lunes, 18 de mayo de 2009

ESTOY HARTO DE LOS POLITICOS

Febrero de 2000

Estoy harto de muchos políticos, economistas y funcionarios de “laboratorio” que viven experimentando con los trabajadores (oficialistas y oposición, oposición y oficialista), proponiendo formulas mágicas para generar empleo, pero lo único que han logrado en estos últimos diez años, aplicando esas fórmulas de modernidad o flexibilización es más precarización laboral, más desocupación, más pobreza y marginalidad. En lugar de proteger al trabajador lo desamparan, con el sólo fin de defender los intereses de importantes empresarios sin compromiso social, incapaces o insaciables, que aunque tengan esclavos igual no generaran más empleo estable y cumplir con el FMI. Eso sí, son hábiles para deformar la realidad y mostrar lo irreal como real, para favorecerse o favorecer a los poderosos, creando ciudadanos con privilegios (políticos y empresarios) y ciudadanos con obligaciones (trabajadores). Han fracasado y pretenden seguir insistiendo en que todo los problemas son los trabajadores, los convenios y el costo laboral, cuando la realidad es su propia incapacidad de crear nuevas alternativas para revertir la situación en que se encuentra el país, sólo pretenden profundizar un modelo neo-liberal de injusticias irreconciliables como única alternativa. No les importa el costo social que el pueblo tenga que pagar, dado que ellos viven entre la opulencia y los privilegios. Los trabajadores hemos sido siempre los que aportamos nuestro esfuerzo y sacrificio y los que más hemos hecho en favor del país, no somos los trabajadores los que especulamos, los que tenemos jubilaciones y sueldos de privilegio, los que jugamos en la bolsa, los que hacemos uso de los prestamos internacionales o lo que nos vamos del país ante la primer contingencia y mucho menos los creadores de esta triste situación social.
Bajo la justificación de la existencia real de malos dirigentes sindicales, pretenden exterminar las organizaciones laborales, por ser las únicas capaces de ponerle freno a un desaforado apetito empresario. Sólo hace falta el compromiso y la participación activa de todos los trabajadores para desterrar a los sindicalistas traidores. La unidad de todos los trabajadores posibilitará una negociación más justa. Es una falacia la propuesta de la negociación individual o de una empresa con una comisión interna o sindicato local, dado que les será imposible negociar en igualdad de condiciones o defenderse ante las presiones de empresarios que suelen manejar el pueblo donde están radicadas y a los políticos, además de especular con la desocupación, la miseria y los beneficio de las leyes aprobadas en el nefasto periodo menemista en complicidad con muchos dirigentes sindicales. Hay que separar la paja del trigo, una cosa son aquellos sindicalistas corruptos y otra muy distinta las organizaciones y los derechos de los trabajadores. El que haya malos dirigentes o que no representen los intereses de los trabajadores, no les da atribuciones para seguir quitándole derechos a los trabajadores. Que estos políticos no se suban al pedestal, que ellos tampoco cuentan con el beneplácito de la sociedad.

Héctor Daniel Fernández

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