jueves, 28 de noviembre de 2019

NI PERSEGUIDO POR CONSPIRACIONES NI INGENUO


Estados Unidos ya fracasó con su política en medio oriente y ahora vuelve accionar sobre su patio trasero, América del Sur. El Comando Sur adiestra a oficiales de las fuerzas armadas de los países de América del Sur. “Donald Trump y el Pentágono aceleran el modelo injerencista contra los gobiernos reacios a alinearse a los intereses estadounidenses. La diferencia con otros momentos de la ríspida historia con la región es que lo hace sin el mínimo cuidado por las formas de la diplomacia.” La Bolivia de estos días es una avanzada en esa línea, con Caracas y Managua en la mira, según adelantó Trump. Sin descuidar a La Habana y, de paso, como para que Buenos Aires tome en cuenta cómo se mueven sus fichas en Washington.” Alberto López Girondo
En varias oportunidades he escrito sobre los problemas que se ciernen sobre nuestro País y sobre toda América Latina.  No soy un analista sobre política exterior, pero hay una realidad demasiado evidente, que sólo pueden ignorar aquellos que no quieren ver la realidad o se benefician con las políticas de derecha.
El poder económico internacional y el local, no están dispuestos a renunciar a ninguno de sus privilegios, y están orientados a alterar el orden democrático o generar caos con tal de que no se modifiquen esas condiciones. A ellos no les importa lo injusto de imponer la voluntad de una minoría sobre la totalidad del pueblo.
“América Latina tiene la derecha más depravada, pusilánime, corrupta e iletrada del mundo. Está dispuesta a quemar en la hoguera a un país entero con tal de no ceder ni un céntimo de sus ya monumentales beneficios. Respaldada por Washington, aliada al militarismo golpista y embebida de una ideología involutiva, las derechas continentales actúan como si los países de los cuales extraen sus riquezas fueran para ellas un mero exilio y no la patria original. El destino de golpes y destierros de seis presidentes latinoamericanos de orientación socialdemócrata es un retrato fantasmagórico de la carga destructiva que las castas oligarcas de América Latina están dispuestas a activar”. Eduardo Febbro, Pagina 12
Los recientes acontecimientos en América del Sur, marcan una tendencia e injerencia de EE.UU alarmante. Ecuador, ante las marchas populares - la mayoría pacificas - en contra de medidas de ajuste orientadas por el FMI y aplicada por el gobierno, terminó en violenta represión, heridos y muerte de ciudadanos. Lo mismo ocurre en Chile, después de 30 años de injusticia y desigualdad se produjo un estallido social sin precedentes que puso en cuestionamiento todo el modelo económico y social vigente desde la dictadura, la respuesta fue una violenta represión, heridos, muerte y violación contra los derechos humanos. Bolivia, más allá si Evo Morales forzó su candidatura, se produjo en golpe cívico – militar, los ciudadanos marcharon pacíficamente en oposición y fueron reprimidos con violencia, produciendo heridos y muertos. En Perú el presidente disolvió el parlamento. Brasil, la injerencia de las fuerzas armadas y de seguridad fue evidente para que llegara al poder Bolsonaro (pro militar).  Colombia, ocurre algo similar que en Chile y Ecuador.  También existen conflictos similares en Honduras, Guatemala, Haití. También hay tensión en Venezuela y Nicaragua, señalados por el Comando Sur (EE.UU) con el eje del mal.
En todos los casos, las fuerzas armadas y de seguridad intervienen en reprimir al pueblo y en defensa de un sector minoritario privilegiado. Incluso el propio Papa Francisco marco su preocupación y dijo: Francisco señaló que alguien durante una conversación le comparó la actual situación en Latinoamérica con la de los años desde el 74 a los 80 en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia, cuando se puso en marcha el plan Cóndor (operativo militar para acabar con los disidentes), pero él afirmó que “no sabía si esto era así”.
