jueves, 2 de diciembre de 2010

LAS CRISIS ECONÓMICAS LA TERMINAN PAGANDO LOS TRABAJADORES

Los acontecimientos sociales, económicos y políticos que tuvieron lugar – primero en Grecia y España y ahora Irlanda, pero que también tienen repercusiones en Francia e Inglaterra, son de suma importancia para la clase trabajadora de Europa e incluso del mundo. El amplio plan de recortes sociales y de derechos que se esta efectuando es una muestra de lo que se puede esperar en otros lugares del mundo. Es como una reacción del capitalismo para poner las cosas donde ellos quieren. Dentro del mercado y de la sociedad de consumo, la lógica de producción no se mide por la satisfacción de las necesidades básicas de la sociedad (comida, vivienda, salud, educación, etc.) sino por los parámetros de optimización de la rentabilidad capitalista privada. La lógica del capitalismo es producir sólo para quien puede pagar los bienes y servicios producidos. La producción no está basada en la búsqueda del bien social, sino por la búsqueda de la rentabilidad. Por lo tanto, en crisis como la que está afectando a parte de Europa y las medidas que han tomado para superarla, producirán recesión, menores ventas y acumulación de producción, lo que se traducirán en una mayor expulsión de empleados y trabajadores. Con este sistema la rentabilidad y concentración de riquezas queda en pocas manos. La gran masa expulsada de este circuito, le sobra al sistema.
El hecho es que la crisis descarga su peso sobre los trabajadores. Siempre son los trabajadores quines deben pagar las crisis, nunca es el capital o los que más tienen son afectados. Siempre los sacrificios y los recortes a los derechos sociales y laborales se hacen sobre la clase trabajadora, nunca sobre los dueños de las grandes riquezas y rentabilidades, la crisis la terminan pagando los más débiles. Todo estos planes prosperan en la medida que la masa expulsada o en peligro se lo permita.
Cuando me refiero a la concentración de riquezas en pocas manos, hoy los sistemas de producción y de comercialización a escala global están hegemonizados por unos 200 bancos y corporaciones empresarias transnacionales. Con este diseño de economía global, no son los gobiernos ni los países quines deciden cuánto se produce y para quién, sino estas corporaciones y bancos trasnacionales, dado que son ellos quienes manejan la estructura de la producción, comercialización y financiación. Los Estados sólo cumplen una función reguladora y ordenadora, sin peso e incidencia en la producción y comercialización. Los grandes pool de las corporaciones son los que forman los precios y deciden sobre los volúmenes y el destino de la producción mundial y no los gobiernos.
En la crisis de EEUU aumento el desempleo a un 10%. Pero el abultado salvataje estatal estuvo direccionado a los bancos y grandes empresas con problemas económicos y financieros. Quienes promovieron “grandes ajustes”, cerrando sucursales, talleres, plantas industriales, oficinas, etc, cesanteando personal, reduciendo ingresos y flexibilización laboral. La variable una vez más fueron los trabajadores y sus familias y no las ganancias o los ingresos de los principales directivos o dueños.
Ahora en Grecia; España, Portugal e Irlanda, la receta es la misma, salvar los bancos y las grandes empresas y castigar al pueblo trabajador, recortando los gastos sociales, los derechos laborales, despidos masivos, ajustes, privatizaciones, etc. El desequilibrio financiero amenaza a las principales economías del mundo. El plan de “ayuda” que la Comunidad Europea y el FMI le ofrecieron a Grecia, sólo persigue un fin: salvaguardar los intereses de la banca europea a costa de que el nivel de vida de los trabajadores retroceda décadas. Acostumbrados a la movilidad social ascendente (que sus hijos estén mejor que ellos), hoy se encuentra que todo eso se derrumba y esa movilidad social será descendente. La inyección de dinero ira a los bancos y a los tenedores de la deuda externa griega, quines cobraran altos intereses para refinanciar esa deuda pública y salvaran con creces sus cuentas. De esta forma Grecia “honrara” su deuda externa, ahora quién “honrara” a los trabajadores y pensionistas griegos (deuda interna), si su propio gobierno los castiga y los deja de un día para otro sin nada, sobre todo sin sueños ni esperanza. Lo mismo está ocurriendo en España, que hoy ya cuenta con un 20% de desocupados y ha comenzado a tomar medidas de ajuste económico de tipo recesivas que afectara – aún más - la calidad de vida de las familias obreras, de la clase media y pensionados. El mes pasado, Francia vivió gran cantidad de protestas por la reforma jubilatoria que impulsaba el presidente Sarkozy, donde miles de personas reclamaban por la ampliación de la edad jubilatoria mínima de 60 a 62 años, y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa. La canciller alemana Angela Merkel impulsó hace unos meses un presupuesto que fue el más duro desde la Segunda Guerra Mundial, de igual forma ocurre en Inglaterra, que acaba de anunciar la mayor reducción del gasto publico desde la Segunda Guerra Mundial, un plan que prevé recortar beneficios y eliminar meio millón de puestos de trabajo del sector estatal. Lo mismo ocurrirá con aquellos países que esta crisis afecte. No hemos visto que tanto la banca como las grandes empresas hagan ningún tipo de ajuste, privilegiando el mantenimiento de la fuente de trabajo y salarios a su holgada rentabilidad, porque ajuste no es echar gente, eso es depositar todo el peso de la crisis a los que trabajan. Da la impresión que nadie se preocupa de salvar a los pueblos, sino la preocupación reside en salvar los bancos y empresas transnacionales.
Esta receta ya fue aplicada en los 80 y 90 en América Latina y principalmente en la Argentina, privatizaciones, apertura de los mercados, aumento de la edad jubilatoria, congelación y recorte de salarios y jubilaciones, falta de inversión pública, aumento de impuestos, flexibilización laboral, etc. Todo ello fue la antesala a un gran estallido social, alcanzando una desocupación del 21,5%, la pobreza trepo al 57,5% y la indigencia al 27,5%.
Se estima que en la actual crisis, producida en EEUU y Europa y que se puede extender, lo que producirá una seria retracción en el consumo, lo que traerá aparejado el cierre de fábricas y empresas, provocando una mayor desocupación.
De modo que la crisis son utilizadas como una excusa para avanzar con políticas neo liberales, afectando seriamente los ingresos y condiciones de vida de los trabajadores y favoreciendo a los capitales especulativos. Esta es la nueva cara de la explotación, cuando los pueblos alcanza cierto estado de bienestar, el capitalismo actuá para arrebatarles las conquistas y sumirlo en la desesperación y la angustia, obteniendo mano de obra barata y sumisa. Este fenómeno ataca también los estamentos sociales que contienen a los trabajadores, debilitando y desorganizando a las organizaciones sindicales y políticas de los trabajadores.
La subordinación del Estado al capital necesita ser cuestionada por los trabajadores para que la crisis se transforme en una oportunidad para los cambios de sistemas de producción y el objetivo de satisfacer las necesidades de todos, de lo contrario las grandes masas de expulsados del sistema podrán causar ardientes conflictos sociales de impredecibles resultados.

