Los acontecimientos políticos que
se vienen desarrollando en nuestro país, en países vecinos y en el mundo me van
sumiendo en una profunda tristeza, angustia y desazón.
Quizás sean los años, porque
acontecimientos tristes y complicados ya lo hemos vivido, sin ir muy lejos las últimas
dictaduras cívico-militares en América (Gestadas y apoyadas desde EE-UU.,
Alianza para el Progreso o Plan Cóndor. EEUU ha extendido su dominio sobre América
Latina por medio de la fuerza o por influjos económicos y por políticos
genflexos. La región jugaría en la actualidad un papel fundamental en el nuevo
esquema de dominación mundial -EE.UU. enfrentada a Rusia y China-,
constituyendo tanto una retaguardia militar y un mercado para las exportaciones
como una fuente de cuantiosos recursos naturales).
Con el pasar de los años uno suponía
que la conquistas de derechos en el siglo XXI ya estaban afianzados, que viejas
prácticas fascistas o de extrema derecha reaccionarias y xenófobas estaban
desterradas de la sociedad, que ciertos derechos hacia las minorías eran un
avance de una sociedad más madura, que los derechos humanos era algo
irreversible, que el camino, a pesar de algunas piedras que había que sortear,
era ascendente, pero ahora nos encontramos que hay escabrosos barrancos. Sin
dudarlo nos equivocamos y nos descuidamos en creer que esos derechos eran para
siempre. Como una rueda, todo vuelve, quizás no de la misma forma, pero si en
su esencia. Algo más sofisticado, mucho más moderno, con el uso de las nuevas tecnologías
(redes sociales, neuromarketing, big data), pero
con el mismo resultado. Antes se adoctrinaba, ahora se manipula
adormeciendo las conciencias; antes no había libertad, ahora existe la libertad
pero las condiciones laborales, sociales y económicas impiden ejercerla. El
fascismo encarna el autoritarismo y el absolutismo. Aquellas facciones que pasaron a ser marginales al
ser derrotadas en la segunda guerra mundial y que comenzaron aparecer tibiamente
después del fin de la guerra fría, hoy se han reconvertido (ya sin usar las
armas) y llegan al gobierno o son importes fuerzas políticas por medio del voto
popular. (Francia, Alemania, Italia, Hungría, Polonia, Australia, EE-UU y ahora
en Brasil, entre otros). Han diseñado y planificado un
sistema económico que, gobierne quien gobierne, no se pueda cambiar o por lo
menos sea muy complicado hacerlo. Quieren un sistema aparentemente democrático
para evitar un levantamiento social, sabiendo que los resultados electorales no
van a importar porque las decisiones importantes se toman en los centros de
poder económico. Se ha sembrado en la sociedad el
germen para que estas ideologías se reproduzcan.
Como decía antes, quizás sea por los
años, que al vivir hoy el resurgimiento en la sociedad de estas ideologías a
uno lo abaten y entristecen. Cuando uno era joven tenía otra fuerza e ímpetu
para enfrentarlos, y cuando uno creía que sus últimos años los iba a
transcurrir con cierta tranquilidad, nos encontramos que debemos dar pelea como
cuando éramos jóvenes pero sin las mismas fuerzas y herramienta. Cuando vemos
que siempre son los más desprotegidos los perjudicados, cuando vemos que solo
se les pide esfuerzo y sacrificio a los que menos tienen, en algo estamos
fallando como sociedad. Cuando pensábamos que avanzábamos hacían una sociedad más
justa y equitativa, donde los valores humanos iban a estar por encima del odio
y egoísmo, resurgen pensamientos y se instalan en un sector de la sociedad como
la salvación a todos sus males.
Nuestra sociedad es manipulada
como en la época de Joseph Goebbels y no reacciona. En América y el mundo el
resurgir del fascismo o ideologías similares, es una realidad incontrastable.
El odio y el desprecio al diferente. El odio y la acusación de todos nuestros
males al de abajo en la escala social. Criminalización de la pobreza. El odio y
rechazo al inmigrante (pobre). La bajeza en la que ha caído la condición humana
es increíble de admitir a esta altura de la evolución. Hemos evolucionado en
ciencia y tecnología, pero hemos involucionado en nuestra condición humana. Un
sector importante de la sociedad es tan manipulada: que apoya y defiende a
quien le recorta en sanidad, en educación
y en política social y priva del derecho al agua, gas y a la luz a las personas.
Naturaliza a un Gobierno que se muestra indiferencia al sufrimiento de su
pueblo después de haberlo provocado y acusa a la gente de ser la causante de los
problemas económicos y financieros y la culpa de haber vivido por encima de sus
posibilidades. Justifican a quienes articulan las condiciones para aumentar la desocupación y la
precariedad. Aplaude a quien lo embrutece. Vota
y sigue a quien le miente, lo engaña, lo denigra y lo acusa de ser el culpable
de todos los males por haber nacido pobre, de un color de piel diferente o en
otra región.
