Cualquier hecho
parecido a la actualidad no es casualidad.
“Es más fácil engañar a
la gente, que convencerlos que han sido engañados” Mark Twain,
Aquellos que tenemos
unos cuantos años (nacido en 1949) y hemos recibido de nuestros padres la
historia, además de haber leído y militado (como millones desde el anonimato),
siempre con pensamiento crítico, hoy desgraciadamente olemos reminiscencias de
aquel 1955: odio, rencor, fanatismo, persecución, proscripción y venganza, que
son estimulados desde el gobierno para tapar la incipiente “mega crisis
económica - financiera” producida y ejecutada por el mejor equipo de los
últimos 50 años y la brutal trasferencia de recursos de los más pobres a los
más ricos (ellos). Convengamos que el "antiperonismo" es racista,
terrorista y golpista desde sus orígenes. Una vez más el odio venció al amor,
la venganza a la justicia, el rencor a la razón. La explicación de fondo admite
como mínimo un par de razones profundas: odio de clase y necesidad de reconfigurar
el orden económico y social del país bajo un gobierno peronista y adecuarlo a
los intereses de las clases privilegiadas. Los gobiernos “peronistas” (con
excepción de Manem) atacaron los intereses de los poderosos o dueños de la
argentina y eso es lo que no le perdonan. Repasemos el pasado y veamos los
puntos de contacto con el presente.
Juan Domingo Perón
trastocó profundamente las estructuras de la Argentina agro-pastoril: El
programa del peronismo estatizó y nacionalizó las empresas y recursos considerados
claves para la economía nacional, afectando la tradicional hegemonía del
capital británico y sus socios locales; centró su política exterior en una
posición equidistante de los EEUU y la URSS (de hecho Perón no era un
comunista; pero su prioridad era evitar la injerencia del imperialismo
norteamericano, en especial en América Latina); reformuló el sistema de
comercio exterior, quitándole a las casas exportadoras de granos y carnes el
monopolio de la negociación de nuestra riqueza agroexportadora y
redireccionando esos ingresos hacia la industrialización nacional; reduciendo
profundamente la rentabilidad de la elite terrateniente (los que creían ser
dueños “naturales” de la Nación y su pueblo) y obligándola por primea vez en su
historia a reconocer la autonomía y la conducción de un Estado que no era “de
ellos” sino de los intereses de la nación.
Esta transformación
profunda de la economía tradicional de la argentina va de la mano con la
política consistente en la sanción de un conjunto de medidas de mejora laboral
y social de una profundidad inédita: una legislación obrera, que garantizó,
alentó y profundizó la organización sindical y transformó a la clase obrera en
el actor político-social clave; en su sostén y también, porque no decirlo, en
la garantía de las conquistas alcanzadas en ese período.
El salario y las
condiciones laborales dejaron de ser una atribución disciplinadora de los
patrones y comenzó a tener que ser negociado entre sindicatos y empresarios
bajo la regulación estatal. La sanción del Estatuto del peón rural visibilizó a
los verdaderos hacedores de la riqueza de la “Argentina de la edad de oro”. La
riqueza que esa elite creía era obra suya se basaba en el tratamiento casi
esclavizado de cientos de miles de trabajadores rurales que mal vivían y mal
comían mientras sus patrones despilfarraban la riqueza por ellos generada en
paseos por Europa y en la construcción de castillos traídos piedra por piedra
de Francia.
