jueves, 25 de junio de 2009

POSTULADOS PERONISTAS

Junio de 2009
En esta campaña electoral (2009) nuevamente el Peronismo vuelve a ser el eje central. En base a él se generan muchas discusiones, donde aparecen peronistas, peronistas disidentes, pro-peronistas y otras yerbas, como así también para algunos faltos de memoria y para otros que se avinieron al Justicialismo por conveniencia, es bueno recordar parte de la doctrina y pensamiento de Eva Perón y sobre todo del General Perón, creador e ideólogo del partido que hoy está en el Gobierno. El fin de todo esto es comparar lo que se hace, se dice y proponen unos y otros con la doctrina y los hecho del Gral. Perón, como para saber donde está lo más cercano al Peronismo y quién nos quiere “vender” otras ideas en pos del modernismo o globalización. Seguramente nada nos satisfacerá plenamente, porque Perón ha sido único, pero procuremos buscar aquel que más cerca ideológicamente este y por ende sea útil al País en su conjunto.
El peronismo rescato al hombre y lo dignifico, dotándolo de leyes para que el poder del capital no se abusara de ellos, le posibilito el acceso a la salud, a la educación, a la vivienda propia, al trabajo, a la igualdad de oportunidades, en fin, a una vida digna, lo hizo crecer espiritualmente y en una conciencia solidaria.
Históricamente el Peronismo fue la fuerza que defendió y privilegio al ser humano, dado que es una doctrina eminentemente cristiana y humanista.
Identifiquemos y no aceptemos a los fariseos, si ellos se sienten identificados con las ideas conservadoras, de derecha o neo liberales que cambien de partido, pero que no se llamen peronistas de ningún tipo, no nos quieran cambiar la doctrina. Una cosa es adecuarla a las circunstancias o a la época y otra muy distinta deformarla, como pretenden aquellos seguidores del primer deformador de la doctrina como lo fue Carlos Menem. El caballo de Troya dentro del Peronismo.
“ Cada ciudadano argentino tenía lo suficiente para vivir con dignidad y con felicidad, porque sólo un pueblo en la dignidad y felicidad puede ser prospero para labrar la grandeza de los países”. Juan Domingo Perón .


Héctor Daniel Fernández

EL GENERAL PERON DIJO:
Peronista, para mí, como conductor del Movimiento, es todo aquel que cumple la Ideología y la Doctrina Peronista

Con la Justicia Social se postula una política redistributiva del estado, que integra a sectores marginados y semimarginados de la sociedad, a condiciones de vida más justas y dignas.
La Independencia Económica se complementa con la teoría de la tercera posición, y formula la intención de construir un estado sin dependencia de los imperialismos que rigen el mundo. El Justicialismo es nacionalista y propicia la nacionalización de los resortes básicos de la economía como base fundamental para asegurar la concreción de la idea fuerza con esta última afirmación.
La Soberanía Política se basa en la facultad del pueblo, como cuerpo orgánico o comunidad organizada, de autodefinirse.
Comunidad Organizada, expresa la idea de un todo orgánico en la que el individuo puede realizarse y realizarla al mismo tiempo. Y en la que se debe producir la armonía y el equilibrio cono síntesis de todo los conflictos sociales.
Perón sostenía que la Comunidad Organizada posibilita una armonía de los fines espirituales y de los materiales (capital y trabajo), a través del equilibrio en la logro de ambos. Sintetizando, sostiene que la Comunidad Organizada permite la solución de todos los conflictos con las ideas de proporción, armonía y equilibrio. Estos conceptos están dirigidos a eliminar la influencia de la lucha de clases, posibilitada por el individualismo capitalista que basa su filosofía en el afán de lucro y en el egoísmo. La organización de la riqueza y su explotación tiene por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social.

Los puntos básicos que tomamos eran los más - diremos - los más "groseros", los más elementales, como la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Esas fueron nuestras tres banderas.
Tres banderas que aún hoy sostenemos, y que representan el trípode de toda solución para la República Argentina, en el presente y en futuro.

La revolución quiere llevar al ámbito de los trabajadores argentinos el orgullo de pertenecer a una patria fuerte y generosa, donde la justicia y la ecuanimidad reinen soberanas, y donde el temor a las influencias espurias no pueda desnaturalizar la alegría de vivir y de crear.

