miércoles, 28 de enero de 2015

Reflexiones sobre el contexto en que se da la muerte del Fiscal Nisman

Ante los pronósticos de devaluación, saqueos y temor, sembrado por algunos economistas, políticos y medios para fines de 2014 y principalmente para diciembre, no se cumplieron, no hubo corrida bancaria, no pasó nada con el fallo de Griesa, fondo buitres y la caída de la cláusula Rufo, bajo algo la inflación, se aumentaron las reservas, se denunció al banco HSBC por evasión, por cuentas ocultas de 4.000 ciudadanos argentinos en Suiza. Se controlaron cuevas y el manejo financiero de algunos bancos (MACRO). El gobierno logro enderezar algo un barco que venía con sobresaltos. Todo transcurrió con normalidad y la Presidenta aumento su nivel de aceptación, algunos se atrevieron a pronosticar que el oficialismo podría ganar en la primera vuelta y la oposición cada vez se muestra más dividida y débil. Es evidente que esto comenzó a inquietar algunos sectores y hacerles reproches a la oposición. No es que todo está bien, porque existen problemas reales, pero no exploto todo como especulaban o esperaban. Dentro de este panorama aparece imprevistamente la denuncia contra la Presidenta y su canciller y la posterior muerte del Fiscal Nisman. Para algunos esto nivelaba la balanza. En la denuncia – según afirman - no hay pruebas sobres los principales involucrados, sólo conjeturas, ahora pude ser que alguno de esos que dicen tener llegada a…, hayan hablado de más o pretendido hacer algún acuerdo, pero por ahora no hay delito judiciable. Rápidamente algunos políticos con absoluta mezquindad comenzaron a hacer declaraciones y conferencias de prensa con absoluta liviandad y oportunismo, a tan sólo momentos de la muerte del fiscal, desconociendo a ciencia cierta que había pasado, reclamando cosas que no se sabían si existían. Igualmente la mayoría comenzó a tirar acusaciones en lugar de guardar cierta mesura y prudencia. Un legislador del PRO, con total impunidad, llegó a decir que como el Fiscal había acusado al Gobierno de encubrimiento, estos eran sospechosos de su muerte, cosa que otros también sostuvieron. Macri con la mejor cara De La Rúa, se manifiesta indignado, cuando él está procesado por escuchas y su pretendido Jefe de la Metropolitana, Palacios, procesado por encubrimiento en el caso de la AMIA. Massa, que hasta hace poco perteneció al Gobierno y ahora pretende desligarse y los radicales que pululan por distintos partidos se olvidan De La Rúa, Mathov y Santibañez y los 39 muertos y centenares de heridos. Aquí no me quiero detenerme en comentar otros dichos de ciertos políticos y periodistas que denuncian y nunca prueban nada, dado que ya dejaron de ser creíbles y confiables. El fin realmente es instalar el tema en la gente, por ello batallan los medios y políticos, no les importa la verdad ni el fallecido Fiscal, están buscando sacarle redito político a un hecho lamentable y la prensa morbo, vender. Tampoco les interesa – por lo que se sabe – ahondar sobre la posible fragilidad y las desmentidas (serias: como al del jefe de Interpol) de la denuncia, el tema es lograr una condena mediática en un año electoral. Esta muerte sólo le sirve a la oposición del gobierno y no hablo únicamente a los políticos, sino a los poderosos que manejan todo desde las sobras, que no quieren que el País lo maneje la política, sino ellos. Más allá de los aciertos y desaciertos que tuvo este proceso, siempre “trato” de que todo estuviera contenido dentro de la política e hizo visible a los dueños del poder real de Argentina (SRA, G-6, ADEBA y los grupos económicos que tienen los medios masivos de información). Lo intento Raúl Alfonsín, pero no pudo con ellos y – para mí – se equivocó en no denunciarlos. Menem pretendió negociar y compartir el poder y terminó dejando todo en manos de estos medios concentrados de la economía. De La Rua siguió el mismo camino y exploto todo. Tampoco podemos ser ingenuos y pensar que el gobierno no ha negociado con ciertos sectores del poder, empresas, gremios, iglesia o bancos, pero lo ha hecho con aquellos que les eran más afines y que no le podrían trabas en sus fines políticos, sin ciertos aliados no se puede gobernar. Este gobierno ha sido tan solo reformista, pero intento cambiar algo ese poder oscuro que viene de la historia, intentó tocar los intereses del campo y no pudo, fue contra los medios de comunicación hegemónicos y hace más de 4 años que no puede aplicar una ley votada por el Congreso, intentó democratizar la justicia y la corporación judicial le declaró la guerra. Se comenzó a investigar y controlar a los Bancos ante especulaciones cambiarias. Se descabezó la cúpula del Servicio de Inteligencia, de íntima convivencia con los servicios extranjeros y la “justicia”. Se establecieron estrechas y estratégicas relaciones internacionales con China y Rusia. El motivo de todo este acontecimiento es intentar desestabilizar al gobierno y de no poder, debilitarlo lo más posible en un año electoral y como advertencia para los que vienen, el mensaje es que no necesitan un “presidente”, sino un “gerente” y seguramente lo tendrán.
