jueves, 23 de junio de 2016

Consideraciones generales de la situación actual

En estos días la corrupción ocupa un sitial preponderante en toda la agenda mediática. Es indudable que la corrupción es un problema serio y está atravesando a todo el arco político y económico. Hoy el caso José López, por su espectacularidad y obscenidad tapa todos los demás problemas y profundos cambios de modelo económico, de un Estado presente a uno ausente, donde el mercado maneja la economía.
Aquello que de una forma u otra apoyamos un proceso político, con aprobaciones y críticas, pero en la concepción de que tenía lineamientos ideológicos acorde a nuestro pensamiento y tradición peronista, inclusión y ascenso social, fuerte presencia del estado en la distribución de la riqueza, independencia económica, soberanía política y sobre todo justicia social, nos debemos hacer cargo de estos ladrones sin excusas, pedir a la justicia una investigación independiente de los intereses políticos en juego, que busque a todos los culpables y caiga quien deba caer que haya participado de este o cualquier otro hecho de corrupción, desde arriba hacia abajo, de un costado y de otro, por todos lados y limpiar de corruptos, para salvaguardar el buen nombre y honor de miles de otros dirigentes que actuaron honestamente y sobre todo de los millones de militantes y ciudadanos que tienen una concepción ideológica, que ningún sinvergüenza nos va a cambiar. Estos hechos nos golpea doblemente, porque somos defensores de un modelo donde el Estado debe ser protagonista como regulador de la economía y protector social, que influya directamente en la redistribución equitativa de las riquezas, pero no que parte de ellas se las queden algunos sinvergüenzas, es necesario que los gobiernos progresistas profundicen los controles y exigencias de honestidad de sus funcionarios, como así también cambiar los códigos de ética. Sabemos que para que haya corruptos tienen que haber dos partes, pero eso no es justificativo, los empresario son proclives a estas cosas (denuncia de Hernán Arbizu JP Morgan - Magacausa de HSBC), nuestros funcionarios no lo deben ser, y si hay uno o los que sean, deben ser castigados inmediatamente por el propio gobierno, para generar confianza en la gente.  
El peronismo ha sobrevivido a 1955 y la revolución fusiladora, a López Rega e Isabel, a las peleas fratricidas, a Herminio Iglesias, a Carlos Menem, Bunge y Born y Cavallo, el peronismo sobrevive al tiempo y a los acontecimientos, porque es el único movimiento que a pesar de su errores y defectos, le ha otorgado al pueblo trabajador y los más desprotegidos, una posibilidad de vivir mejor.
Lo de José López o algún otro caso que aparezca, son un fuerte golpe para el Kirchnerismo, para el peronismo, pero también para la política en general. Este cruce de acusaciones mutuas de hechos de corrupción, evasión, incompetencia en la función pública, cada vez nos acercamos más aquel “que se vayan todos”, pregonada por aquellos que quieren bajar la intensidad de la política, aquellos que reniegan de la discusión ideológica y la construcción popular. Los grandes intereses quieren muy poca política, la degradación de los dirigentes y erradicar la militancia para ejercer con absoluta libertad su hegemonía. Algo así nos pasó en los 90. Los grandes medios monopólicos, instrumentos de esos intereses, mantienen los casos de corrupción en el tiempo transformándolos en cotidianos, con el fin de acrecentar el descrédito y destruir la política como herramienta para fortalecer la democracia y construir una sociedad mejor.
Hoy muchos se atreven a decir que el kirchnerismo está acabado (como en el 2008 con la rebelión de la Sociedad Rural y las pérdida de las elecciones de 2009 y 2013), esa posibilidad está latente y aquellos beneficiados por estos hechos como el Gobierno (Cambiemos) y el Frente Renovador, intentaran de hacer desaparecer a su enemigo, como es común en política. Pero con los hechos tan recientes es difícil precisar el grado del impacto, eso se irá viendo con el tiempo, pero sin duda han dado en el blanco. El Kichnerismo es un sector, importante, del Movimiento Peronista, guste o no, podrá desaparecer como rótulo pero no su proyecto. De desaparecer el Kirchnerismo como tal y a no muy largo tiempo perjudicara a la Alianza Gobernante, porque desaparecerá ese enemigo que eligió para confrontar y deberán rendir cuentas de sus actos de gobierno.  Nadie puede negar la capacidad del peronismo de regenerarse, como así también las organizaciones sociales, políticas y sindicales que adhirieron al anterior gobierno y que no están dispuestas a perder sus conquistas. Seguramente seguirá un purga de dirigentes manchados, otros traidores dirán ahora que no estaban de acuerdo mientas antes usufructuaban las mieles del poder. Aparecerán los “Pedros” que negaran su afinidad con el kirchnerismo, como los legisladores que se escindieron del bloque después de perder las elecciones y pasaron a ser colaboracionistas del gobierno. Aquellos que ahora se mimetizan como el camaleón con los de Cambiemos. Dentro de lo grotesco y repudiable que ha sido este hecho, es positivo para el Movimiento Peronista sacarse la escoria de encima, los corruptos, los desleales, los interesados y los traidores.   
Por último la coalición gobernante, a la que se la ve exultante y considera que ahora tienen vía libre para aplicar las políticas que les parece y puede presionar a gobernadores para sacar las leyes que ellos quieren, que tras el paragua protector de López tiene todo el camino allanado, no debería perder de vista que el descontento va creciendo, la explicación de la pesada herencia ya no alcanza para justificar los altos índices de inflación, los tarifazos, el aumento incesante de la desocupación, y la sensación, fuertemente instalada, de que lo sueldos no alcanzan para llegar a fin de mes. La resistencia y el descontento al modelo económico social de mayor concentración en menos manos, germina en las bases populares, aunque no tengan una conducción única y visible, lo que lo hará más incontrolable.  Tampoco podrán olvidar que las cuentas offshore, los capitales en el exterior y la evasión fiscal son parte del mismo sistema corrupto que se denuncia, aunque se quiera mostrar distinto y este cubierta por el aparato mediático. Cuando se debilite el poder que tiene hoy la justicia ira por ellos y para la ciudadanía será igual o peor.
Así mismo no podemos dejar de lado la “la patria contratista”, aquellos empresarios que se hicieron ricos con el Estado y hoy sigue haciendo negocios y están involucrados en los hechos de corrupción. Estos contratistas, que trabajan con todos los gobiernos, jamás denunciaron ante la justicia estos hechos, porque se benefician con esa corrupción, lo que los hace moralmente incompetentes.