Héctor Daniel Fernández
Noviembre de 2010

viernes, 26 de noviembre de 2010

LOS CAMINOS ABIERTOS

Los caminos abiertos
Un artículo de Jorge Rachid

La Argentina ha encontrado un rumbo certero, dejando atrás un laberinto de búsquedas desesperadas alentadas por el éxito hoy, que llevaban siempre a la claudicación, el desamparo social y la posterior crisis recurrente de fórmulas aplicadas según intereses externos –en especial financieros– ordenados por los organismos internacionales de crédito.
Hoy la Patria está de pié, puede que a algunos compatriotas los incomode el proceso de confrontación política al cual se desacostumbraron en las etapas del discurso único. Puede ser que haya compatriotas de buena fe que crean en otro camino. Incluso pueden existir quienes se consideren mejor dotados para desarrollar el mismo sendero. Pero ninguno podrá decir si es leal con su pensamiento, que no estamos recorriendo la reconstrucción de la Argentina, no sólo de su capital económico, sino su capital simbólico que es su pueblo con su cultura, su conciencia colectiva, su esfuerzo trabajador y su protagonismo activo.
No ha sido casualidad ni viento de cola lo que nos trajo aquí, a este tiempo de realizaciones, donde se puede pensar y planificar en lo estratégico después de décadas de gestión ejecutiva presentada en forma artera, supuestamente sin ideología ni objetivos, como forma perversa de despolitizar, denigrando las ideas y posibilitando el tráfico ideológico en nombre de los nuevos tiempos.
Hemos llegado aquí por el coraje del pueblo argentino y de un liderazgo combatido y mancillado hasta límites desconocidos, por haber herido intereses concretos de los dueños del poder. Un escenario político que recuperó la capacidad de decisión nacional, la soberanía popular y el interés nacional, como forma de recrear la identidad perdida en las mesas de negociaciones internacionales, en el endeudamiento perverso como herramienta de control político y en la hegemonía de los sectores reconcentrados del poder económico –en especial financiero y transnacional– en las empresas privatizadas de carácter monopólicas.
Quienes pretendan confrontar en elecciones con el actual esquema de construcción política, deberán demostrar cuál será el eje de acumulación del modelo social y productivo de ingeniería futura que proponen, si es que la oposición es por las medidas estructurales que se han desarrollado para debilitar el neoliberalismo pálidamente vigente, después del cimbronazo de la eliminación de las AFJP, la Ley de Medios, la AUH, las políticas activas proempleo y el UNASUR como marco estratégico.
Esa explicación merecerá también el detalle de cómo afectarán esas medidas –contrarias al actual proceso– al conjunto del pueblo argentino, porque de algo estamos seguros: se debe terminar con las mentiras en campaña que después producen ingenierías sociales de marginación, angustia y caída de grandes sectores de la población. La década del 90 es un claro ejemplo de eso y el fracaso posterior aún lo estamos pagando todos los argentinos.
Quizá algunos sólo expresen que son las formas las que condicionan su adhesión al modelo, que los métodos de conducción son poco horizontales, que la convocatoria es escasa, entre otras críticas a las conductas antes que a los fines. Es legítimo que lo expongan y se diferencien hasta en términos electorales, pero no es lógico que lo hagan desde el campo de los enemigos del movimiento nacional, repitiendo eslóganes de aquellos que desde lo visceral desprecian todo lo que tenga que ver con la justicia social, los que no están dispuestos a ceder nada a favor de un modelo solidario más justo, los que son capaces de conspirar con embajadas extranjeras para debilitar el Gobierno o alentar a los fondos buitres contra el Estado nacional.
Viene bien recordar estas conductas ante la instalación de la epopeya de la Vuelta de Obligado como feriado nacional conmemorativo de una de las hazañas patrióticas escondidas por la historia oficial.
Es bueno recordar que en los buques ingleses y franceses venían argentinos que combatían a Rosas, que estaban acompañando a las tropas enemigas para resolver problemas domésticos y lo siguieron haciendo hasta la Batalla de Caseros donde lo pudieron derrotar sólo recurriendo a tropas brasileras que así lavaron la derrota infligida en Ituzaingó, posibilitando entronizar la política británica en el Río de la Plata y preanunciando la Guerra de la Triple Infamia que ocasionó un millón de muertos a la hermana República de Paraguay.
Esos mismos descendientes de aquellos títeres del imperio, escribieron la «historia oficial», como pretenden escribirla hoy desde una visión sesgada por sus propios intereses, lastimados por las políticas autónomas adoptadas desde el Ejecutivo Nacional, desde sus propias cañoneras como son los medios de comunicación.
Son quienes proclaman a los cuatro vientos su compromiso con el país, siempre y cuando el movimiento obrero sea oveja de esquila o carneo, pero nunca protagonista de la historia, desnudando así su verdadero perfil. Los mismos que cuando las crisis internacionales golpean las puertas corren presurosos al amparo del Estado exigiendo soluciones crediticias, pero incapaces a la hora de la distribución de la riqueza o la obligación fiscal tributaria, que permite la respuesta del Estado a las garantías constitucionales de todos los argentinos, desde la salud a la educación, desde la energía a la vivienda, desde el crédito a la alimentación.
Esos personajes que hoy como ayer en nombre de las libertades y la democracia son capaces de inventar golpes de Estado supuestamente constitucionales, como en Honduras, Ecuador o Bolivia, o procesos destituyentes como en nuestro país con la 125.
Son los mismos que claman por seguridad jurídica cuando evaden impuestos, triangulan operaciones de exportación estafando al fisco, mantienen salarios en negro debilitando la estructura de la seguridad social. Plantean estos mismos sectores supuestas reivindicaciones sobre la pobreza y las jubilaciones, en maniobras desfinanciadoras antes que de compromiso social, que no clamaron ni tuvieron durante décadas de congelamientos y descuentos salariales, exclusión social, desempleo y colapso industrial.
Pero el pueblo sabe que los caminos están abiertos y que se están escribiendo los nuevos paradigmas de los próximos lustros, forjados por la conciencia colectiva del pueblo argentino, que supo diferenciar entre la libertad efectiva y el oprobio moral del discurso único. Que sabe que quienes son atacados y demonizados por el poder económico, son los hombres y mujeres que se atreven a la lucha contra esos intocables; sabe también el profundo sentido de discriminación que existe en los sectores acomodados del poder, que se llenan la boca de pueblo, mientras no tenga cuotas partes de poder, ni se siente a la mesa de negociaciones.
Sin embargo se pudieron recuperar las leyes laborales enterradas, se pudo generar empleo junto a la puesta en marcha de las paritarias, que por miles devolvieron dignidad al pueblo trabajador, se restableció el Consejo del Salario y se volvió a la capacitación, la investigación en ciencia y tecnología con un nuevo ministerio, se recuperó recurso humano de investigadores del exterior, como así también el desarrollo de tecnologías de punta. Astilleros del Estado construyendo barcos, la Fábrica Militar de Aviones, la radarización del país, entre muchas otras conquistas, jalonaron un camino todavía abierto.
Los argentinos podemos recuperar un afecto perdido en la medida que el destino común sea reconstruído, la autoestima nacional repuesta después de años de denigración del ser nacional, de humillación del hombre argentino expresado en el manual de zonceras criollas de Jauretche.
El camino abierto nos desafía a la creatividad, a la imaginación, «que florezcan miles de flores» parafraseando a Mao, en una juventud que se abre paso como protagonista y bienvenida sea, porque lo hace con convicción, compromiso, hidalguía y solidaridad social, impensable hace apenas unos años.
Criados los jóvenes en el marco cultural neoliberal han podido sacudirse el posibilismo trepador individual, como lógica de vida, porque encontraron el sentido que da la identidad y la pertenencia a la Patria, recreando nuestras mejores páginas de la historia.
Quienes lo vemos desde el necesario otoño, debemos sembrar, sembrar y sembrar sin esperar cosechas, con la satisfacción de estar viviendo un renacer de la política como herramienta de transformación social, la única en un estado democrático popular, sin condicionamientos de poderes externos ni extorsiones desde adentro.
Animarse a recorrerlo es una aventura apasionante que debería ser asumida por todos aquellos que todavía sueñan con una sociedad más justa, más libre y más soberana para nuestra Patria.