El Presidente de la Nación Argentina (Juan Domingo Perón), haciéndose intérprete de los anhelos de justicia social que alientan los pueblos y teniendo en cuenta que los derechos derivados del trabajo, al igual que las libertades individuales, constituyen atributos naturales, inalienables e imprescriptibles de la personalidad humana, cuyo desconocimiento o agravio es causa de antagonismos, luchas y malestares sociales, considera necesario y oportuno enunciarlos mediante una declaración expresa, a fin de que, en el presente y en el futuro, sirva de norma para orientar la acción de los individuos y de los poderes públicos dirigida a elevar la cultura social, dignificar el trabajo y humanizar el capital, como la mejor forma de establecer el equilibrio entre las fuerzas concurrentes de la economía y de afianzar, en un nuevo ordenamiento jurídico, los principios que inspiran la legislación social.

Queremos un partido idealista, con profundo sentido humanista.

Es necesario también tender a la riqueza espiritual, hacia eso que constituyen los únicos valores eternos y que son los que unirán, si es necesario, a los millones de argentinos, en la defensa de la patria, a costa de cualquier sacrificio.

EVA PERON DIJO:
"Soy peronista, entonces, por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo, vivificando y actuante otra vez por el renacimiento de sus valores espirituales y la capacidad realizadora de su Jefe, el General Perón. Mi dignidad de argentina y mi conciencia de ciudadana se sublevó ante una Patria vendida, vilipendiada, mendicante ante los mercaderes del templo de las soberanías y entrega, año tras año, gobierno tras gobierno, a los apetitos foráneos del capitalismo sin patria y sin bandera."

La doctrina peronista es una creación viva, que puede evolucionar a base de hechos y de realizaciones, pero que no puede ser alterada ni renovada por hombres distanciados de la realidad y mucho menos por hombres rutinarios, egoístas, inhumanos.

DE LA DOCTRINA PERONISTA - DEL GENERAL PERON
En "La Comunidad Organizada" toma la ideología; en "La Doctrina Peronista" toma la forma de ejecución de esa ideología; y la forma de conducción de ambas cosas las toma en "La Conducción Política". Son los tres libros fundamentales del peronismo.
De eso, no tengo yo nada que modificar.

Derecho de trabajar: El trabajo es el medio indispensable para satisfacer las necesidades espirituales y materiales del individuo y de la comunidad, la causa de todas las conquistas de la civilización y el fundamento de la prosperidad general; de ahí que el derecho de trabajar debe ser protegido por la sociedad, considerándolo con la dignidad que merece y proveyendo ocupación a quien la necesite.

Derecho a una retribución justa: Siendo la riqueza, la renta y el interés del capital frutos exclusivos del trabajo humano, la comunidad debe organizar y reactivar las fuentes de producción en forma de posibilitar y garantizar al trabajador una retribución moral y material que satisfaga sus necesidades vitales y sea compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo realizado.

Hay que poner el capital al servicio de la economía, y la economía al servicio del bienestar social.

Derecho a condiciones dignas de trabajo: La consideración debida al ser humano, la importancia que el trabajo reviste como función social y el respeto recíproco entre los factores concurrentes de la producción, consagran el derecho de los individuos a exigir condiciones dignas y justas para el desarrollo de su actividad y la obligación de la sociedad de velar por la estricta observancia de los preceptos que las instituyen y reglamentan.

Derecho al bienestar: El derecho de los trabajadores al bienestar, cuya expresión mínima se concreta en la posibilidad de disponer de vivienda, indumentaria y alimentación adecuada, de satisfacer sin angustias sus necesidades y las de su familia en forma que les permita trabajar con satisfacción, descansar libres de preocupaciones y gozar mensualmente de expansiones espirituales y materiales, impone la necesidad social de elevar el nivel de vida y de trabajo con los recursos directos e indirectos que permita el desenvolvimiento económico.

Es muy triste el mundo de la injusticia para obligar a los hombres a vivir en él.

Un deber nacional de primer orden, que hoy es ya un postulado universal, exige que la organización económica se transforme en un organismo al servicio del pueblo. Esta será la verdadera función social de la democracia. Si la industria no admite ser puesta en condiciones de pagar remuneraciones que permitan al trabajador comprar y utilizar los artículos producidos con su trabajo, experimentará una regresión considerable y volveremos a las antiguas crisis del subconsumo. Si la industria no se aviene voluntariamente a que los trabajadores salgan del estado de necesidad y se oponen rotundamente a la acción conciliadora que incumbe irrenunciablemente al Estado, se enfrentará con una de las más aciagas contingencias que pueda imaginar. Y no será ciertamente, el Estado argentino el que no habrá hecho todo lo posible para evitarlo.

