lunes, 18 de mayo de 2009

DECADENCIA SOCIAL

Octubre de 1996

Hay cosas que me sorprenden en la actualidad y me son totalmente incomprensibles, hoy día estamos viviendo asombrosos avances científicos y técnicos. La tecnología asociada a la ciencia no deja de sorprendernos con espectaculares descubrimientos. Crean vida en los laboratorios, envían satélites a explorar otros universos, el mundo esta interconectado por redes informáticas, drogas inteligentes, se realizan cirugías increíbles, etc.,etc. En fin, realidades que uno solo podía imaginar en historias de ciencia ficción.
Pero como contraste a todo esto, observamos un mundo cada vez más decadente, como si todos estos avances de la ciencia y la tecnología no estuvieran al servicio del hombre y mucho menos en procurar mejorar las condiciones de vida de toda la humanidad para hacerla crecer espiritualmente y lograr una sociedad más justa y solidaria, eliminado esta cultura materialista de pura producción. De que sirve que por medio de los avances se pueda aliviar el trabajo y prolongar la vida, sino todos pueden disfrutar de esa posibilidad, lo lógico debe ser posibilitar a todos los seres humano una forma de vida digna y tener más tiempo libre para su desarrollo personal y comunitario; pero por el contrario, este gran avance solo sirvió para crea una conciencia en las grandes comunidades de acaparar con desesperación bienes de consumos y materiales más allá de lo lógico, arrastrándolo a un mundo competitivo e individualista, donde la economía y la acumulación desenfrenada de poder económico es el eje de toda concepción ideológica.
Es una aberración poner a la ciencia al servicio únicamente de las empresas para que se destruyan unas a otras y alcancen cada día mayores riquezas. La ciencia y la tecnología deben estar ante todo al servicio del ser humano, para darle agua, comida, salud, vivienda, educación, etc., a los millones que no la tienen. De que sirve tanta ciencia si se mueren a diario centenares de niños en todo el mundo por desnutrición o muerte prematura por no tener los recursos necesarios, acaso ocurriría esto si los grandes laboratorios pensaran en hacer el bien a la humanidad y no solo en los millones de pesos que ganaran con el descubrimientos de drogas o vacunas que solo serán accesible para aquellos que tienen dinero.
Ante este nuevo sistema económico de la globalización, se observa que la riqueza se concentró, la miseria se expandió en un mundo capitalista global y egemónico. Hace algunas décadas, el capital explotaba el trabajo para desarrollarse. Hoy elimina el trabajo para poder desarrollarse más. Avanzamos en el camino de la empresa sin trabajador, de la economía sin empleos. La tecnología actual acelera continuamente la puesta en obsolencia de la mano de obra.
El veinte porciento de la población mundial más rica controla el ochenta y cinco por ciento de la riqueza mundial.
Hoy esa minoría tiene cada vez más poder y riqueza y una creciente mayoría es excluida y arrojada a la indigencia más cruel, en todo el mundo ante la crisis seria del desempleo, se buscan soluciones tan solo económicas, imponiendo ajustes y recorte a un estado de bienestar cada vez más débil, prevaleciendo un criterio insolidario hacia los que menos tienen, o sea la supervivencia solo de los más aptos, como en una comunidad animal, pero diferenciándose de estos, por un apetito insaciable e irracional, quebrando todo tipo de equilibrio, hasta la propia tierra grita que está siendo agotada y agredida sistemáticamente en forma peligros.
Este sistema es el generador de miseria en escala mundial. Es difícil aceptar la historia actual que los poderosos nos quieren contar cuando la miseria crece y la exclusión explota por todas partes. Esa realidad nunca estuvo tan clara como en los días que corren. Los datos sobre la miseria muestran esa realidad. Uno de los nuevos dogmas de nuestro tiempo que explica todo y no demuestra nada.
En pos del modernismo laboral dan explicaciones generalmente alejadas de la realidad que ellos viven y a la de los que la deben soportar, se pretende suprimir las conquistas de bienestar obtenidas y precarizar el trabajo, igualándolas a las condiciones de la época medieval.
De que sirve este sistema o este tipo de sociedad si "aumento" la pobreza, indigencia, hambre, desempleo, delincuencia infantil y juvenil, drogadicción, prostitución infantil y juvenil, deserción y repitencia escolar, corrupción, mafias enquistadas en el poder, endeudamiento sin crecimiento de los países, enfermedades derivadas de la pobreza, etc. El último informe de la ONU dice que cada minuto 50 personas caen el la pobreza. Al año suman 25 millones los nuevos pobres del mundo. La riqueza mundial, sin embargo se multiplico por siete en los últimos 50 años.
Esto demuestra que los avances científicos solos sirven para crecer en un aspecto económico científico y degradarnos a los seres humanos, sin dejar a casi nadie escapar a la degradación de la solidaridad, el individualismo, el cultivo del ego y el bienestar particular figurado, por encima de todo.
Alexis de Tocqueville, autor de La Democracia en América (1840) imaginaba a la sociedad del futuro en estos términos demoledores: "Veo una muchedumbre inmensa de hombres semejantes e iguales, que giran sin cesar sobre ellos mismos para procurarse placeres pequeños y vulgares con que llenar sus almas. Cada uno de ellos, apartado de los demás, es ajeno al destino de los otros; sus hijos y sus amigos constituyen para él toda la especie humana; está cerca de sus conciudadanos y de sus vecinos, pero no repara en ellos; los roza sin sentirlos; no existe más que en sí mismo y para sí, y si todavía le queda una familia, puede decirse que ya no tiene patria".
Los miserables de hoy viven al lado de la riqueza más absoluta sin ninguna posibilidad o propuesta de que ese cuadro se revierta. Los grandes del mundo se reunieron varias veces para tratar la miseria y el desempleo y muchos intentan tan solo aliviar la pobreza, pero todos siempre terminaron sin presentar ninguna propuesta que pueda ser tomada en serio.
Hace falta una decisión política para un cambio eminentemente cultural, orientando el alcance de éxitos hacia otros objetivos.
La sociedad moderna todavía tiene posibilidad de cambiar el rumbo, el tiempo es corto. Esta obra es esencialmente política y debería abordarse antes de que la bomba social explote por todas partes, destruyendo lo que aún queda de humanidad.
Rescatemos la moral, la ética, la palabra, la utopía, la importancia de las cosas, de pelear por algo y dejemos de lado lo superfluo, la hipocresía y la indiferencia. Debemos intentar pensar, reflexionar, salir de este letargo en que intentan sumirnos, para ir haciendo una sociedad más justa y digna, desterrando la esta actual segregacionista, donde la competitividad y la tecnología son los grandes motores de esta exclusión sin retorno.

Héctor Daniel Fernández

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