Sorpresivamente se descabeza la Secretaria de Inteligencia (SI ex SIDE) y se le da de baja a “espías” que aparentemente la manejaban como un reducto propio. De que se enteró el Gobierno y como para que tomara esta medida? Lo cierto es que pasaron más de 10 años y recién ahora se descabeza, error. Además hay que agregar que desde 1983, sigue la misma estructura y algunos “agentes” desde la dictadura, pasaron gobiernos y nadie los toco, por qué? Por algo será que el gobierno sostiene a pesar de las críticas al Gral. Milani. Lo real, por lo que está saliendo a la luz, es que esta Secretaria es un lugar oscuro, donde coexisten intereses muy diversos, operan más allá de los gobiernos formales, manejando una realidad para favorecer determinados intereses, muy alejados a los del pueblo. Sale a la luz la convivencia de espías muy ligados a sectores judiciales, económicos y políticos. Estos unidos logran desvirtuar la realidad y hacer harto difícil reconocerla. Estos agentes locales trabajaban estrechamente ligados a la CIA y Mossad, especialistas en crear una realidad ficticia y mostrarla como real. Pueden plantar pruebas para culpar inocentes, y borrar las que señalan a los culpables. No tienen identidad, o bien tienen infinidad de ellas, andan mezclados entre nosotros sin que los conozcamos, son sombras entre las sombras y carecen de escrúpulos. Lo sucedido con el Fiscal, parece ser un tema de pelea interna de “espías” e intereses internacionales, que no reparan en nada para lograr su cometido y seguramente será de muy difícil resolución, por lo menos saber la verdad y no el relato, como lo fueron otros casos, Carlos Menem Jr., Lurdes Di Natale, incluso de la Embajada y la Amia, como así muchos otros. De todos modos, nada exculpa al oficialismo de su responsabilidad, porque se mostró incapaz de proteger a un funcionario que debía cuidar con celo, porque cualquier cosa que le pasara le haría un daño profundo a su imagen y credibilidad. Quizás la pelea interna de “espías” desplazados y existentes, la participación de servicios de otras fuerzas, puedan dar algo de luz a lo que pasó, pero lo dudo. Se hace necesario restructurar la Secretaria de Seguridad, todos los partidos políticos deberían dejar de lado las mezquindades y ponerse a trabajar en un cambio que permita meter en caja a este poder dentro del poder del Estado.
Cuando el gobierno quiso democratizar el poder judicial de concepción aristocrática, la corporación judicial no se lo perdonó y comenzó a tomar fuerte injerencia en las decisiones políticas. Leyes votadas y aprobadas por los parlamentarios eran condicionadas, trabadas o anuladas por algunos jueces, detrás de la supuesta inconstitucionalidad de la ley o algunos de sus artículos, pretendiendo condicionar la política. Se cuestiona y se anula la designación de fiscales porque se dice que son “oficialistas” y no se los evalúa si son capaces o probos, ahora si estuvieran en contra del gobierno, nadie diría nada de su elección, por más que no fueran idóneos, todo pasa por una conformación ideológica y no por la ley o capacidad. Lo más grave es que la justicia se politizó. Ahora nadie cuestiona a la jueza del caso Nisman, Dra. Fabiana Palmaghini quién escribió en las redes sociales (que después borro) opiniones al menos “desmedidas” contra la Presidenta y el Gobierno, lo que podría interpretarse como falta de imparcialidad, cosa que no cuestionan ni mencionan los medios y políticos opositores. Lo mismo ocurre con el Dr. Lijo, quien también ha demostrado acabadamente estar en contra de este gobierno, por lo tanto no es garantía de trasparencia. Otro caso es el del Juez Recondo, vicepresidente del Consejo de la Magistratura y Presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia. Se sabe que este juez fue ex socio de Hugo Anzorreguy ex jefe de la Side y estuvo ligado comercialmente con el grupo Clarín. Como diría Discépolo: “vivimos revolcados en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados”.
La justicia y los servicios de inteligencia se han mostrado, como mínimo, inoperantes para resolver la autoría de los atentados. El caso de la Embajada de Israel hace años que está en manos de la Corte Suprema sin resolución, el caso de la AMIA, 21 años sin avances y juicios sobre juicios, como capas de una cebolla, pero la verdad no aparece. La cuestión es saber si esa ineficiencia es por incapacidad o responden a un plan.
Después de tantos hechos históricamente impunes, alguien puede creer realmente en la justicia??? En general la gente está convencida que la verdad no se va a saber, aunque se investigue bien, se sepa si fue suicido, suicidio inducido o asesinato o encuentren al o los verdaderos culpables, porque no cree en la justicia. Antes se decía que había una justicia para pobres y otra para ricos, ahora no hay justicia directamente. Ante un poder judicial sospechado por donde se los mire, cada uno hace la construcción de su propia verdad. 
El caso de la AMIA, es un tema muy delicado y donde están involucrados servicios extranjeros y políticas internacionales de Países, nada menos, como Estados Unidos e Israel. Como es sabido el Fiscal respondía directamente a la Embajada de Estados Unidos - CIA y Mossad. En este caso hubo muchas idas y vueltas e intereses en juego. Muchos de los que han investigado el atentado a la AMIA y la causa judicial, coinciden en que no hay prueba confiables que pueda involucrar a Irán en el atentado y que la causa padeció la plantación y desaparición de pruebas. Prueba de esto es el enjuiciamiento al ex juez Galeano a partir de las denuncias de su propio secretario Claudio Lifschit. Que no hay pruebas para involucrar a Irán lo afirman periodistas de derecha a izquierda. Se escribieron tres libros sobre AMIA, de Lanata, Kolman y Salinas, libros de investigación periodística, los tres desechan la pista iraní y los cables de Wikileaks en los que Nisman es mencionado permiten observar el interés de los Estados Unidos porque no se cambie la dirección de la acusación. Es posible que el estado Iraní sea el responsable de los atentados de la Embajada y la AMIA, pero no está probado. Existen cantidad independiente de grupos islámicos extremistas que podían haber llevado adelante el atentado. Ahora el interrogante es saber si después del atentado de la Embajada y trabajando la CIA y Mossad con la SIDE, no pudieron prever el atentado de la AMIA? También no solo no se investigaron otras pistas, sino que se hicieron