El salario es la base y el punto de partida de todo el ordenamiento económico social, porque la salud y el estómago no admiten economías. Nadie debe, en estos tiempos, pretender competir en precios a base de salarios de hambre. La competencia ha de buscarse, en el orden interno y en el internacional, por la perfección orgánica, la mejor mano de obra, la maquinaria moderna y la nobleza de la calidad.

Para la Secretaría de Trabajo y Previsión es sagrado conservar el material humano de trabajo. El obrero debe gozar de descanso suficiente para reponer sus energías consumidas por la fatiga. Ya están limitados los espacios de trabajo. Nosotros vigilaremos los espacios del descanso sean diarios o hebdomadarios, semestrales o anuales. Y pensamos que hay que tomar medidas para asegurar el disfrute del descanso, para lo cual estamos empeñados en crear centros de esparcimiento para los trabajadores, lugares de alojamiento y turismo.

Derecho a la protección de su familia: La protección de la familia responde a un natural designio del individuo desde que en ella generan sus más elevados sentimientos afectivos y todo empeño tendiente a su bienestar debe ser estimulado y favorecido por la comunidad, como el medio más indicado de propender al mejoramiento del género humano y a la consolidación de principios espirituales y morales que constituyen la esencia de la convivencia social.

El Estado no puede ser testigo silencioso e inoperante en la angustia que conmueve primero al hombre, luego a su hogar y, finalmente, destruye la comunidad. Debe intervenir rápida, eficaz y enérgicamente, si quiere ser decisivo. Debe compenetrarse del dolor humano y buscar remedios apropiados para los males de la sociedad, cuyo destino rige. Ha de realizar una política de seguridad social y encauzarla por vías que vayan directamente a las necesidades propias de la actividad que la previsión ampara.

Nuestra Revolución tendría poca razón de ser si no pudiésemos cumplir lo que nos propusimos al ponerla en marcha. Uno de los postulados sobresale por su importancia de todos los demás: la justicia social. Consideramos que los mandatarios que en esta hora no realizaran una acción de justicia social y se dedicaran a la simple obra administrativa de gobierno, pasarían a la historia como algo intranscendente e indigno de ser recordado. Las revoluciones deben ser profundamente innovadoras en sus finalidades; y en el caso nuestro, la innovación fundamental radica en llevar a las masas trabajadoras a un bienestar superior al que actualmente gozan; y en unir por ese medio a todos los argentinos en forma de plasmar la nacionalidad, de modo que no pueda romperse ante ningún embate.

Sobre el dolor y la miseria nada se construye. El ideal, forjado en los siglos de la historia, se nutre con el noble afán de ensanchar el cauce fecundo de la solidaridad social.

Nosotros queremos que las futuras generaciones argentinas sepan sonreír desde la infancia... Bajo los gloriosos pliegues de nuestra bandera, no puede ni debe haber niños argentinos que no puedan ir a la escuela, o que tengan que ir a ella mal alimentados. Tampoco los debe haber que vivan desnutridos, en hogares sin luz y sin calor. Luchamos, los hombres de este gobierno, por que vosotros, los niños, podáis vivir despreocupados del presente, entregados a vuestros juegos y a vuestros estudios, amparados en una familia cristianamente constituida, seguros del porvenir. De ese porvenir sin sombra que se os habrá de entregar en custodia mañana: y del que tendréis que responder ante vuestros hijos, como nosotros respondemos ahora.

Antes de fijar las bases, que, a nuestro juicio, deberán orientar la tarea legislativa y la acción del gobierno en materia social, es conveniente efectuar un análisis sucinto de los métodos legales empleados con anterioridad para proteger a la clase trabajadora. Las realizaciones en esta materia, acusan tal interdependencia con la evolución industrial y con las posibilidades económicas de los pueblos que, sin duda, ellas no pueden ser obra exclusiva de un gobierno o de una generación, sino la resultante de una coincidencia de elementos vinculados con la producción de riqueza, con el progreso de la ciencia y con la evolución de las ideas. Por eso no debe sorprender que el mundo, en este orden de cosas, haya progresado en las últimas décadas en concordancia con un paralelo avance en lo científico y técnico. El encuentro de las ideas viejas con las ideas nuevas, la resistencia que opone nuevamente la tendencia conservadora frente a los impulsos renovadores, provocó y provoca aún, el antagonismo de los que luchan por un bienestar social que se les niega y los que se aferran en conservar sus antiguos privilegios. De allí que el proceso legislativo haya sido retardatario con respecto al proceso social y económico, y la norma jurídica, más que una consecuencia de principios doctrinarios, sea producto de exigencias sostenidas por la actividad gremial, después de muchos años de injusticia e iniquidad.