Las mayorías
sociales, como en tristes épocas, cierran los ojos, dicen no ver... Porque
saber demasiado te obliga a tomar decisiones que, en ciertos contextos, pueden
llevarte a la cárcel o a la muerte, de modo que la ignorancia se acomoda a los
principios morales. Está volviendo a ocurrir, la extrema derecha crece y los
votantes no son criminales, sino gente que quiere estar bien y por eso no se
adentran, porque saber más choca con su comodidad; quieren seguir sintiéndose
buenos y saber más te obliga a escoger. El fascismo no es más que el lado resentido,
egoísta, patético y frustrado de nosotros mismos.
Jamás pensé que a mis 69 años, en
mi País iba a tener que preocuparme y angustiarme por lo que me queda de vida,
por el futuro de mis hijos, de mi nieto y de toda esas generaciones. Se ha
dejado impunemente que hipotecaran las riquezas del país y el futuro de
generaciones. Debemos decir que como generación hemos fracasado si se instala
este pensamiento tan cruel de nuestra sociedad, donde la manipulación ideológica
y de conciencia es tan fuerte como para que como sociedad no nos demos cuenta
de que todos los caminos nos conducen a la desunión, al odio, al revanchismo y
a la aporofobia, además de creer que todos nuestros males es por culpa nuestra
o de otros y todo para dominarnos y enriquecer – aún más - a un porcentaje ínfimo
de la sociedad. Como dijo Jorge Aleman “Bolsonaro es un Macri desinhibido”.
Nuestra sociedad con el paso del
tiempo se ha ido transformando en insolidaria, intolerante, discriminatoria,
egoísta, individualista, avara y cruel.
No son la mayoría, pero si tienen
el poder económico y de comunicación como para ejercer una influencia en una
parte importante de la población, quienes incorporan y repiten, sin pensamiento
crítico, lo que sus medios y voceros intelectuales les dicen constantemente.
Las mayorías “progresistas” se encuentran más ocupadas en disputas personales o
en seguir la agenda que estas facciones imponen, que en crear una opción
diferente.
Es necesario un cambio cultural
profundo y sostenido en el tiempo, exaltando los valores humanos esenciales con
la solidaridad, empatía, humildad, honestidad, generosidad, respeto, amistad,
paciencia, dignidad, libertad y amor.
Comparto esta breve lista de las 14 características del fascismo
según Umberto Eco. Para los interesados, el texto completo de la conferencia se
encuentra en línea con el título “El fascismo eterno”.
1. Culto de la tradición, de
los saberes arcaicos, de la revelación recibida en el alba de la historia
humana encomendada a los jeroglíficos egipcios, a las runas de los celtas, a
los textos sagrados, aún desconocidos, de algunas religiones asiáticas.
2. Rechazo del modernismo. La
Ilustración, la edad de la Razón, se ven como el principio de la depravación
moderna. En este sentido, el Ur-Fascismo puede definirse como irracionalismo.
3. Culto de la acción por la acción. Pensar
es una forma de castración. Por eso la cultura es sospechosa en la medida en
que se la identifica con actitudes críticas.
4. Rechazo del pensamiento crítico. El
espíritu crítico opera distinciones, y distinguir es señal de modernidad. Para
el Ur-Fascismo, el desacuerdo es traición.
5. Miedo a la diferencia. El
primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es
contra los intrusos. El Ur-Fascismo es, pues, racista por definición.
6. Llamamiento a las clases medias frustradas. En
nuestra época el fascismo encontrará su público en esta nueva mayoría.
7. Nacionalismo y xenofobia. Obsesión
por el complot.
8. Envidia y miedo al “enemigo”.
9. Principio de guerra permanente,
antipacifismo.
10. Elitismo, desprecio por los débiles.
11. Heroísmo, culto a la muerte.
12. Transferencia de la voluntad de poder a cuestiones
sexuales. Machismo, odio al sexo no conformista. Transferencia
del sexo al juego de las armas.
13. Populismo cualitativo,
oposición a los podridos gobiernos parlamentarios. Cada vez que un político
arroja dudas sobre la legitimidad del parlamento porque no representa ya la voz
del pueblo, podemos percibir olor de Ur-Fascismo.
14. Neolengua. Todos los textos escolares nazis o fascistas se
basaban en un léxico pobre y en una sintaxis elemental, con la finalidad de
limitar los instrumentos para el razonamiento complejo y crítico. Pero debemos
estar preparados para identificar otras formas de neolengua, incluso cuando
adoptan la forma inocente de un popular reality show.
Terminamos con esta advertencia, también atemporal, de Eco:
El Ur-Fascismo puede volver todavía con las apariencias más
inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada
una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo.
Daniel Fernández
Noviembre 2018