jueves, 2 de diciembre de 2010

LAS CRISIS ECONÓMICAS LA TERMINAN PAGANDO LOS TRABAJADORES

Los acontecimientos sociales, económicos y políticos que tuvieron lugar – primero en Grecia y España y ahora Irlanda, pero que también tienen repercusiones en Francia e Inglaterra, son de suma importancia para la clase trabajadora de Europa e incluso del mundo. El amplio plan de recortes sociales y de derechos que se esta efectuando es una muestra de lo que se puede esperar en otros lugares del mundo. Es como una reacción del capitalismo para poner las cosas donde ellos quieren. Dentro del mercado y de la sociedad de consumo, la lógica de producción no se mide por la satisfacción de las necesidades básicas de la sociedad (comida, vivienda, salud, educación, etc.) sino por los parámetros de optimización de la rentabilidad capitalista privada. La lógica del capitalismo es producir sólo para quien puede pagar los bienes y servicios producidos. La producción no está basada en la búsqueda del bien social, sino por la búsqueda de la rentabilidad. Por lo tanto, en crisis como la que está afectando a parte de Europa y las medidas que han tomado para superarla, producirán recesión, menores ventas y acumulación de producción, lo que se traducirán en una mayor expulsión de empleados y trabajadores. Con este sistema la rentabilidad y concentración de riquezas queda en pocas manos. La gran masa expulsada de este circuito, le sobra al sistema.
El hecho es que la crisis descarga su peso sobre los trabajadores. Siempre son los trabajadores quines deben pagar las crisis, nunca es el capital o los que más tienen son afectados. Siempre los sacrificios y los recortes a los derechos sociales y laborales se hacen sobre la clase trabajadora, nunca sobre los dueños de las grandes riquezas y rentabilidades, la crisis la terminan pagando los más débiles. Todo estos planes prosperan en la medida que la masa expulsada o en peligro se lo permita.
Cuando me refiero a la concentración de riquezas en pocas manos, hoy los sistemas de producción y de comercialización a escala global están hegemonizados por unos 200 bancos y corporaciones empresarias transnacionales. Con este diseño de economía global, no son los gobiernos ni los países quines deciden cuánto se produce y para quién, sino estas corporaciones y bancos trasnacionales, dado que son ellos quienes manejan la estructura de la producción, comercialización y financiación. Los Estados sólo cumplen una función reguladora y ordenadora, sin peso e incidencia en la producción y comercialización. Los grandes pool de las corporaciones son los que forman los precios y deciden sobre los volúmenes y el destino de la producción mundial y no los gobiernos.
En la crisis de EEUU aumento el desempleo a un 10%. Pero el abultado salvataje estatal estuvo direccionado a los bancos y grandes empresas con problemas económicos y financieros. Quienes promovieron “grandes ajustes”, cerrando sucursales, talleres, plantas industriales, oficinas, etc, cesanteando personal, reduciendo ingresos y flexibilización laboral. La variable una vez más fueron los trabajadores y sus familias y no las ganancias o los ingresos de los principales directivos o dueños.
Ahora en Grecia; España, Portugal e Irlanda, la receta es la misma, salvar los bancos y las grandes empresas y castigar al pueblo trabajador, recortando los gastos sociales, los derechos laborales, despidos masivos, ajustes, privatizaciones, etc. El desequilibrio financiero amenaza a las principales economías del mundo. El plan de “ayuda” que la Comunidad Europea y el FMI le ofrecieron a Grecia, sólo persigue un fin: salvaguardar los intereses de la banca europea a costa de que el nivel de vida de los trabajadores retroceda décadas. Acostumbrados a la movilidad social ascendente (que sus hijos estén mejor que ellos), hoy se encuentra que todo eso se derrumba y esa movilidad social será descendente. La inyección de dinero ira a los bancos y a los tenedores de la deuda externa griega, quines cobraran altos intereses para refinanciar esa deuda pública y salvaran con creces sus cuentas. De esta forma Grecia “honrara” su deuda externa, ahora quién “honrara” a los trabajadores y pensionistas griegos (deuda interna), si su propio gobierno los castiga y los deja de un día para otro sin nada, sobre todo sin sueños ni esperanza. Lo mismo está ocurriendo en España, que hoy ya cuenta con un 20% de desocupados y ha comenzado a tomar medidas de ajuste económico de tipo recesivas que afectara – aún más - la calidad de vida de las familias obreras, de la clase media y pensionados. El mes pasado, Francia vivió gran cantidad de protestas por la reforma jubilatoria que impulsaba el presidente Sarkozy, donde miles de personas reclamaban por la ampliación de la edad jubilatoria mínima de 60 a 62 años, y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa. La canciller alemana Angela Merkel impulsó hace unos meses un presupuesto que fue el más duro desde la Segunda Guerra Mundial, de igual forma ocurre en Inglaterra, que acaba de anunciar la mayor reducción del gasto publico desde la Segunda Guerra Mundial, un plan que prevé recortar beneficios y eliminar meio millón de puestos de trabajo del sector estatal. Lo mismo ocurrirá con aquellos países que esta crisis afecte. No hemos visto que tanto la banca como las grandes empresas hagan ningún tipo de ajuste, privilegiando el mantenimiento de la fuente de trabajo y salarios a su holgada rentabilidad, porque ajuste no es echar gente, eso es depositar todo el peso de la crisis a los que trabajan. Da la impresión que nadie se preocupa de salvar a los pueblos, sino la preocupación reside en salvar los bancos y empresas transnacionales.
Esta receta ya fue aplicada en los 80 y 90 en América Latina y principalmente en la Argentina, privatizaciones, apertura de los mercados, aumento de la edad jubilatoria, congelación y recorte de salarios y jubilaciones, falta de inversión pública, aumento de impuestos, flexibilización laboral, etc. Todo ello fue la antesala a un gran estallido social, alcanzando una desocupación del 21,5%, la pobreza trepo al 57,5% y la indigencia al 27,5%.
Se estima que en la actual crisis, producida en EEUU y Europa y que se puede extender, lo que producirá una seria retracción en el consumo, lo que traerá aparejado el cierre de fábricas y empresas, provocando una mayor desocupación.
De modo que la crisis son utilizadas como una excusa para avanzar con políticas neo liberales, afectando seriamente los ingresos y condiciones de vida de los trabajadores y favoreciendo a los capitales especulativos. Esta es la nueva cara de la explotación, cuando los pueblos alcanza cierto estado de bienestar, el capitalismo actuá para arrebatarles las conquistas y sumirlo en la desesperación y la angustia, obteniendo mano de obra barata y sumisa. Este fenómeno ataca también los estamentos sociales que contienen a los trabajadores, debilitando y desorganizando a las organizaciones sindicales y políticas de los trabajadores.
La subordinación del Estado al capital necesita ser cuestionada por los trabajadores para que la crisis se transforme en una oportunidad para los cambios de sistemas de producción y el objetivo de satisfacer las necesidades de todos, de lo contrario las grandes masas de expulsados del sistema podrán causar ardientes conflictos sociales de impredecibles resultados.

Héctor Daniel Fernández
Noviembre de 2010

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