No estamos en contra del capital, sino queremos que desaparezca de nuestro país la explotación del hombre por el hombre, y que cuando ese problema desaparezca, igualemos un poco las clases sociales, para que no haya, es este país, hombres demasiados pobres ni demasiados ricos.

Si se observa el panorama de la República se ven perfectamente divididos los dos bandos, que, naturalmente, surgen de nuestra lucha por la consecución de un futuro mejor para los trabajadores. De un lado está claramente determinada la oligarquía que se había entronizado en el país durante tantos años, esa oligarquía que había conseguido explotar en el país todo lo explotable, y había llegado en sus extremos de explotación hasta explotar la miseria, la ignorancia y la desgracia de nuestra clase trabajadora. Esos hombres que jamás tuvieron escrúpulos ni frente a la desgracia, ni frente al dolor, ni frente al sacrificio de nuestras masas, se sienten hoy humanizados por un sentido de democracia que nunca sintieron sino para provecho. Así como antes la oligarquía explotó esa democracia en su provecho con la secuela de fraudes, coimas y negociados de que está llena nuestra historia política; así como explotó a la democracia en su provecho y en perjuicio de la clase trabajadora, hoy pretende levantar la bandera de la democracia que no siente, para servir a sus futuros intereses políticos, que han de transformarse, como siempre, en pesos y más pesos succionados a los pobres trabajadores, que son los que menos tienen, pero son los más capacitados para trabajar, para sufrir y para producir.

Nuestra política social... tiende, ante todo, a cambiar la concepción materialista de la vida en una exaltación de los valores espirituales. Por eso aspiramos a elevar la cultura social. El Estado argentino no debe regatear esfuerzos ni sacrificios de ninguna clase para extender a todos los ámbitos de la Nación las enseñanzas adecuadas para elevar la cultura de sus habitantes.

La organización obrera es para nosotros la base de nuestros procedimientos; pues no podemos ir a preguntar a cada uno de los obreros cuáles son sus necesidades y cuál la obra que nosotros debemos realizar. Para ello necesitamos la organización obrera. Y que estas organizaciones estén representadas por auténticos trabajadores.
La oligarquía se opuso siempre a la formación de sindicatos y los combatió abiertamente; los hizo funcionar al margen de la ley; a la oligarquía no le convenía el sindicato, porque era su enemigo nato. ¿ Qué hemos hecho nosotros ? Hemos ayudado, hemos propugnado y defendemos la formación de asociaciones profesionales; estamos con la necesidad imprescindible de formar sindicatos, de protegerlos, de darles un régimen de seguridad absoluta y de llevarlos adelante.

Dividimos al país en dos categorías; una, la de los hombres que trabajan, y la otra, la que vive de los hombres que trabajan. Ante esta situación, nos hemos colocado abiertamente del lado de los hombres que trabajan.

Los pueblos pueden labrar su riqueza; el patrimonio privado agrandarse con el trabajo y la protección del Estado; pero es necesario comprender también que ha llegado la hora de humanizar el capital. Pensamos que el capital se humaniza de una sola manera; haciendo que se transforme en un factor de colaboración para la felicidad de los semejantes; y ya no es posible en esta hora que vivimos lo que dijera el Divino Maestro: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos".
Aspiramos a que en nuestra tierra no tenga razón de ser aquella sentencia evangélica; y que los capitales, en lugar de ser elementos de tortura que conspiran contra la felicidad de los pueblos, sean factores que coadyuven al bienestar de lo que, necesitándolo todo, nada tienen. Queremos que el capital y el trabajo en estrecho abrazo labren la grandeza de la patria, mientras el estado vela por el bien de unos y otros, asegurando la justicia para el rico y para el pobre, para el poderoso y para el débil; para el que manda y par el que obedece.

La Libertad hay que asegurarla a fuerza de trabajo, dando primero al hombre la libertad económica, que es fundamental. Nosotros no somos partidarios de la libertad unilateral que se tienen desde hace tiempo, dentro de la cual el rico tiene libertad para hacer todo lo quiera y el pobre una sola libertad: la de morirse de hambre.