desparecer pruebas. El elevamiento a juicio oral de la causa de encubrimiento (la anterior, no la de ahora que presentó Nisman) si es serio, puede dejar en descubierto al sector de los servicios desplazados, por desaparecer y plantar pistas falsas. Incluso está procesado por encubrimiento el ex Presidente de la DAIA Rubén Beraja. Aquí también debemos observar el posicionamiento de los directivos de las organizaciones Judías, sosteniendo las teorías del Estado de Israel. Por la situación geopolítica del momento era conveniente que se acusara a Irán, integrante del eje del mal y principal enemigo de Israel. Pero para Estados Unidos, ahora la situación cambio, hay negociaciones nucleares y acuerdan juntos atacar al Estado Islámico en Siria e Irak. Podemos leer en Artepolitica: http://artepolitica.com/articulos/el-pais-de-los-votos-y-el-pais-del-poder/#more-83541 : Podríamos añadir múltiples elementos al escenario. Como que apenas el viernes pasado el presidente norteameriacano, Barack Obama, anunció junto al primer ministro británico, David Cameron, que si el Congreso de los Estados Unidos, dominado por la derecha conservadora de su país decide endurecer sanciones a Irán está dispuesto a vetarlas con el objetivo no entorpecer las negociaciones que lleva adelante con Teherán por la cuestión nuclear. O que lo mismo advirtió en su discurso sobre el estado de la unión al Congreso hace unas horas. O que el domingo Israel mató en un ataque aéreo a cinco integrantes del grupo Hezbollah en Siria, incluyendo al hijo de su excomandante. Que por eso hoy mismo Israel se encuentra en alerta máxima, ante una posible respuesta bélica. El ministro de Defensa ruso, a todo esto, viajó a Irán para firmar un acuerdo con su par de ese país. Se habla de que el gobierno de Vladimir Putin dotaría finalmente de un sistema misilístico a Teherán. El diario The New York Post, mientras tanto, le cuenta en un editorial a sus lectores allá, tan lejos, tan cerca“Ciertamente esto es conveniente para el gobierno de Kirchner, teniendo en cuenta la forma en que Nisman vinculó el ataque de 1994 a Hezbollah, que actuaba bajo órdenes de Irán (…) Todo esto llega en un momento en el que el presidente Obama apunta a lograr un acuerdo nuclear con Teherán del cual incluso sus compañeros demócratas en el Congreso son escépticos (…) La cruzada solitaria de Alberto Nisman por justicia terminó en la forma en que muchos temían. No agreguemos insultos apurándonos a un acuerdo con Irán incluso más peligroso que el que Nisman expuso en Argentina”.
La política internacional del gobierno ha tendido a ser conciliadora en Medio Oriente, apuntó a mantener las relaciones con el Estado de Israel, reconocer al Estado de Palestino, promover las relaciones con Irán. Conciliar naciones enemigas por milenios, conciliar lo irreconciliable, creo que se quedaron en una zona gris.  
Seguramente la CIA y el Mossad, ya deben saber que paso, por qué y para qué. Otro caso, al menos extraño, el periodista que anunció la muerte del Fiscal, Damian Pachter, dice que se fue del País por temor. Fue a Israel, donde revistió como soldado por varios años.
Como vemos aquí hay intereses externos e internos que confluyen, muchos sectores comprometidos, oportunistas e interesados de sacar provecho de un caso muy complicado. Está claro que no interesan los muertos de la AMIA, incluso ni Nisman, el tema pasa por encima de lo humano y mucha gente está siendo usada en su buena fe. Muchos hoy hablan del tema y en su vida política se ocuparon del atentado o por los muertos.
Pareciera que los ciudadanos comunes vivimos en un dimensión distinta, que por debajo nuestro se mueve un sub mundo oscuro, de tramas, mentiras y negocios, el verdadero poder, que excede nuestro entendimiento, pero que nos perjudica sensiblemente.
También presiento que el gobierno no se manejó bien en todo este caso, está bien que tiene muchos y poderosos enemigos, que fue involucrado y un traspié puede ser crítico, pero tomo una postura demasiado desconcertante y no comunico bien.
Lo más importante hoy, para los que les interesa, es leer de todo y a todos, no dejarse influenciar por nadie, sacar sus propias conclusiones y poder discernir que intereses hay de cada lado. 
Por último, viajando a diario a las 6:00 hs., en el tren y colectivo, viendo a los miles que emprendemos el camino al trabajo bien temprano, mayoritariamente obreros, pienso: en qué nivel les afecta, en lo cotidiano, todo lo que está ocurriendo, qué tanto les preocupa, es para ellos una situación de conmoción como dicen, no lo creo, al grueso les preocupa otras cosas más pequeñas y diarias que lo afecta más directamente, tener trabajo, ganarse el mango diario, viajar decentemente, vivir seguro, objetivos de corto plazo. Esto nos preocupa y ocupa aquellos que nos interesa la política, o nos toca algún interés, los que odian al gobierno y esperan que desaparezca, los que lo defienden ciegamente o los que tratan de evaluar los hechos desde un lugar más independiente, cotejando lo bueno y lo malo.
Reitero, esto no es sólo un ataque a un Gobierno, sino a la política toda, cosa que los políticos no quieren o no les conviene ver, aquí les están avisando quien manda, Grupos Económicos, Justicia, Servicios y Medios, entre todos ellos se mezcla con el mismo interés ciertos servicios extranjeros, que antes pergeñaban, financiaban y avalaban los golpes de estado y ahora usan nuevos métodos (Paraguay y Honduras concretados, intentos en Bolivia, Ecuador o infundir temor antes de las elecciones Brasil, Grecia, España, entre otros). Nos indicaran con quien debemos negociar, con quienes comercializar, a quienes apoyar y manejaran nuestras relaciones internacionales. El ciudadano debería reflexionar y no permitir estos atropellos a la democracia y a la soberanía.
 