martes, 23 de noviembre de 2010

IMPRESIONES APRESURADAS DE LA MUERTE DE NESTOR KIRCHNER


IMPRESIONES APRESURADAS DE LA MUERTE DE NESTOR KIRCHNER
28/10/2010
La noticia de la muerte de Néstor Kirchner, como a muchos me impacto, sorprendió y me genero una serie de incertidumbres. Lo que primero pensé fue en aquellos que tanto desearon su muerte, no les podía dar esa satisfacción. Al día siguiente, decidí ir a la plaza; quería vivir mi propia experiencia sobre lo que sucedía, como siempre lo hice en cada convocatoria o movilización. Cuando salí del subte en Av. De Mayo y 9 de Julio no entendía nada, asombrado comencé a recorrer cuadras y cuadras donde la multitud hacia cola para darle su último adiós a Nestor Kirchner. Miles de personas caminaba por la Avenida de Mayo o estaban ahí, en la Plaza de Mayo, sin saber bien como expresarse, pero compartiendo ese momento entre el dolor y desazón. No podía dejarme de sorprender, un viejo militante como yo que ha participado en muchas marchas, muchos actos, muchas plazas, la asunción del Tío Campora, Ezeiza, Gaspar Campos o cuando nuestro eterno conductor “el querido viejo” Juan D. Perón asumió la presidencia y en cada una de sus convocatorias. Cuando asistimos a la dolorosa y triste despedida de los restos del General Juan Domingo Perón. De ahí para acá participé en toda manifestación que mis convicciones y sentimientos así me lo dictaban, la del 30 de marzo de 1982 de la CGT - Brasil en la dictadura militar, en la recuperación de la democracia e incluso en Semana Santa en apoyo de la democracia. También a favor de la 125. En fin, podemos decir que uno fue un militante independiente o tan sólo un soldado de Perón, como decían nuestros compañeros mayores de Unidad Básica Ramón Carrillo de Ciudadela. Pero lo que estaba viviendo ( 28 de octubre de 2010), no dejaba de asombrarme y por un momento creí que estaba en aquellos años 70, buscaba inconscientemente con la mirada entre tanta juventud a ver si veía a mis antiguos compañeros de militancia. Solo un ex militante o un militante puede entender lo que pasaba, el corazón latía muy fuerte, los sentimientos salían a flor de piel y no había contención para la emoción. Lo que se vive en la calle y lo que ella transmite no se puede ver por televisión o leer en los diario o revistas, es una vivencia única y que nadie la puede trasmitir, por eso hay que vivirla para poder opinar. Un compañero y amigo Juan Carlos Padín, me acercó esta reflexión: “Acostumbrado a los duelos silenciosos o a los recordatorios militantes con sus “presentes” y aplausos, esta confesión individual multiplicada hasta el infinito de pasión política incontenible, ante una viuda que comandaba el dolor y la respuesta frente a la fragilidad de los doloridos, enarbolando entereza y confortando a sus heridos, me mostró que todavía hay sorpresas en la vida, y qué sorpresa y qué inexplicables sensaciones despiertan esas novedades sobre la militancia política.” Los miles de jóvenes que vi cantando y marchando alegraron mi corazón y me hicieron renacer la esperanza en un futuro mejor, como que estos chicos tomaban la posta de nuestros ideales, de nuestras utopías. Sentí como un resurgir del interés por la política, por la cosa pública, pero sobre todo de la participación como medio para delinear su propio destino. Seguro que no es toda “la juventud” la que estaba ahí, pero eran muchos y si cada uno de ellos son una semilla en poco tiempo se van a multiplicar y puede que la esperanza de hoy sea una realidad dentro de unos años. Es indudable que este cambio se lo debemos a Néstor Kirchner, porque no hace tanto que fue cuando se pedía que se fueran todos. Además esa juventud no eran esos “morochos” que fueron arrastrados a la plaza que la puta oligarquías y la derecha tilinga tienen a flor de boca para denigrar o menoscabar estos movimientos multitudinarios del pueblo. Había de todas las extracciones sociales, pero muchísimos de esa “clase media” que tanto he criticado y renegado, estudiantes, oficinistas y profesionales. Miles de personas se movilizaron solos o en grupos no organizados. Fue algo impensado, porque no se refleja en el andar diario y mucho menos en los medios de comunicación masivo. No dudo que esta expresión popular fue un duro golpe para aquellos que nos muestran o ven un País virtual y que pregonan a diario el Apocalipsis y el caos. Plantean insistentemente que todo está mal y que todo es negativo. Ellos son los intolerantes que vienen intentando desgastar y voltear a este gobierno democrático de cualquier forma. Que falta mucho por hacer es real, pero no se puede negar que para el pueblo en su conjunto este período es mucho mejor que el de Alfonsín, Menem, De la Rúa, Puerta, “El Adolfo” Rodríguez Saá, Camaño y Duhalde. Ahora como sentí satisfacción y esperanza con esa juventud, por un momento me invadió un temor, al ver este despliegue tan importante de gente y jóvenes comprometidos y militando, pensé, que jugada tendrán preparada los poderes nefastos que sistemáticamente destruyeron por distintos medios las ilusiones e incluso la vida de generaciones enteras. Porque este hecho no deja de ser un llamado de atención. También espero que las aves rapaces, principalmente de adentro, no intenten ahora comenzar a tironear para quedarse con un pedazo de poder. Estas peleas podrán dividir y desalentar a esta juventud. Seguramente ahora saldrán voces y algunas no esperaron ni que se enfriara el cuerpo, a sembrar miedo y desconcierto, harán comparaciones maliciosas con Isabel Perón. Dirán que sus ministros e incluso la Presidenta no tenia opinión ni voto, llegaran a compararan a Kirchner con un moderno Rasputín. Machacaran sobre un supuesto vació de poder. Comenzarán las operaciones de los lobbies económicos – financieros para un cambio de rumbo. Otros pretenderán correr al gobierno por izquierda, diciendo que fue duro con los débiles (aduciendo como débiles a la Iglesia, el Ejcercito, los jueces o los grupos hegemónicos locales) y débiles con los fuertes (grupos económicos y financieros internacionales), típico de una izquierda que sabe que nunca llegará al poder. Pero la Presidenta es un cuadro político de relevancia, no es Isabel, tiene trayectoria y conocimiento, además de demostrar carácter y firmeza, pero sobre todas las cosas, cuenta con un apoyo multitudinario. Algo cambio y es mi esperanza que dure. Hay un cambio de mentalidad mucho más fuerte de lo que se piensa, se cree o nos dejan ver a través de los medios, solo se ve en la calle o las redes sociales. Antes usábamos las paredes para escribir nuestras consignas, ahora se estampan en Internet. Existe un pensamiento crítico sobre todo lo que se ve, se lee o se dice de lo que se dice “la opinión pública”, se ha roto con el discurso único, con lo políticamente correcto, hay desfachatez y atrevimiento, propio de la juventud. Nuestra generación tuvo la posibilidad de haber vivido dos hechos que marcaron la historia del país, los 70 con Perón y este. Hector Daniel Fernández 28/10/2010

jueves, 28 de octubre de 2010

No se puede servir a Dios y al dinero

No se puede servir a Dios y al dinero
Curas de Argentina en la Opción por los Pobres

Ante declaraciones de algunos miembros de la Iglesia, que -reiteramos- no son «la Iglesia», nosotros como Curas en la Opción por los Pobres, miembros también de esa Iglesia, queremos dejar clara nuestra opinión:
Ya hemos vivido en nuestro país diferentes modelos y propuestas socio-económicas. Y hemos podido ver que, guiados por razones más económicas que ideológicas, los empresarios de nuestro país adhieren -quizás con matices- al modelo capitalista, del que son fervientes defensores. No siempre con metodologías democráticas. La imposición a sangre y fuego de un capitalismo liberal radicalizado en marzo de 1976 -con la excusa de combatir a la guerrilla- es el más trágico de estos ejemplos.
Así, muchos empresarios aplaudieron cuando el entonces ministro Cavallo les quitó los aportes patronales, pero no se escandalizaron cuando -"Banelco" mediante- se aprobaron leyes de precarización y flexibilización laboral que los beneficiaron en perjuicio de los trabajadores. No es de extrañar, por lo tanto, que el capital defienda a ultranza modelos capitalistas y haga todos los movimientos a su alcance para impedir que se le toque el órgano más sensible, que es el bolsillo. No aceptamos, por tanto, las campañas que buscan demonizar a los sindicatos y no son sino disimulados intentos de tener la mayor libertad posible de obrar a su antojo. Si hay mafias, patotas o negociados, son éstos casos concretos, los cuales deben combatirse y esclarecerse en la justicia; pero esto no significa eliminar el derecho inalienable a la libre asociación de los trabajadores en gremios o sindicatos.
Somos miembros de una Iglesia que tiene un magisterio social, que de un modo casi invariable desde hace más de 100 años, relativiza la propiedad privada, condena el capitalismo tanto como antaño al marxismo, destaca la prioridad del trabajo sobre el capital, opta preferencialmente por los pobres ante la sociedad, y señala la urgente necesidad de preservar los recursos de la naturaleza contaminados, agredidos y depredados por el lucro desmedido.
Como cristianos, rechazamos la lógica capitalista como responsable del genocidio que se produce y producirá si no hay justicia en la distribución de los bienes de la vida. La lógica del capitalismo es transformar todo en mercancías, ganancias y acumulación del capital. Somos hermanos y hermanas, la tierra es para todos y, como aprendemos de Jesús de Nazaret, no se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero (Lc 6,13); y citando también a un discípulo de San Pablo, "la raíz de todos los males es el amor al dinero" (1 Tim 6,10). Hoy en día "el dinero" es el capital amasado a través del lucro omnipotente, del mercado total, de la exclusión de las mayorías y a favor del beneficio exagerado de unas minorías.