La libertad debe arrancar desde el punto en que haya sido afianzado definitivamente la seguridad social, la familia y la defensa nacional. Una libertad sin seguridad de vida, de trabajo, de educación y vivienda digna, es una falsa libertad. Poseer la libertad para morirse de hambre es un sofisma que constituye materia de engaño, para quienes trafiquen, haciendo cortinas de humo para ocultar intenciones. Recién, después de obtener par los hombres de esta tierra la fe en los destinos individuales y colectivos, una porción efectiva de bienestar material y una parte real de justicia, se puede alcanzar la libertad. La Revolución no ha venido a cercenar libertades populares, sino a ordenar valores, armonizar los derechos del individuo y los derechos de la Nación.

El principio de libertad económica que he proclamado no puede, pues, evitar que el Estado realice esta acción tutelar para coordinar las actividades privadas hacia una finalidad colectiva nacional, condicionadas, consiguientemente, a ciertos preceptos que le son consubstanciales. Si una Nación quiere ser económicamente libre, y políticamente soberana, ha de respetar y exigir que le sean a ella respetados los principios básicos que rigen la vida de los hombres y de los pueblos: el derecho y la moral. Y si una Nación no quiere ser o no se esfuerza en mantenerse económicamente libre y políticamente soberana, merecerá el escarnio y la befa de los contemporáneos y la condenación de la historia.

Desde los venturosos días de Mayo en ningún momento la República ha necesitado tanto de ciudadanos libres y honorables que sepan jugar su vida por el futuro de la Nación, como en nuestros días. Es indiscutible que hay fuerzas antagónicas que luchan por otros ideales que no son los nuestros y sabemos también que el problema de nuestra Nación puede resolverse rápidamente si nos decidimos a vender lo que se puede vender de este país. Pero no creo que estas generaciones de argentinos puedan desertar ante la historia y no se levanten, siquiera sea, por respeto a los que murieron por darnos libertad y autonomía, para oponerse firmemente a toda posible claudicación frente a propios y extraños que no sientan la tierra de su Patria como propia.

