Uno que ya es grande y se ha
formado en base a la memoria y el reconocimiento de mis mayores, principalmente,
sobre el primer Gobierno de Juan Domingo Perón 1946 – 1952, también lo que uno
ha podido leer y vivir sobre los cambios profundos en la estructura económica,
social y política del País que produjo el peronismo. La irrupción del peronismo
en la Argentina es un hito fundamental en la historia argentina porque señala
el momento en que los trabajadores acceden a una situación económica e
institucional desconocida hasta ese momento, conformándose una identidad de los
sectores populares que perdurará a lo largo de muchas décadas. Esta integración
económica, social y política de la clase trabajadora fue posible por la
consolidación de la industrialización como el eje prioritario de la actividad
económica.
Luego, como consolidación de esas
conquistas, es la promulgación de la Constitución de 1949, la que impone, en
primer término, la distribución equitativa de la riqueza que el suelo produce y
organiza nuestra riqueza, para que esa riqueza no quede en manos de minorías
oligárquicas y monopolios, mientras los argentinos no pueden disfrutar siquiera
de un mínimo de esa riqueza. Está constitución puso en vigencia los más
elementales derechos humanos básicos, como ser el trabajo, la salud, la
vivienda, y la educación. Son esas bases económicas las que le han de dar
vigencia real a esos derechos.
Tras el tiempo y lo vivido, tan
sólo como orientación, comencé a militar en 1970 y hoy me pregunto cuántos
peronismos hay? Conociendo los principios más arriba expuestos, como podemos ir
de nacional y popular a neoliberalismo, de estatizar a privatizar los recursos
naturales, de Menem a Kirchner, de poner los servicios en función de la
sociedad y la industria a entregarla a privados. Sería largo explicarlo: http://lzrsocialypopular.blogspot.com/search/label/Per%C3%B3n%20-%20Menem
Quizás uno sea impaciente ante el
avance de la derecha y la colonización cultural. Veo con preocupación, que cuando
se afectan intereses de minorías poderosas en favor de las mayorías, surgen
sectores medios – que teóricamente se benefician – salen a defender esas
minorías en perjuicio propio. No es para
menos que los grandes medios de comunicación están al servicio de las minorías
y no existen periodistas independientes u objetivos. La batalla es cultural.
La última experiencia
(Neoliberal) ha sido terminante, podemos disentir con este Gobierno y ser
críticos por algunas medidas que se toman o no se toman, pero no debemos
confundir quien es nuestro enemigo político. Este es un Gobierno de coalición (con
diferentes intereses) y en Diputados no tiene mayoría para imponer los cambios.
Cada sector son esenciales a la totalidad, hoy no se puede renegar de ninguno
para completarse adecuadamente en el todo que es esta coalición (1). Por lo tanto debemos evaluar el equilibrio de
fuerzas existentes. Es fundamental determinar si no se toman medidas porque no
se puede o por una cuestión ideológica. Siempre es difícil saber hasta dónde un
Gobierno puede o no llegar, hay que ser cauteloso en extraer definiciones
ideológico – políticas de esa situación. Lo primero aconsejable es ver quiénes
tiene en frente a sí ese Gobierno. Ver que alianzas tiene o quienes forman la
coalición de gobierno. Si el Gobierno no ha tocado algunos intereses poderosos:
financieras, bancos, campo, empresas y estos actúan como si lo estuvieran
haciendo, se debe actuar con cautela, generar una campaña de comunicacional
eficiente para mostrar los benéficos para el País y la mayoría del pueblo y así
crear el consenso en la sociedad. No se
puede exponer medidas y luego no tener todo el poder para imponerlas. Caso Vicentín
o contribución de los ricos. Desde mi modesto ver, este Gobierno - como el
Gobierno de Cristina - tiene falencias en la comunicación.
(1) Quizás
en función de lo dicho, la mayor estrategia aplicada últimamente fue la
elección por parte de Cristina Fernández de Kirchner fue elegir como candidato
a presidente a Alberto A. Fernández. Además del papel que viene desempeñando
actualmente (menor exposición), que desconcierta a la oposición y a los medios
afines.
No se puede alcanzar todo porque
en frente está el enemigo y si algo define al enemigo es su negación absoluta a
darnos lo que queremos repartir y su acumulación de poder para defenderlo. En la
política es necesario entender la relación entre los proyectos de poder y el
poder político y material para imponerlos. La pregunta sería: Con qué poder
político cuento para aplicar mis proyectos de transformación económica, social
y cultural para imponérselo a la derecha? Hay que conocer el poder el verdadero
del enemigo que vas a enfrentar. Clausewits decía: ser más fuerte en el lugar en que se define la batalla. Saber que cada
batalla se da en el momento que se debe dar, saber cuál es ese momento es lo esencial
y cada batalla vale tanto como las otras.
Cuando se toman medidas y se afectan
algunos intereses, debemos ver quienes reaccionan en su contra para saber a qué
sector beneficia.
Esto no quiere decir que debemos
ser conformistas y no reclamar por cambios profundos, pero tener la claridad y
serenidad para determinar si no se hace porque los intereses opuestos son
poderosos o por una cuestión meramente ideológica. Debemos crear conciencia
para producir los cambios y trabajar para el cambio cultural de nuestra
sociedad, para que no vaya en contra de sus intereses.
¿Y qué poderes han manejado la política? Han sido la burguesía, las
aristocracias o las plutocracias. Sólo que ellas lo han hecho en su propio
beneficio y siempre en perjuicio del pueblo. Si el pueblo quiere liberarse para
siempre de esa amenaza, no tiene más remedio que mantenerse orgánicamente
poderoso. El hombre cede más al poder que a la razón; por eso hay que tener la
razón, y apoyarla con el poder. Juan Domingo Perón
Daniel Fernández
Junio 2020
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