Por todo esto, queremos dejar en claro nuestra opinión:
1. Consideramos que el modelo capitalista es perverso en todas sus expresiones, aunque haya sub-modelos más inhumanos que otros;
2. Consideramos que deben reimplantarse los aportes patronales, y buscar activa y claramente los medios para que se achique la brecha de la muy injusta distribución del ingreso;
3. Reclamamos que se regularice la situación de los trabajadores en negro, ya sea en las empresas, el Estado nacional, los Estados provinciales y de ciudades, como la C.A.B.A, reconociéndoles un justo salario digno;
4. No nos parece suficiente que se proponga una participación de los trabajadores en las ganancias, con la que estamos claramente de acuerdo, sino que también debe haber participación de los mismos en las decisiones de las empresas, conforme ha dicho habitualmente el Magisterio Social de la Iglesia (cf. Laborem Exercens 8.14; Juan Pablo II a los empresarios Argentinos el 11 de abril de 1987 en el Luna Park, lo cual fue aplaudido por los mismos);
5. El capital financiero avanza sobre la agricultura y el sistema alimentario. Desde la privatización de las semillas y la venta de agrotóxicos, hasta la compra de la cosecha, el procesamiento de los alimentos, y su transporte, distribución y venta al consumidor, todo está ya en manos de un número reducido de empresas. El modelo sojero genera miles de familias de pobres rurales, y el proceso de acumulación crece. Vamos hacia una agricultura industrial y sintética, sin agricultores.. A esto debemos añadir el maltrato a campesinos constatado en provincias como Santiago del Estero o Chaco y otras, donde el silencio complice del gobierno va de la mano con el accionar de policias que hacen "trabajo extra" a mano armada. Se producen así fenomenales migraciones de desocupados que terminan viviendo en las periferias de las ciudades y sobreviven con planes asistenciales, criticados -paradójicamente- por los empresarios industriales y rurales. Reclamamos que se escuche la voz y se haga justicia con los pequeños agricultores y tamberos, y se dé urgente solución definitiva a la situación de desnutrición de niños en Misiones y en otras partes de nuestro país;
6. Lamentamos, asimismo, que haya voces de la Iglesia que parezcan hacer suya la voz de los empresarios que se niegan a compartir sus (desmesuradas) riquezas, e incluso se hacen asesorar por ellos, en lugar de ser -como se decía antes- "voz de los que no tienen voz", o -como decimos hoy- "estar presentes en la causa del pobre" (Juan Pablo II);
7. No queremos dejar pasar esta declaración sin repudiar, sin pero alguno, el asesinato de Mariano Ferreyra, víctima también él, de aquellos que son reprimidos por el capital en su legítima búsqueda de justicia. Esperamos confiadamente que todos los responsables materiales e intelectuales de este crimen reciban todo el peso de la ley, sea quién fuere, y se pongan todos los medios para enfrentar, asimismo, las causas que enlutan nuestro país con una nueva muerte.
La acumulación de ganancias -licitas o no- parece olvidar o pretender negar, que el capital no puede crecer si no es a costa del trabajo. La conocida plusvalía, trabajo acumulado o como quiera llamarse. En nombre de una divinización de la propiedad privada, los empresarios siguen viendo cómo engrosan sus arcas tratando de tener la menor cantidad posible de trabajadores, al menor costo posible, sea teniendo trabajadores total o parcialmente en negro, tercerizando personal, ofreciendo contratos basura, o muchas inmoralidades por el estilo. La solidaridad no parece figurar en los diccionarios del capital; aunque a veces se la confunda con la dádiva. Sabemos muy bien que la llamada teoría del derrame nunca llega a los trabajadores, ya que los empresarios misteriosamente hacen crecer día a día el tamaño de sus copas.
No renunciaremos a soñar y construir una sociedad más justa y humana, desde los pobres, como aprendemos de Jesús.
27 de octubre de 2010

martes, 14 de septiembre de 2010

EL DEVALUADO OFICIO DE LECTOR

EL DEVALUADO OFICIO DE LECTOR
Por Edgardo Chini

Durante mi experiencia docente, en la cual mi rol al frente del aula, estaba destinada a pensar los medios de comunicación; uno de los puntos disparadores que utilizaba para generar inquietudes y debate entre los asistentes, era el análisis de los distintos discursos que utilizaban los principales diarios del país.
También avanzábamos sobre productos radiales y televisivos, pero todavía eran tiempos donde el recurso de las computadoras era escaso y la palabra Internet (siempre me sorprende con la tozudez que decide ser escrita en mayúscula cada vez que la tipeo), recién empezaba a hacerse familiar en nuestro vocabulario cotidiano.
Además, los medios con los que contábamos en una escuela del estado de la Provincia de Buenos Aires, destinada a la educación para adultos con orientación hacia la comunicación, eran extremadamente escasos.
Recuerdo que llevaba a las aulas los diarios del día domingo marcados con bolígrafos de distintos colores que me permitían marcar párrafos y hacer citas.
El punto central del trabajo estaba orientado a que juntos pensáramos el relato periodístico, que obviamente también abordábamos desde la teoría, a través de distintas bibliografías.
Aún hoy puedo repetir de memoria, una de las definiciones de lo que se denomina noticia: hecho verdadero, inédito o actual, de interés general, que se comunica a un público que pueda considerarse masivo, una vez que ha sido recogido, interpretado y valorado por los sujetos promotores que controlan el medio utilizado para la difusión.
De ahí en más todo nos remitía a discutir sobre la objetividad. Palabra que es esencia, conflicto, seducción y disputa en el continuo ejercicio de la profesión (u oficio) periodística.
En este sentido, nunca me he llevado bien con eso de ser periodista. Siempre he preferido decir: trabajo de periodista. Y esta distinción, la entiendo como una profunda diferencia que va mucho más allá de lo enunciativo y que incluso supera lo conceptual.
Como sea, en aquellos tiempos de marcación de diarios, ejercíamos un bello, apasionante y laborioso desafío intelectual de desarme de textos, que puestos en referencia y contradicción con las empresas gráficas que le hacían de soporte y contrastados con otros elementos como las constituciones societarias de cada empresa -entre otras referencias-; nos permitía al mejor estilo Sherlock Holmes: inferir intereses, deducir motivaciones, establecer vínculos, construir sumisiones, descubrir bajezas, resaltar hipocresías, asociar omisiones, entre una larga lista de extremadamente placenteras actividades, de lúdicos abordajes lingüísticos.
Y así también por supuesto disfrutar de la ruidosa y olorosa acción que produce el ejercer el desenmascaramiento del tan mentado periodismo independiente.
Pero ahora ya no, ahora todo se ha vuelto lastimosamente obsceno. Por lo que nunca les voy a perdonar a mis compañeros de actividad, haberme robado la satisfacción de ponerlos a descubierto ante cientos de alumnos a los que intente enseñarles a leer entrelíneas.
Hace un largo rato que no me doy una vuelta por los claustros en rol de educador, pero tengo claro que de volver a hacerlo, debería procurar diseñar otro programa de enseñanza.
Por estas horas está claro que además de chorrearse tinta, se chorrean miserias, mezquindades y subestimaciones de intelecto que obviamente producen escasez informativa y ausencia de profundización de ideas trascendentes.
Y todo ello, además de vivirse como una violenta falta de respeto a nuestra capacidad de comprensión y discernimiento; carece del atractivo mínimo que debe provocarnos toda lectura.

OBSCENO, PORNOGRÁFICO Y PROSTITUTO

OBSCENO, PORNOGRÁFICO Y PROSTITUTO
Por Edgardo Chini

“Que la chupen, que la sigan mamando” dijo el Dios de la Nº 5. Y el mundo mediático estalló, dando rienda suelta a su histérica concepción de la moral. La condena se basó en el uso inapropiado de palabras que grafican semejante acción sexual en una metáfora con poética pornográfica, elegida por el DT de la selección argentina de fútbol, para referirse principalmente, a la corporación periodística deportiva.
Y a partir de allí, todo pareció convertirse en otra cosa.
Los comentaristas futboleros especialistas en hablar con los resultados puestos y el diario de lunes bajo el brazo, se ofendieron en lo profundo de su ser ante el uso de semejante “imagen de obscenidad”.
Todo inmerso en la creciente similitud actual, entre las coberturas deportivas y las de espectáculos, donde el uso del chimento y la difamación personal son herramientas usadas como principal recurso informativo. Mientras poco y nada se habla de la recurrente puesta de espalda, a la que aceptan ser sometidos los profesionales de la opinión de saliva barata. Hombres y mujeres que ofrecen su semanal panquequeada de pensamientos, mientras exhiben su accionar veleta, siempre acorde a un rápido acomodamiento de sus trastes hacia donde el sol mejor los calienta. Mientras con aires de representatividad ciudadana, se arrogan aquello de ‘hacerse eco de lo que la gente piensa’.
Nada de todo esto habilita sin embargo, la liviana utilización de palabras que al salirse de lo específicamente sexual, siendo pronunciadas en el contexto inadecuado; se convierten en lascivas. Expresiones, que por cierto, formaron parte de una hábil gambeta, esta vez fuera del campo de juego, con la que el ex número 10, evito cargar las tintas, sobre el tema hacia el que esencialmente debería enfocar sus apreciaciones: el funcionamiento futbolístico del equipo que dirige técnica y sobre todo tácticamente. Actividad donde en verdad radica su actual falencia, ya que ha sido notoria la larga lista de pifiadas que ha producido en la realización del trabajo para el cual se le paga.
Al mismo tiempo, la desfachatez crece hasta límites insospechados, cuando la FIFA (entidad que perdió la vergüenza y la dignidad hace ya demasiado tiempo), evalúa sancionar al mayor hacedor de alegrías populares de estas pampas, mientras nuestra querida AFA planifica la defensa, circunscribiendo todo a ‘exabruptos inmersos en una emoción violenta’.
Sin embargo, toda esta situación podría ayudarnos a entender cuanto de hipócritas, egoístas, mezquinos y miserables, nos habita en muchas de las acciones diarias que producimos socialmente.
Porque, ¿no estamos exigiendo que nos la sigan mamando los sectores de menos recursos, cuando no pagamos nuestros impuestos? Principalmente cuando se trata de objetos de lujo, como piscinas, yates o propiedades sin declarar que no utilizamos como vivienda.
¿No nos estamos cagando en el prójimo, cuando aceleramos nuestros autos en las esquinas donde niños esperan hacer uso de su paso peatonal, o cuando nunca nos detenemos en las puertas de las escuelas, sabiendo de lo caótico que es a veces, la entrada y salida de alumnos?
¿No estamos mandando a que nos la chupen todos nuestros vecinos, cuando sacamos nuestra basura a la calle fuera de los horarios estipulados y hasta en días de tormenta, con el peligro cierto de aumentar las posibilidades de provocar la eclosión de nuestros de por sí ineficientes sistemas de desagüe?
Y sigue la lista.
¿Qué nos sorprende entonces, cuando algunos de nuestros dirigentes (que no son marcianos, ni fueron paridos por un repollo), malversan fondos públicos destinados a cubrir necesidades sociales o de desarrollo para el país en su conjunto, haciendo que ese dinero vaya finalmente a engordar bolsillos particulares?
Pero tampoco vale aquí, aquello de ‘esto solo pasa en la Argentina’. El mundo esta lleno de imbéciles, corruptos e irresponsables.
Así que también es hora que abandonemos esa especie de narcisismo negativo con el cual solemos regodearnos.