miércoles, 24 de junio de 2009

POLITICOS, EL ESPEJO EN QUE SE MIRA LA SOCIEDAD

Cada vez las elecciones son más extrañas, falta de contenido ideológico y autenticidad, por lo menos para aquellos que hemos tenido la suerte de haber podido participar del 1973 para aquí.
Todas han tenido su particularidad y se han hecho uso de todos los instrumentos a su alcance para tratar de convencer a los ciudadanos.
Pero desde hace – más o menos - 20 años atrás hay una cantidad de factores insólitos que se han ido introduciendo a las campañas que fueron variando la esencia de lo que es una elección, parecería que todo se trastoca, siendo lo más superficial lo más importante y la verdaderamente importante lo más superficial. Se produjo una pérdida valores que regía la vida del Hombre, como así también la pérdida de objetivos elevados y las organizaciones de hoy no responden a las necesidades, aspiraciones y voluntad de los ciudadanos, sino a sus propios intereses personales y sectoriales
De los noventa para aquí, es como que todo se enmaraño, la política se farandulizo y degrado, como si quisieran demostrar o imponer al pueblo el fin de las ideologías. Todo pasa por la comunicación y el marketing y no por lo político. No se discuten ideas ni propuestas, los partidos dirimen sus elecciones internas o diferencias directamente en las elecciones nacionales, convirtiéndose estas en una gran interna nacional de los partidos políticos.
Los políticos se pasean de un partido a otro según la oferta o puesto que le otorguen, como así también las posibilidades de alcanzarlo. No está en juego como antes la identidad ideológica o los sentimientos hacia el partido, se han despojado de ellos con tanta facilidad como algunos se mudan de ropa. Incluso cambian de partido una vez que son electos. Son escogidos por un partido para un cargo y al momento de asumir ya se pasaron a otro, traicionando a sus electores como si nada ocurriera.
Se postulan candidatos a cargos que ya poseen, aunque le falte un período para que venza su mandato. Renuncia o pide licencia para presentarse de nuevo para ese mismo cargo, en busca de prolongar su mandato más allá de lo que era originalmente.
Candidatos que renuncian a su cargo para el cual fueron elegidos para ocupar otro puesto en una lista. Candidatos que se sabe de ante mano que no van asumir a los cargos que están propuestos.
Candidatos que fingen mostrándose como no son. Actúan y se guían sólo por lo que le dicen sus asesores de campaña y de imagen y no por su personalidad o tendencia ideológica. Candidatos que se la pasan discutiendo de temas intrascendentes, acusándose entre ellos o haciendo vaticinios improbables en lugar de expresar sus ideas y propuestas. Candidatos que cambian a mitad de la campaña su posición o pensamiento porque las encuestas le dan mal. Candidatos que se prestan a la farandulización de su imagen y de la política. La mayoría padece del síndrome Menem, “si decía lo que iba hacer no me hubieran votado”, por lo tanto la generalidad de los candidatos no dicen nada, para no comprometerse o rendir cuentas ante los ciudadanos si son elegidos.
Encuestas totalmente dispares o tendenciosas, donde manipulean la realidad según quien las paga o encarga. Encuestas que son pagadas por los candidatos y que se hacen en barrios o zonas donde saben que le son más favorables. Pero luego cuando se efectúan las elecciones, queda demostrado que en general estaban muy lejos de la realidad. Periodistas que toman estas encuestas como si fueran el oráculo de la verdad y sobre ellas se explayan y realizan “serias” conjeturas. Si fueran tan acertadas como sostienen algunos, no se necesitaría hacer las elecciones.
Programas cómicos con imitadores de los candidatos que tienen mucha más repercusión y llegada que los programas periodismos “supuestamente” políticos y serios. Medios y periodistas que se dicen serios, independientes y objetivos pero que en definitiva no lo son, simplemente tratan ocultar detrás de esa seriedad o independencia sus preferencias o intereses corporativos hacia ciertos candidatos que les favorece y criticando permanentemente a los demás. Es la primera vez que un grupo empresario periodístico ocupa el principal rol de opositor, más importante que los mismos candidatos de la oposición.
Es realmente o por lo menos da toda la sensación que todo lo que acontece alrededor de las elecciones es ficticio, armado, preparado para engañar en algo al elector, por lo menos aquel que no está politizado (la gran mayoría). Es como si nos estuvieran “vendiendo” a un candidato, lo tratan como algo banal, superficial, como quien vende un electrodoméstico, zapatillas o perfumes. Cuando debería ser algo mucho más profundo y responsable porque esta en juego el destino del País. Incluso los mismos candidatos deberían asumir cierta responsabilidad, porque este tipo de comportamiento hace al descrédito que los ciudadanos tienen de la política, que en definitiva la política no tiene la culpa sino los políticos. Un candidato no puede ser elegido porque tiene una linda sonrisa, porque es simpático, sale bien en las fotos o si tiene aspecto de serio o inteligente. Tienen que mostrarse tal cual son, sin retoques, sin maquillaje, naturales, expresar sin tapujos sus pensamientos y gestión, no deben parecer lo que no son, porque es así como nos engañan.
Lo más grave de todo esto, es que muchos – pareciera – que se dejan engañar y en ocasiones les gusta que los engañen, comprando toda esa porquería. Sólo escuchan lo que quieren escuchar. No existe un espíritu critico, no se interesan en la política más allá de una elección, no se informan más allá de lo que los medios “les venden”, no les interesa averiguar que hay detrás de cada candidato, periodista o medio que lo apoya o le es complaciente. A cuantos le importa saber que intereses hay detrás de cada uno de ellos y que objetivos tienen. Es tanta la despolitización que una importante mayoría acepta que lo induzcan a quien votar y no ponerse a “perder tiempo” en pensar y razonar por si solos. Muchos son los que votan pensando solo en sus intereses personales o sectoriales y no en lo que es más conveniente para el País. El proceso de egoísmo e individualismo ha ido creciendo, dejándose de lado el bien o el interés común. Eso si, esos son los que después despotrican contra los políticos y hablan peste de la política, ahora comprometerse jamás, no destinan ni un minuto a participar en alguna organización social, aunque sea en el club del barrio.
Lo más grave de todo esto es que no hay castigo social a los candidatos nómadas, a los simuladores, a los que trastocan la realidad, a los que nos dicen una cosa y hacen otra. A los que hacen encuestas irreales, a los medios y periodistas que simulan ser justos e imparciales y terminan apoyando solapadamente a sus preferencias políticas o sectoriales.
Si como ciudadanos, no nos prestáramos a este juego perverso y exigiríamos permanentemente la verdad, fuere de la ideología que fuere, esto no ocurriría y no estaríamos como estamos. Si nos causa fastidio todo este comportamiento, si las campañas nos hartan por la falta de seriedad y propuestas, si por lo general el ciudadano no participa o no se compromete porque repudia todo eso, por qué lo soportamos y no nos revelamos ante tanta mediocridad y patetismo. Acaso no será que la sociedad tiene algo de todos eso que criticamos. Pero algo esencial para recordar, todos los candidatos son salidos del seno de esta sociedad, lo que quiere decir que la gran mayoría de la ciudadanía tiene algo de ellos. Nos guste o no, los políticos son el espejo donde se mira la sociedad.

