Antes de desarrollar mi punto de
vista sobre una serie de acontecimientos del gobierno y la oposición, quiero
aclarar que vote a este gobierno y ante las mismas alternativas, lo volvería a
votar. También desde un comienzo sabía que Alberto Fernández no era Cristina de
Kirchner, no era Néstor Kirchner y mucho menos Juan Perón. Tampoco esperaba una
revolución peronista, dada la coalición electoral y algunos de sus actores. Eso
sí, creo que hay que mantener la unidad, a como sea. Reconozco lo complicado
que es encarrilar un gobierno que recibió un País fundido y colonizado
culturalmente, además de tener que gobernar, inéditamente, con una pandemia. Soy
un firme convencido que el Estado tiene que manejar los servicios energéticos,
para orientar políticas industriales y sociales. Debe controlar el comercio
exterior, recrear al parecido a la JNG y JNC. Debe tener el manejo de los
puertos, del rio Paraná y río de la Plata. Buscar la manera de romper con la
concentración de las empresas alimentarias para asegurar la seguridad
alimentaria del pueblo. Debería haber un Movimiento Obrero avasallante que inquiete
al poder económico y político. Que este a la vanguardia en la conquista de
derechos y no ser un mero negociador con el poder. No puede estar a la
defensiva únicamente. Necesitamos un Movimiento Obrero más cercano a lo que fue
la CGT de los Argentinos.
Como simple ciudadano, por
momentos, no llego a entender algunas políticas del gobierno, por un lado veo
que es atacado sin cuartel por la oposición conformada por medios, empresarios
y la justicia que les dan sustento a los dirigentes que fueron derrotados
electoralmente un poco más de un año. Por otro lado errores propios, marchas y
contra marchas en medidas o acciones, en que la oposición los espera sentados a
la mesa con tenedor y cuchillo.
A su vez ese término encubre otro problema más grave, a saber, cuáles
son las verdaderas condiciones de posibilidad de que un gobierno sostenga un
proyecto transformador bajo la dominación neoliberal y en medio de la pandemia.
Esta última pregunta aún debe realizar su propio recorrido. No obstante
entiendo el costado interesante del posibilismo, ese que indica que no se puede
justificar todo, ni nadie debe paralizarse frente a lo injusto ni aceptar que
los verdaderos condicionamientos sean un pretexto para no actuar. Posibilismo Por Jorge Alemán
En algún momento, en mi modesto
entender, hable anteriormente de errores o falta de comunicación, que no es lo
mismo que propaganda. Se hicieron cosas buenas pero mal comunicadas. “Pero hay algo más grave aún: una buena
gestión puede fracasar por falta de una acertada comunicación que la acompañe y
la sostenga. La más eficaz y eficiente de las gestiones de gobierno puede
sucumbir sin una narrativa que alimente el sentido de lo que se hace, que lo
potencie e incluso lo cargue de una épica imprescindible para la política. (1)
Todo lo anterior puede verse agigantado o disminuido en múltiples
sentidos cuando el ejercicio del gobierno y la política transcurren en un
escenario atravesado por poderosos intereses corporativos y económicos que
desprecian el bien común y, sin reparar en el daño que se causa y sin atender
criterio ético alguno, solo atinan a destruir de manera feroz a quien
consideran “el enemigo” y para quien no destinan ni piedad. Lo único que se
reserva al que está “del otro lado de la grieta” es la derrota deshonrosa, la
capitulación sin condiciones y, si esto no es posible, se irá directamente por
la aniquilación de quien siendo un circunstancial adversario es considerado un
enemigo irreconciliable.” (1)
No soy ingenuo, el presidente
está viendo un todo y uno, simplemente ve una ínfima porción de ese todo, pero
esa ínfima porción es lo que ve la mayoría del pueblo y principalmente el que
lo voto y que necesita explicaciones. Las mejoras no se pueden mostrar en frías
estadísticas, se deben sentir en los bolsillos, sino será muy complicado
comprender.
