martes, 19 de mayo de 2009

DONDE VA NUESTRA SOCIEDAD

Mayo de 2008

Recientemente se entablo una discusión entre la Iglesia, el Gobierno y algunos oportunistas opositores, que ofende a la condición humana, peleándose para ver cuantos pobres hay. Se nos quiere distraer la atención con números, cuando esos números son seres humanos, hombres, mujeres, niños, ancianos y jóvenes, que necesitan políticas integrales, eficientes y directas, que no pueden ni deben esperar más. Ningún dirigente político o social con ingerencia en la política actual esta libre de culpa, este flagelo viene desde hace tiempo y todos, con mayor o menor responsabilidad tuvieron su participación y no hicieron nada para remediarlo, esperaron que la política del derrame los alcanzara, que si la recaudación o si reactivación, que una bolsa de comida o un plan social solucionara por si sólo el problema, incluso algunos trataron de esconderlos desalojándolos de un lado a otro, pero ahí estaban y ahí están.
Es ofensivo y denigrante entrar en una discusión así, aquí no hay nada que discutir, sino cada uno de los que tienen una porción de poder deben ponerse a trabajar efectivamente para que desaparezca la pobreza, para que en este País, esencialmente productor de alimentos, no haya personas con hambre, seres humanos abandonados a su suerte, pobres de toda pobreza.
Lo que está sucediendo en nuestro País es muy grave, se está degradando el futuro. Dos hechos recientes marcan una realidad de la cual solo algunos que viven en una burbuja o se hacen los distraídos no pueden vislumbrar. Dos criaturas de 7 y 9 años que vivían en un ámbito de pobreza extrema asesinaron a una niña de 2 años. Cinco chicos murieron calcinados al incendiarse la “casilla” donde vivían. Si a esto le sumamos la cantidad de niños de la calle que deambulan día y noche por los centros urbanos, librados a su suerte. La cantidad de niños que acompañan a los padres en la tarea diaria de recolectar cartones o los chicos que son utilizados para trabajar porque abaratan sus costos. La mayoría de estos chicos, al igual que sus padres, viven en condiciones indignas para cualquier ser humano, en ranchos o casillas, sin acceso a la salud, a la educación, sin agua potable, sin red cloacal, o en asentamientos paupérrimos y hacinados. Por su condición, son los más vulnerables a flagelos como la droga, alcohol y violencia. Se les reclama conducta social y ciertos valores y principios éticos, pero no olvidemos que a ellos se los margina permanentemente por su condición y no se les brinda la posibilidad de cambio, han sido privados de toda condición digna de vida e ignorados sus derechos constitucionales.
Algunos pretenden cambiar el enfoque de la cosa y hacernos creer que los marginados, piqueteros, cartoneros, niños de la calle, sin techo, etc., etc., están en esta situación por que ellos quieren o que se han generado por generación espontánea, pero han sido generados por deficientes o mal intencionadas políticas de Estado.
Todos lo saben, todos los ven, pero medidas concretas nadie toma y no se habla de hacer caridad o asistencialismo, eso es un paliativo nada más. En todos estos años, ningún dirigente u organización promovió un paro, una marcha, un corte ruta o medidas directas, tan proclives para defender sus intereses sectoriales pero no para exigirle a un gobierno cambiar el destino de estos seres humanos.
Existen organizaciones sociales y personas que trabajan esforzadamente para darles una posibilidad para que escapen de esta situación, pero no basta, es el Estado con todo su aparato el que debe ocuparse.
Igualmente ésta es la sociedad que hemos construido, donde todos, quien más quien menos tenemos algo que ver.
Tristemente debemos pensar en el futuro que le espera a nuestro País, con la cantidad de niños con distintas deficiencias irreversibles, problemas sociales y secuelas que no podrán revertirse, ellos formaran una inmensa legión de adultos con todo tipo de problemas, que seguramente muchos políticos aprovecharan para usar en provecho propio.

Héctor Daniel Fernández

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