución no pasa por desproteger a los trabajadores, porque ello no va a dar más trabajo, la industria que progresó tecnológicamente no va a tomar más empleados, por el contrario, va a seguir expulsando y la deficitaria va a desaparecer. Lo que hace falta es legislar con justicia, hay que buscar y facilitar la creación nuevamente de aquel pequeño empresario, que en su casa o galpón trabajaba con no más de cinco empleados, que con el tiempo pasaban a ser como de la familia, donde los chicos comenzaban a aprender un oficio, éstos que daban ocupación a mucha gente, hoy desaparecieron por la gran presión tributaria injusta, las complicaciones del sistema impositivo y en otros casos por los juicios indiscriminados, que no se ajustaban a la realidad de la empresa y el empresario, he aquí uno de los puntos que habría que considerar para cambiar en algo el perfil de los barrios y de los jóvenes desocupados sin estudios superiores. No se puede legislar tomando como base las grandes empresas, las que cuentan por su propio peso e influencia en el Estado con ventajas, se deben crear leyes contemplando la situación de los distintos sectores y estimular y proteger el crecimiento de estas alternativas y no como ahora que son devorados por los grandes monopolios. Otro caso es el del interior, muchos pueblos están muriendo, porque vivían todos de una fabrica, esa empresa cerró y ese pueblo perdió su actividad, el valor de sus casas, negocios y tierras, es cierto que en la mayoría de los casos los dueños de esas fábricas eran y son con más razón ahora señores feudales, ponen el intendente y concejales, administran justicia, son los dueños del mercadito, de la radio o el diario, cometiendo todo tipo de abusos hasta coartar la libertad, y el que quiere seguir trabajando y viviendo en el lugar no tiene derecho a quejarse; esto se tiene que terminar, hay que sacarle ese poder y en su lugar imponer justicia, pero también hay que buscar otros beneficios para que esa empresa siga funcionando y que otras empresas se instalen en el lugar, es indudable que en un país tan grande y con tanta extensión, los centros de consumo pueden quedar muy lejos, por lo tanto hay zonas favorables y zonas desfavorables. No se puede legislar solo con el fin de recaudar, lo económico se debe adecuar a lo social y no como está ocurriendo ahora, privilegios no, justicia si.
Otro caso típico de los cambios es en el consumo, grandes supermercados se están instalando en todas las zonas comerciales, por su gran estructura y el volumen de compras condicionan los precios a sus proveedores, es indudable que ocupan gran cantidad de gente, pero no olvidemos que alrededor de esos centros de compra masivos existen muchos comercios que crecieron con el barrio, estos se verán afectados y muchos desaparecerán porque les será imposible competir; qué va ser de ese comerciante, si lo único que sabe es atender un negocio, no está preparado para otra cosa, porque es lo que hizo toda su vida, es donde hay que preparar a la gente para estos cambios y para ayudarlo a rehacer su vida social en otro ámbito o ramo.
Los cambios político-económico, la situación paupérrima de algunos países limítrofes, caso Perú, Bolivia y Paraguay ha traído al país gran cantidad de inmigrantes ilegales, todo ellos se concentran en los grandes centros poblados, viviendo en villas, invadiendo casas deshabitadas y hacinados en una pieza varias familias, aceptando cualquier trabajo y bajo cualquier circunstancia, porque para ellos es mucho mejor de lo que tenían en su país y aquí también entra la bajeza moral de los que los contratan, quienes tendrían que ser castigados con severidad ejemplificadora. Si necesitamos poblar el país, no son precisamente en los centros poblados donde hace falta, pero para irse al interior hay que darles condiciones dignas y trabajo, si esto existiera, nuestros propios compatriotas no abandonarían sus pueblos para venirse a buscar trabajo a la capital, la corriente migratoria, de los pueblos se produce a la ciudad más cercana, si no consigue trabajo va a otro centro que considera con mayor posibilidades, como el mal es general y en el interior cada vez más grave, se vienen a la Capital o al Gran Buenos Aires, terminando viviendo en una villa, con costumbres y comodidades muy distintas que tenían en su pueblo, por más que vendan la casita, esta no vale nada porque el pueblo en si no vale nada, por lo tanto, ese hombre se degrada moralmente y ese es el ejemplo que le puede dar a sus hijos. Debemos atacar con firmeza esta grave anomalía, para darles las condiciones necesarias, para que esas personas no se vean obligadas a abandonar su pueblo y hasta equilibrar la situación no permitir la inmigración indiscrimida e incontrolada, ella tiene que ser regulada y administrada según las necesidades del país.