Desde que asumió el nuevo gobierno las noticias para los trabajadores han sido negativa, es cada vez más evidente que hay una fenomenal trasferencia del sector del trabajo a los más pudientes.
Los trabajadores todos los días debemos afrontar una catarata de medidas perjudiciales, que afectan directa a nuestro salario y condición de vida.
El aumento de tarifas afecto considerablemente nuestra condición de vida, debiendo controlar por demás el uso de los servicios necesarios y todo progreso (heladeras, lavarropas, televisores, aire acondicionado, microondas) que hemos podido adquirir durante el tiempo en que los salarios equipararon a la inflación, ahora debemos restringirnos. Como lo ha dicho recientemente el Economista Radical González Fraga y aliado del Gobierno Nacional: “Donde le hiciste creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior" y luego reafirmado por la Sra. Vice Presidenta Gabriela Michetti: “Les hicieron creer que podían vivir de esa manera eternamente” y la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires: “Nos hicieron creer que podíamos tener calefacción, electricidad y servicios”.  Quedando en claro el pensamiento de aquellos que hoy conducen el destino del País y el lugar que le destinan a la clase trabajadora. Las condiciones de vida lograda por la clase trabajadora pareciera que hubiera sido una “fiesta” disfrutada por la población, que ahora deber ser pagada y no un derecho adquirido con esfuerzo y sacrificio como productor de riquezas, en contra posición de la fortuna que han hecho muchos del gobierno ocultos en paraísos fiscales.
Está visto que el tarifazo, ha sido una transferencia directa del usuario a las empresas, que no han invertido en mejorar el servicio, pero que también está produciendo graves incidentes en el sur y otras zonas de la argentina, donde el uso de la calefacción es indispensable y las tarifas son impagables para empresas y domicilios particulares.
El aumento al transporte ha afectado a los que menos tienen, que son aquellos que deben tomar por lo menos tres transporte para poder llagar a su trabajo.
La inflación, principalmente de los productos de la canasta básica de alimentos, que se dispararon y no han tenido ni tienen control alguno. A todo esto debemos sumarle, como dijimos anteriormente, el aumento desmedido de los servicios. La inflación en los próximos meses seguramente bajara, porque sería una catástrofe que siguiera a estos niveles, pero no será por un éxito de la economía, por más que la quieran plantear así, será por la caída en el consumo o sea por la recesión. Al quitar las retenciones, los productos alimenticios se manejan al precio internacional. Ejemplo: si aumenta el trigo, aumenta la harina y sus derivados, si baja se mantiene al mismo precio, nunca baja.
Los indicadores ya están marcando el alarmante cierre de empresas pymes y comercios, la caída del consumo y por ende de la producción. En algunos casos ya no pueden hacer frente a las tarifas y en otros casos por no poder competir con los productos importados dado la apertura de las exportaciones. 
La desocupación, suspensiones, adelanto de vacaciones sigue en alza, cada vez afecta a más trabajadores y el panorama sigue siendo, por ahora, incierto con tendencia creciente. El gobierno con total compromiso con los empresarios y dándole la espalda a los trabajadores, veto sin el menor miramiento la ley de Emergencia Ocupacional, que ponía cierto coto a la sangría que se viene produciendo en algunos sectores, y en cierta forma fue una señal al empresariado para que sigan despidiendo al igual que hizo el estado. Esta Ley no era una solución ni es lo ideal, pero era un instrumento que podía contener en algo los despidos. Esta ha sido todo una señal y queda en claro que se puede esperar de este gobierno y a que nos debemos preparar las organizaciones gremiales y los trabajadores.
