martes, 19 de mayo de 2009

ARGENTINA EXTRANJERIZADA

Octubre de 2007

De Argentina siempre se dijo que era tierra de promesas. Antiguamente venían de otros lares a nuestra tierra hacerse la América. Ahora vienen de todo el mundo a quedarse con nuestras tierras, reservas de agua y empresas. Parecería que poco queda para los Argentinos. Una conquista más?
Por estos días se esta dando difusión a la venta de algunas importantes empresa argentinas a capitales extranjeros. Pero digamos que esto no es ninguna novedad, no solo son empresas, sino que yacimientos mineros y petroleros, tierras y agua. Tampoco esto es algo nuevo sino que viene desde la era privatizadora de los 90, que dejaron en manos extranjeras todos los servicios, incluso aquellas llamadas estratégicas.
Luego de la crisis del 2001 y devaluación mediante, pareció emerger un nuevo modelo económico, con cierto acento en la protección del sector productivo. La política proclamada por el actual ha sido en favorecer un “capitalismo nacional”, impulsado por una burguesía autóctona y el desarrollo de las pymes.
La inversión extranjera no viene a abrir nuevas empresas o crear actividades nuevas u originales, sino que viene a comprar las empresas que ya existen, que producen y están consolidadas en el mercado. Se han vendido empresas muy significativas, tradicionales, una suerte de símbolo de un País industrial, distinto a lo concebido por lo conservadores agroexportadores.
La petrolera Pérez Companc se vendió a Petrobras. El cemento de Loma Negra, Alpargatas y Grafa a la brasileña Camargo Correa. Cervecería Quilmes a Inbev de origen brasileño. Blaisten y Disco la compro el grupo chileno Cencosud. CTI fue vendida a Telmex. Empresas como Biecker, Imperial, Palermo adquiridas por la Chilena CCU, que ya posee las cervezas Salta, Santa Fe, Schneider y Córodoba. Así podríamos seguir nombrando empresas que han sido vendidas como: Bagley, Terrabusi, Frigorífico Col-Car de Córdoba o Quickfood (Paty), Editorial Atlantida, Canal 9, Pinturería Rex, Pago Fácil, Láctea Milkaut, Comunicaciones Ertach, Calzados Unisol, Panificadora Fargo, bodegas, etc, etc. También se dice que el acero de Acindar pasará a manos de un gigante indio Belgo Mineira, que maneja el 10% de todo el acero del mundo.
En la década anterior se vendían las empresas a altos precios y quienes compraban lo hacían sobre todo de la mano de una financiación inalcanzable para los empresarios locales. Además las empresas locales no podían competir contra esos grupos, generalmente europeos o de Estados Unidos. Se quedaron con las mejores privatizaciones, petróleo, comunicaciones, servicios, etc. En cambio hoy muchas de las empresas son adquiridas por países americanos, Brasil, Chile y México.
Por un lado esto demuestra que la Argentina no esta asilada del mundo y a pesar de todo para algunos capitales es negocio invertir en el País y por otro muestra la contradicción de la política que dice tener el Gobierno, en defensa de la industria nacional. De 500 empresas líderes de la Argentina, 360 (72%) de ellas son extranjeras. La política en el fondo sigue siendo similar a los de los 90, más allá de cierta reactivación industrial a consecuencia de la diferencia cambiaria, lamentablemente sigue siendo un País principalmente exportador de materia primas. La diferencia está que en la actualidad la inversión se da en el sector industrial, antes se dio en Servicios.
Desde la integración regional, la diferencia cambiaria y el bajo costo salarial local, han hecho que empresarios principalmente de Brasil, se queden con nuestras empresas. Las empresas brasileñas están respaldadas por el Banco Nacional de Desarrollo de su País, que les otorga créditos blandos lo que les permite expandirse y competir en el mundo. Las argentinas que por lo general buscan una rentabilidad a corto plazo, dicen que no cuentan con una línea de créditos similar, tienen baja rentabilidad en dólares y mayor competitividad externa.
Pero no solo se están vendiendo las empresas, también se han venido las tierras, minas y reservas de agua. Son las zonas con mayor concentración de recursos naturales estratégicos, tierras cultivables, minerales y agua dulce.
El magnate norteamericano Douglas Tompkins, que va extendiendo sus dominios sobre las tierras firmes del sistema del Iberá, donde se encuentra una de las reservas de agua más importantes del mundo, y que se suman a las que tiene en la Patagonia, cerca de los ríos, la naturaleza y la cordillera. En Corrientes, Tompkins compró 230.000 hectáreas, con estancias que pertenecieron a familias tradicionales de la Argentina.
Se dice quien controla el agua tendrá más poder que quien controla el petróleo. Si tengamos en cuenta que sólo el tres por ciento del agua en el mundo es potable. Incluso se vaticina que el agua será el próximo generador de conflictos bélicos.
El decreto 15385/44 del gobierno del general Edelmiro Farrel y Juan D. Perón como vicepresidente en 1944 declaraba de "conveniencia nacional que los bienes ubicados en zonas de seguridad pertenezcan a ciudadanos argentinos nativos". También "expropió numerosas propiedades extranjeras para preservar el territorio nacional y la integridad de la Argentina".
La empresa chilena, Arauco, asociada con capitales argentinos, compró casi el 6% del territorio de Misiones.