Toda esta
transformación en lo económico, social y laboral, trajo aparejado el odio,
rencor y venganza. El imperialismo norteamericano y británico, aliados a
nuestra oligarquía, hartos de Perón, provocaron los sangrientos hechos de 1955,
haciéndose cargo de la llamada Revolución Libertadora (Fusiladora), en una
alianza cívico – militar, integrada por Miembros de la Fuerza Armada
(Aeronáutica, Marina y Ejercito), Comandos Civiles, Partido Demócrata
Cristiano, Partido Radical, Partido Nacional, Partido Demócrata progresista, La
Iglesia, Burguesía Agraria (Sociedad Rural) e Industrial. Empresarios (Raúl
Lamuraglia, Alberto Gainza Paz entre otros), políticos (Miguel Ángel Zavala
Ortiz, Américo Ghioldi, Jaime Mejía, Mario Amadeo y Luis María de Pablo Pardo,
Adolfo Vicchi y Alberto Benegas Lynch, por nombrar algunos). Uno de los objetivos
era desperonizar la sociedad, se destruyeron bustos, estaba prohibió nombrar a
Perón, se destruyo, abandono o cambio cualquier cosa que llevara el nombre de
Perón o Evita. Se secuestro y violo el cadáver de Evita. El nuevo gobierno
disolvió al Partido Peronista, intervino la CGT. Las sedes gremiales fueron
controladas por fuerzas de seguridad. Se suspendieron las convenciones
colectivas de trabajo, lo que privó a los trabajadores de negociar mejoras
salariales en un período en el que –por el desborde inflacionario- el poder
adquisitivo había bajado considerablemente. Fue decretada la inhabilitación de
todos los dirigentes políticos y gremiales que habían participado de la gestión
de Perón. Dirigentes, delegados y militantes fueron encarcelados y algunos
fusilados. La administración pública y las universidades fueron depuradas de
peronistas, controlándose férreamente los medios de comunicación, que en su
mayoría estaban en manos del Estado. Un Decreto del Poder ejecutivo prohibió
cualquier propaganda favorable al peronismo, así como la mera mención del
nombre de quien, desde entonces, empezó a ser designado como el “tirano
prófugo” o el “dictador depuesto”. Inventaron causas, armaron campañas de
desprestigio, mostraron bóvedas y millones de dinero que se había robado,
autos, motos y mansiones, nada se probó. También Perón fue acusado de “traición
a la Patria”, recibió esta acusación, entre otras, al ser derrocado por la
Revolución Libertadora. Recién en los años setenta se cerraron las múltiples
causas en su contra. El 17 de mayo de 1956, el juez Luis Botet bajo las órdenes
de la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu e Isaac Francisco Rojas, inició una
causa caratulada “Sumario instruido contra Juan Domingo Perón y otros, por
‘traición a la Patria y asociación ilícita’”. Además de estas acusaciones, al
ex Presidente se le abrieron 119 procesos judiciales. La más inesperada de las
denuncias fue la de estupro, por la que se acusaba a Perón de tener relaciones
íntimas con la joven Nelly Rivas. Esta adolescente -de solo 15 años- fue
internada por órdenes de la justicia en un reformatorio y sus padres en el
penal de Olmos. En los años ’70, el doctor Isidoro Ventura Mayoral, abogado de
Perón, declaró que su cliente había sido absuelto de los 120 procesos
judiciales iniciados en 1955.
En lo económico se
tomaron las siguientes medidas: Se suprimieron los controles de cambio y la
comercialización de exportaciones con intervención estatal. Los instrumentos a
partir de los cuales el Estado Peronista intervenía en la economía (como el
IAPI o el manejo de los depósitos bancarios) fueron desmontados. Se aplicaron
fuertes devaluaciones que beneficiaron a los sectores agrarios más
concentrados. Los salarios fueron congelados. Se suprimieron todos los
subsidios dirigidos al consumo de los sectores populares. Argentina se
incorporó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial, con el
objetivo de acceder al financiamiento externo. No hubo una legislación clara
sobre el capital extranjero.
Las consecuencias
tampoco se hicieron esperar.
Se estancó la
producción industrial. Se provocó una importante transferencia de ingresos
hacia el sector agropecuario. La balanza comercial dio saldos deficitarios. La
inflación se descontroló.
Hoy la percepción de la verdad es más importante que la
verdad misma.
El actual Gobierno, con el apoyo del “poder o círculo
rojo”, más la cobertura irrestricta de los medios hegemónicos y Estados Unidos,
suponían tras las derrotas que el Kirchnerismo estaba muerto, que Cristina no
podía ser candidata nunca más, pero han hecho las cosas tan mal que o sorpresa,
al igual que Perón, resurge de las cenizas. Por eso han hecho florecer ese
sentimiento neofachista que tenía reprimido un sector de la sociedad después de
la derrota de la sangrienta dictadura, traduciéndolo una vez más en odio,
fanatismo y rencor. Surgen los que defienden vehementemente a los que los
estafan en sus caras y privilegian el odio social por sobre el deterioro
concreto de su situación material. Prefieren que el País se hunda, antes que
reconocer el fracaso de este Gobierno. Se sirven de la "justicia" para
perseguir y encarcela, suponiendo que así pueden mantener el poder. Como decía
Perón: “No es que nosotros hayamos sido buenos. Sino que los que vinieron
después fueron tan malos que nos dejaron como buenos a nosotros".