El gobierno estimaba que, la salida del “cepo”, la eliminación o reducción de las retenciones y el pago a los “buitres”, son señales que van a mejorar el “clima de negocios” de los inversores. Esto en teoría les iba a generar inversión directa o financiamiento para proyectos de inversión, produciéndose un aumento del empleo, la producción y el consumo, lo que llevará a acabar con la pobreza de un modo genuino. El error es pensar que la inversión sólo depende del “clima de negocios”, de la eliminación de las restricciones en los mercados, y del beneficio empresario, los tres aspectos a los que apuntaron las medidas económicas. Esto es lo mismo que cuando Juan Carlos Pugliese, Ministro de Economía de Raúl Alfonsín dijo “les hable con el corazón y me respondieron con el bolsillo”. Ocurre esto cuando la realidad no se ajusta a sus teorías.
No se ve luz al fondo del túnel por más que el gobierno apueste todo al segundo semestre, aunque ahora dicen que será para el 2017. La inflación del 25% que puso como meta el Ministro de Hacienda Prat Gay para todo el año, se le desbarranco y por ahora estamos llegando por encima del 40%. Pensaron que la devaluación no se iba a trasladar a los precios y se trasladó excesivamente, pensaron que el aumento de tarifas y transporte no iba a afectar a los salarios y afecto monstruosamente. A pesar del achique del estado con despidos y corte de programas no han podido bajar el déficit fiscal, por el contrario lo subieron y bajan las recaudaciones por la recesión, las estimaciones de crecimiento para este año les están dando negativa. Caída de dos puntos del PBI, inflación por sobre el 43%, salarios convencionales pactados a la baja, aumento de desempleados y de la pobreza e indigencia. Ante tal descalabro, están tomando medidas que comienzan a ser manotazo de ahogado, porque aquellos que le prometieron invertir no lo han hecho en la medida que ellos pensaban, porque las inversiones no van a llegar en la medida e inmediatez que ellos pretenden, por más perdón (vergonzoso) que les pidan a los capitales extranjeros (Españoles), porque lo único que ingresan son los capitales especulativos por las altas tasas, la relación tipo de cambio tasa de interés permite hacer importantes ganancias en dólares en el marco de la libre movilidad de los capitales, las inversión financieras son preferibles a las productivas para los principales operadores económicos. Aquellas empresas que invierten son las que ya están instaladas en nuestro país y hacen la inversión, como todos los años, para seguir funcionando. Los inversores, por más que ellos quieran mostrarse confiables, ven una probable conflictividad en puerta y esto los espanta, por lo menos retrasara hasta tanto no se sientan seguros. Además quien va invertir si mataron al consumo interno, matan a las empresas con las importaciones, si pueden importar no van a venir a instalarse en el País. Además no podemos salir a competir con nada al mundo. El aumento de precios se comió la devaluación y para muchos dejamos de ser competitivos, por lo tanto ahora comenzaron a reclamar otra devaluación.  Es por ello que ahora, el gobierno, tratan con algunas medidas (pago a los jubilados, quita del IVA, reactivar precios cuidados y un fuerte endeudamiento externo para inyectar en las obras públicas pensando en las elecciones 2017) enviar algunos pesos al consumo al agravarse el párate, alcanzara? Además aquellos que ganaron con el cambio de políticas sacan sus ganancias del País y no las reinvierten.
También, los capitales que supuestamente estarían interesados en invertir, observan las desprolijidades de una economía, con idas y vueltas, además de la toma de medidas inmediatas beneficiando a sectores poderosos, que bien podía haber soportado un tiempo más una situación desigual, exportadores, mineras, empresas de servicios, etc., y ahora recién comenzaron a pensar, al ver el descalabro que hicieron en sectores vulnerables y no tanto, en hacer parches para no tener conflictos sociales graves.
 Además, hay que tener en cuenta que el mundo está en un proceso de estancamiento y principalmente nuestro principal socio Brasil que está atravesando una profunda crisis política, social y económica que repercute directamente en nuestra economía. Las grandes potencias tienen stock de sobra y no saben a dónde colocarlos, al abrir la importación introducirá esos stocks a muy bajo precio y perjudicara a nuestra industria.  