Héctor Daniel Fernández
26 de Enero de 2015

miércoles, 21 de enero de 2015

La muerte de Dr. Nisman


Hoy todos nos sorprendimos con la muerte el fiscal Nisman, antes de que se devele la realidad algunos salieron hacer acusaciones al gobierno. Ante todo creo que el primer perjudicado con esta muerte es el gobierno. Además la causa continuara y el material que decía tener está en la fiscalía, también tenía un equipo que trabajaba con él, como para sostener la acusación. Pero también hay fuertes testimonios que rebaten contundentemente las acusaciones – que se conocen - que sostenía el fiscal, dejándolo en un estado de debilidad.

Aquellos que quieren indagar un poco más en el tema, podrán saber que en el lamentable caso de la AMIA, están muy involucrados los servicios secretos: MOSSAD, CIA y SI (ex SIDE), además de intereses muy poderosos de política internacional. Está probado que el fiscal reportaba a la embajada de EE.UU. Hubo casos similares donde hubo manejos extraños de servicios; el de Carlos Menem Jr., o Lourdes Di Natale, Secretaria de Emir Yoma por la venta de armas o la voladura de Río Tercero, que en definitiva no se supo la vedad.  

Aquí existe algo mucho más poderoso, algo que no está a la vista, es un poder sobre el poder político, que tiene comprados políticos, economistas, jueces y medios y que pretende hacer escarmentar a la política. Algo similar de lo que ocurrió en otros países latinoamericanos y que antes usaban a los militares. Lo que pretenden es que la política no tenga independencia económica ni política, eso queda para los representantes de estos grupos económicos concentrados que se manejan en las sobras y nadie que conozca algo de política puede negar que existan.

Lo más lamentable es la mediocridad de nuestros políticos y demuestra que este País nunca saldrá adelante. En lugar de ser cautos, prudentes y estar expectantes, lo primero que han hecho es levantar acusaciones sin el mínimo análisis de la situación y conocimiento de los hechos y lo más lamentable sin pruebas, total en la construcción colectiva la van a instalar, aunque se pruebe todo lo contrario. Parecería que todo vale, no importa lo que pasó, no importa que haga 20 años que no se avanzó para nada en el caso de la AMIA, no importan los muertos, si importa difamar, conjeturar y tirar mierda por doquier y ver quién puede sacar una ventaja de la situación, utilizar los muertos, el atentado y este muerto en su favor. Son irresponsables, rastreros, son basura y comprados por intereses que nada tienen que ver con el pueblo. Con todo esto se le ha hecho un daño terrible a la Argentina y quizás ese fue el objetivo.

Aquí hay cosas mucho más profundas que no podemos entender los ciudadanos comunes y que pretenden llevarnos a pensar los que algunos quieren. El objetivo es que no analicemos, no pensar y comprar lo que ellos nos dicen. Lo mejor es ser crítico, leer de todo y a todos y sacar nuestras propias conclusiones, que nadie te venda nada, de ningún lado. 

Lo mejor sería que den a conocer públicamente de todas las acusaciones y saber así realmente que fundamentos tiene, quienes están involucrados, que servicios participaron, que se siga las acusaciones y se presenten los descargos.

No pretendo defender ciegamente al Gobierno, porque nunca lo hice, reconozco errores y aciertos, cosa que no hacen los que están en contra arbitrariamente, pero es notorio que este es un ataque artero y que pretende desestabilizarlo, como se lo hicieron al Dr. Alfonsín y como lo intentaron sin éxito con el tema del “campo” o la corrida cambiaria del año pasado. Como en diciembre 2014 y principio de este no pudieron hacer nada para generar desestabilización como lo anunciaron, o casualidad surgió esta acusación, rodeada de una lucha intestina en los servicios secretos del estado, pero que castiga al País.

Aquí cualquiera de los sectores involucrados pueden ser culpables o inocentes, pero está demostrado que con ciertos políticos de este País estamos condenado al fracaso.

Dejo algunos enlaces para entender un poco más la cosa:

 

 

 

 

 Héctor Daniel Fernández

19 de Enero de 2015, publicado en mi Facebook.

 

 

 

