lunes, 18 de mayo de 2009

CAMBIAR AL HOMBRE

Febrero de 2004
Como se puede ver uno de los grandes males, de nuestro tiempo, que ha caracterizado a nuestra sociedad entre otros factores, que lo económico esta por encima de todo. Para poder cambiar la actual situación por la que atravesamos primero debemos cambiar al hombre, para luego poder cambiar la sociedad y sus estructuras de injusticias.
En un País con justicia y que se respeten los derechos nada de lo que estamos pasado ocurriría.
Para comenzar a revertir la actual situación debemos pensar que la economía debe estar al servicio del hombre y lo económico debe estar subordinado a los social. La política económica aplicada, principalmente desde 1976, se basa fundamentalmente en que unos pocos sean los dueños de los bienes.
Para ser justos, se debe privilegiar la mirada de las cuestiones económicas y sociales desde los pobres, marginados u obreros y no únicamente desde la clase media, burguesía o oligarquía.
Se hace necesario comprender que cada hombre se tiene que sentir parte del pueblo, de la nación.. esto es toma de conciencia, y por consiguiente, que sus necesidades, sus intereses, sus compromisos se vuelvan a no solo a nivel de sector, no simplemente familiar, individual o grupal, sino del conjunto de la sociedad y nacional. Es una toma de consciencia de sí como comunidad, como unidad, y de allí que esta toma de consciencia de sí, como sujeto colectivo.
El cambio del hombre debe ser interior y no es cuestión de resolver su problema individual, sino del conjunto, donde debe poner el acento en los valores éticos.
El hombre debe tomar consciencia de su dignidad, cada hombre debe ser responsable, protagonista y poder decidir su destino. Es necesario formar hombre que vivan en función de servicio hacia los otros.
Para lograr esta transformación es necesario cambiar el hombre consumidor y transformarlo en un ser solidario, interesado en el bienestar común. Privilegiando el proyecto humano, la valoración del hombre. Pero sobre todas las cosas, no juzgar la realidad por la situación personal o familiar, sino que se debe hacer teniendo en cuenta el bien común.
Seguramente en muchos momentos de nuestra vida podemos sentirnos agobiados o abrumados por distintos problemas sociales que nos toca atravesar, pero nuestra agobio es simple al lado de la opresión que sufren aquellos que no encuentran trabajo, que no tienen donde dormir, que deben mendigar o que deben revolver los tachos de basura para poder comer ..... y todo lo demás.
Debemos luchar para eliminar el hombre egoísta, mezquino e hipócrita que tenemos en nuestro interior y hacer triunfar al hombre solidario.
Como sociedad no debemos criticar o hacer apreciaciones desde nuestra comodidad o desde nuestros intereses individuales, sino que se debe hacer desde los valores "humanos y cristianos" que es la eliminación de las injusticias del hombre e igualdad de oportunidades para todos.
Debemos proponer el justo reparto de los bienes y en igualdad y buscar activamente y no declamativamente, una sociedad más justa y equitativa.
Debemos entender que cuando se cometen injusticias, por lo general se la consiente o no se las reparan. Si efectiva y sinceramente no estamos haciendo algo eficaz o no participamos - en la medida de nuestras posibilidades - para remediar este estado de injusticia, indirectamente somos cómplices de esa injusticia. Algunas injusticia, como la mortalidad infantil, desocupación o marginación, las han mantenido y acrecentado los políticos que nos gobernaron, por lo tanto son ellos quienes la deben solucionar, porque la solución pasa por la política. Pero nuestros políticos no son extraterrestres, la sociedad ha sido quien los eligió y es la que los debe controlar y demandar que cumplan con lo que prometen y los derechos constitucionales (trabajo, salud, educación, vivienda, etc.). No reclamar, no exigir, es tolerar. Algunos comenten injusticias en forma directa, otros lo consienten o pasivamente lo toleran.
En un momento en que los pobres cada vez se mueren más de hambre y los ricos cada vez se llenan más los bolsillos. No solamente porque las riquezas se reparten en forma desigual, sino porque el tipo de hombre que propone esta sociedad es un hombre que sólo vela por sus intereses, un hombre inhumano, es el hombre consumidor, el hombre que se valora por lo que "tiene" en bienes materiales.
Desgraciadamente, en esta sociedad, aunque a muchos de sus habitantes solamente puedan ver por televisión o en propagandas muchos de los bienes (porque no puede acceder a ellos) nos va presentando como ideal de vida el "tener" cosas, si no consumís esos bienes no existís, estas fuera, cuando el ideal debe ser otro.......Esta sociedad, se ha transformado y está basada exclusivamente en lo económico.
