martes, 19 de mayo de 2009

1º DE MAYO – DÍA DEL TRABAJADOR

Mayo de 2008

El 1º de Mayo se recuerda como un hito de las luchas obreras. Todo comienza en EE.UU., con los mártires de Chicago, militantes obreros que habían sido condenados y ahorcados en 1886, por manifestarse en defensa de las 8 horas de trabajo. Aquí también se acompaño esa conmemoración y los obreros padecieron represión, persecuciones violentas, condenas, fusilamientos y todo tipo de atropellos, por reclamar condiciones más digna de trabajo. La semana roja, la huelga de los inquilinos, la Semana Trágica (empresa Vasena), Santa Cruz (la Patagonia Rebelde) o La Forestal (Chaco – Santa Fe), entre algunos de los hechos represivos más conocidos
El movimiento obrero argentino, y su organización sindical, tiene una larga y compleja historia. Nació prácticamente a mediados del siglo XIX y pasó por diferentes y variadas circunstancias históricas que motivaron su devenir.
La primera inmigración que recibió el Argentina en aquel entonces, fue el cimiento sobre el que comenzó a edificarse el sindicalismo nacional.
Durante las décadas del 80 y el 90 se formó una gran cantidad de sindicatos de oficio y la realización de huelgas se multiplicó.
A principio del siglo XX comenzaría el proceso de unificación nacional de varios sindicatos pasando a conformar las federaciones. Y si bien la unión entre sindicatos anarquistas y socialistas no sería duradera la presión que, en forma conjunta o separada, ejercían sobre el gobierno de turno si sería efectiva. Ni la violencia propuesta desde los círculos de poder detendría el movimiento ya que, por ejemplo, cuando un acto de la Federación Obrera Regional Argentina ( FORA, de tendencia anarquista) fue severamente reprimido por la policía (doce obreros murieron) la respuesta de todas las centrales – solidariamente - fue convocar a una huelga general por tiempo indeterminado. Otros hechos de violencia afectarían al movimiento obrero, por aquellos tiempos los huelguistas solicitaban la reducción de 11 a 8 horas de trabajo, aumentos escalonados de jornales, la vigencia del descanso dominical y la reposición de los delegados obreros echados por la empresa al iniciarse el conflicto, cosas - que en algunos cosos - no difieren en mucho a lo que ocurre hoy.
Durante 1929 se había conformado una agrupación llamada Federación Obrera Poligráfica Argentina (FOPA), diseñada por los linotipistas, que tenía como objetivo la unidad de las tres centrales principales la Unión Sindical Argentina (USA) constituida por Telefónicos y Marítimos , la Confederación Obrera Argentina (COA) integrada por la Unión Ferroviaria, la Fraternidad, Comercio, Municipales, Estatales y la Federación Obrera Regional Argentina del V Congreso (FORA V anarquista). Los comunistas, que irrumpieron con fuerza después de la revolución Rusa de 1917, se refugiaron en los llamados Comités de Unidad Sindical Clasista y se mantenían al margen, siguiendo las directivas de la Tercera Internacional.
En el año 1927, nace el primer sindicato papelero - la SOCIEDAD de MEJORAMIENTO de los OBREROS PAPELEROS, con sede Bernal, provincia de Buenos Aires.
En 1930 se funda la Confederación General del Trabajo - CGT – con la fusión de las centrales obreras (COA y USA).
El nuevo modelo productivo – sustitución de importaciones – generaría cambios en el esquema sindical. Se generó la readaptación mas trascendente de los trabajadores por sus futuras implicaciones, especialmente en la década del cuarenta. El desplazamiento de obreros rurales hacia los centros urbanos en busca de un puesto de trabajo en las fabricas y emprendimientos emergentes de la crisis, modifico el paisaje laboral. Este proceso, supuestamente de transición, se afianzo y produjo un cambio inédito en las relaciones laborales y en la dirigencia sindical.
El 17 de septiembre de 1937, al tomarse conciencia de que el crecimiento no podrá estar asegurado hasta que no se constituya una entidad que defienda a todos los trabajadores papeleros del país, se produce la fundación de la FEDERACIÓN OBRERA PAPELERA ARGENTINA (F.O.P.A.), que se integra con los sindicatos de BERNAL, BECCAR, AVELLANEDA, CAPITAN BERMÚDEZ, y ZARATE.
La aparición del peronismo dio nuevas energías al movimiento obrero y sindical organizado, transformándolo en un actor más y con suficiente poder como para influir fuertemente en el experto político nacional. Uno de hitos más trascendentes de este nuevo movimiento obrero y sindical, fue el 17 de octubre de 1945, que permite la liberación del general Perón de su reclusión en la isla Martín García. La movilización de miles de trabajadores, organizada por los líderes sindicales, pidiendo por la libertad del que se había constituido en su protector y futuro guía.