martes, 13 de enero de 2015

El terror en París: raíces profundas y lejanas

CHARLIE HEBDO. 
(Atilio A. Boron )
El atentado terrorista perpetrado en las oficinas de Charlie Hebdo debe ser condenado sin atenuantes. Es un acto brutal, criminal, que no tiene justificación alguna. Es la expresión contemporánea de un fanatismo religioso que -desde tiempos inmemoriales y en casi todas las religiones conocidas- ha plagado a la humanidad con muertes y sufrimientos indecibles. La barbarie perpetrada en París concitó el repudio universal. Pero parafraseando a un enorme intelectual judío del siglo XVII, Baruch Spinoza, ante tragedias como esta no basta con llorar, es preciso comprender. ¿Cómo dar cuenta de lo sucedido? 
La respuesta no puede ser simple porque son múltiples los factores que se amalgamaron para producir tan infame masacre. Descartemos de antemano la hipótesis de que fue la obra de un comando de fanáticos que, en un inexplicable rapto de locura religiosa, decidió aplicar un escarmiento ejemplar a un semanario que se permitía criticar ciertas manifestaciones del Islam y también  de otras confesiones religiosas. Que son fanáticos no cabe ninguna duda. Creyentes ultraortodoxos abundan en muchas partes, sobre todo en Estados Unidos e Israel. Pero, ¿cómo llegaron los de París al extremo de cometer un acto tan execrable y cobarde como el que estamos comentando? Se impone distinguir los elementos que actuaron como precipitantes o desencadenantes  –por ejemplo, las caricaturas publicadas por el Charlie Hebdo,  blasfemas para la fe del Islam- de las causas estructurales o de larga duración que se encuentran en la base de una conducta tan aberrante. En otras palabras, es preciso ir más allá del acontecimiento, por doloroso que sea, y bucear en sus determinantes más profundos.  
A partir de esta premisa metodológica hay un factor merece especial consideración. Nuestra hipótesis es que lo sucedido es un lúgubre síntoma de lo que ha sido la política de Estados Unidos y sus aliados en Medio Oriente desde fines de la Segunda Guerra Mundial. Es el resultado paradojal –pero previsible, para quienes están atentos al movimiento dialéctico de la historia- del apoyo que la Casa Blanca le brindó al radicalismo islámico desde el momento en que, producida la invasión soviética a Afganistán en Diciembre de 1979, la CIA determinó que la mejor manera de repelerla era combinar la guerra de guerrillas librada por los mujaidines con la estigmatización de la Unión Soviética por su ateísmo, convirtiéndola así en una sacrílega excrecencia que debía ser eliminada de la faz de la tierra. En términos concretos esto se tradujo en un apoyo militar, político y económico a los supuestos “combatientes por la libertad” y en la exaltación del fundamentalismo islamista del talibán que, entre otras cosas, veía la incorporación de las niñas las escuelas afganas dispuesta por el gobierno prosoviético de Kabul como una intolerable apostasía. Al Qaeda y Osama bin Laden son hijos de esta política. En esos aciagos años de Reagan, Thatcher y Juan Pablo II, la CIA era dirigida por William Casey, un católico ultramontano, caballero de la Orden de Malta cuyo celo religioso y su visceral anticomunismo le hicieron creer que, aparte de las armas, el fomento de la religiosidad popular en Afganistán sería lo que acabaría con el sacrílego “imperio del mal” que desde Moscú extendía sus tentáculos sobre el Asia Central. Y la política seguida por Washington fue esa: potenciar el fervor islamista, sin medir sus predecibles consecuencias a mediano plazo.   
Horrorizado por la monstruosidad del genio que se le escapó de la botella y produjo los confusos atentados del 11 de Septiembre (confusos porque las dudas acerca de la autoría del hecho son muchas más que las certidumbres) Washington proclamó una nueva doctrina de seguridad nacional:  la “guerra infinita” o la “guerra contra el terrorismo”, que convirtió a las tres cuartas partes de la humanidad en una tenebrosa conspiración de terroristas (o cómplices de ellos) enloquecidos por su afán de destruir a Estados Unidos y el “modo americano de vida” y estimuló el surgimiento de  una corriente mundial de la “islamofobia”.  Tan vaga y laxa ha sido la definición oficial del terrorismo que en la práctica este y el Islam pasaron a ser sinónimos, y el sayo le cabe a quienquiera que sea un crítico del imperialismo norteamericano. Para calmar a la opinión pública, aterrorizada ante los atentados, los asesores de la Casa Blanca recurrieron al viejo método de buscar un chivo expiatorio, alguien a quien culpar, como a Lee Oswald, el inverosímil asesino de John F. Kennedy. George W. Bush lo encontró en la figura de un antiguo aliado, Saddam Hussein, que había sido encumbrado a la jefatura del estado en Irak para guerrear contra Irán luego del triunfo de la Revolución Islámica en 1979, privando a la Casa Blanca de uno de sus más valiosos peones regionales. Hussein, como Gadaffi años después, pensó que habiendo prestado sus servicios al imperio tendría las manos libres para actuar a voluntad en su entorno geográfico inmediato. Se equivocó al creer que Washington lo recompensaría tolerando la anexión de Kuwait a Irak, ignorando que tal cosa era inaceptable en función de los proyectos estadounidenses en la región. El castigo fue brutal: la primera Guerra del Golfo (Agosto 1990-Febrero 1991), un bloqueo de más de diez años que aniquiló a más de un millón de personas (la mayoría niños) y un país destrozado. Contando con la complicidad de la dirigencia política y la prensa “libre, objetiva e independiente” dentro y fuera de Estados Unidos la Casa Blanca montó una patraña ridícula e increíble por la cual se acusaba a Hussein de poseer armas de destrucción masiva y de haber forjado una alianza con su archienemigo, Osama bin Laden, para atacar a los Estados Unidos. Ni tenía esas armas, cosa que era archisabida; ni podía aliarse con un fanático sunita como el jefe de Al Qaeda, siendo él un ecléctico en cuestiones religiosas y jefe de un estado laico.