Héctor Daniel Fernández
Junio 2009

viernes, 12 de junio de 2009

SOCIALIZAR LAS PERDIDAS COMO LAS GANANCIAS.

Junio de 2009
Una vez más los trabajadores debemos pagar los desatinos de un sistema capitalista que en nada nos beneficia y solo protege los intereses de los sectores más poderosos de la economía.
El proyecto neoliberal de los años 90, motorizado por las grandes corporaciones económicas y financieras, como así también por los empresarios, sostenía la minimización del Estado, como así también la eliminación de todo intento de regulación de la actividad financiera y económica por parte de éste. El mercado por si solo podía regular todo. La consigna era: todo aquello que era público debía pasar a ser privado.
Este nuevo orden económico fue aplicado minuciosamente en nuestro País y puesto en marcha por el Gobierno de Carlos Menem. Se hizo una gran campaña – en los medios - de desprestigio de todas las industrias y servicios en manos del Estado (YPF, Somisa, Aerolíneas Argentinas, Junta Nacional de Granos, Junta Nacional de Carnes, Flota Mercante, Telefónica, Ferrocarriles, Gas del Estado, etc., etc,) Comenzó la fiesta de la privatizaciones, el Estado “saneaba” las empresas (con despidos masivos) y luego las privatizaba a precios y condiciones muy beneficiosas para sus compradores, incluso con casi ningún tipo de control sobre ellas, con que hoy seguimos padeciendo, porque los ente reguladores poco pueden controlar o cambiar. Las empresas privatizadas y los grupos financieros giraban sus suculentas ganancias al exterior invirtiendo ínfimamente en el País. Muchos eran sólo ave de paso (Buitres).
Los trabajadores pagamos estas políticas, donde un solo sector se beneficio, el especulativo y las empresas privatizadas. Aumento de la desocupación, flexibilización laboral, pérdida de las conquistas sociales y laborales, regímenes de trabajo cercanos a la explotación, negativa al aumento de salarios, anulación de las discusiones paritarias, perdida de mano de obra especializada y de oficios, expulsión de grandes masas de trabajadores de pueblos y ciudades pequeñas a las grandes urbes en busca de algún tipo de subsistencia. Crecimiento de villas y asentamientos, pérdida de la capacidad laboral y de la cultura del trabajo. Corrupción y farandulización de la política. Todo un verdadero cambalache, con la pérdida de valores importantes para la vida institucional de un País.
Las empresas cerraban o eran vendidas a capitales extranjeros. No quedaron casi Pymes en pie. Se hacía imposible competir con la libre importación de productos desde el exterior. Aumento aún más la desocupación. Pero era la ley del mercado, así que los industriales, financistas y productores agrícolas acataban obedientemente y sin protestar. Era época de las relaciones carnales, del poder viajar a EE.UU o Europa con el “famoso” uno a uno y el déme dos. Mientras unos pocos se beneficiaban, millones se hundían cada vez más, la plata de las privatizaciones solo servia para sostener un peso irreal.
En el comienzo del derrumbe asume un gobierno – De la Rúa - inoperante e incapaz, intenta manotazos de ahogado y abandona el poder dejando al País a la buena de Dios. Incertidumbre y temor.
En el 2001, este País de las fantasías, exploto. Una crisis financiera profunda que no pagaron los beneficiarios del sistema “Bancos y Financieras”, sino el pueblo. Una descomunal tasa de desocupación, mayor pérdida del poder adquisitivo del salario por la desvaluación (los salarios perdieron un 30%, más lo que se venía arrastrando de los 90). Un verdadero vaticinio de la crisis mundial que estamos viviendo ahora.
Por una serie de medidas “proteccionistas” del Estado y un cambio (dólar-pesos) acorde a la realidad y a las necesidades del País, se fue dando una recuperación lenta pero continua, muchos sectores comenzaron a recuperarse, subió la ocupación, abrieron nuevas empresas, comenzaron las discusiones paritarias, el poder adquisitivo del salario comenzó a subir, aunque jamás alcanzo los niveles perdidos. Se recuperaron algunas conquistas laborales y mejoras en las condiciones de trabajo. Eso si, ningún órgano financiero internacional (FMI, BM, club de Paris, etc.), que aplaudían y supervisaban las políticas del Estado en los 90, previeron la hecatombe del 2001, como tampoco esta crisis mundial. Catalogaron al País como no confiable, por lo que nadie nos presto un solo peso, hubo que arreglarse con lo que se podía recaudar en el País y eventualmente alguno que quería comprar nuestros bonos – caso “Venezuela”. Todo los poderosos que nos ponían como ejemplo – como era lógico - nos dieron la espalada, ninguno asumió sus errores de imponer políticas recesivas, anti obreras y arrastrar al País al desastre. El que nadie nos quisiera prestar, evito que esta crisis nos golpeara más fuerte.