Los papeleros no son ajenos de este cambio ideológico en el movimiento obrero, lo que motiva divisiones sobre la concepción del sindicato, produciéndose la creación de una Federación paralela, la que constituiría su sede en Beccar, provincia de Buenos Aires, hasta arribar al 3 de abril de 1948, fecha ésta en que se reúnen en la sede de la C.G.T., calle Moreno 2033 de Capital Federal, la FEDERACIÓN de OBREROS PAPELEROS, CARTONEROS, QUÍMICOS y AFINES, con asiento en la Capital Federal y la FEDERACIÓN OBRERA PAPELERA, QUÍMICA y AFINES, con asiento en Beccar, provincia de Buenos Aires, lográndose la unidad del gremio papelero y se funda la FEDERACIÓN DE OBREROS Y EMPLEADOS DE LA INDUSTRIA DEL PAPEL, CARTÓN Y QUÍMICOS y se nombra Secretario General por aclamación Cro. Juan A. Rivero.
En los gobiernos del General Perón, se lograron avances importantes en lo que hace a la legislación laboral y social, como ser: "estatuto del peón", "los derechos del trabajador", "los derechos de la ancianidad", "los convenios colectivos de trabajo", "la ley de previsión social", "la ley de accidentes de trabajo", "la ley de vivienda obrera", "sueldo anual complementario", "la mutualidad sindical", "las escuelas sindicales", "la ley de creación de la justicia del trabajo", "los regímenes de jubilación", "las reglamentaciones de las condiciones del trabajo y del descanso", "las proveedurías sindicales", etc. En febrero de 1947, al cumplirse el primer aniversario de la victoria electoral, Perón entregó al Secretario General de la C.G.T., el original de la Declaración de los Derechos del Trabajador, incorporados luego a la Constitución Nacional, sancionada en marzo de 1949. La declaración comprendía los siguientes aspectos:
1. Derecho a trabajar; 2. Derecho a una retribución justa; 3. Derecho a la capacitación; 4. Derecho a condiciones dignas de trabajo; 5. Derecho a la preservación de la salud; 6. Derecho al bienestar; 7. Derecho a la seguridad social; 8. Derecho a la protección de su familia; 9. Derecho al mejoramiento económico; 10. Derecho a la defensa de los intereses profesionales.
Luego de 1955, el golpe militar que se hace llamar “Revolución Libertadora” derroca al gobierno constitucional del General Perón, derogando todas las leyes laborales y la constitución de 1949, se intervienen los sindicatos, se persiguen dirigentes y obreros.
Desde entonces los trabajadores vienen luchando – ante gobierno de facto o democráticos - por reconquistar, sostener y hacer cumplir aquellos beneficios. Esa lucha ha costado sacrificio y sangre obrera.
Hoy a pesar del tiempo, las luchas y las pérdidas humanas, se sigue tolerando el accionar anti sindical de las empresa, que no permiten la afiliación de los trabajadores a sus sindicatos. Además persisten viejas prácticas como son el trabajo en negro, trabajo infantil, salarios miserables, jornadas extensas, sitios de trabajo insalubres e inseguros, entre otras cosas. Grandes empresas que utilizan a los pobres como brazos baratos para productos baratos.
El poder económico está más monopolizado que nunca, pero los países y las personas compiten en lo que pueden: a ver quién ofrece más a cambio de menos, a ver quién trabaja el doble a cambio de la mitad. A la vera del camino están quedando los restos de las conquistas arrancadas por siglos de luchas obreras.
Las libertad del dinero exige trabajadores oprimidos y sumisos. El miedo al desempleo, sirve a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la productividad.
Nos queda entonces la obligación de reflexionar –aunque más no sea brevemente- sobre lo que representa este 1° de Mayo para los trabajadores argentinos: Habitando una tierra que muestra un notorio crecimiento económico, pero no es aún capaz de distribuir esa renta entre sus habitantes de manera justa; que sigue pariendo pequeñas elites de privilegiados mientras que para ello deja en la más absoluta exclusión del campo laboral a casi 5 millones de compatriotas. Estamos hablando de una Argentina que cada día abre más la brecha que separa a los ricos de los pobres; hablamos de un país que pareciera no tener tiempo ni siquiera para mirar de reojo a los indigentes; estamos diciendo en definitiva, que habitamos un país rico, pero demasiado injusto.
Los trabajadores argentinos en general y los papeleros en particular, deberán saber que en cada lucha, en cada reivindicación justa, siempre encontrarán a esta Federación presta para que juntos recorramos los senderos que nos conduzcan a la justicia.
En ese convencimiento pues: ¡Feliz Día del Trabajo!

Héctor Daniel Fernández

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