viernes, 15 de mayo de 2009

EL PROFESIONAL

Julio 1994

Vos que tuviste la posibilidad, la voluntad y la capacidad de estudiar, por qué cada día que pasa te alejas más de los trabajadores, de los necesitados, de aquéllos que por distintos motivos no pudieron seguir el mismo camino.
No te parece que en este país ya hay bastante descriminación para crear algunas más.
Vivimos en una sociedad que ha perdido la etica y entro en un proceso de abandono de la solidaridad, no todos los profesionales piensan y autuan así, pero son estos los que más se destacan y cada día se nota más el desprecio, la soberbia y la subestimación por todos aquellos que no son como ellos, como ser trabajadores, obreros o empleados.
La división entre obreros y empleados últimamente se marca más, se creen que por haber estudiado algo o por tener un puestito en una oficina, vestir de saco y corbata ya son importantes y miran con suficiencia a aquel que vestido con ropa de trabajo o con su bolsito a cuesta viaja junto a él. No son capaces de afiliarse a un sindicato, ni participan en nada que los puedan identificar con los obreros "esos negros" como generalmente sacan de su interior ese segregacionismo racial inculcado por aquellos que pretenden dividir a la sociedad, creando varias categorías.
Pero hoy al ir eliminando la clase media, más de un empleado se convierte en obrero o en desocupado y recién entonces se lamenta no haber participado en defensa de los intereses comunes. Pero aún así, todavía los grandes informadores de esta nueva cultura, siguen haciéndole creer que todo está bien, estimulan y persuaden a los televidentes, radioescuchas y lectores de diarios y revistas, que la única salida es ésta, no hay otra, creando en todos un proceso de desaliento y resignación. Es delirante o es desestabilizador, todo aquel que protesta o reclama justicia. Las marchas, las huelgas o todo tipo de estos reclamos, ahora son producto de negros vagos, mal informados e incultos.
Los profesionales, abogados, escribanos, contadores, licenciados, médicos y otros, los educan y los llevan a pensar que son la nueva casta de intelectuales, jóvenes brillantes que salvarán al país y los ponen en un pedestal, hoy se creen omnipotentes, dueños de la verdad absoluta y si se equivocan, siempre encuentran una explicación acorde para deslindar responsabilidades. Todo porque cuentan con un título universitario.
En una época los profesionales se sentían trabajadores, compartían una mesa, tanto con un obrero como con un empleado, sabían que uno dependía del otro, que cada uno era muy importante en lo suyo, que cada uno es un eslabón de la cadena social del país, no había uno más importante que otro. De a poco, se fue deformando este pensamiento, se destruyó esa cultura, porque era muy peligroso que el pueblo se uniera. Lo lamentable que aquellos con mayor capacidad de pensar fueron los que tomaron distancia rápidamente y crearon su nuevo estatus. Materializaron sus ideales, su vidas y su profesión, pusieron sus conocimientos al servicio propio, se olvidaron de la solidaridad. Profundizaron la brecha y a pesar que muchos de ellos viven gracias a los obreros, hoy perdieron la ética y los valores.
Hoy muchos abogados defienden más a un obrero por el dinero que les puede representar, que por subsanar una injusticia que cometieron con él. Muchos encontraron en la política o como testaferros de grandes empresas una salida económica a su vida, olvidando la "justicia para todos". Estos que desde sus bancas o puestos pretenden saber lo que la gente quiere o necesita por medio de encuestas y no por haber compartido junto a ella sus desventuras y penurias, es más, tratan de convencernos de cuales deben ser nuestras necesidades, que no son otras las que le conviene a sus intreses o de sus testaferros
Muchos médicos olvidaron rápidamente su juramento y al poco tiempo de recibirse piensan en la medicina comercio, ponerse un consultorio o trabajar en una clínica privada, si tienen que trabajar en un hospital, tratan de convencer al paciente de que la atención es mala, (de la que él forma parte), que no hay elementos, etc., que si fueran a su consultorio o clínica lo atenderían mejor. Pero si por necesidad tienen que atender por una Obra Social Sindical o PAMI, no prestan la misma dedicación que aquellos que ponen toda la plata junta. Se perdió ese amor por el prójimo, por el desvalido, por el necesitado, se ama el status, el auto último modelo, la casa en el cantry o simplemente al dinero. Hay muchos médicos que aman su profesión y son solidarios, pero es real que hay muchos que aman al dinero.
Contadores, escribanos, abogados, etc., hoy con la creación de leyes para el mayor control recaudador, se hace necesario contar con este tipo de profesionales, expertos en impuestos, salarios, aportes y controles de los controles, todo esto genera una gran bola de nieve, que da trabajo a una cantidad de gente que gana bastante dinero y no produce nada. En esta sociedad se revirtió todo, principios, valores éticos y morales, los profesionales deben estar al servicio de la comunidad, para mejorarla, para perfeccionarla, para crear mejores condiciones de trabajo, aplicar sus conocimientos para que sea más productiva y no vivir solo de ella.
Ellos tienen la posibilidad más de entender a los que trabajan, muchos de ellos son los que estudiaron gracias al aporte de todos los ciudadanos, sólo hace falta que comprendan que la solidaridad no es solo una buena palabra, es una de las posibilidades para liberarnos, para romper con las barreras que tenemos y no nos permite crecer como País. Todos somos trabajadores, no menosprecies al que no pudo o no tuvo la misma oportunidad, compréndelo y ayúdalo.
Héctor Daniel Fernández

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