En esta lucha comunicacional, se
ven contadas excepciones (Leandro Santoro o Aníbal Fernández) que responden o
refutar con claros argumentos ideológicos y conceptuales, la carrada de críticas
a todas las medidas que se toman o no se toman por parte del gobierno. Incluso
pareciera que es el presidente el único capaz de comunicar con claridad y
contundencia, exponiéndose en demasía y desgastándose. Por momento me pregunto:
Donde están los integrantes de la coalición de gobierno, donde está la CGT y
las distintas corrientes, donde están los movimientos sociales, donde está la
militancia? Todos ellos juntos deben impulsar y apurar los cambios. Exaspera
escuchar a la oposición reclamando aquello que no hicieron, abandonaron o
destruyeron cuando fueron gobierno. Toda Ley que se aprueba en el Congreso, sin
apoyo de la oposición, es judicializada. Con todo este accionar, la oposición,
intenta instalar su agenda mediática, además alimentado todo por continuas noticias
falseadas (fake news) que crecen como bola de nieve, generando en mucha gente desánimo
y pesimismo (ese es el objetivo), con el fin de hacernos creer que hay un
desgobierno. Hace pocos días Alberto
Fernández manifestó que “muchas veces los medios no dicen la verdad, la
tergiversan de acuerdo a sus necesidades empresariales”. Dicha aseveración
remite en forma directa a la actual operación destinada a montar un clima de
época basado en dos dimensiones. La primera, de carácter directo y explícito,
diseñada para frustrar o entorpecer el cumplimiento del programa de gobierno
del Frente de Todxs y la segunda enfocada a enrarecer el clima social, generar
desaliento y garantizar el regreso del neoliberalismo. (2)
Una muestra de esto, es lo
hicieron con la pandemia, dando mayor importancia al discurso de periodistas,
políticos, presentadores o panelistas, que ha científicos, investigadores o
médicos, sembrando dudas que generan miedo y sufrimiento. Como dice Discépolo
en Cambalache: Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran
profesor. Primero afirmaron que se muera quien se tenga que morir, pero el país
no se puede parar. Luego criticaron la cantidad de muertos. Mostraron como
ejemplos otros países como manejaron la pandemia, hasta que cayeron en
desastres sanitarios. Posteriormente se sumaron a los anti vacuna. Luego hubo
que escuchar burradas sobre la vacuna “rusa”, llegando a la barbaridad de
denunciar al presidente por envenenamiento, justo ellos que rebajaron el
Ministerio de Salud a Secretaria, que dejaron vencer vacunas o quedaron olvidadas
en la aduana, los que por falta de vacunación hicieron que volviera el
sarampión. Ahora, que la vacuna está autorizada y constatada su efectividad, dicen
que vacunan poco. Es una oposición que practica el gato florismo y nadie le
pone freno.
Se inocula, mediante la insistencia de malas noticias, la sensación de caos social. A la pandemia
que conlleva el peligro permanente de contagio, ahogo económico y dificultad
para proyectarse en el tiempo, se le añade la sensación de desgobierno y el
horizonte de una crisis terminal. Esta actividad comunicacional es
específicamente pregnante entre quienes se sienten ajenos a las disputas
políticas institucionales, suelen percibirlas con desconfianza y cimentan su
percepción de la realidad en torno a contextos marcados por el optimismo
socioeconómico o su contracara, la depresión. Estratagemas que son
coherentes con los modelos elaborados
por el Departamento de Estado para fomentar la catalogación de Estados Fallidos,
necesitados de asistencia o injerencia extranjeras para su sobrevivencia. (2)
Pareciera que desde el gobierno
se busca no confrontar, que nadie se enoje. Tienen la vocación de llevarse bien
con todos y eso es algo complicado cuando en frente tenes depredadores.
Esperemos que al presidente, con su permanente vocación al dialogo, no le
ocurra lo mismo que a Juan Carlos Pugliese, el ministro de Alfonsín que le
habló a los mercados con el corazón y le contestaron con el bolsillo. En algún
momento, si no entienden razones y solo velan por sus intereses, se utilicen
los instrumentos del Estado en beneficio de la mayoría del pueblo y del bien
común. Las políticas del gobierno de Macri y la pandemia han puesto al
descubierto millones de pobres y desocupados que viven circunstancias
desesperantes que no puede esperar más y mucho menos tolerar a quienes
especulan con los alimentos.
No se ha marcado y remarcado a la
sociedad en el desastre que dejaron al País. No se investigó la deuda externa,
como se prometió en campaña. No puede ser que no tenga costo quienes endeudaron
alevosamente al País y condicionaron su soberanía política e independencia
económica. En una profunda investigación seguramente encontraremos, entre los
especuladores y evasores, a muchos empresarios que hoy presionan al gobierno,
intentan corridas bancarias y generan una inflación inquietante. Otro tema urticante
es la desprestigiada justicia. Algún funcionario pidió que la justicia se debe revisar
a sí misma. No seamos ingenuos, ellos están para defender sus intereses en
forma corporativa y de quienes los sostienen. Solo a la cárcel van los pobres y
últimamente, los funcionarios del gobierno kirchnerista, sin sentencia firme
(doctrina Irurzun). Esta justicia fue creada por el poder económico y los
ricos, para defender sólo sus intereses. Esto se cambia con movilización y presión
popular, con mucha presión popular y de todos los actores sociales y populares.