Pero esto no es un
hecho aislado, estos acontecimientos se vienen replicando en toda América, van
contra los líderes populares. Mientras EEUU estuvo ocupado en medio oriente y
descuido su patio trasero aparecieron líderes populares que trasformaron
América Latina: Lula, Chávez, Kirchner, Correa, Zelaya, Fernando Lugo, Evo
entre otros. Cuando se dieron cuenta comenzaron actuar con los “golpes blandos”
"La naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado (...) Nosotros
combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas", dijo
el politólogo estadounidense, Gene Sharp, quien lo definió como una estrategia
de “acción no violenta”, que no recurre a la fuerza bruta para hacerse con el
poder. Sharp asegura que “en los Gobiernos, si el sujeto no obedece los líderes
no tiene poder. Éstas son las armas que en la actualidad se usan para derrocar
gobiernos sin tener que recurrir a las armas convencionales”. Una política de
desgaste de la voluntad popular que tiene como fin último la fractura
institucional que permita un Golpe de Estado. El nuevo embajador nombrado por
Donal Trump; Edward Prado dijo "Mi intención es continuar trabajando con
los abogados y jueces de la Argentina para mejorar el sistema judicial y
fortalecer la confianza de la gente en el sistema judicial". Injerencia,
pérdida de soberanía. Los hechos están a la vista, investigación, allanamiento
y cárcel sólo para los del gobierno anterior. Los empresarios y funcionarios de
este gobierno, en libertad o directamente no se los investiga. La República y la Nación están
despilfarrando una gran oportunidad para terminar con la corrupción, con una
investigación viciada de nulidad y conducida por personajes impresentables.
Estamos ante la corporización de Torquemada en Bonadio. Si se les aplica a
todos la ley por igual y son procesados, juzgados y condenados los Macri, Roca,
Rocío, Calcaterra, Caputo, Midling o sea toda la patria contratista, al igual
que funcionarios, puede que recuperemos el estado de derecho.
La única realidad, es la situación crítica por la que está
atravesando el pueblo en general, ya los índices económicos demuestran a todas
luces el desastre al que nos han arrastrado, el 50% de los jóvenes está en la
pobreza, otra generación desbastada, sin futuro y sin inclusión. Lo único que
se fabrica son pobres y quien se va hacer cargo de ellos, los xenófobos,
intolerantes, racistas, neofacistas que salieron el 21 A, emulando aquellos de
1955. Los jubilados y trabajadores no llegan a fin de mes, las tarifas son
impagables, la inflación imparable, el peso no para de devaluarse, pero el
Presidente nos dice, “tranquilos, no pasa nada” o “Sé lo que significa estar en
la pobreza, porque visito a pobres”. El presidente no sabe que es pasar frio,
no tener para comer, para comprarles una zapatilla o ropa a los chicos, vivir
en situación de calle, tener que ir a comer a comedores populares, no tener
para remedio, no tener atención médica. Esta es la realidad, que con el devenir
de los días se va empeorando y con el tiempo veremos lo grave que es.
El gobierno cree que con el tema de los Cuadernos va a
tapar la realidad, podrá entretener a un sector social por un tiempo, los
medios hegemónicos que trasmiten en cadena nacional los allanamientos, podrán
llenar horas y hacerse un festín, pero parafraseando al Dr. Raul Alfonsín, con
los cuadernos no se come, no se cura ni se educa. Cualquier corrupción es mala
y hay que erradicarla, pero las políticas aplicadas por este gobierno son
dañinas y destruyen el tejido social. Las importaciones hunden a la industria
nacional y a las economías regionales, la fuga de divisa es infernal, el
endeudamiento sideral, la trasferencia de recursos de pobres hacia los ricos es
uno de los más altos de la historia. Las fabricas y comercios cierran, hay
miles y miles de desocupados, no se crea empelo digno, hay recesión, los
salarios pierden ante la inflación, el poder adquisitivo cada vez es menor.
