miércoles, 15 de junio de 2016

LAS CRISIS ECONÓMICAS LA TERMINAN PAGANDO LOS TRABAJADORES

Los acontecimientos sociales, económicos y políticos, tanto en Grecia como en España, que hace unos años atrás fueron de público conocimiento y que aún hoy no lo han podido superar en Grecia y España son de suma importancia para la clase trabajadora de Europa e incluso del mundo. Más recientemente, en Francia hubo una serie de multitudinarias manifestaciones realizada por sindicalistas y jóvenes contra la pretensión del Gobierno socialista de precarización laboral, facilitando los despidos, reduciendo la indemnización, aumentar las horas de trabajo y un sistema de empleo joven, según el gobierno lo hace para generar más trabajo, una historia ya conocida. Desde América Latina lo debemos seguir con mucha atención, porque está visto, que todo ello repercute con más o menos retroactividad en nuestro continente. El amplio plan de recortes sociales y de derechos que se han efectuado en los países antes mencionados, es una muestra de lo que se puede esperar en otros lugares del mundo. Es como una reacción del capitalismo para poner las cosas donde ellos quieren. Dentro del mercado y de la sociedad de consumo, la lógica de producción no se mide por la satisfacción de las necesidades básicas de la sociedad (comida, vivienda, salud, educación, etc.) sino por los parámetros de optimización de la rentabilidad capitalista privada. La lógica del capitalismo es producir sólo para quien puede pagar los bienes y servicios producidos. La producción no está basada en la búsqueda del bien social, sino por la búsqueda de la rentabilidad. Por lo tanto, en crisis como la que está afectando a parte de Europa y las medidas que han tomado para superarla, han producido recesión, menores ventas y acumulación de producción, lo que se traducirán en una mayor expulsión de empleados y trabajadores. Con este sistema la rentabilidad y concentración de riquezas queda en pocas manos. La gran masa expulsada de este circuito, le sobra al sistema. 
El hecho es que la crisis descarga su peso sobre los trabajadores. Siempre son los trabajadores quines deben pagar las crisis, nunca es el capital o los que más tienen son afectados. Siempre los sacrificios y los recortes a los derechos sociales y laborales se hacen sobre la clase trabajadora, nunca sobre los dueños de las grandes riquezas y rentabilidades, la crisis la terminan pagando los más débiles. Todos estos planes prosperan en la medida que la masa expulsada o en peligro se lo permita.
Cuando nos referimos a la concentración de riquezas en pocas manos, hoy los sistemas de producción y de comercialización a escala global están hegemonizados por unos 200 bancos y corporaciones empresarias transnacionales. Con este diseño de economía global, no son los gobiernos ni los países quines deciden cuánto se produce y para quién, sino estas corporaciones y bancos trasnacionales, dado que son ellos quienes manejan la estructura de la producción, comercialización y financiación. Los Estados sólo cumplen una función reguladora y ordenadora, sin peso e incidencia en la producción y comercialización. Los grandes pool de las corporaciones son los que forman los precios y deciden sobre los volúmenes y el destino de la producción mundial y no los gobiernos.   
En la crisis de EEUU aumento el desempleo a un 10%. Pero el abultado salvataje estatal estuvo direccionado a los bancos y grandes empresas con problemas económicos y financieros. Quienes promovieron “grandes ajustes”, cerrando sucursales, talleres, plantas industriales, oficinas, etc, cesanteando personal, reduciendo ingresos y flexibilización laboral.  La variable una vez más fueron los trabajadores y sus familias y no las ganancias o los ingresos de los principales directivos o dueños. 
En la crisis que se desató en el 2010 en Grecia; España, Portugal e Irlanda, la receta aplicada fue la misma, salvar los bancos y las grandes empresas y castigar al pueblo trabajador, recortando los gastos sociales, los derechos laborales, despidos masivos, privatizaciones, etc. El plan de “ayuda” que la Comunidad Europea y el FMI que le otorgaron a Grecia y que su gobierno desoyendo el voto popular aceptó, sólo persiguió un fin: salvaguardar los intereses de la banca europea a costa de que el nivel de vida de los trabajadores retroceda décadas. Acostumbrados a la movilidad social ascendente (que sus hijos estén mejor que ellos), hoy se encuentra que todo eso se derrumba y esa movilidad social será descendente. La inyección de dinero fue a los bancos y a los tenedores de la deuda externa griega, quienes cobran altos intereses para refinanciar esa deuda pública y salvaran con creces sus cuentas. De esta forma Grecia “honrara” su deuda externa, ahora quién “honrara” a los trabajadores y pensionistas griegos (deuda interna), si su propio gobierno los castiga y los deja sin nada, sobre todo sin sueños ni esperanza. Lo mismo ocurrirá con aquellos países que esta crisis afecte. No hemos visto que tanto la banca como las grandes empresas hagan ningún tipo de ajuste, privilegiando el mantenimiento de la fuente de trabajo y salarios a su holgada rentabilidad, porque ajuste no es echar gente, eso es depositar todo el peso de la crisis a los que trabajan. Da la impresión que nadie se preocupa de salvar a los pueblos, sino la preocupación reside en salvar los bancos y empresas transnacionales. 
Esta receta ya fue aplicada en los 80 y 90 en América Latina y principalmente en la Argentina, privatizaciones, apertura de los mercados, aumento de la edad jubilatoria, congelación y recorte de salarios y jubilaciones, falta de inversión pública, aumento de impuestos, flexibilización laboral, etc. Todo ello fue la antesala a un gran estallido social, alcanzando una desocupación del 21,5%, la pobreza trepo al 57,5% y la indigencia al 27,5%.
Nuevamente en América Latina está volviendo a tomar ese rumbo con la caída de los gobiernos progresistas y principalmente con la crisis político – económica de Brasil. Por distintos medios los gobiernos de derecha que se vienen dando en la región, están llevando de una forma u otra a la aplicación de estos idearios capitalistas.
De modo que la crisis es fomentada y utilizada como una excusa para avanzar con políticas neo liberales, afectando seriamente los ingresos y condiciones de vida de los trabajadores y favoreciendo a los capitales especulativos. Esta es la nueva cara de la explotación, cuando los pueblos alcanzan cierto estado de bienestar, el capitalismo actuá para arrebatarles las conquistas y sumirlo en la desesperación y la angustia, obteniendo mano de obra barata y sumisa. Este fenómeno ataca también los estamentos sociales que contienen a los trabajadores, debilitando y desorganizando a las organizaciones sindicales y políticas de los trabajadores.
La subordinación del Estado al capital necesita ser cuestionada por los trabajadores para que la crisis se transforme en una oportunidad para los cambios de sistemas de producción y el objetivo de satisfacer las necesidades de todos, de lo contrario las grandes masas de expulsados del sistema podrán causar ardientes conflictos sociales de impredecibles resultados.

Héctor Daniel Fernández

Mayo de 2016

No hay comentarios:

SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...