En Argentina han sufrido una derrota en una batalla electoral, pero no se renunciaran en sus objetivos, debemos prepararnos para reconstruir la Patria, pero también prepararnos para la contraofensiva que lanzarán, sin dudas, aquellos sectores que derrotados, no se rendirán sin luchar. Cambiaran las caras, cambiaran los métodos, pero no su voraz apetito.
Los últimos días se han producido una serie de hechos que pocos le han dado la importancia que el caso tiene.
Durante la ceremonia de despedida de su cargo, la Ministra de Seguridad y próxima presidenta del PRO, Patricia Bullrich, se reunió con 30 representantes de la DEA, el FBI y los organismos del Departamento de Seguridad Nacional de Trump, encabezados por el embajador yanqui Edward Prado. Bullrich puso el énfasis en los pactos de cooperación y formación de funcionarios locales que se están formando bajo la doctrina norteamericana durante su gestión. Se formaron más de 500 funcionarios de las distintas fuerzas. La excusa del combate al narcotráfico ha servido mediáticamente al gobierno para instalar por ejemplo, Grupos de Operaciones Conjuntas centralmente en el norte del país y en la zona de la Triple Frontera. Además, claro, de personal y tecnología de la CIA y el FBI para hacer espionaje e inteligencia y aportes financieros del Departamento de Estado para la “lucha contra el narcotráfico”. En resumen y sin eufemismos: profundizar la injerencia imperialista en el país. Patricia Bllrich deja a las dos fuerzas supuestamente destinadas a combatir el narcotráfico, la Gendarmería y la Prefectura, en manos de instructores de la CIA, el FBI, el Mossad y demças servicios de inteligencia israelíes.
Sectores rurales ligados a Cambiemos y al ministro Etchevehere aseguraron que la próxima gestión los encontrará organizados "para responder a cualquier medida autoritaria", sobre el aumento de las retenciones.
El poder económico y mediático que brindo al Presidente, seguirá juntos y dispuestos a comenzar un nuevo periodismo de guerra contra las nuevas autoridades. Las Fuerzas Armadas y de Seguridad como podemos observar, responden a esos intereses y a los foráneos, que los adiestraron y formaron. Así que aquí no habrá luna de miel ni 100 días para el nuevo gobierno, apenas toque algunos privilegios o intereses, tendremos acciones como las que vimos en Países de nuestra patria grande. En la cintura de Alberto Fernández está la oportunidad de salir ilesos, estar atentos y vigilantes,   y la constante movilización
No es la hegemonía de un medio la que hace titubear la democracia, sino la hegemonía de su mala fe. De Manuel Zelaya en Honduras a Evo Morales en Bolivia, la mecánica de la destitución ha sido similar: una casta oligarca que se apoya en los medios para viciar el relato, en la justicia y los militares. En cada caso se buscó arrancar del poder a opciones políticas reformistas, nacionalistas y con un fuerte ánimo redistributivo. Ninguno de estos seis ex presidentes (Zelaya, Lugo, Lula y Dilma, Correa y ahora Evo, sin importar, se agrega, las alternativas de golpe parlamentario, cárcel, proscripción, destierro, etcétera) ha sido un dictador, o un revolucionario violento; ninguno reprimió, amordazó a su pueblo, sentencio la libertad de expresión, ni derramó sangre en las calles. Llegaron para abrir el juego político, social y económico en países cautivos de una casta explotadora, no para llenar las cárceles o los cementerios. Sus enemigos sí. Nuestras derechas cavernícolas jamás atravesaron el Siglo de las Luces. Siguen ancladas en los tiempos de la barbarie ideológica y la obscuridad. Lo acaban de probar en Bolivia, amparadas, una vez más, en la protectora dependencia de Washington. La Casa Blanca siempre ha estado a la vera de todas las hecatombes políticas de América Latina. Ha sido el capacitador ideológico y operativo de los golpes de Estado militares del Siglo XX, como lo es ahora de los golpes cívico-militares que promueve desde el inicio del Siglo XXI”. Eduardo Febbro, Pagina 12

Daniel Fernández
Diciembre 2019




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