martes, 19 de mayo de 2009

ELECCIONES 2007

Junio de 2007

Las elecciones 2007 están mostrando ciertas particularidades, quizás afirmando una tendencia que viene de años anteriores, que son las alianzas entre individuos y no en base a ideologías o partidos políticos.
Se estará cumpliendo eso del fin de las ideologías o será un reacomodamiento ideológico. Cada sector se está agrupando según sus propios intereses, eso si, no los del País. O a caso será simplemente la búsqueda de supervivencia de una casta que está mutando para seguir viviendo de la política? y que como sociedad lo estamos permitiendo con indiferencia.
Así podemos ver un sector de los radicales (los llamados K) apoyando la gestión del Gobierno, y presentándose juntos en las elecciones. Otra fracción de los radicales asociándose con algunos “peronistas” disidentes al Gobierno y yendo juntos con Lavagna (ex Ministro del Gobierno) y éste apoyando en la Capital a Mauricio Macri y por último otra fracción de radicales se presentan con Elisa Carrio.
Mauricio Macri, impuesto por medio de una profusa y larga campaña marketinera, desde presidente de Boca a candidato. Un persona – aparentemente - sin grandes bondades y cualidades, dirigente de medio pelo, símbolo de la década del 90 enmascarado en algo nuevo. La derecha siempre pensó al País en función a sus intereses. Socio ideológico del ex radical López Murphy y Jorge Sobisch, de pensamiento neoliberal, empresarial, privatizador y de mano dura. También ha contado con el apoyo de Menem y Chiche Duhalde. Otros que lo apoyan del “peronismo” son Rodríguez Saa y Puerta. Lo “curioso” que Carlos Menem y Chiche Duhalde enfrentado ideológicamente en un momento, ahora ambos apoyan a Mauricio Macri (un liberal) en contra del candidato del Gobierno para la Ciudad de Buenos Aires, Daniel Filmus. Juan Carlos Blumberg también apoya decididamente a Mauricio Macri.
Daniel Filmus y el gobierno son respaldados por sectores que se dicen “progresistas”, un sector del “peronismo”, algunos socialistas, algunos radicales, algunas organizaciones de derechos humanos y un sector de los piqueteros.
La izquierda, como es su tradición en nuestro País, está altamente fraccionada y al igual que los partidos tradicionales, presentan candidatos en listas enfrentadas, aunque siendo de un mismo partido. Se van auto dividiendo en si mismo y en ocasiones siendo funcionales a la derecha.
El Cardenal Jorge Bergoglio, desde el pulpito hace y se involucra directamente política partidista y toma posición en contra del Gobierno. (repitiendo viejos pleitos 1954-55 y defendiendo intereses no siempre tan santos)
En la provincia de Buenos Aires; un sector del “Justicialismo disidente o remanente” apoyaron y estimularon en un principio, junto con el PRO la candidatura a Gobernador del “Ing.” Juan Carlos Blumberg, éste al desprestigiarse se quedó sólo y cada sector busco otro partido donde mejor acomodarse.
Aquellos que tienen algún tipo de conocimiento de las figuras que estoy nombrando, podemos decir que si nos atenemos a su “historia” partidaria no tendrían nada que ver unos con otros, incluso han defendido distintos proyectos de País, pero analizando sus últimos comportamientos, podríamos decir que en realidad ahora se están reagrupando, algunos ideológicamente y otros – tan sólo - por conveniencias personales, como lo hicieron en su momento con el menemismo, junto a María Julia Alsogaray, Adelina de Viola, Albamonte, Cavallo, y toda la UCD.
Hay una realidad indiscutible, para ayer y para hoy, el Peronismo - como lo concibió Perón – no tiene la misma visión de País que la derecha-oligárquica, privatizadora y de exclusión que consustanció económica y políticamente el proyecto de Menem y que hoy – maquillado – se eterniza con otros nombres. Sostenedores de que la clase rica o alta debe goza de todos los privilegios. La incluida, debe aceptar los dictados del mercado, unas veces dentro y otras afuera y los excluidos, resignación: porque ese es su destino. Muchos dirigentes políticos y sindicales – que se dicen “peronistas” y que aún perduran - de distintos niveles, apoyaron o acompañaron esa política neoliberal.
Del que se vayan todos y la renovación de política, no hubo ni siquiera una condena social o pública. Por el contrario, no se fue casi ninguno, sino que vinieron hermanos/as, sobrinos, hijos, etc., y la renovación verdadera sigue pendiente.
Así mismo, algunos han renunciado a su ideología y con actitud camaleónica, hoy prefieren acomodarse detrás de alguna figura que pueda tener un consenso importante dentro de algún sector de la ciudadanía – sin importar como piense - para ver si pueden obtener un cargo que les permita seguir viviendo o por lo menos no perder los privilegios que el Estado y la Política les brinda, que en muchos casos en una actividad privada no podrían obtener. Es el caso Macri o del “Ing.” Juan Carlos Blumberg, una persona reconocida públicamente, que no activo anteriormente en política. Este hombre que desde una desgracia personal irreparable, acaparó a atención de miles de personas que reclamaban mayor seguridad. El “Ingeniero” muy bien asesorado, manejo excelentemente las relaciones públicas, llegando a ser – para algunos - un icono de la seguridad, cercano al orden y la mano dura que muchos ciudadanos reclaman y consideran como única solución. Se constituyo en fiscal y paladín de la ética y moral. Después que mintió respecto a su título, defraudo y engaño, muchos que lo apoyaban huyeron despavorido.
No olvidar que algunos de estos “políticos”, que están en las sombras o más o menos ocultos, fueron en mayor o menor medida participes de los estallidos del 2001. Desindustrialización, desocupación, marginación, miseria, quiebre social o sea el producto de muchos de los males que hoy nos toca vivir. Estos males provocaron la ruptura de una sociedad solidaria, pero de una solidaridad profunda que nos involucra a todos como País, de salir todos juntos de los problemas y no la solidaridad confundida con la caridad. Nuevas caras de una vieja política.