Impertérrito ante estas realidades, en Marzo del 2003 George W. Bush dio inicio a la campaña militar para escarmentar a Hussein: invade el país, destruye sus fabulosos tesoros culturales y lo poco que quedaba en pie luego de años de bloqueo, depone a sus autoridades, monta un simulacro de juicio donde a Hussein lo sentencian a la pena capital y muere en la horca. Pero la ocupación norteamericana, que dura ocho años, no logra estabilizar económica y políticamente al país, acosada por la tenaz resistencia de los patriotas iraquíes. Cuando las tropas de Estados Unidos se retiran se comprueba su humillante derrota: el gobierno queda en manos de los chiítas, aliados del enemigo público número uno de Washington en la región, Irán, e irreconciliablemente enfrentados con la otra principal rama del Islam, los sunitas. A los efectos de disimular el fracaso de la guerra y debilitar a una Bagdad si no enemiga por lo menos inamistosa -y, de paso, controlar el avispero iraquí- la Casa Blanca no tuvo mejor idea que replicar la política seguida en Afganistán en los años ochentas: fomentar el fundamentalismo sunita y atizar la hoguera de los clivajes religiosos y las guerras sectarias dentro del turbulento mundo del Islam. Para ello contó con la activa colaboración de las reaccionarias monarquías del Golfo, y muy especialmente de la troglodita teocracia de Arabia Saudita, enemiga mortal de los chiítas y, por lo tanto, de Irán, Siria y de los gobernantes chiítas de Irak.
Claro está que el objetivo global de la política estadounidense y, por extensión, de sus clientes europeos, no se limita tan sólo a Irak o Siria. Es de más largo aliento pues procura concretar el rediseño del mapa de Medio Oriente mediante la desmembración de los países artificialmente creados por las potencias triunfantes luego de las dos guerras mundiales. La balcanización de la región dejaría un archipiélago de sectas, milicias, tribus y clanes que, por su desunión y rivalidades mutuas no podrían ofrecer resistencia alguna al principal designio de “humanitario” Occidente: apoderarse de las riquezas petroleras de la región. El caso de Libia luego de la destrucción del régimen de Gadaffi lo prueba con elocuencia y anticipó la fragmentación territorial en curso en Siria e Irak, para nombrar los casos más importantes. Ese es el verdadero, casi único, objetivo: desmembrar a los países y quedarse con el petróleo de Medio Oriente. ¿Promoción de la democracia, los derechos humanos, la libertad, la tolerancia? Esos son cuentos de niños, o para consumo de los espíritus neocolonizados y de la prensa títere del imperio para disimular lo inconfesable: el saqueo petrolero.
El resto es historia conocida: reclutados, armados y apoyados diplomática y financieramente por Estados Unidos y sus aliados, a poco andar los fundamentalistas sunitas exaltados como “combatientes por la libertad” y utilizados como fuerzas mercenarias para desestabilizar a Siria hicieron lo que en su tiempo Maquiavelo profetizó que harían todos los mercenarios: independizarse de sus mandantes, como antes lo hicieran Al Qaeda y bin Laden, y dar vida a un proyecto propio: el Estado Islámico. Llevados a Siria para montar desde afuera una infame “guerra civil” urdida desde Washington para producir el anhelado “cambio de régimen” en ese país, los fanáticos terminaron ocupando parte del territorio sirio, se apropiaron de un sector de Irak, pusieron en funcionamiento los campos petroleros de esa zona y en connivencia con las multinacionales del sector y los bancos occidentales se dedican a vender el petróleo robado a precio vil y convertirse en la guerrilla más adinerada del planeta, con ingresos estimados de 2.000 millones de dólares anuales para financiar sus crímenes en cualquier país del mundo. Para dar muestras de su fervor religioso las milicias jihadistas degüellan, decapitan y asesinan infieles a diestra y siniestra, no importa si musulmanes de otra secta, cristianos, judíos o agnósticos, árabes o no, todo en abierta profanación de los valores del Islam. Al haber avivado las llamas del sectarismo religioso era cuestión de tiempo que la violencia desatada por esa estúpida y criminal política de Occidente tocara las puertas de Europa o Estados Unidos. Ahora fue en París, pero ya antes Madrid y Londres habían cosechado de manos de los ardientes islamistas lo que sus propios gobernantes habían sembrado inescrupulosamente.
De lo anterior se desprende con claridad cuál es la génesis oculta de la tragedia del Charlie Hebdo. Quienes fogonearon el radicalismo sectario mal podrían ahora sorprenderse y mucho menos proclamar su falta de responsabilidad por lo ocurrido, como si el asesinato de los periodistas parisinos no tuviera relación alguna con sus políticas. Sus pupilos de antaño responden con las armas y los argumentos que les fueron inescrupulosamente cedidos desde los años de Reagan hasta hoy. Más tarde, los horrores perpetrados durante la ocupación norteamericana en Irak los endurecieron e inflamaron su celo religioso. Otro tanto ocurrió con las diversas formas de “terrorismo de estado” que las democracias capitalistas practicaron, o condonaron, en el mundo árabe: las torturas, vejaciones y humillaciones  cometidas en Abu Ghraib, Guantánamo y las cárceles secretas de la CIA; las matanzas consumadas en Libia y en Egipto; el indiscriminado asesinato que a diario cometen los drones estadounidenses en Pakistán y Afganistán, en donde sólo dos de cada cien víctimas alcanzadas por sus misiles son terroristas; el “ejemplarizador” linchamiento de Gadaffi (cuya noticia provocó la repugnante carcajada de Hillary Clinton); el interminable genocidio al que son periódicamente sometidos los palestinos por Israel, con la anuencia y la protección de Estados Unidos y los gobiernos europeos, crímenes, todos estos, de lesa humanidad que sin embargo no conmueven la supuesta conciencia democrática y humanista de Occidente. Repetimos: nada, absolutamente nada, justifica el crimen cometido contra el semanario parisino. Pero como recomendaba Spinoza hay que comprender las causas que hicieron que los jihadistas decidieran pagarle a Occidente con su misma sangrienta moneda. Nos provoca náuseas tener que narrar tanta inmoralidad e hipocresía de parte de los portavoces de gobiernos supuestamente democráticos que no son otra cosa que sórdidas plutocracias. Hubo quienes, en Estados Unidos y Europa, condenaron lo ocurrido con los colegas de Charlie Hebdo por ser, además, un atentado a la libertad de expresión. Efectivamente, una masacre como esa lo es, y en grado sumo. Pero carecen de autoridad moral quienes condenan lo ocurrido en París y nada dicen acerca de la absoluta falta de libertad de expresión en Arabia Saudita, en donde la prensa, la radio, la televisión, la Internet y cualquier medio de comunicación está sometido a una durísima censura. Hipocresía descarada también de quienes ahora se rasgan las vestiduras pero no hicieron absolutamente nada para detener el genocidio perpetrado por Israel hace pocos meses en Gaza. Claro, Israel es uno de los nuestros dirán entre sí y, además, dos mil palestinos, varios centenares de ellos niños, no valen lo mismo que la vida de doce franceses. La cara oculta de la hipocresía es el más desenfrenado racismo.
 