jueves, 9 de septiembre de 2010

LA CLASE MEDIA

Referente a un comentario de Ricardo Rouvier sobre la clase media:

"La clase media es antiobrera, antiperonista, le huye al conflicto y tiene una cuestión cultural con el kirchnerismo"

Creo que en muy pocas palabras Ricardo Ruvier hace un acertado análisis de nuestra clase media. A pesar de haber nacido y desarrollado de las entrañas de la clase obrera, en los años que gobernó el General Perón, siguen renegando de su origen. Muchos de sus padres o abuelos fueron obreros o simples empelados, que con Perón pudieron enviar a sus hijos a la universidad a estudiar, cosa que no ocurría anteriormente, porque no existían los derechos laborarles ni facilidades para estudiar en las universidades públicas.
Aunque muchos no lo quieran ver, hay una similitud entre los opositores de este gobierno y los de Juan D. Perón: la Iglesia, La Sociedad Rural (mal llamado El Campo), ciertos medios de comunicación muy influyentes y de alta penetración que están en línea con las clases altas y medias, izquierda y derecha política unidas, las clase altas y media de la sociedad (a pesar de ser beneficiados por este proceso, principalmente si se compara con los años 2000 al 2003). Incluso las criticas son similares. Autoritario, dictadura ( a pesar de ser elegido democráticamente), corruptos, intolerantes, violentos, personajes nefastos, etc. Generalmente son más de forma o método que de fondo. Si leemos algunos diarios de esa época, no encontraríamos muchas diferencias ideológicas o posturas con algunos de ahora.
Lo real es que este gobierno tiene aciertos y desaciertos, cosas que se hacen bien y otras mal, lo que ocurre que el odio es muy fuerte y no permite un análisis objetivo. Las criticas son despiadadas y las defensas acérrimas (similar a lo que ocurrió en la época de Perón). Un peronista era incapaz de reconocer un probable error de Perón si era atacado con argumentos “gorilas”. En cambio en una charla amena y objetiva, podía reconocer – a título de confesión – sus desacuerdos con algunas medidas. Pero el tiempo también hizo que muchos “contreras” reconocieran a Perón como estadista y muchas de sus realizaciones, e incluso ahora casi nadie discute a Evita y muchos la reconocen como una gran mujer y de fuertes ideales, cuando antes se sintieron aliviados con su muerte – viva el cáncer – escribieron en las paredes. El tiempo da otra perspectiva y mucho más cuando mitiga el odio, además cuando se puede hacer comparaciones con distintos procesos.
Mucho de esto tiene que ver la postura ideológica y social en que se encuentra aquel que critica.
El gobierno recibió durante el incremento de la popularidad un acompañamiento más por el mejoramiento socioeconómico – mientras este duró – que por una afinidad ideológica con la traza de sus reformas. Algunas, de las cuales, es indiscutible que son muy importantes y tendrán registro histórico.
Por lo general el que más tiene es el que más se resiste a dar, siempre encuentra excusas o argumentos para no hacerlo. Critica cuando se le da algún beneficio a los que menos tienen, pero si él mismo los alcanza a ellos, no dicen nada. Si los que más tienen no se advienen a dar algo, no cambiaran para nada los problemas sociales de fondo. La distribución de la riqueza e igualdad de oportunidades es fundamental para vivir en un país más justo y seguro. La inseguridad – que ocupa y preocupa - esta ligado a lo social, si no se soluciona una cosa difícilmente se solucione la otra.
Como lo exprese en otros escritos, nuestra sociedad tiene actitudes egoísta e individualistas, reclama que las obligaciones, compromisos e incluso las leyes se apliquen, pero en la primera oportunidad que tienen, la violan o buscan cualquier artilugio para no cumplirlas. En definitiva quieren que se las apliquen a los demás, menos a ellos.
Nada cambiara si primero no cambiamos nosotros. Los políticos y los gobiernos son un espejo de esta sociedad.


Héctor Daniel Fernández
Septiembre de 2010

jueves, 1 de julio de 2010

Ni un paso atrás

Ni un paso atrás
Un artículo de Jorge Rachid
“No existe el héroe individual,
sólo existe el héroe en grupo”
(H. Oesterheld)