Sobre las elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es evidente que este electorado es altamente ciclotímico e inestable, vota según su estado de ánimo y su interés personales, nunca lo ha hecho desde un concepto general de País.
Recordemos, que en plena crisis del 2001, salieron a la calle a pedir por sus ahorros y que se vayan todos, mezclados con aquellos que pedían un cambio – pero desde lo ideológico -. Recuerdo el paso de los piqueteros que venía desde La Matanza, encabezados por Luis D´elia, y los vecinos de Caballito esperándolos en la plaza Rivadavia, para darles agua y comida, esa supuesta comunión de una clase media diezmada y algo empobrecida, acompañaba a los desprotegido y marginados, se hacían fuerte en el reclamo que contemplaba los intereses de ambos.
Las elecciones del 2003 en la Capital Federal Macri le ganaba a Ibarra y la tercera fuerza es la izquierda con Luis Zamora (MAS). En la segunda vuelta gana Ibarra (“progresista”). Una curiosidad, hoy Macri gana en todas los barrios de la Capital, los extremos se han unido como se dio con Menem, las clases altas y las más bajas.
Hoy esa clase media, bastante recompuesta y con mayor poder adquisitivo, no piensa igual ni es tan solidaria, como lo fue durante la crisis. Como sus intereses y objetivos han variado, así como su postura política, ya ahora no es prioritario la falta de trabajo, mejoras salariales o la inclusión social o los ahorros, lo único que se mantiene es la falta de seguridad. Hoy las prioridades pasan por la seguridad – ante todo - y el “orden”. Buscar una solución a los cartoneros para que no ensucien las calles, la saturación de pobres de la provincia en hospitales y escuelas, el caos de tránsito, los cortes de calles (que ellos suelen cortar cuando son tocados sus intereses: ejemplo la construcción de torres). Los trabajadores protestan porque llegaban tarde al trabajo cuando los desocupados cortaban las calles pidiendo trabajo e inclusión social. Los taxitas protestan cuando los trabajadores cortan las calles pidiendo aumento o mejoras condiciones de trabajo. Los automovilistas protestan porque los taxistas cortan las calles por al falta GNC que no les permite trabajar. La clase media corta las calles reclamando por su ahorros, por seguridad o la construcción de edificios. Aquí no estará fallando otra cosa, los canales lógicos que deberían escuchar y solucionar los problemas de la gente, sin que se llegue a ciertos extremos?. Además las calles se cortan por un recital, un partido de fútbol, por el corso, una procesión o cualquier otro motivo. No existe – concretamente - el respeto por el otro, por las instituciones. Pareciera que los derechos de unos tienen más valor que el de otros. Reclaman un orden que muchos no están dispuestos a respetar. Preferentemente un orden que sea vulnerable al poder y a las influencias.
Daría la impresión que un sector de la sociedad que ha logrado mejorar más o menos su situación, su preocupación ha cambiado de enfoque, ahora es “orden y seguridad”, los problemas que aún padecen miles de argentinos, ya no es prioritario para ellos. Es innegable que este Gobierno tiene una deuda en el tema seguridad, como también las tiene en otros temas sensible para otros sectores de la sociedad. No debemos olvidarnos que ese “orden y esa seguridad”, muchos ciudadanos lo iban a reclamar a los cuarteles y más que orden y seguridad trajeron terror y persecuciones, beneficiando solo a un sector, el de siempre, el poder económico. Alguno de todos estos respetables ciudadanos buscaría un guardia cárcel para cuidar a su hijo “travieso” o pondría aun zorro a cuidar un gallinero.
