lunes, 18 de mayo de 2009

25 DE MAYO. TREINTA AÑOS DESPUÉS.

Mayo de 2003
Es como si el tiempo se hubiera detenido en algún momento de la historia. Como si nada hubiera cambiado. Claro que es sólo una ficción trágica. Desgraciadamente, algunas cosas cambiaron y muchos seres humanos no están. También se han perdido muchas ilusiones. Pero el Pueblo siempre vuelve. Y algunos cazadores de utopías continúan y continuaran su búsqueda. Y, por sobre todo, no se ha perdido la Memoria.
Por eso, en este 25 de mayo de 2003, donde los recuerdos no nos sorprenden porque no tenemos olvidos definitivos, podemos exhibir, para que todos los que lo lean puedan apreciarlo, sopesando cada palabra y cada frase, la claridad y dureza del diagnóstico y la firmeza y ejemplaridad de la convocatoria del discurso presidencial:

El Pueblo ha de tener conciencia de lo que sucedió en estos años porque sus consecuencias pesan sobre el país en ruinas que recibimos como herencia.
La Argentina se ha convertido en un campo de saqueo de los intereses extranjeros. Al tiempo que los empresarios nacionales se hallan postrados, jaqueados por la quiebra y por la desigual competencia de los monopolios, el Estado asiste impávido al triunfo de lo extranjero sobre lo nacional.
El ahorro de los argentinos dejó de estar al servicio del crecimiento propio, del sostenimiento de la empresa nacional y de la multiplicación de las fuentes ocupacionales. La captación del ahorro nacional por sucursales de los bancos extranjeros aumentó notablemente, y bancos de capital argentino pasaron a ser controlados por compañías extranjeras.
Tenemos así al desnudo una de las facetas de la dependencia. El control del sistema financiero por el interés externo determina que los planes de expansión de la economía argentina y los planes sociales de asistencia popular, queden rezagados a favor de la penetración del capital extranjero. Se plantea así, por una parte, la escasez del ahorro interno para financiar el desarrollo y, por la otra, ese magro ahorro va a incorporarse al capital de giro de empresas no nacionales que eluden traer recursos financieros genuinos. En la cúspide del sistema, los argentinos estamos financiando a las grandes corporaciones multinacionales, el poder de las cuales es, a veces, superior al del propio Estado. Todo ello se agrava con el elevado monto de la deuda externa y la sangría en divisas que significa, año tras año, solventar el servicio de la misma. .......
Otra consecuencia de esa política ha sido la caída vertical del valor de nuestra divisa. El peso argentino se envileció en su confrontación con otras monedas y también en su poder adquisitivo interno. Esta parte del drama argentino la conocen, mejor que nadie, las familias trabajadoras.
El hombre argentino sabe, en carne propia, de la explotación a que es sometido por el régimen. Mientras avanzaban la concentración de la riqueza, la desnacionalización de nuestra economía y el endeudamiento, la participación de los asalariados en el ingreso nacional disminuía drásticamente.
Los monopolios y las oligarquías fueron los beneficiarios directos de esta explotación del trabajo humano. De la misma manera los beneficios de la mayor productividad del trabajo no fueron a manos de los trabajadores. Por duro contraste, la productividad del trabajo aumentó y los salarios reales descendieron. Lo que sí creció fue la desocupación.

Este país debe retornar al camino de su grandeza. Ello no puede ser la obra de sólo una fuerza política aunque sea mayoritaria. Puede y debe ser tarea de todos, pues no cabe disenso en la opción entre construir la Patria grande o admitir la Patria sojuzgada. ...
Somos conscientes de las dificultades del proceso. Cada medida transformadora que adoptemos habrá de levantar las resistencias de los intereses que desde afuera y desde adentro, se oponen a la política de cambio.........
Prometemos al país un camino en el cual la voluntad de todos los argentinos, vengan de donde vinieren, piensen lo que pensaren, tengan el pasado que tuvieren, se temple en la batalla por un futuro de independencia económica y justicia social.
Esta multitudinaria confluencia de voluntades conforma un caudal revolucionario, y es promesa y certidumbre de liberación nacional.
Sólo quedarán marginados aquellos que ponen su interés personal por encima del interés de la Nación. Aquellos que sirven de puente para la penetración colonialista. Aquellos que son servidores genuflexos de los monopolios apátridas. Aquellos que lucran con la entrega del país y aquellos que son instrumentos de la perpetuación del privilegio.


También podrá apreciar el lector la atemporalidad del contenido, ya que los males descriptos (muy antiguos) no han podido ser curados, y, quien quiera oír que oiga, podrá vislumbrar cuál deberá ser el inflexible camino a seguir y los ejemplos a capitalizar, no permitiendo que nada ni nadie interrumpa ese camino. Tampoco nadie podrá hacerse el distraído, aduciendo ignorancia o sorpresa. La cita pertenece al MENSAJE ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA del 25 de mayo de 1973, dado por el Presidente de la Nación, Héctor J. Cámpora.

El 25 de mayo de 2003 no comienza con una página en blanco.......

Juan Carlos Padín

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