Un debate en ciernes en el peronismo a nivel nacional reproduce formas neoliberales de personalización de la política, sin propuestas y con un profundo electoralismo exitista. Esta situación es producto –sin dudas– de años de cultura dominante, de apuntalamiento de lo individual en la política, antes que de profundización temática de los contenidos doctrinarios, que hacen a la construcción de un modelo de Nación.
Así se han desplazado los ejes de la política como herramienta de transformación social, hacia formas mundanas, superficiales, falaces, con faltas de contenidos y posicionamientos sólo confrontativos desde lo individual, intentando denostar antes que proponer y tratando de demostrar méritos hacia los factores de poder, más allá de las legitimidades que otorgan largas militancias, que sin embargo atravesaron propuestas antagónicas en lo doctrinario, sin haber producido desde el funcionariado ejercido más efectos que un acompañamiento silencioso, emergiendo la crítica sólo en el momento de abandonar el cargo y sin haber expresado un pensamiento crítico durante el desarrollo del mismo.
¿Qué vamos a discutir los peronistas? sería la pregunta frente a la inminente puesta en escena de un nuevo capítulo electoral. Sería importante desgranar la serie de ejes sobre los cuales se estructura una propuesta al conjunto de sociedad.
También sería necesario esclarecer dónde discuten los peronistas sobre las necesidades de la Patria, por aquel viejo apotegma de primero la Patria, ya que la clausura de los ámbitos de discusión es una constante de los últimos años en los cuales el peronismo –junto al conjunto del pueblo– aplaudió aquellas políticas que resurgieron desde el Estado como garante del equilibrio del conflicto social, después de años de ausencia entregados al Mercado como ordenador de intereses, como si eso fuese posible en una dinámica impuesta por las recetas neoconservadoras del modelo financiero, sustento básico de la deconstrucción del Estado solidario y productivo.
Sin embargo vemos desfilar innumerables candidatos autopropuestos en nombre de supuestas intenciones de forjar una “nueva forma de hacer política”. Candidatos cuya máxima expresión de compromiso peronista es enarbolar el “peronómetro” para criticar a otros compañeros, juzgando conductas antes que realizaciones, levantando críticas que harían ruborizar hasta al último de los peronistas, apoyando cualquier sector conducente a aumentar su masa crítica aún a costa de sus propios principios, si es que aún les perduran.
Así vemos un coro de dirigentes criticando duramente de chavistas al gobierno actual. ¿Es el presidente de Venezuela nuestro enemigo? ¿Es enemigo acaso de la integración latinoamericana y el UNASUR o es acaso su confrontación con los EE.UU. lo que preocupa a los peronistas aggiornados del siglo XXI?
Cualquier peronista que asuma el poder en el 2011 ¿restablecería las relaciones carnales con el imperio y volvería a los brazos del FMI y el Banco Mundial, sometiendo a la Argentina y a su pueblo a condiciones denigrantes de dependencia y avasallamiento de la soberanía nacional? ¿No era una de nuestras banderas históricas acaso junto a la justicia social y la independencia económica?
Quizá debamos discutir de las leyes laborales –destruidas en los 90 y flexibilizadas en el 2000– en una de las mejores demostraciones de la falta de humanidad de la lógica economicista y mercadista de quienes diciéndose estadistas, sólo fueron virreyes de nuestra Patria al servicio del endeudamiento y la destrucción de la industria nacional y el empleo argentino.
Años sin convenios colectivos de trabajo y sin el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil, con hombres y mujeres arrojados a la banquina misma de la historia, expulsados de la pirámide social, que vieron derrumbarse sus sueños de movilidad social ascendente y crecimiento familiar, en nombre de una lógica perversa, desprovista de solidaridad, dirigida a derrumbar años de esfuerzos por construir la justicia social en nuestro país, desgraciadamente en nombre del mismo peronismo que la construyó al calor del pueblo argentino. ¿Qué harán con semejante situación nuestros supuestos candidatos que acompañaron esos procesos, sin un atisbo autocrítico que cualquier hombre de bien debe realizar de cara a la historia?
A lo mejor volvemos al Estado ausente que al mejor estilo marinero comienza a aligerar el buque ante cualquier dificultad, entregando empresas nacionales, que costaron años de sacrificios de creación y acumulación de riqueza por parte de trabajadores argentinos; reinstalando acaso las AFJP y derogando la Ley de Medios para seguir vigente con la de la dictadura militar? O para ser más exactos: ¿abandonamos la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías, que permitieron recuperar el Plan Nuclear argentino, el área material Córdoba, entre otras, disolviendo el nuevo Ministerio de Ciencias y Tecnologías para poder evitar mayores gastos?
También es posible que en nombre del peronismo “aggiornado” de los 90 volvamos a los planes asistencialistas, antes que a políticas sociales plenas, aún incipientes, que reinsertan al niño argentino en una estructura social desde la educación y la sanidad, con una asignación universal que es un derecho antes que una dádiva, que fue propuesta por sectores de la oposición y aún así es criticada con dureza en el juego eterno del oposicionismo puro, lleno de electoralismo, vacío de propuestas.
Una elección interna genuina podría llevar a la discusión de ejes temáticos, incluso de hipotecas pendientes severas de estos tiempos, porque no se trata de volver a ningún pensamiento único, sea del signo que sea, pero en el camino de recuperación del pensamiento crítico no se pueden aceptar alegremente alineamientos nacionales e internacionales que están en contra de la esencia misma del movimiento nacional y popular en la Argentina.
Desde el peronismo nadie desconoce que nos debemos un largo camino por recorrer, en especial en la recuperación de miles de trabajadores que nunca trabajaron dentro del sistema del contrato del trabajo, que debemos mejorar la calidad remunerativa de nuestros jubilados, pero jamás se nos ocurrirá recurrir para estas políticas a quienes dejaron avanzar las teorías del ajuste con disminución de salarios y haberes, se apropiaron de ahorros minoristas para favorecer a los grandes grupos empresarios y dejaron al sector financiero expropiar los ahorros genuinos previsionales de millones de argentinos. Eso no es ¡ni puede ser peronismo!
Sin dudas –si hablamos de salud y educación– la permanencia y preponderancia de la industria farmaceútica junto a las prepagas en el sistema solidario, en el primer caso nos golpea diariamente como un déficit mayor, sumado al abandono del hospital público que nos avergüenza como argentinos.
El sostenimiento de las escuelas “express” y la falta de educación pública como excluyente del sistema educativo argentino y los cambios en los contenidos de la enseñanza –todavía mitrista y dependiente– es otra asignatura pendiente de debate mayor en el seno del pueblo.
Pero los avances realizados con la incorporación de 4 millones de trabajadores al sistema solidario de obras sociales, la incorporación de 1,5 millones de hombres y mujeres de edad jubilatoria que nunca habrían podido jubilarse por haber sido expulsados del mal llamado “mercado laboral” al sistema de reparto, deben ser consolidados con políticas claras que no sólo lo afiancen sino que, desarrollados en el tiempo, constituyan una planificación estratégica de los recursos que los conviertan en políticas de estado.
Hemos observado absortos, peronistas que se oponen al juzgamiento de la dictadura militar y los responsables del genocidio, cuando fueron nuestros trabajadores en primer lugar y nuestros militantes políticos y sociales, las principales víctimas de un sistema de exterminio planificado, no dirigido a personas individuales sino a una política de liberación nacional como es el peronismo, que querían desterrar para siempre. Igual que los cobardes bombardeos a Plaza de Mayo de junio del 55, los fusilamientos del 56, las desapariciones de compañeros como Vallese en los 60, la represión indiscriminada a las epopeyas populares de los 70, el encarcelamiento de los militantes y la tortura, todo realizado en nombre de la “libertad y la democracia”.
Sin embargo hay sectores que llamándose peronistas hablan de “consensos” y olvidar la historia, cuando no ha habido según las crónicas mundiales, menos revanchismo que en nuestro país, ni venganzas individuales ni persecuciones políticas. Cuando se actúa con verdad y con justicia nadie puede ser llamado vengativo. No hubo un sólo acto de violencia contra asesinos confesos que en programas y revistas contaban sus crueles tormentos sobre jóvenes trabajadores, mientras miles de madres clamaban por sus hijos. Sin embargo esos mismos sectores aplauden, como aplaude quien esto escribe, cuando un criminal de guerra nazi es extraditado casi 65 años después de finalizada la guerra.
Cuando la aviación alemana bombardeó Guernica en la guerra civil española murieron casi 300 personas y originó esa masacre que inmortalizó el fresco de Pablo Picasso, que guarda aún hoy la imagen desgarradora del genocidio. En 1955, cuarenta aviones de nuestra propia marina bombardearon Plaza de Mayo y mataron casi 400 personas con miles de heridos y mutilados; sin embargo esa memoria “desapareció”: eran aviones de nuestras propias Fuerzas armadas, sin estado de guerra, con un gobierno democrático y sobre población civil desprevenida. Otro genocidio.
Pero parece que los peronistas para la oposición, quienes somos los violentos porque atacamos intereses concentrados, herimos factores de poder y somos capaces de jugar a fondo por lo que creemos. Los compañeros que nos representen en el 2011 deberán saber que no estamos dispuestos a dar ni un paso atrás en las realizaciones y que todas las políticas públicas deberán afianzar y profundizar el proceso de recuperación de la memoria y de las banderas históricas del peronismo.
Que lo piensen quienes se presentan a querer ser los representantes del movimiento nacional. Que evalúen si se puede construir una sociedad justa, libre y solidaria sin la participación activa del movimiento obrero organizado.
Sin dudas que puede confrontarse con la actual conducción –puede disentirse o incluso pretender ser– lo cual forma parte de la lógica política y es necesario debatir ideas, reformular procesos, acordar mecánicas plenas de participación y movilización partidaria y movimientista, pero hacerlo sin abandonar las bases doctrinarias de nuestro movimiento, que lo ha afianzado en más de 60 años, como única expresión filosófica de un pensamiento genuino nacional y latinoamericano.
En ese marco, debe darse toda la discusión necesaria. De la mano de los enemigos de la nación, nada. El sistema de alianzas que supone el movimiento nacional es en función de los intereses del país, no de una elección ni de un posicionamiento, menos aún de una chequera o de un producto mediático, porque eso significa la impronta neoliberal de la candidatura por la candidatura misma, llena de oropeles y guirnaldas obsequiadas por los dueños del poder que ven amenazados sus intereses.
Sin dudas, es un desafío de fondo para el peronismo y un llamado a la reflexión para los autoproclamados o empujados por medio de alabanzas y elogios a conductas siempre displicentes con los poderosos y de mano dura con los débiles. Este gobierno tendrá y tiene muchos errores, nos consta a todos pero cuando lo hizo fue a favor de los intereses populares, excepto el veto a la ley de glaciares; pero tiene más aciertos peronistas que ningún otro gobierno democrático del 83 a la fecha, con el valor agregado de no haber producido una sola represión a la protesta social desde el ámbito nacional, cuando clamaban por ella todos los sectores de la oposición y del privilegio. Sin dudas un dato a favor, lo mismo que su política de derechos humanos y de soberanía en sus decisiones,que por momentos nos emociona y nos llena de orgullo. El Perón doctrinario sigue vivo en sus respuestas a las necesidades de la hora actual, por eso seguimos siendo peronistas en el camino de afianzar su vigencia, enriquecer su legado y dar testimonio de compromiso con el pueblo.