 

lunes, 12 de enero de 2015

DEGRADACION SOCIAL


Por años la humanidad tuvo como consigna que el futuro era símbolo de progreso, vivió construyendo teorías que dieran sentido al mundo y una razón para existir. Las distintas teorías ponían en el centro al ser humano y la solidaridad. Se luchaba por ideales que dieran lógica a la vida, había esperanza y fe, había valores inclaudicables y porque luchar, y se creía en un futuro mejor para todos.
Hoy nuestra sociedad ha sufrido profundos cambios, el comportamiento social ha sufrido una degradación que nos debe preocupar. Nos hemos convertido en una sociedad individualista, intolerante, hipócrita y agresiva, la única verdad es la nuestra, el único reclamo valedero es el nuestro. Se ha perdido el respeto por el otro, por las leyes y normas, por el espacio público y el bien común. Sólo impera la ley del más fuerte y el sálvese quien pueda. La ética y el valor de la palabra son cosas del pasado. 
Transformaron la cultura, nos llevaron de la cultura de la solidaridad a la del individualismo, somos nosotros sobre todos los demás, todo se mide con la vara de lo que nos beneficia o perjudica personalmente sin evaluar el conjunto, dejamos de lado los ideales para aferrarnos a la cultura del materialismo.
Debemos aclarar que esta degradación y violencia no es patrimonio exclusivo de un sector social, sino que abarca a todos los niveles por igual, con distintas características, pero con el mismo fin.
Pareciera que estamos ante una sociedad que ensalza a los charlatanes, la vulgaridad o lo mediocre. Se los aplaude, se los pontifica y se los premia. Nadie se salva de querer ser algún otro, con gloria, poder o dinero; es difícil encontrar quien se conforma en ser como se es y tal cual es. Valoramos a las personas por lo que tienen, por sus bienes materiales o el poder que ostentan, sin importar como los adquirieron. Al “pillo” o “vivo” que actúa al margen de la ley o disposiciones, se lo  celebra, y aquel que vive cumpliendo con todo, es calificado como un “tonto”.
En la década de los noventa se alcanza el cenit de los cambios sociales y culturales que hacía años se venían gestando, está época estuvo marcada por el fundamentalismo de mercado que trajo aparejado una caída profunda en los valores que eran el basamento de la sociedad. Se instaló en casi todo el mundo el neo-liberalismo o capitalismo salvaje, perdiendo la economía la ética y la equidad, se destruyó el estado de bienestar. A consecuencia de ello surgieron factores como el cierre masivo de empresas, la desocupación, recicladores de basura, trabajos informales, etc., que hicieron que cambiara el comportamiento general. Pero uno de los hechos más grave fue la perdida de la cultura del trabajo, debilitando las bases sociales y poniendo en riesgo las instituciones, comenzando con la familia, forjadora de valores éticos y morales.
La degradación social que estamos viviendo es el reflejo de la degradación de la familia. Los valores morales surgen primordialmente en el individuo por influencia y en el seno de la familia y son valores como el respeto la tolerancia, la honestidad, la lealtad, el trabajo, la responsabilidad, solidaridad, etc., que se les trasmitía de padres a hijos, que con el tiempo se fueron perdiendo, como así también se produjo un relajamiento de la autoridad, pérdida de disciplina y de respeto, lo cual se refleja en el comportamiento en el colegio y ante la sociedad.
La falta de respeto se puede experimentar a diario, tanto en los transportes públicos, en el tránsito como en la calle, cada uno piensa en su comodidad o beneficio sin importarle si está perjudicando a los demás. Muchos usuarios de los transporte públicos se sientan en el suelo, obstruyendo puertas y pasos, viajan con mochilas en sus espaldas o pecho que ocupan el lugar de otra persona sin importarles las molestias que ocasionan, no se le cede el asiento a ancianos, embarazadas o criaturas, en los trenes los que suben atropellan a los que pretenden descender por conseguir un asiento, aunque viajen apenas unos minutos. Otros se sientan y apoyan las zapatillas en los asientos. Si comen algo los restos los arrojan al piso del transporte o en la calle como si fuera todo un gran basurero. El trato es despectivo y prepotente y si alguien, recrimina algún comportamiento incorrecto, recibe una contestación violenta y airada, sin reconocer la falta. En el tránsito a diario se ve la prepotencia del más grande y fuerte, los camiones y colectivos sobre la automóviles y los automovilistas sobre los peatones. Se viola a cualquier hora y lugar la luz roja, ponen las balizas y se estacionan en doble fila como si tal cosa, circulan por la banquina de rutas, etc. Así mismo hay que destacar el irresponsable andar de los motociclistas. Pareciera que a diario es una competencia para ver quien viola más disposiciones. El peatón cruza la calle por cualquier lado, caminando te atropellan y nadie pide disculpas o pide permiso para pasar, te empujan y listo. Vecinos que ponen la música fuerte que molesta a los demás, arrojan la basura en las esquinas o en la puerta de algún otro vecino, aquellos que pasean su perro y no recogen la suciedad. Como estos casos a cientos que se viven a diario y que ha hecho que no nos respetemos unos a otros para hacer una convivencia más armónica, todo parecería que es una jungla, donde sobrevive el más fuerte o violento. Seguramente en esto, cada uno puede sumar historias similares que le causan indignación e impotencia.
Lo que lamentablemente nos está ocurriendo es que las conductas negativas han eclipsado los principios éticos y morales de tal manera que han logrado confundirse y ya hay mucha gente que titubea o no sabe en realidad lo que es bueno o malo, porque muchos que de cualquier forma adquieren notoriedad sin ceñirse a los patrones de conducta que deberían servir de modelo, incluso se convierten en figuras exitosas a las que no solo se les concede impunidad, sino que les otorgan incluso privilegios. Desgraciadamente la sociedad no ha creado antídotos necesarios que los proteja de esas malas influencias y de estas personas que logran escalar a base de conductas no deseadas. Tampoco existe un castigo legal y social, para aquellos que se compartan en forma indebida.
Es necesario que quien cumple con los preceptos legales, reciba el premio justo y el amparo del Estado y que quien infringe la ley, debe recibir la sanción que la mismo impone, por igual a todos nuestros semejantes. También es necesario contar con una justicia ecuánime, igual para todos, sin privilegios.
Cuando una sociedad está en decadencia sus miembros exhiben comportamientos que reflejan la corrupción de los valores, la falta de ética y la falta de respeto por la vida humana, pero ninguna de estas cuestiones deben contaminar la honestidad si todos hacemos nuestra parte y empezamos a darnos una dura mirada ante el espejo y analizamos con frialdad y sin pretextos los defectos personales inherentes y los abordamos para mejorar quienes somos. Si mejoramos nosotros mejoramos al sociedad.  
Héctor Daniel Fernández
Enero 2015