El problema de la inmigración, la desocupación y la pobreza traen aparejado un problema sociocultural para el futuro inmediato muy grave, si simplemente analizamos la situación de la cantidad de chicos que están en las calles todo el día, la imposibilidad económica de muchos padres de enviar a estudiar a sus hijos, sumado a ello la falta de interés y cultura por parte de los mismos para que sus hijos evolucionen en algún aprendizaje, la gran cantidad de padres que salen a trabajar y no se ocupan de sus hijos, porque antes está la supervivencia, estos niños no tienen ejemplos sanos y positivos, viven en las calles, se acostumbran a conseguir dinero sin trabajar, se marginan, se sienten agredidos y agreden a la sociedad injusta y racista, porque se les niegan las posibilidades de una vida mejor, esto con el pasar de los años va agravando el problema en varios flancos, delincuencia, drogas, prostitución, violencia, falta de interés por trabajar. Cada día esta población crece más y más, porque por su misma falta de educación y prevención tienen muchos más hijos, los cuales van a ir aumentando este sector. Es necesario atacar por medio de la educación estos problemas, no se puede solo atacar con paliativos o regalarles una caja de comida o darles solo una vivienda porque si, o por ganarse votos, por medio de este tipo de acciones hoy muchas personas de estos niveles sociales que se sienten con el derecho de exigir que se les regalen las cosas o se les de una solución de acuerdo a sus imposiciones, contrastando con la gran mayoría de los trabajadores que con esfuerzo y sacrificio de a poco compraron su terreno y construyeron sus viviendas, sin que nadie les regale nada y en la mayoría de los casos en zonas lejanas a sus trabajos. Es indudable que la transformación se tiene que hacer a fondo, solucionarles los problemas inmediatos, pero tras ello una profunda campaña de educación.
La educación y la cultura de todo el pueblo es la única salida que nos queda, si no cambiamos los hábitos y costumbres impuestos por el progreso, el capitalismo salvaje y el consumismo, tendemos a desaparecer como sociedad.
Es hora que los gobernantes, políticos, funcionarios, legisladores nacionales y provinciales, se dejen de pensar solo en mantener sus puestos y en las constantes internas, aprobando leyes y ordenanzas para que el que está arriba de ellos los tenga en cuenta, o rechazarlas por el solo hecho de estar enfrentados: deben trabajar por el bien común, por los que los votan y no por el que les puede dar un lugar en una lista, se debe acabar que el empresario vea como el mejor negocio del momento meterse en política, porque ello le permite prerrogativas en su actividad y uniéndose con otros lacayos consiguen leyes que sólo benefician sus intereses personales. Todos debemos trabajar por el bien común, proteger a la sociedad para que no se disuelva, que los mezquinos intereses personales no superen a los del conjunto, lograr la armonía y la convivencia entre todos. Apoyarnos unos a otros, trabajar en la sociedad, participar en todo y cada uno de los niveles que nos toca vivir, no tener miedo en activar en entidades sociales, partidos políticos, gremios, etc., esta es la única forma de romper el cerco, los mayores debemos pensar y poner todo el esfuerzo en recuperar la juventud y darles incentivos y esperanzas, dignificar a los jubilados y recrear la cultura del trabajo como único medio de progreso y generar nuevamentas igualdad de posibilidades para todos los que quieren trabajar.
Educar a todos los sectores de la sociedad para una nueva forma de vida más solidaria, más sana y desprenderse del egoísmo sectario.