JORGE RACHID
CABA 22 de junio de 2010
jorgerachid@yahoo.com.ar

jueves, 10 de junio de 2010

RESPUESTA DE NORBERTO GALASSO A INFOSUR

Encontré en el Blog de “Un día peronista”, un carta del historiador Norberto Galasso en respuesta a una critica publicada en el Informativo de Proyecto Sur.
http://undiaperonista.blogspot.com/2010/02/la-diferencia-entre-querer-correr-y.html

Me pareció interesante ponerlo en mi blog, dado que defiende con argumentos sólidos e interesantes el porque de su posición ante este Gobierno y sobre le pago de la deuda externa. Por lógica todo es debatible y replicable, mucho más para aquel que no concuerde ideológicamente, pero en sus dichos encontré muchas cosas con las cual me identifico.

24/2/2010

RESPUESTA DE NORBERTO GALASSO A INFOSUR

El 19 de enero último, desde INFOSUR, página web de Proyecto Sur, me han lanzado un agravio que me veo obligado a responder.
Desde INFOSUR me califican de “gran historiador”, autor de “un libro fabuloso”, “una obra clásica sobre la Deuda Externa”, al igual que la “maravillosa biografía San Martín” y me tratan reiteradamente de “querido compañero”, para, después, lanzarme esta baja puñalada: “¿Qué hacemos ahora con esas cuatrocientos páginas (del libro sobre la Deuda Externa)...?”, como diciendo: “nos las vamos a meter en cierta parte” pues el autor sería un traidor, se habría quebrado, estaría al servicio del gran capital financiero internacional. Todo esto con motivo de que he sostenido que “ahora es difícil desentrañar la ilicitud de parte de la deuda” y que varios gobiernos le han dado “una especie de legalización” al renegociar sobre ella aunque igualmente “hay que investigar los ilícitos”, pero que lo más importante “es unir a América Latina en el no pago y patear el tablero” porque la cuestión no es tanto tener razón “sino tener fuerza”.
Curiosamente, la nota de Infosur prueba mi coherencia. Se inicia con una frase de mi libro: “La deuda ha operado como un instrumento de saqueo y sumisión semicolonial” (2002).Y concluye con otra declaración mía, actual: “Ahora hay que favorecer la unidad latinoamericana y proponer que todos los países denuncien que fueron estafados y que no se paga”. Mayor coherencia, imposible. En “Cash”, del 24/1/2010, sostuve lo mismo: “Hay que investigar y reforzar nuestro poder para decidir en conjunto. A las finanzas internacionales no les importa cuándo (ni cómo) se contrajo la deuda. Hay que finalizar este proceso de otra manera, a partir de la unidad latinoamericana, donde todos los países puedan expresar una opinión común frente a los acreedores internacionales”.
Es decir, hay que investigar y hay que poseer suficiente fuerza para no pagar. Hoy no contamos ni con una cosa, ni con la otra, pero el objetivo final es el no pago. Disentimos, eso sí, en la táctica, como también disentimos en la táctica general que desarrolla Proyecto Sur en política.
¿En qué disentimos? En primer término, en que no se trata de quién grita más fuerte ni quién se escandaliza moralmente contra los piratas internacionales, sino en tener la fuerza suficiente: un pueblo movilizado y consciente del problema, capaz -como lo han sido los cubanos- de aguantarse todas las represalias, inclusive un bloqueo. Por eso, es imprescindible una acción concertada de América Latina -que va camino a su unificación- para patear el tablero. En la discusión con los filibusteros, estábamos mucho mejor parados en 1983, como ha dicho la Presidenta, porque salíamos de una dictadura y habíamos allanado el estudio Klein Mairal y Olmos había presentado su acusación... pero también es cierto que no teníamos fuerza y Alfonsín tampoco tuvo audacia y concluyó claudicando en ésta, como en otras cuestiones. Después hubo canje de títulos que complican nuestra argumentación respecto al comprador de buena fe y sucesivos gobiernos pagaron y renegociaron y se negaron a analizar lo rescatado en el estudio Klein, así como la acusación de Olmos que el juez Ballesteros remitió al Congreso. En 1999, recuerdo que fuimos al Congreso con Olmos, Norberto Acerbi, Luis Donikian, Carlos Juliá y unos pocos más -no estaban muchos que ahora levantan su voz y celebro que ahora lo hagan-, pero, entre los diputados, sólo Alfredo Bravo y Luis Zamora –más allá de mi disidencia política con ellos- se preocuparon por escuchar el alegato de Olmos. Y no pasó nada.
Después vinieron otras negociaciones, entre ellas, la quita de la época kirchnerista. Nos guste o no, implícitamente también la quita significó lo que llamé “una especie de legalización” y que tanto ha irritado a Infosur. Pero de ninguna manera digo que no hay que investigar. Tampoco propongo no pagar mientras no tengamos fuerza para desconocerla. En fin, insisto, se trata de diferentes tácticas, porque las tácticas cambian según el momento histórico y no hay por qué injuriar ni descalificar cuando coincidimos en lo central: que fue una estafa y que, cuando podamos, debemos declarar que la deuda es cero. Ahora bien, como el “querido compañero” se preocupa y no sabe en qué lugar colocarse mis 400 páginas del libro De la Banca Baring al FMI, voy a tranquilizarlo con respecto a mi supuesta traición.
Entonces, empiezo para disipar dudas: con 50 libros publicados (discúlpeme pero hay tanto soberbio suelto que por una vez puedo violar mi modestia) nunca he sido invitado al programa de Mariano Grondona, ni he almorzado con Mirtha Legrand, ni me he abrazado con gorilas como Carrió, ni he coincidido con Pinedo (ni el abuelo, ni el nieto), ni he sido cómplice de la Sociedad Rural en ninguna votación. Tampoco me reportean ni “La Nación” ni “Clarín”, así que puede estar tranquilo. Esa gente sí tiene conciencia de clase, no la que supone Pitrola que deberían tener los trabajadores. Son clasistas en serio y hay que tener cuidado porque a veces son muy amables y si pueden, lo usan a uno.
Le sigo contando para que vea que no estoy “quebrado”. Vivo en Parque Chacabuco, un barrio de clase media, en una casa con pileta... de lavar la ropa. Una sola casa (herencia familiar) no dos, porque se sabe que alguna gente tiene dos: una para vivir y otra para albergar el ego. Tampoco tengo auto. Viajo en subte (vocación de minero, como decía Unamuno). Futbolísticamente soy de San Lorenzo que ya es demasiada carga para andar por la vida. Cobro la jubilación mínima y subsistimos con mi familia con algunos derechos de autor y un modesto alquiler de un local de esa vieja casa paterna... Usted, “querido compañero”, dirá seguramente: -Aquí te pillé, ¡eres rentista! (Carlos Marx seguramente no me lo reprocharía y sabría comprenderme ya que, salvando las distancias, no tengo ningún Federico Engels a mano). No soy revisionista a secas, como usted dice, confundiéndome (por ignorancia o por picardía) con Ibarguren o Irazusta. No soy rosista, soy de la línea: Moreno, Artigas, Dorrego, los caudillos federales (en especial El Chacho y Felipe Varela), el PAN en su época antimitrista, Yrigoyen y Perón. Esta reivindicación, hecha desde una Izquierda Nacional, que apoya todo movimiento antiimperialista tratando siempre de mantener su independencia ideológica, política y organizativa, es decir, “Frente Obrero” en el 45, representada luego, por bastante tiempo por Abelardo Ramos, salvo sus últimos años. Asimismo, me siento latinoamericano de Martí, Sandino, Fidel, El Che, Evo, Chávez, Correa y tantos otros. Me considero, sobre todo, un militante y por ello he sacrificado mi interés por la literatura y la cinematografía. En música, cero. Salvando también la distancia, digo, como Jauretche, que no distingo la marcha peronista de la marcha de la libertad. Desde esa perspectiva de Izquierda Nacional, estoy más a gusto en la CGT de Moyano o en la CMP de D’Elía, que viajando por Europa o asistiendo a fiestas de embajada. No soy kirchnerista pero apoyo a este gobierno. Lo considero lo mejor que hubo desde que murió Perón, más allá de limitaciones y carencias, que son propias de una sociedad fuertemente golpeada por la dictadura genocida, la frustración de Alfonsín, la traición de Menem, la estupidez de De la Rúa, el derechismo de Duhalde, etc. Me defino así porque creo conocer dónde está el enemigo principal, la correlación de fuerzas y el nivel de conciencia política de los trabajadores y de los sectores medios (algunos de éstos, me aterran). Por eso, jamás se me ocurriría hacerle juicio penal a Cristina por mal desempeño, porque no corresponde y porque la pondría al borde del juicio político, para solaz de Cobos y la “nueva unión democrática” y además porque entonces eso debiera habérselo hecho a todos los presidentes anteriores (incluso legisladores) y hacerlo ahora es demasiada complicidad con los destituyentes. Este gobierno avanza todo lo que puede y si llegase a caer, no deliremos que va a venir algo mejor, sino la derecha más reaccionaria.
Algo más: integro la Corriente Política Enrique Santos Discépolo, dirijo el mensuario “Señales Populares”, adscribo a Carta Abierta. En lo fundamental, tengo la certeza de que el futuro es nuestro, de los trabajadores, en el camino de la liberación nacional y la unidad latinoamericana, hacia el socialismo. Sólo ocurre que, “como lechuza largamente cascoteada”, sé distinguir los enemigos y los tiempos. Creo que Trotsky era el que decía que hay gente que confunde 1905 con 1917 ó, ahora en el bicentenario, 1810 con 1816. Y para terminar, me acuerdo de Cooke. Él le decía a Hernández Arregui: el intelectual se define sobre el trazo largo de la historia, pero el político tiene que definirse hoy y aquí, todos los días, teniendo presente aquellos objetivos finales, pero sin perder conciencia de en qué momento y en qué lugar está actuando. Creo que algo de esto es lo que nos aleja. Disculpen la extensión pero, en verdad, preferiría que no se ocupasen de mí y profundizasen la discusión sobre la naturaleza histórica del kirchnerismo y cuál es la mejor forma de ayudar a Argentina y al resto de América Latina en estas luchas que van hacia el 2011.
Con un saludo, Norberto Galasso

