lunes, 18 de mayo de 2009

LA RECURRENTE DERECHIZACIÓN

Febrero de 2003
Ya no podemos asombrarnos (ni, inocentemente, fundar en esa sorpresa alguna protesta o rebeldía) por hechos que revelen algún proceso que parece atado inevitablemente a la historia del peronismo y del postperonismo, como hemos podido comprobar analizando su desarrollo (o su subdesarrollo) en las distintas etapas vividas.

La oposición a Evita en el 51, la caída del 55, las reiteradas corrientes dialogistas, arribistas, neoperonistas y otras yerbas que servían de puente entre los salones de la burocracia política primero y sindical después con el poder militar y civil pseudodemocrático, mientras en la cocina hervía la resistencia; la ocupación de los puestos dirigentes resignando siempre a los luchadores; la creciente logización de los “amigos” que se atribuyeron el retorno y su posterior militarización para la persecución de los militantes, ya de lleno en el postperonismo y luego la oficialización de esa purga por los mandos militares ocupando el vacío de poder provocado.

La última etapa de la historia comienza con Martínez de Hoz en el gobierno, y se concreta con la conveniente fidelidad obtenida desde el partido justicialista al consenso de Whasington a través de la cooptación del mismo por el menemismo (luego de traicionar el mandato popular de 1989) sin la menor oposición (salvo lo gestual) de la dirigencia excluida.

Esta breve reflexión viene a cuento de la aparición del candidato a vice de Kirschner, es decir, el inefable menemista Scioli.
Con esta operación (vaya a saber de quien sino de una tendencia histórica recurrente en el peronismo y su continuación luego de la muerte del creador), el panorama que se muestra a los supervivientes del peronismo ve completada la cartelera del continuismo reaccionario.
La fantochada congresista partidaria y la asistencia perfecta judicial dan como resultado:
a) un Menem que se trae a si mismo de vuelta, sin el repudio y la expulsión de que debió ser objeto por traición. (Patti, etc. son un plus casi irrelevante).
b) un Rodríguez Saa que nos trae como regalo en el primer estado argentino a Rico (digamos que el puntano tampoco es original en esto, el carapintada ya había sido aliado de Dhualde);
c) Kirschner, el “progesista”, ya incorporó a Beliz y ahora regala (porque le sobra “lo que hay que tener” como le gusta decir) la vicepresidencia a un menemista (no de anteayer, ni de ayer, sino de hasta hace un rato, sin siquiera el contrapeso de una historia peronista, está demás decirlo).
Una a favor de la jueza: parece que al menos no aparecerán los símbolos en las boletas.

Aparentemente sería el único consuelo que nos queda en esta última etapa que pretende la destrucción del sueño mas hermoso que animó a los argentinos: la utopía de la Patria Justa, Libre y Soberana; la de la Revolución nacional y social en una Latinoamérica Unidad y dentro de un mundo donde los trabajadores fueran el motor del cambio.

Sin embargo nadie nos ha revocado el mandato, la última voluntad, que recibimos el 12 de junio de 1974 por ser integrantes de ese “pueblo, que es la única fuerza en la que siempre he confiado para orientar y conducir los destinos del país.”
Ninguno de los actuales “dueños”, “ocupantes ilegales”, “usurpadores” de la voluntad popular revolucionaria del peronismo puede estar exento de nuestro señalamiento y condena, porque ese día se nos pidió “al pueblo no sólo que los identifique claramente, sino también que los castigue como merecen todos los enemigos de la liberación nacional.”
Y, porque aún con nuestras heridas y penas, desencantos y críticas, conocemos y no olvidamos que el objetivo estratégico del Viejo Maestro está en aquella bella definición de la exposición del Proyecto Nacional: “Las fuerzas del orden -pero del orden nuevo, del orden revolucionario, del orden del cambio en profundidad- han de imponerse sobre las fuerzas del desorden entre las que se incluyen, por cierto las del viejo orden de la explotación de las naciones por el imperialismo, y la explotación de los hombres por el imperialismo, y la explotación de los hombres por quienes son sus hermanos y debieran comportarse como tales.”

Por eso debemos señalarlos; debemos condenar y repudiar; no podemos ponernos al servicio de tales manejos de cúpula y siempre marcados por la ausencia de convicción en los ideales revolucionarios del peronismo , y la ignorancia de su historia y de la voluntad del pueblo peronista y la clase obrera; debemos condenar esta “salida” complaciente con el sistema, que no puede depararnos mas que continuismo reaccionario: y debemos reavivar nuestra resistencia.
No vamos a renegar, confiamos y nos sentimos humildes y lejanos, pero fieles depositarios y continuadores de las directivas que a los viejos luchadores hacía llegar el General en enero de 1956 : “…la revolución social ...será a corto plazo si todos se unen detrás de las banderas justicialistas y cumplen con el deber de la hora. Si no, será a largo plazo. Pero de todas maneras, será.
Que el recuerdo de nuestros compañeros muertos impulse a los trabajadores en el cumplimiento de su deber solidario. Que la memoria de Eva Perón, escarnecida por la tiranía, dé a nuestras mujeres el aliento y el valor necesario para luchar. Que nadie falte en la hora decisiva y que cada uno sepa lo que debe hacer: ésa es la tarea a preparar ahora y hasta el triunfo”. (Directivas…Objetivos. Enero de 1956).


Juan Carlos Padín

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