El Estado no puede ser tan soberbio, no reconocer sus errores, debe atacarlos de lleno, sin complejos y olvidarse de los intereses personales y ajenos. Realizar cursos de capacitación para los trabajadores desocupados que perdieron vigencia en su especialidad, crear escuelas fábricas, pedir que las empresas estimulen la capacitación de sus trabajadores. En fin, producir una revolución cultural, que involucre a todos y nos permita adecuarnos de igual a igual al momento de cambio que nos toca vivir, esto se debería haber hecho junto con el plan que se puso en funcionamiento y no cuando el problema los tapa y menos no reconocerlo o buscar justificativos incorrectos, esto es hacer lo del avestruz. Algo se puede revertir, solo hay que tener voluntad de hacerlo, tener mucho patriotismo, grandeza y querer al país.
Para aquellos que piensan que otra cosa no se puede hacer y principalmente para los que desempeñan en una función pública o electiva, les recomiendo acordarse de algo muy olvidado principalmente por aquellos que son "peronistas", una Patria Socialmente Justa, Económicamente Libre y Políticamente Soberana y si les queda alguna duda, lean La Comunidad Organizada, en ella encontrarán las respuestas que hoy no tienen o no quieren encontrar. No es cuestión de interpretar lo que nuestro General Perón decía, sino tomarlo tal cual lo manifestaba y llevarlo a cabo, porque con las interpretaciones le escapamos a la realidad y la acomodamos a las circunstancias y conveniencias personales. Es así como hoy el Justicialismo está integrado más por ex-adversarios políticos, como son los liberales, empresarios de multinacionales, guerrilleros arrepentidos, personajes corruptos, en fin todo el espectro gorila de la sociedad, a este justicialismo deberíamos llamarlo "cambalache", por el tango de Discepolo. El General quería la unión de todos los Argentinos tras un proyecto totalizador y engrandecedor, decía, "el año 2.000 nos encontrará unidos o dominados", todos hubiéramos debido despojararnos de nuestras ambiciones personales y fundamentalmente en base de esos tres postulados que se mencionan al principio, pero no este rejuntado de intereses personales mezquinos y como consecuencia del camino emprendido nos encontrará dominados. Por años y años, el peronismo se mantuvo unido, nos combatieron de distintas formas y flancos, pero nunca nos pudieron vencer, al contrario, cada vez que nos atacaban o nos proscribían, nos hacíamos más fuertes. Hoy vemos la pérdida de esa unión, la pérdida de la doctrina, la perdida de la militancia y la participación, esto no es peronismo por más que nos quieran convencer de lo contrario, la mayoría de la gente los sigue votando por tradición y en otros casos por conveniencias o falta de alternativas. Estamos desapareciendo como una doctrina social y nacional y la incursión del menemismo dentro del movimiento peronista es como el caballo de Troya, por eso nos está destruyendo desde adentro, cosa que no pudieron hacerlo desde afuera los gobiernos dictatoriales y civiles cómplices.
Es claro que el mundo cambió y que las condiciones también, que la doctrina debe evolucionar, pero hoy esto es un retroceso, se privatizó todo y los beneficios en salud, educación y seguridad entre otros, no se ven, además de tener que adecuarse las tarifas y otorgarles prerrogativas a las empresas, beneficios que no tienen en su países de origen. Con tal de entrar en el nuevo mundo y el nuevo orden, debemos cumplir con lo que disponen los capitales mundiales adheridos a los capitales nacionales. Capitales Nacionales que nada le importa el País, sólo le interesa su poder y dinero, siempre se dijo que el capital no tiene nacionalidad, los que dicen eso antes de hablar deben fijarse en los empresarios norteamericanos, alemanes, japoneses, ingleses o los mismos chilenos, el dinero que consiguen en las "colonias" lo llevan a su país y aportan indirectamente al crecimiento de su nación, en cambio aquí, la plata se la llevaron afuera y la invirtieron en bienes personales y no es sus industrias.
No todo está perdido, volvamos a la fuente, a la doctrina, volvamos a Perón, no dejemos que lo interpreten, sigamos sólo sus postulados, recuperemos la Justicia Social y no engañemos más al Pueblo desvirtuando la esencia de sus mensajes y su doctrina.
Héctor Daniel Fernández

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