Ante un mundo complejo como el detallado, el “enfriar” la economía para bajar la inflación crea mayor recesión, y por ende, cierre de empresas y desocupación, un circulo complicado de contener y que ya hemos vivido.
Es porque no hay un panorama alentador que impulsa el blanqueo de capitales, encubriendo una medida irreprochable, como es pagarles a los jubilados. Pero también con una trampa, lo que puede ser la venta de las acciones de las grandes empresas que tiene el Fondo de Garantía Sustentable de la Anses. Las empresas quieren hacerse de vuelta de esas acciones y presionan al gobierno para que las liquide, además el gobierno se puede hacer de dólares. También el proyecto pone fin a la moratoria perjudicando a miles de personas y la creación de un subsidio para los que no cumplan con todos los aportes, un hecho discriminatorio en un País donde hubo una desocupación del 21,5% más de 3.000.000 de personas desocupadas, un 40% de trabajo en negro y empresarios que no hacen los aportes. Con la misma excusa, de pagarles a los jubilados, Carlos Menem liquido YPF. Este blanqueo puede traer aparejado no a muy largo tiempo el desfinanciamiento del ANSES, peligrando el cobro de las jubilaciones, además de preparar todo para volver a las AFJP. Es tan evidente que usaron como excusa el pago a los jubilados en el blanqueo, que ya anunciaron que van a endeudarse para pagar a los jubilados, vamos de mal en peor. Ni los ministros y funcionarios del propio gobierno van a traer la plata al País, por la falta de confianza.
Otro tema que en estos tiempos se viene cuestionando es la profunda crisis judicial la cual ha perdido legitimidad y credibilidad, donde los intereses políticos y económicos se mezclan con los intereses de sectores de poder. Existen una justicia complaciente con los poderosos o el poder de turno y otra severa para los débiles o los que perdieron el poder. Jueces que gozan de privilegios que el ciudadano común no goza, son elegidos por acuerdos de dudosa legitimidad. La politización de la justicia, entrometiéndose en áreas reservada a los otros poderes, legislando o juzgando políticas. Los gobiernos no se declaran prescindentes y suman operadores. La mezcla extraña de la justicia, los servicios de espionaje y los medios de comunicación.  
En definitiva el problema no son las medidas, sino el modelo económico en sí que aplica este gobierno de CEO, que sabemos y conocemos de su insensibilidad, que lo único que les preocupa es que le cierren los números, sin importarles si a los que afectan con sus medidas son seres humanos de menores recursos, porque ellos esa situación jamás la padecieron ni la han vivido. Hoy han gerenciado al país como si fuera una empresa.
Estas medidas las pueden tomar porque, por más que hablen de la pesada herencia y los reales desordenes que existían, le han dejado un País con muy baja deuda externa, sin conflictos sociales serios y con un cierto resto en el general de la sociedad, que les ha ido permitiendo sobrellevar este ajuste, pero cada vez queda menos resto y la tolerancia se acaba, haciéndose notar reiteradamente en distintos lugares del País profundo. Cuando los sectores más vulnerables comiencen a sentir día tras día las necesidades básicas insatisfechas (comer), saldrán a la calle y será una seria señal para el resto de la sociedad. La conflictividad social y gremial podrá ir incrementándose y esperamos que los dirigentes sociales, gremiales y políticos estén a la altura de las circunstancias. Esperamos que los niveles de conciencia y participación popular actúen como contenedor de medidas que propongan un retroceso en esas condiciones de vida.
Está visto que esta democracia está perimida, cuál sería el cambio ahora no lo sé, quizás haga falta una democracia más directa, participativa y revocatoria de mandatos, así como está no sirve, sólo termina por beneficiar a los más poderosos en detrimento de los débiles. Las desigualdades se ensanchan, los privilegios de los poderosos crecen y se reduce cada vez en menos personas. Hay una justicia para ricios y otra para pobres. De qué sirve votar a diputados y senadores, representantes del pueblo, si después cambian de posición ideológica según la conveniencia personal o de la plata que le ponga el gobernante de turno al gobernador o intendente.

