En mis últimos dos escritos me
referí a la mezquindad de los políticos y la necesidad de que abandonen su
postura intransigentes y aporten un gesto de grandeza a favor de la gente,
buscando la unidad de los sectores “peronistas” (Unidad Ciudadana, Cumplir y la
pata peronista de Mazza) y progresistas, a los efectos de no otorgarle un
triunfo – por lo menos en la provincia de Buenos Aires - a Macri, para tratar
de parar un poco la andanada de medidas que tomará el gobierno que afectaran aún
más a dos tercios de la población.
El problema no pasa por las elecciones
tan solo, sino por el afianzamiento de un modelo económico y principalmente
cultural. Este gobierno y el poder detrás de él, no solo vinieron a hacer sus
negociados, a privatizar, a flexibilizar las condiciones de trabajo, a
blanquear sus fortunas, entre otras cosas, sino a imponer un cambio cultural
profundo, de la movilidad social y "distribución de la riqueza" a un
modelo de resignación. Podemos pasar en unos años, de un país en crecimiento a
un país "bananero", como muchos países de América, África y árabes,
donde se la convence a dos tercios de la población que la pobreza en que viven
es por su culpa.
A este “cambio” es lo que hay que
hacerle frente ahora y no todos los dirigentes están dispuestos hacerlo. Ya sea
porque están comprados, porque los amenazan con “carpetas”, porque son parte de
ese cambio cultural o simplemente por mezquindad. Si triunfan Macri, con el
poder económico y de los medios hegemónicos a su favor, van hacernos creer que
la mayoría quiere ese cambio, entonces se instalaran muchos años en el gobierno
y tendrán a su merced la suma de todos los poderes y dejaremos de ser el país
con que soñaron San Martín, Belgrano, Moreno y tantos otros patriotas
independentistas, que reafirmaron nuestros antepasados inmigrantes y que supo
poner en el ADN argentino el General Perdón, y quedaran los Rivadavia, Roca,
Alvear. Una vez más la disyuntiva es Patria o Colonia.
Cristina Fernández de Kirchner,
presento una propuesta de unidad. Puede que haya sido tarde, mal presentada,
desprolija o lo que fuere, la cuestión
es que se vislumbre los riesgos que se corren de darse un triunfo de Cambiemos
e incluso que ella sola no podrá sumar muchos más puntos. La respuesta de
Randazzo, Alberto Fernández, Abal Medina, entre otros, estuvieron a la altura de su ego y mezquindad,
apelaron a su rencor, odio y desprecio hacia Cristina en lugar de privilegiar a
la gente, que es la que se verá afectada. Para ello es preferible infringirle
una derrota a Cristina y si es posible decretarle su muerte política, a
defender los intereses de los ciudadanos. Están haciendo todo lo posible para
que gane Cambiemos. Ahora hay que ver qué intereses hay detrás de esta
posición. A Mazza lo dejo a parte,
porque creo que es socio indispensable de este gobierno.
Puede ser que Cristina sea
soberbia e incluso de fuerte temperamento, mandona, pero que dirigente que
pretenda administrar el poder no debe tener algo de todo esto. Acaso estos que
la critican, no son tan soberbios como ella al enfrentarla. Ahora la critican cuando
todos fueron parte del gobierno de los Kirchaner. Hay algo que es indudable,
Cristina es la candidata que más voto saco a nivel nacional y hoy por hoy, la
única que le puede ganar a Macri en la Provincia. Aquí no es cuestión de
cuantos diputados o senadores suman cada uno o como se integran las cámaras, si
después votan o no juntos de ir separados, la
cuestión esencial es que no gane Macri.
Todos estos dirigentes tienen su
vida resuelta, no sólo la de ellos, sino la de sus hijos y nietos, entonces
desde que lugar pueden opinar por la gente que la está pasando mal y por toda
aquella que la va pasar peor con un triunfo de Macri. Algunos dirigentes
sindicales e intendentes ya se dieron cuenta de los riesgos y ya están
manifestando la idea de votar por aquel que tiene más posibilidades de derrotar
a Macri, y no porque quieran a Cristina, sino porque privilegian a la gente y
luego discutirán el liderazgo. Es más, la misma Cristina sabe que de ganar no
será por sus votantes, sino por la suma de todos.
El endeudamiento que este
gobierno está tomando es tremendo, el ciudadano común no toma dimensión de los
riesgos que se corren, es un agujero negro que se devorara todo y deberán sacar
plata de cualquier lado (menos de ellos) para pagar los intereses. En poco
tiempo estaremos a la puertas del 2001. El aumento de los servicios, la rebaja
de las jubilaciones, bajara la calidad de los servicios de PAMI, menos recursos
para las escuelas y salud pública, investigaciones, la flexibilización laboral,
reforma previsional, quita de beneficios a los desprotegidos, avasallamiento de
los derechos constitucionales, represión, justicia adicta, estamos a la puerta
de un quiebre institucional. Quizás sea exagerado y espero equivocarme, pero lo
de Menem será apenas una anécdota.
Ahora me sorprende el ciudadano
común, la conformidad o apatía que expresa. Acepto que un importante sector no
quiera a Cristina, e incluso, si se quiere que la odie, ahora aceptar todo lo
que está pasando tan sólo por no querer lo anterior me parece de terror, de una
simpleza espelúznate. Ya no se puede justificar por la herencia recibida,
porque las políticas que toma el gobierno no tiene nada que ver con la
herencia, sino con un plan claro y decidido de beneficiar al sector que lo
apoya, o sea al poderoso. Es inadmisible que aquellos que antes criticaban la corrupción
del otro gobierno puedan aceptar la de este, no se puede caer en la simpleza de
que porque estaba en contra del anterior gobierno no te permitas criticar o
reconocer la corrupción, negociados y “conflictos de intereses” de este
gobierno. Uno puede ser crítico de uno y de otro, lo que no puede perder es la
objetividad, esto como estar en el Titanic y pensar que sólo te vas a salvar
por tener un boleto de primera, cuando vez que a tu alrededor la gente se ahoga,
tan sólo se podrían salvar los VIP (los dueños del poder).
Héctor Daniel Fernández
Septiembre de 2017