 



 

SOCIEDAD VIOLENTA



             La violencia es un problema social que adquiere gran preocupación en la sociedad. Cada vez más dirimimos las diferencias por medio de la violencia. Tan solo con recorrer algunas de las noticias, se pone de manifiesto esta actitud de intolerancia y el escaso valor que tiene la vida, por lo menos para algunos. Chicas que desfiguraran a otras, vecino que matan a otro por diferencias con una medianera, por el volumen de la música o por cualquier otro conflicto menor. Un padre mata a un hijo por una discusión. Familiares se pelean con armas blancas en una fiesta. Asesinatos y violaciones de chicas menores. Una discusión de tránsito termina con un muerto. Violencia de género. Alumnos y padres que agreden a maestros.  Como estos casos, cada día se hacen más frecuentes. En un mes se recibieron más de 800 denuncias por conflictos entre vecinos. Durante diez años (2002 – 2012) se produjo un asesinato cada tres horas.
Así mismo si cada uno de nosotros nos ponemos hacer un poco de memoria, inmediatamente podemos comenzar  a recordar hechos similares, tan o más graves, que nos dan una pauta en la violencia cotidiana en que estamos inmersos.
Toda esta agresividad hace que desborde cualquier cause, arrase con todos los diques de contención y pase a ser cada vez más general. Se tiende a resolver los conflictos por medio de la fuerza, diluyéndose la sociedad. Nadie atiende a razones, porque su razón es más importante. La racionalidad dejo de ser una norma de vida.
La sociedad dejo de tener intereses y objetivos comunes, hoy es la suma de individuos, con intereses particulares, enfrentados a los demás y para hacer valer sus derechos, recurre a la fuerza o al apremio. Existe un individualismo extremo. Vemos al otro casi como un enemigo con el que es muy difícil empatizar y no como alguien al que debemos respetar porque es un igual.
El mal trato es corriente, como el menosprecio, la soberbia, las críticas, las calificaciones descalificadoras, el juzgamiento, el autoritarismo, la incomprensión, el abuso de poder, la intolerancia, el insulto, los gritos, la violencia física y la falta de respeto por el otro.
La intolerancia y la violencia, no es  atributo de un solo sector de la sociedad, sino de toda en general, tampoco es de una edad establecida, abarca a todos por igual. La encontramos en las canchas de fútbol, en los boliches bailables, en los medios de transporte, entre los automovilistas, peatones y hasta en los hogares o sea, en el lugar menos pensado se desata la violencia. Incluso ejercemos violencia contra nosotros mismos, hacemos cosas que nos perjudican, sabemos que fumar perjudica nuestra salud y fumamos, beber en demasía transforma nuestro comportamiento y nos daña, pero nos emborrachamos. Se sabe que cualquier tipo de droga nos altera y perjudica, pero se consume. Sabemos que hay alimentos que nos perjudica orgánicamente, pero no dudamos en comerlos. Como estos, podríamos ir enumerando uno a uno muchas de las cosas que nos perjudican y accionan violentamente contra nuestro organismo, pero igual las hacemos y siempre encontramos justificativos para no sentirnos tan culpables.  Si ejercemos la violencia contra nosotros mismos, como podemos comportarnos con nuestros semejantes.
También hay una violencia mediática, consumimos ávidamente los hechos violentos que nos muestran a diario en forma descarnada y agresiva. No ofrecen constantemente ejemplos de violencia en series, películas, espectáculos, debates o programas de entretenimiento o informativos, donde unos se agreden a otros. Hoy reúne innumerables adeptos y cuantiosos especio, las peleas mediáticas “ficticias”, pero – lo más grave - que la gran mayoría las cree ciertas. Este tipo de violencia carecería de interés en una sociedad estable, pero hoy se nos ofrecen como modelos, individuos vehementes, inescrupulosos, agresivos, exaltados, sectarios e irracionales. 
Debemos aprender y enseñar a resolver los conflictos pacíficamente. Debemos educar a construir valores y actitudes tales como la justicia, libertad, cooperación, respeto, solidaridad, compromiso, actitud crítica, diálogo, participación. Así mismo cuestionar y dejar de lado aquellos valores exacerban la violencia, como ser: discriminación, intolerancia, indiferencia, conformismo, fanatismo, sectarismo, intransigencia, etc.
Es preciso generar un cambio de conciencia social y un cambio en los valores para que se pueda incidir en la erradicación de los factores estructurales y coyunturales que generan violencia y así construir una sociedad menos agresiva e intolerante. Para poder cambiar las estructuras políticas, económicas y sociales que generan violencia, pero sobre todo debemos cambiar nosotros, porque estas estructuras responden a un modelo de sociedad, desarrollo y a una escala de valores que como individuos hemos adoptado.
No podemos eludir la responsabilidad que tiene el Estado de educar y formar a los ciudadanos en un ámbito de armonía, tolerancia y convivencia, pero también debemos concientizarnos que la educación debe ser iniciada en el hogar ya que la familia es la base de vital importancia para marcar a un ser humano violento o afectivo y así formar una sociedad violenta o una sociedad dispuesta al cambio.
El camino es un proceso mixto de creación de conciencia individual y social, junto con los cambios de estructuras sociales, económicas, políticas, culturales para poder – así - aspirar a vivir en una sociedad que pueda evolucionar dentro de una escala de valores con profundas connotaciones morales y así menos violenta.
 
Héctor Daniel Fernández
Enero 2015
 
 
 

SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...