La inseguridad es un
tema repetido en toda la Argentina y especialmente en Buenos Aires, sin embargo
en los últimos meses, los hechos de
inseguridad han aumentado. El gran Buenos Aires padece a diario
distintos hechos de inseguridad que no permite a los ciudadanos desarrollar su
vida normalmente. Esta situación ya extralimita la famosa sensación de
inseguridad o la repetición en los medios de comunicación de un mismo hecho.
Muchos de los medios de comunicación han dejado de informar los hechos de
inseguridad menos violentos como ocurría con otros gobiernos, como si esto
solucionara el problema. Los peores años de la Argentina se empiezan a
visualizar desde la dictadura militar en adelante, salvo algunas excepciones
que se pueden remarcar en varias políticas destinadas a este fin. Varias
generaciones fueron arrastradas a la marginación y pobreza extrema, donde a la
juventud se le quitó la posibilidad de un futuro digno.
Posteriormente hubo
una reactivación de los medios de producción, con crecimiento de la industria y
el empleo, pero la escala de valores ya se había roto. La cultura del trabajo
quedo menguada y la entrada del narcotráfico, el cual se instaló y arraigo en
los distintos estamentos sociales, comenzó hacer estragos.
El resultado de esta
combinación y la lucha de bandas narcos por el territorio de distribución,
aumentaron la violencia e inseguridad en las calles de todo el conurbano y la
Ciudad. No importa si es de día o de noche, los ciudadanos sufren desde
comienzos del 2016 un brusco aumento de la inseguridad. En estas zonas los
delincuentes se manejan con total impunidad, cometiendo delitos a cara
descubierta y en cualquier momento del día, además de una inusitada violencia,
que va creciendo a medida que pasa el tiempo. Para analizar esta violencia,
deberíamos partir del concepto que para la mayoría de los delincuentes y
principalmente jóvenes, su vida no tiene ningún valor, por lo tanto mucho menos
la tiene la de sus víctimas. Otro hecho que arroja a mucha juventud al
ejercicio del delito, es el hecho de no tener igualdad de oportunidades, de no
alcanzar un trabajo remunerado dignamente, el ejemplo claro fue el de un joven
de fuerte apache, que le preguntaron porque delinquía: mi viejo por años se
levanta a las 5 de la mañana para ir a laburar por unos mangos que no le
alcanzan para llegar a fin de mes, y yo vendiendo “droga o algún otro
“laburito”, saco más guita que él y sin romperme el lomo.
También es cierto
que el aumento de las penas, el bajar la edad de imputabilidad, la mayor
presencia policial no han dado resultado, hoy tenemos un ejército de policías
federales, provinciales, municipales, además de infinidad de empresas de
seguridad privada y la delincuencia aumenta a diario.
Quizás habría que probar con mejorar las condiciones socioeconómicas, con trabajo digno y salarios justos para todos los que quieran trabajar, una expectativa de futuro más venturoso para los jóvenes, educación de calidad para todos, sin excepciones. Un Estado presente ante el más desprotegido y vulnerable, una sociedad más solidaria y menos individualista y egoístas. A medida que la sociedad se vuelve más compleja, las causas de la criminalidad se hacen más complicadas e interrelacionada y se conjugan factores sociales, demográficos, económicos que requieren una respuesta más sofisticada.
Quizás habría que probar con mejorar las condiciones socioeconómicas, con trabajo digno y salarios justos para todos los que quieran trabajar, una expectativa de futuro más venturoso para los jóvenes, educación de calidad para todos, sin excepciones. Un Estado presente ante el más desprotegido y vulnerable, una sociedad más solidaria y menos individualista y egoístas. A medida que la sociedad se vuelve más compleja, las causas de la criminalidad se hacen más complicadas e interrelacionada y se conjugan factores sociales, demográficos, económicos que requieren una respuesta más sofisticada.
Debemos
aclarar que por lo general la delincuencia se la asocia a sectores marginales o
pobres, pero está probado, que no es patrimonio exclusivo de este sector
social, porque en niveles sociales altos existe esa misma delincuencia, con distintas
características pero con similar poder de daño. Además debemos tener en cuenta
que cuantitativamente son muchos más los marginados y desesperanzados que
aquellos que gozan de cierto nivel económico satisfactorio u holgado, con el
agravante que estos últimos poseen una formación cultural superior, mayor y
mejores oportunidades y como así también cierta impunidad. “Cuando falta paz, falta pan; Donde no hay que
comer, ¿qué alegría puede haber?; Donde no hay que comer, ni hay paz ni la
puede haber.”
Las
Instituciones del Estado que nos deben bridad seguridad han caído en una
profunda crisis de credibilidad, siendo incapaces de poder prevenir o dar una
respuesta adecuada, formando parte en muchos casos, del mismo problema. El
sistema político, en general, no ofrece opciones reales porque está
comprometido con su propia supervivencia.
La falta de respuesta,
coordinación y competencia entre los actores del Estado en materia de
Seguridad, la ineficacia resultante por la carencia de voluntad de acción o
bien por falta de voluntad política para resolver el tema de la Seguridad en
general, ha hecho crecer la solidaridad entre ciudadanos o vecinos, creándose
proyectos tipo o redes de contención vecinales.
Es esencial tener muy
claro que el principal elemento para atacar a la delincuencia y disminuirla es
la firme voluntad política de aquellos que nos gobiernan para hacerlo, ellos
deben tomara todas las medidas que sean necesarias y los cambios estructurales
para revertir aquellas situaciones que las generan. La retórica ya no basta, el
Estado es quien nos tiene que garantizar seguridad, justicia, salud, educación,
trabajo de calidad y se debe exigir permanentemente por ello si pretendemos
tener un futuro mejor y un País más justo y solidario, también está en nosotros
cambiar esta situación.
Debemos tener una
justicia ecuánime, con ética y honesta. Fuerzas policiales decentes, idóneas y
con elementos adecuados y ciudadanos comprometidos.
Como
ciudadanos y trabajadores, debemos exigir al gobierno, porque la inseguridad y
la lucha contra el narcotráfico, fueron uno de las promesas claves de la
campaña, ahora está obligado a lograr resultados visibles y garantizarnos la
seguridad, no se puede seguir viviendo recluidos en nuestras viviendas o con el
temor al ir o venir de nuestros trabajos de ser víctimas de la violencia. Nos
deben garantizar la paz social y poder transitar de forma segura por las calles
de nuestra ciudad o barrio.
Mayo 2016
Héctor Daniel Fernández
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