Pablo VI afirma que no se trata de que los individuos ricos ayuden a los individuos pobres, sino que se trata de que los pobres dejen de ser pobres.
Solidaridad no es simplemente dar dinero o bienes que no usamos, sino es involucrarse, participar y tomar consciencia.
La concentración de riquezas y el injusto sistema distributivo hace que la pobreza sea funcional a los tenedores de la riqueza y a las aspiraciones de los políticos. Se ha introducido la cultura del que me den y no de conseguirlo por el esfuerzo propio, creando clientelismo o favoritismos, con el fin de ser cautivos de los intereses de algunos políticos. Es humillante y denigrante ver como muchos "punteros" compran consciencia a cambio de un plan trabajar o por simple comida.
Pero debemos tener muy en cuenta que no se pueden juzgar situaciones o acontecimientos sobre bases falsas o premisas interesadas de algunos sectores, se deben evaluar si existen o no intereses legítimos en el reclamo, si la respuesta es positiva, no invalidan otros intereses que se ponen en juego para descalificarlos.
Hoy nos quejamos o miramos mal a los que manifiestan o reclaman por sus derechos, pero en este País, los responsables de dar respuesta, no atienden o no respetan los derechos más elementales de la vida, por los canales lógicos y normales.
Recordemos que un sector económicamente importante salió a la calle cuando le confiscaron su dinero y se alió a los sectores más humildes que pedían trabajo y comida (piqueteros). Hoy muchos de esos exponentes sociales se quejan, juntos a muchos otros que trabajan en las calles, cuando ven violados sus derecho a transitar con sus autos o medios de transporte, y los sectores más reaccionarios piden que los repriman. Ahora no somos capaces de solidarizamos y exigir que den una solución inmediata a quienes crearon este problema y deben dar una solución, quienes han violado impunemente los derechos constitucionales, como son comer, trabajar, educarse, salud, vivienda. Creo que es injusta la escala de valores con que calificamos cada caso.
Acaso no es también violencia; no tener trabajo, comer de los desperdicios de otros, no tener una casa digna o vivir en la calle.
Ellos pelean, de la forma que pueden, con las herramientas que cuentan y con escasas posibilidades, para poder incorporarse a la sociedad que los hecho y margino, para poder vivir con dignidad, tener los mismos derechos de aquellos que reclaman la libertad de transitar. Estoy seguro que nadie quiere estar en ese lugar, seguro que nadie quiere íntimamente perjudicar al otro, simplemente se los ha acorralado tanto que no tienen otra salida y pelean por su dignidad.
Mucho de los que hoy piden libertad para transitar, han salido y han hecho similares actos en las calles por recuperar sus ahorros, otros han obstruido el transito reclamando seguridad o aumentos para sus taxis, los colectivos han cortado avenidas reclamando por el valor del combustible o colectivos "truchos", trabajadores que han cortados calles, avenidas o autopistas pidiendo por su trabajo, quien más quien menos ha salido a las calles para reclamar por sus derechos, afectando el del otro, ahora como ciudadanos solidarios deberíamos evaluar cual es el interés más legítimo o apremiante.
Que haríamos nosotros si nos vemos acorralados, marginados, sin trabajo y con sus hijos muriendo de hambre.
Acaso nosotros, que somos muy propensos a criticar las actitudes de otros, cuando somos muy adictos a violar las disposiciones o el derecho de los demás. A menudo; a cualquier hora, momento y lugar vemos como se violan los semáforos, como se estacionan a doble fila, como en un embotellamiento nos adelantamos por la banquina, como se usa cualquier artilugio para evitar una cola, como le pedimos a nuestro contador que "dibuje" algo para evitar pagar mayores impuestos y así infinidad de hechos cercanos a la pequeña corrupción diaria, pero corrupción al fin. Entonces porque le pedimos respeto a los demás si no somos capaces de comenzar de respetarnos nosotros. Además los pobres no usan autos, no tienen contadores.
Para aquellos que transitamos a diario las calles, que viajamos, a menudo vemos como se mira con desprecio o se discriminan a los pobres (cartoneros, niños de la calle o piqueteros) cuando transitan las mismas calles, cuando viajan en el mismo subte, cuando suben en algún colectivo o tren. Son seres humanos, muchos le han quitado o no han tenido las mismas posibilidades y oportunidades en la vida, no olvide que son nuestra sociedad y si quiere que cambien, debemos comenzar a cambiar nosotros y dar el ejemplo.
Cuando cambiemos nosotros, ellos tendrás más oportunidades y cambiaran y todos tendremos otra sociedad.

Héctor Daniel Fernández

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