El inglés Charles Lewis, que es dueño de la mayor parte de El Bolsón y el Lago Escondido, en la frontera con Chile.
Un grupo estadounidense en Salta, AIG, que posee junto a la finca Jasimaná 1,5 millón de hectáreas, casi el 7% de la superficie de la provincia .
También está el campo comprado por la firma Nieves de Mendoza S.A. (NDM), en la Cordillera. Fue un desembarco del consorcio anglo-malayo Walbrook en Malargüe que se registró en 1999 para impulsar los deportes de invierno, la agricultura y el ganado caprino. En esa sociedad participa el malayo Pakiri Arumugam, cabeza visible del grupo. Este consorcio se creó cuando adquirió 150 mil hectáreas del llamado Campo El Alamo a la familia Fraga, estancieros y abogados de Buenos Aires, contó a Clarín el vicepresidente ejecutivo de NDM, Matías Buján. Este empresario argentino dijo que en 2001 adquirieron otras 150 mil hectáreas de Valle Hermoso a Bunge y Born. Es una de las zonas más bellas de la cordillera mendocina, en una franja fronteriza con Chile.
En Catamarca (Fiambalá), con 700 mil hectáreas, está el grupo GCN Combustibles SRL. El principal accionista sería aún el Grupo Nikkon.
Varios millonarios extranjeros, como la familia italiana Bennetton, el ecologista estadounidense – nombrado anteriormente - Douglas Tompkins y el magnate televisivo de esa misma nacionalidad Ted Turner, han comprado cientos de miles de hectáreas a precios irrisorios, al punto tal que el primero de estos se convirtió en el mayor terrateniente de Argentina, con aproximadamente 900.000 hectáreas de su propiedad.
Otra de los millonarios que tienen tierras en sur Argentino es la austríaca Maya Langes Swarovski, miembro de la aristocracia europea y recordada en la Argentina por su amistad con el ex presidente Carlos Menem.
Sesenta y tres explotaciones mineras en manos de multinacionales, que representan el 91 por ciento del total, porque sólo las seis restantes pertenecen a argentinos.
Las leyes actuales establecen que “La propiedad de las reservas mineras es de los estados provinciales pero les prohíbe explotarlas: están obligados a cederlas a las empresas privadas, transfiriéndoles las investigaciones geológicas y los descubrimientos realizados por el estado”, “una vez extraído, el oro y la plata son enviados al exterior, ya que no hay mercado interno. El marco legal permite que estas mineras facturen el ciento por ciento de sus ventas en el exterior, cobren en el exterior y no tengan ninguna obligación de ingresar al país las divisas obtenidas”.
“Si a esto el sumamos que el oro y la plata no sufren retenciones a la exportación (como la lana, la carne y el petróleo), sería oportuno preguntarse si realmente exportamos o en verdad regalamos nuestro minerales. Para colmo de males, la ley minera permite que esta empresas giren al exterior el ciento por ciento de su capital o de sus ganancias en el momento que crean conveniente y sin tener que pagar impuesto alguno”, sostienen los trabajadores de la Federación de Energía.
Todo esto dentro de las leyes argentinas aprobadas en los años noventa y que todavía siguen vigente. La continuidad de las leyes que garantizan enormes ganancias para las mineras extranjeras que de deteriorar el medio ambiente y precarizar las condiciones laborales regionales. Así mismo la reciente exención impositiva y prorroga de los contratos firmados en los 90 con las firmas petroleras, que se llevan los recursos del subsuelo demuestran que nada a cambiado.
Una de las bases de la doctrina justicialista se funda en la Soberanía Política e Independencia Económicas, tanto los Gobiernos “Justicialistas” de Menem y Kirchner, permitieron y permiten la concentración en manos extranjeras de la mayor reserva de agua dulce, de grandes extensiones de tierras en zonas limítrofes y la venta del patrimonio nacional y empresa emblemáticas. Perón decía: “Sin independencia económica no hay independencia política ni soberanía. De ella depende, además, la política social que la revolución habrá de realizar integralmente, pues la independencia económica significa que la riqueza que creen los trabajadores argentinos habrá de quedar en el país para ser distribuida su renta entre todos los sectores que contribuyen a forjarla. La independencia económica ha sido lograda mediante la recuperación de los instrumentos fundamentales de la economía y las finanzas, que se encontraban alejadas de las manos argentinas y fuera del control del Estado.” “Como existe un patrimonio físico, un patrimonio histórico, un patrimonio social y político, existe también un patrimonio económico, que vemos desde que hemos declarado la independencia económica de la Nación y reside en la responsabilidad de cada argentino. Si somos capaces de hacernos matar para echar a quienes osara poner un pie dentro de nuestro patrimonio físico, que es el territorio, debemos del mismo modo hacer conciencia para estar dispuestos a sacrificarnos si alguien pretende avasallar nuestro patrimonio económico.”
La falta de un orden legal por parte de la Nación y las provincias sobre la adquisición de tierras y la vigencia de leyes anteriores, trae aparejado la pérdida de soberanía y de recursos naturales.
Es necesario un Estado con vocación política y el dictado de una legislación eficaz, capaz de poner límites a las grandes corporaciones que debilitan nuestro patrimonio y soberanía.

Héctor Daniel Fernández

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