miércoles, 2 de junio de 2010

BICENTENARIO

En estos festejos del Bicentenario, he podido vivir y percibir tanto en la Avenida 9 de Julio como desde mi casa, por medio de la transmisión de la televisión, una profunda emoción y un renacer del sentimiento patrio en esa inmensa congregación de personas que ahí se dio sita durante los días de festejos.
Una marea humana concurría de un sitio a otro espontáneamente disfrutando de los distintos eventos organizados por el Gobierno Nacional para celebrar el Bicentenario, todos juntos festejando, vivando y cantando junto a los artistas del pueblo, emocionadose cada vez que se entonaba el Himno Nacional, con el desfile de los soldados vestidos de época, con los ex combatientes de Malvinas, con las delegaciones de las distintas colectividades, con el desfile de las carrozas alegóricas a distintos hechos históricos: el éxodo jujeño, el cruce de los andes, cuando la banda de granaderos toco la marcha de San Lorenzo o cada vez que la gente gritaba al unísono de ARGENTINA - ARGENTINA, verdaderamente estremecía y hasta se escapaba un lagrimón. También fue conmovedor el ver el constante flamear de nuestra bandera Argentina y el fervor que se ponía en cada hecho o expresión con el que uno se sentía identificado. La multitud respondió a un hecho patriótico, de contenido popular, federal y latinoamericano.
El pueblo rompió con el individualismo y se junto – sin preconceptos o prejuicios - para festejar todo aquello que se le ofreció. Pude ver largas colas para visitar los puestos de las provincias, probar sus comidas típicas, escuchar su música y ver los bailes o simplemente caminar y caminar todos juntos en paz y armonía. El pueblo demostró estar necesitado de una oferta cultural tan rica y diversa, espero que tomen nota y se pueda repetir. Era un festejo particular, único, el cual la mayoría de los presentes no volveremos a vivir.
Realmente fue algo impensado, al no haber vivido el 17 de Octubre de 1945, puedo decir –dentro de un contexto distinto – que no veía a millones de personas movilizándose desde el regreso de Perón. El pueblo tomo las calles del centro y se apodero de la alegría, sin banderías políticas, sin agravios ni violencia, sin sectarismos ni egoísmos ni mezquindades.
Se podía ver compartiendo la fiesta a familias enteras con sus pequeños hijos, mucha juventud, personas mayores y extranjeros, pero también se vio compartiendo el mismo espacio y alegría a la clase media con familias pobres del conurbano, como debe ser. En definitiva el País nos contiene a todos, aunque – en ocasiones - algunos sectores son propensos a negar o discriminar a los pobres.
Fue un claro mensaje para nuestra clase política, lo que el pueblo quiere no es precisamente lo que ellos nos están ofreciendo, como tampoco es aquello que algunos medios nos quieren instalar, como el odio, la violencia o el enfrentamiento. También fue una derrota de aquellos agoreros que se la pasan hablando de una sociedad crispada, prediciendo el apocalipsis, el caos y la intolerancia. Es evidente que el pueblo vive una realidad que no viven los políticos ni reflejan algunos medios. No he visto entre la multitud a personas tristes, angustiadas o abatidas.
Así mismo sería un error garrafal si el oficialismo – por ser el organizados de los festejos - pensara que esa multitud estaba ahí solo por ellos.
Estos días de unidad y festejo no van a cambiar la realidad que a diario vivimos, ni olvidar la deuda social que estará ahí presente recordándonos que aún hay muchas cosas por hacer y por cambiar. Negar estas cosas es querer tapar el sol con la mano. Pero la ganas del pueblo de festejar y participar en cada evento que se les ofreció durante estos 5 días, demuestran que los políticos y los medios que expresan sólo sus intereses particulares, caminan por una senda y la gente por otro. Espero que esto sirva como experiencia, que los más inteligentes y aquellos que estén libres de ataduras e intereses sectoriales o personales sepan leer y escuchar el mensaje que desde la calle se les envió y comprendan lo que el pueblo aspira de ellos.
Desde los años 90 vengo criticando el comportamiento de nuestra sociedad, donde el individualismo y el egoísmo relego a la solidaridad y la participación. El objetivo fue denigrar la política para quebrar la participación ciudadana y el compromiso social para que nadie se interesara en la política. Sin participación y sin compromiso ciudadano se tuvo vía libre para ejecutar políticas neo liberales que perjudicaron al pueblo y beneficiaron a uno pocos. Pero lo ocurrido en este acontecimiento popular, me sorprendió, es como si en cierta forma se fuera revirtiendo esa tendencia e incluso pude ver y me llamó la atención un mayor compromiso ideológico en los jóvenes (un pequeño brote de aquellos años 70). Fue como que la gente salió a la calle a ver que pasaba y no espero cómodamente en su casa para que alguien se lo contara. Imitando en algo aquella gesta de 1810, el pueblo salió a la calle para “saber de que se trataba”. La reflexión que me deja, es que socialmente no todo está tan mal como yo creía, sólo espero que ese cambio - el de comprometerse - se sostenga en el tiempo.
Indudablemente fue la fiesta del pueblo más grande que he podido vivir.

Héctor Daniel Fernández
Mayo 2010

martes, 11 de mayo de 2010

A 36 AÑOS DE LA MUERTE DEL PADRE CARLOS MUJICA - 11/05/74

"...Hoy celebramos un día más de memoria por el martirio de Carlos, y al mirar su vida y la consecuencia en la muerte, miramos a uno que supo aprender del pueblo hasta último momento. Uno que se dejó enseñar por el pueblo, uno que todavía hoy nos sigue enseñando.
Mientras es el pueblo el que tiene hambre, el que es víctima de la violencia y la desocupación; es el pueblo el que hace colas en los hospitales, el que es sospechado por las “fuerzas de seguridad” (más lo primero que lo segundo); es el pueblo el que padece la muerte siempre cercana de los suyos; el que tiene la droga, prostitución y juego a su alcance siempre que sea ciego a los uniformes, o sordo a las voces de “mano dura”... Es el pueblo el que las padece, no los “iluminados” que desde afuera siempre corremos el riesgo de “enseñar” a los que tienen hambre lo que es el hambre, o a los que padecen la explotación lo que esta es. ¡Y sin haberla sufrido jamás!
Carlos nos enseñó lo que es estar del lado del pueblo. Y al dejarnos enseñar por él, aprender a respetar los tiempos del pueblo, los valores del pueblo, los símbolos del pueblo, sus opciones, sus pasiones, su fe...
En estos momentos de confusión, de voces que se levantan desde la represión o desde la “iluminación”, la memoria y el testimonio de los mártires nos recuerdan caminos. Carlos Mugica nos enseña y sigue enseñando a escuchar al pueblo, a dejar que sea el mismo pueblo el que nos marque el camino y los tiempos (al fin y al cabo él -no nosotros- es el que padece o goza existencialmente las consecuencias). En estos tiempos difíciles, Carlos nos enseña a dejarnos enseñar y a no escuchar las voces del resentimiento y la violencia, de la iluminación y la vanguardia. Carlos nos enseña a aprender a escuchar al pueblo. Y no es poco aprender de uno que ha dado la vida por ello."
(Mons. Eduardo de la Serna,11 de mayo 2001, Misa en la parroquia "San Francisco Solano")

Milei y “la solución final al problema de los jubilados”

Los jerarcas nazis Reinhard Heydrich y Otto Adolf Eichmann, entre otros, llevaron a cabo la "solución final al problema judío”, con act...