Junio 2016

Héctor Daniel Fernández 

1 comentario:

Anónimo dijo...

No puedo menos que coincidir en lo fundamental de tu descripción. Hay una discusión periférica sobre lo que hay que cambiar respecto al pasado y lo que hay que imponer para hacer un país nuevo. Ya no se dice mantener lo bueno y cambiar lo malo. Era un cuento. A la hojarasca de las medidas en malón (que son paquetes envenenados) que el Ejecutivo envía al Congreso y las que se cocina administrativamente (Decretos, Resoluciones, Reglamentos, etc) ya podemos agregar la nueva jurisprudencia que la Corte y el fuero Federal van generando, a tono con lo nuevo a imponer. Eso en los tres poderes “clásicos”. Habría que recordar, además, que en la Constitución hay un Cuarto Poder (el Ministerio Público Fiscal y de la Defensa) al que se pretende vaciar de contenido porque parecer ser el único que a través de la Acusación y la Defensa independientes es lo que más les cuesta manejar. El país nuevo de Cambiemos es el país viejo. Es la reacción conservadora en un envase no demasiado renovado, pletórico de su contenido de oligarcas en la ejecución de políticas y recolección de resultados, vestidos tanto de gauchos en 4x4 como de Ceos contumaces, empresarios gringos y patricios, y divulgadores mediocres que a cada paso meten la pata o se enfrentan a ver quien la tiene más larga para ponérsela a los que desordenaron el país poniendo los caballos adelante del carro y no atrás. Esta guerra (no hay batallas aisladas, el plan lo siguen por rutina) ya la vivimos, tiene siglos de antigüedad. Y, sin que nos demos cuenta, el objetivo político no expresado pero deseado, es la destrucción de la última etapa de resurrección del Peronismo, que es el Kirchnerismo. Así como la Resistencia, Huerta Grande, La Falda, la CGT de los Argentinos, y la revuelta de los 70, el Kirchnerismo rescató, en cada caso en contra de los neoperonismos acomodaticios, la esencia emancipatoria y socialrevolucionaria del Peronismo de Perón y Evita. La diáspora que vivimos en estos meses, es la muestra de la fragilidad de las lealtades de los cuadros políticos que debían su existencia al Pueblo necesitado de recuperar tanto sus derechos como su autoestima. Esta película nos involucra a todos. Y recién comienza.
Como verás, no me meto con los delitos. No tengo complejo de culpa por ser de los sospechados durante siglos por ser negro y peronista. Sostengo el principio de inocencia y reniego de los que se rasgan las vestiduras. Aunque me quede solo. Dijo hace poco el filósofo Brieva que hay quienes hacen moralidad con la bragueta abierta. Yo viví las comisiones investigadoras y las exhibiciones de joyas de Evita. Antes ni San Martín ni Güemes ni Yrigoyen se salvaron de la calumnia. Por eso no les creo de entrada. Es un principio. Porque los que arrastraron la palabra Libertad para bombardear inocentes me enseñaron a no creer ni lo que veo hasta que no lo decante el tiempo, una justicia independiente y, en todo caso, tribunales propios de militantes indiscutidos, que castiguen la traición en todas sus formas.
Un abrazo.
Juan Carlos.

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