Es evidente que del modelo actual hay muchas cosas que no funcionan, que este gobierno se equivoca, aquel cambio de la política que prometió cuando asumió, sigue siendo una deuda impaga, que aún sigue aliado a caudillos y representantes de la vieja política, de la política del clientelismo. Que la distribución de la riqueza sigue siendo una brecha desproporcionada, que sigue el trabajo en negro, que mucho del trabajo generado es precario, los salarios se deprimen ante la inflación, falta de inversión en energía y algo de imprevisión. Pero también, después de mucho, hay una actividad social y gremial, que no existía antes, a pesar de que mucha gente sigue rechazando a los políticos, han surgido organizaciones sociales y ciudadanos que se comprometen con la actividad social y buscan un cambio. Ya no se espera todo del mercado. Una mayor actividad laboral – precaria – pero mayor, a dado que el trabajador comience a reclamar – sin miedo - por sus derechos. También se están reponiendo conquistas sociales y laborales que se habían perdido o entregado. Estemos atento, si la derecha, los grandes empresarios y terratenientes, por medio de sus órganos de expresión (diarios, radios y canales) critican, por algo será, por lo menos – dudemos -.
Pero cuantas empresas y empresarios, como así también ese sector más altos está dispuesto a aportar algo de sus ganancias para achicar la brecha, mejorar las condiciones sociales y disminuir los riesgos – entre ellos seguridad -, producto de una compleja situación social de hace unos cuantos años padecemos. Hay uno cuantos – incluso - que se quedan o especulan con los aportes y contribuciones de los trabajadores. El 20% del sector más rico percibe el 52,2% y el 20% más pobre tan sólo el 3,7%.
Todos le exigimos al Estado pero son pocos y generalmente los trabajadores – los que menos tienen - los que más aportan, porque no tienen como “zafar” de sus obligaciones. Tampoco son los que tienen dinero para sacar del País y ni depósitos en el extranjero o en paraísos fiscales.
Como trabajador y peronista, hace años que no encuentro parangón entre la doctrina peronista, el ejemplo de Perón y Evita y los dirigentes que lo sucedieron. Puedo estar o no de acuerdo con la política general de este Gobierno, que los cambios no son suficiente, pero como “trabajador” no veo la solución en escapar hacia la derecha o volver a probar políticas neoliberales o empresariales, que ya hemos vivido. Si creo que debemos exigir, actuar y participar para profundizar los cambios e ir hacia un Estado de mayor igualdad, dignidad, justicia social, independencia económica y honestidad, que sólo el PERONISMO verdadero y fuerzas nacionales pueden darnos, sin esos equilibristas o saltimbanquis de la política, que su única ideología es satisfacer sus apetitos personales.
La izquierda que nunca entendió por donde pasaba el pensamiento y sentimiento del trabajador, que se alineen junto en esa izquierda, los de ideas de derecha a la derecha y los peronistas – como siempre - junto al pueblo trabajador, los humildes, los marginados y todos aquellos que quieren lo mejor para el País y no sólo para su sector.
Ahora me pregunto: existe el PERONISMO en la clase dirigente?, Se puede cambiar la política sin alianza con las viejas practicas políticas?, Se pude cambiar la economía si el 70% de las empresas están en mano de capitales extranjeros?.

Héctor Daniel Fernández

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