Como correlato de todo este proceso, tenemos hoy empresas y medios de comunicación más poderosos que el propio Estado. Empresas de apariencias nacionales, pero controladas por capitales e intereses internacionales. La mayor brecha entre aquellos muy pocos que tienen mucho y los muchos que tienen muy poco. Además de una masa critica de ciudadanos – principalmente los jóvenes - que han perdido la cultura del trabajo y son excluidos sociales.
Esta Crisis mundial, nacida en EE.UU., en seno del capitalismo, se inicia con una crisis hipotecaria, rápidamente afecta a los bancos y empresas financieras que se creían sólidas y solventes, alcanzó a las grandes automotrices insignias, pero ahora no se sabe donde concluirá. El Estado tuvo que salir a socorrer a bancos, financieras y empresas para que no entren en la bancarrota y dejen un mayor tendal de desocupados. Aquí si sirve la intervención del Estado, en las perdidas, pero no en las ganancias. En definitiva con la ayuda que le proporciona el Estado, termina siendo el propio ciudadano quien acude en salvaguarda de las empresa privadas responsables de la crisis. Lo publico asiste a lo privado, lo que no genero el mínimo de pudor o retractación en los defensores del libre mercado. Lo que si se sabe, es que la economía de las empresas podrán tardar un año en recuperarse, pero al empleo le llevara entre cuatro y cinco años alcanzar los niveles que tenía.
Este proceso de salvataje de las empresas por parte del Estado (ciudadanos), de socializar pérdidas, nos recuerda a otro hecho de nuestro generoso País, que fue la nacionalización de la deuda privada (Domingo Cavallo - 1.982). A lo que jamás accederán – las empresas - es a socializar las ganancias, proponer algo así sería descabellado o dictatorial, incluso podría causar la caída de un gobierno democrático.
En general, el sector empresario de nuestro País, está utilizando esta crisis mundial, para hacer pagar a los trabajadores sus errores e incapacidades, como así también poner a salvaguarda sus ganancias.
Durante todos estos años han tenido importantes ganancias, que por lo general no fueron reinvertidas en el País, sino que fueron desviadas a paraísos fiscales, sólo en lo que va del año han sacado 23.000 millones de dólares.
Abiertamente solicitan una mayor devaluación para ser mas competitivos, pero sin ajuste de salarios. Administran “erróneamente” las empresas y luego solicitan la participación del Estado para no ir a la quiebra o cerrar. Dónde quedó la minimización del Estado que proclamaban?. Pero si les molesta y sobre manera, que como contrapartida al aporte de fondos provenientes de la recuperación del dinero de las AFJP, el Estado ponga directores en sus empresas, porque no quieren que les controlen el destino que le dan al dinero.
Ante la crisis, vemos – nuevamente - el accionar de las patronales que pretenden o imponen condiciones laborales desfavorables a los trabajadores ante la amenaza del despido o cierre. Suspensiones, adelanto de vacaciones, eliminar turnos, rebaja de salarios, no aplicación de las convenciones colectivas de trabajo, en fin, un sinnúmero de medidas que nos hará retrotraer a la famosa flexibilización laboral.
Una vez más el trabajador – el más vulnerable - debe salir a solucionar el problema del poderoso empresario, so pena de quedar en la calle y no tener recursos para mantener su familia. Una vez más la confrontación es desigual e injusta. Los trabajadores no deben amedrentarse ante estas chicanas empresarias, debe defender con toda su fuerza sus derechos . Además si se deben dar concesiones, el trabajador debe tener el poder de controlar el destino que la empresa da al dinero que ellos generan.
El que hoy despide personal, si la situación se revierte, difícilmente vuelva a incorporar la misma cantidad trabajadores, la tendencia de las empresas modernas tienden en general a incorporar mayor tecnología y desplazar el trabajo humano, si no se encuentra pronto una salida, el panorama será bastante complejo y negativo. Más gente sin trabajo, mayor marginalidad, mayores conflictos sociales, mayor inseguridad.

Héctor Daniel Fernández

Milei y “la solución final al problema de los jubilados”

Los jerarcas nazis Reinhard Heydrich y Otto Adolf Eichmann, entre otros, llevaron a cabo la "solución final al problema judío”, con act...