Esto no es problema de la corrupción, ni del gobierno anterior ni de Cristina,
es de las políticas neoliberales que aplican, del que sólo un 10% de la
población se beneficia. Mas allá de las promesas incumplidas de campaña, de la
lluvia de inversiones, del segundo semestre que nunca llega, “controlar la
inflación es lo más fácil” o “La inflación es la demostración de tu incapacidad
para gobernar”, el echarle la culpa a otros de la debacle económica: que la
tasa de EE.UU, que la Lira Turca, que la caída del Real en Brasil. Pero el
Presidente afirmo, no hace mucho "lo peor ya paso", y cada vez
estamos peor, de un día para el otro fueron al FMI a pedirle un préstamo
extraordinario que nos hizo perder la independencia económica y la soberanía
política. Ahora le echan la culpa a la corrupción y son los cuadernos los que
produce la caída de todos los indicadores económicos y sociales, pero la caída
lleva meses y el tema de los cuadernos aparecieron recién en agosto. Nos viven
mintiendo para tapar las medidas económicas regresivas que nos sumergieron en
una profunda crisis económica. Se burlan de la inteligencia de la gente y a
otros les gusta ser engañados, pretenden manejarnos como un rebaño de ovejas. Hoy
la percepción de la verdad es más importante que la verdad misma.
Pero en la calle, en los barrios, en los pueblos las
demandas no reconocen partidos políticos, ocupados o desocupados, trabajadores
formales o informarles, todos la pasan mal y reclaman a la política un cambio
verdadero. A la gente se le agota la paciencia y los recursos.
Los ciudadanos debemos estimular el pensamiento crítico:
debemos dudar de las informaciones, dogmas y axiomas absolutos que nos rodean
hasta que nosotros mismos podemos darles veracidad o por lo contrario
ignorarlas. Buscar tener una idea justificada de la realidad y no aceptar
ciegamente lo que otros nos digan.
En mi apreciación: veo cierta quietud en algunos sectores
de la oposición y en la militancia joven, me suena todo a los dichos de ciertos
sectores de izquierdas "cuanto peor mejor", dejar que todo se
"pudra". En nombre de la gobernabilidad o la institucionalidad se ha
permitido llegar a esta triste situación. No se actúa contra el gobierno con la
misma crueldad e insensibilidad que lo hacen ellos. El pueblo necesita de los
políticos menos declamación y mas hechos concretos, necesitamos una CGT que
salgan a la calle en defensa de los derechos de “todos” los trabajadores y no
reunirse con FMI, debemos ganar la calle y los barrios permanentemente. Con ir
a la tele, a la radio o algún salón ya no basta. Sé que hay distintos sectores
que están tratando de unirse, es hora de convocar a un gran acuerdo programático
entre sectores políticos, sociales, económicos, gremiales y producción, definir
el modelo de País que queremos y que sistema aplicaremos antes que sea
demasiado tarde. Hay muchas protestas y marchas dispersas, cada uno sale a
reclamar por su problemas, es hora de unirlas en una sola que nos aglutine a
todos y decir de una vez por todas BASTA!. Un buen ejemplo ha sido el
movimiento trasversal de las mujeres en favor el aborto seguro y legal. La
unidad debe pasar por un programa y no por nombres. Aun hay mucha mezquindad y
muchos piensan en los cargos para 2019 y no salvar al pueblo que padece hambre
y miseria. La gente no llega fin de mes y 2019 les queda muy lejos. Si no hay
un cambio y un replanteo rápidamente, la derecha neoliberal volverá a ganar y
terminaremos como un país bananero, empobrecido, endeudado y dependiente, una
colonia más de FMI. Se debe plantear a la ciudadanía la unidad verdadera,
buscar coincidencias, refundar la nación y la república, producir una profunda
revolución cultural para construir una patria, libre, justa y soberana que
incluya a todos, como nos merecemos. Nos merecemos????????
Daniel Fernández
Agosto 2019