POR
UNA DISTRIBUCIÓN MAS JUSTA DE LA RIQUEZA
Quiero enviarles un fraterno saludo todos
los compañeros trabajadores en este 1 de mayo. Los invito que me acompañen en
un examen de conciencia y un homenaje a los forjadores, a los héroes y los
mártires de la clase trabajadora. En esas luchas y en esos mártires reconocemos
nuestros fundamentos, la voz con que debemos hablar y los actos que debemos
hacer.
Entre esos recuerdos de
lucha y reivindicaciones, este año se cumplieron 40 años del 30 de marzo de
1982, donde el movimiento obrero organizado, convocado por la CGT Brasil,
realizó una manifestación a Plaza de Mayo con la consigna Pan Paz y Trabajo.
Esa marcha, que se replicó en todo el país, fue encabezada por el Cro. Saúl
Ubaldini, y constituyó el primer mojón político para derrocar a la dictadura
genocida. Ese 30 de marzo no es un día más, sino un hito que ha profundizado
nuestras convicciones, y un ejemplo de lucha, no solo por los trabajadores,
sino por una sociedad toda. “Cuando se quiere luchar, siempre hay alternativa”,
Saúl Ubaldini.
También el 29 de mayo (1969)
se recuerda un año más del Cordobazo, de la lucha obrera contra la dictadura
del General Ongania. Dirigentes de la integridad y principios de Raymundo
Ongaro, Ricardo De Luca, Julio Guillán, Lorenzo Pepe, Amancio Pafundi, Jorge Di
Pasquale, Agustín Tosco, Di Toffino, Elpidio Torres, entre otros, y miles de
trabajadores, estudiantes y el pueblo, llevaron adelante una gesta que los
trabajadores y la democracia no puede ni debe olvidar. Dirigentes que siempre
estaban a la cabeza de los reclamos y se jugaban todo en la defensa de los
trabajadores. Recibieron cárcel, castigos y torturas, pero privilegiaron sus
principios antes que su bienestar o comodidad personal.
En el mundo se viene dando
un caso particular y la Argentina no está exenta de este acontecimiento, la
pérdida de conciencia de clase de los trabajadores. Los trabajadores
registrados, en muchos casos han comprado el discurso burgués de cierto sector
de la clase media. Por la lucha conjunta de gremios y trabajadores, han logrado
alcanzar un cierto mejoramiento en su “estatus”, poseen Obra Social, envían a
sus hijos a escuelas pagas, algunos tienen su vivienda propia, automóvil y
viajan de vacaciones, eso supone un ascenso social, que siempre procuro el
peronismo. Pero no porque estén mejor socialmente deben olvidar su pertenencia de
clase.
El Movimiento Sindical se
encentra en un serio problema de representación de la realidad laboral de la
clase trabajadora. Hoy la crisis se ha profundizado. Millones de personas que
trabajan todos los días, millones buscan trabajo y otros tantos millones ya
trabajaron los años que correspondía, pero la amplísima mayoría de ellos están
por fuera de la representación de nuestros sindicatos. Los denominados
trabajadores “precarios o informales” – hoy la mayoría - que incluye a las más
variadas formas de empleo, sobreexplotados para producir una ganancia extra a
los empleadores, no tienen ni siquiera el derecho a incorporarse al sindicato
de su actividad. El Sindicato no puede seguir siendo el lugar donde sólo se
organice el trabajador formal. Debemos recuperar al Sindicato como instrumento
de representación de todas y todos los trabajadores de una actividad, sean
formales o precarios, tercerizados, teletrabajadores, cuentapropistas, en
domicilio, no declarados, etc.
Hoy los movimientos
sociales, los trabajadores informales, los trabajadores no registrados, los
trabajadores de la economía popular, los trabajadores registrados pero que
ganan por debajo de la línea de la pobreza, son los nuevos descamisados, esos
que hicieron el 17 de octubre de 1945.
El sistema capitalista
aprovecha todas las circunstancias para seguir ganando más a costa del
sacrificio de los pueblos, el planeta y los trabajadores. No tiene límites y no
serán los Gobiernos los que se los opongan. Deberá ser obra de los y las
trabajadores, en el sentido más amplio de la concepción de clase.
El sindicato debe ser un
instrumento de lucha de la clase, con la capacidad de ser útil en todas las
realidades que tenga que representar. El sindicalismo es un primer nivel de
organización de la clase trabajadora y de construcción de lazos de solidaridad
y pertenencia alrededor de los lugares de trabajo. También es importante
establecer el trasvasamiento generacional en los sindicatos, no porque los más
grande no tengan legitimidad, sino porque los más jóvenes entienden más la
actual problemática y necesidades de su grupo etario.
Sigo comprometido con las luchas de los
trabajadores y jamás he sido imparcial, siempre me encontraran junto a los que
luchan y defienden a los trabajadores.
Estamos viviendo un momento bisagra, la
lucha es por la distribución del ingreso, es por ello que demos dar intensidad
a los programas reivindicativos y no dejemos de movilizarnos ganando la calle junto
a todos los actores sociales para remover y poner freno a las presiones y
extorsión del capitalismo concentrado, sus sectores políticos y de comunicación
que los representan. Tenemos que saber que hay que luchar para que nos sigan
respetando nuestros derechos. El sindicalismo debe ser el ala crítica que
enfrente a la derecha, balancee las fuerzas y empuje al gobierno a los cambios. Los
cambios sociales las hacen las masas populares. Sin la participación de las
grandes masas no hay cambio. Es por ello que una de las tareas más urgentes del
momento es que los trabajadores se organicen, se empoderen, sean parte de las
discusiones políticas, que eleven su nivel de conciencia y se capaciten.
No podemos ser indiferentes ni hacer
silencio ante este momento, porque ello es ser cómplices de los explotadores y
quienes nos roban a diario las ilusiones de una vida digna y el futuro prospero
para nuestros hijos.
Un fuerte abrazo y quedo a vuestra disposición - humildemente - para trabajar para cambiar esta realidad.
1° de Mayo2022
Daniel Fernández