Recordemos que Macri apenas
asumió derogo leyes por decreto, echo miles y miles de empleados (grasa
militante) y los reemplazo por gente de su partido, pero con mayor sueldo. Le
aprobaron todas las leyes que quiso y metió dos cortesanos casi por la ventana.
En casi un año de gobierno tenía encarcelados funcionarios del anterior
gobierno y procesada a Cristina. Realmente vería con agrado que los dirigentes
de la coalición gobernante tuvieran el disciplinamiento partidario y la defensa
corporativa de sus dirigentes como la que tiene la oposición.
Algunos dicen que no se puede dar
identidad a mentiras o dejar que nos impongan una agenda llenas de mentiras,
chicanas o mal intencionadas. Que los hechos vencen al relato. Ingenuidad. Hoy la
oposición habla y opina sobre distintos temas como si nunca hubiera gobernado. Están
valentonados como nunca, porque se lo “hemos permitido”, el espacio que uno no
ocupa, lo ocupan otros. Estratégicamente no se puede permitir. Está bien no
usar las mismas armas que deploramos o actuar por venganza, pero hay
instrumentos que ellos incluso crearon, que se pueden usar. Además la pelea hay
que darla ideológicamente y culturalmente. “Los
mayores aciertos de la gestión de gobierno pueden convertirse en fracasos si no
se los comunica de manera adecuada. Un triunfo político puede transformarse en
derrota si no tiene una traducción político-cultural-comunicacional que lo
potencie y lo consolide sobre la base del sentido de lo que se quiere
construir, como parte de la complejidad de propósitos colectivos y en sintonía
con las necesidades y aspiraciones de la mayoría de la sociedad. Puede ocurrir
también lo contrario. Un desastre puede venderse como un éxito, por lo menos a
corto plazo, si se lo sostiene en una narrativa que interpele y movilice a las
audiencias. También que parte esencial de una estrategia sea comprar el
silencio de la orquesta mediática para que nadie se entere de los desaguisados.
Que digan lo contrario los ciudadanos porteños.”(1)
Se sabe sobre la correlación de
fuerzas, pero ni Nestor ni Macri cuando asumieron la tenían a favor, pero
produjeron cambios. http://lzrsocialypopular.blogspot.com/2020/06/la-lucha-por-el-poder.html.
Se queda muy mal parado cando se toman medidas y luego se debe volver para
atrás, no se puede tolerar que algunos actores desafíen la autoridad del gobierno
como lo hicieron Paolo Roca o cablevisón - Fibertel (Clarin), Vicentin,
retenciones, cupo maíz, hidrovia, etc. Antes de tomar una medida hay que crear
un consenso, hay que trabajarla en las bases difundiéndola ampliamente y una
vez que está consolidada llevarla a la discusión pública. Con el tema de
Vicentín, “el campo” con las retenciones o el cupo al maíz, trigo o carne, y
ahora lo de Hidrovía, lo que se busca es afianzar la soberanía, garantizar la
seguridad alimentaria y la mesa de los argentinos. http://lzrsocialypopular.blogspot.com/2020/06/estatizar-vicentin-y-controlar-el.html.
Cada uno de estos temas debería ser defendido y divulgado por toda la coalición
gobernante, los gremios, las organizaciones sociales, los militantes del campo
popular y nacional. No se puede dejar flancos al descubierto, se debe poner
todo el poder y apoyo en cada idea. Para
los poderes fácticos, los valores republicanos solo son reivindicables cuando
coinciden con los criterios y los intereses de sus portavoces y/o sus
respectivos patrones.(2). En los años 90 para que Menem pudiera privatizar
todo y lo aplaudieran, hubo una gran campaña previa de desprestigio de todo lo
estatal, encabezada por Bernardo Neustadt y Grondona, ellos crearon el clima
propicio.
Se sabe que los medios de
comunicación más poderosos y con más penetración, son la oposición y nutren de
argumentos a los dirigentes. El gobierno de Alberto Fernández concentró la
pauta publicitaria oficial en los grupos tradicionales, con Clarín a la cabeza
(https://www.radiokermes.com/noticias/5354-la-pauta-oficial-para-los-mismos-de-siempre).
El peronismo por lo general nunca tuvo a favor los medios de comunicación, pero
si tuvo la militancia caminando la calle, a las organizaciones gremiales y
sociales para contrarrestar esta acción disolvente y destituyente.
( (2) Obras
de desánimo y pánico moral, por Jorge Elbaum
Daniel Fernández
Febrero 2021