miércoles, 29 de agosto de 2018

REMINISCENCIAS DE 1955


Cualquier hecho parecido a la actualidad no es casualidad.

“Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos que han sido engañados” Mark Twain,

Aquellos que tenemos unos cuantos años (nacido en 1949) y hemos recibido de nuestros padres la historia, además de haber leído y militado (como millones desde el anonimato), siempre con pensamiento crítico, hoy desgraciadamente olemos reminiscencias de aquel 1955: odio, rencor, fanatismo, persecución, proscripción y venganza, que son estimulados desde el gobierno para tapar la incipiente “mega crisis económica - financiera” producida y ejecutada por el mejor equipo de los últimos 50 años y la brutal trasferencia de recursos de los más pobres a los más ricos (ellos). Convengamos que el "antiperonismo" es racista, terrorista y golpista desde sus orígenes. Una vez más el odio venció al amor, la venganza a la justicia, el rencor a la razón. La explicación de fondo admite como mínimo un par de razones profundas: odio de clase y necesidad de reconfigurar el orden económico y social del país bajo un gobierno peronista y adecuarlo a los intereses de las clases privilegiadas. Los gobiernos “peronistas” (con excepción de Manem) atacaron los intereses de los poderosos o dueños de la argentina y eso es lo que no le perdonan. Repasemos el pasado y veamos los puntos de contacto con el presente.
Juan Domingo Perón trastocó profundamente las estructuras de la Argentina agro-pastoril: El programa del peronismo estatizó y nacionalizó las empresas y recursos considerados claves para la economía nacional, afectando la tradicional hegemonía del capital británico y sus socios locales; centró su política exterior en una posición equidistante de los EEUU y la URSS (de hecho Perón no era un comunista; pero su prioridad era evitar la injerencia del imperialismo norteamericano, en especial en América Latina); reformuló el sistema de comercio exterior, quitándole a las casas exportadoras de granos y carnes el monopolio de la negociación de nuestra riqueza agroexportadora y redireccionando esos ingresos hacia la industrialización nacional; reduciendo profundamente la rentabilidad de la elite terrateniente (los que creían ser dueños “naturales” de la Nación y su pueblo) y obligándola por primea vez en su historia a reconocer la autonomía y la conducción de un Estado que no era “de ellos” sino de los intereses de la nación.
Esta transformación profunda de la economía tradicional de la argentina va de la mano con la política consistente en la sanción de un conjunto de medidas de mejora laboral y social de una profundidad inédita: una legislación obrera, que garantizó, alentó y profundizó la organización sindical y transformó a la clase obrera en el actor político-social clave; en su sostén y también, porque no decirlo, en la garantía de las conquistas alcanzadas en ese período.
El salario y las condiciones laborales dejaron de ser una atribución disciplinadora de los patrones y comenzó a tener que ser negociado entre sindicatos y empresarios bajo la regulación estatal. La sanción del Estatuto del peón rural visibilizó a los verdaderos hacedores de la riqueza de la “Argentina de la edad de oro”. La riqueza que esa elite creía era obra suya se basaba en el tratamiento casi esclavizado de cientos de miles de trabajadores rurales que mal vivían y mal comían mientras sus patrones despilfarraban la riqueza por ellos generada en paseos por Europa y en la construcción de castillos traídos piedra por piedra de Francia.
Toda esta transformación en lo económico, social y laboral, trajo aparejado el odio, rencor y venganza. El imperialismo norteamericano y británico, aliados a nuestra oligarquía, hartos de Perón, provocaron los sangrientos hechos de 1955, haciéndose cargo de la llamada Revolución Libertadora (Fusiladora), en una alianza cívico – militar, integrada por Miembros de la Fuerza Armada (Aeronáutica, Marina y Ejercito), Comandos Civiles, Partido Demócrata Cristiano, Partido Radical, Partido Nacional, Partido Demócrata progresista, La Iglesia, Burguesía Agraria (Sociedad Rural) e Industrial. Empresarios (Raúl Lamuraglia, Alberto Gainza Paz entre otros), políticos (Miguel Ángel Zavala Ortiz, Américo Ghioldi, Jaime Mejía, Mario Amadeo y Luis María de Pablo Pardo, Adolfo Vicchi y Alberto Benegas Lynch, por nombrar algunos). Uno de los objetivos era desperonizar la sociedad, se destruyeron bustos, estaba prohibió nombrar a Perón, se destruyo, abandono o cambio cualquier cosa que llevara el nombre de Perón o Evita. Se secuestro y violo el cadáver de Evita. El nuevo gobierno disolvió al Partido Peronista, intervino la CGT. Las sedes gremiales fueron controladas por fuerzas de seguridad. Se suspendieron las convenciones colectivas de trabajo, lo que privó a los trabajadores de negociar mejoras salariales en un período en el que –por el desborde inflacionario- el poder adquisitivo había bajado considerablemente. Fue decretada la inhabilitación de todos los dirigentes políticos y gremiales que habían participado de la gestión de Perón. Dirigentes, delegados y militantes fueron encarcelados y algunos fusilados. La administración pública y las universidades fueron depuradas de peronistas, controlándose férreamente los medios de comunicación, que en su mayoría estaban en manos del Estado. Un Decreto del Poder ejecutivo prohibió cualquier propaganda favorable al peronismo, así como la mera mención del nombre de quien, desde entonces, empezó a ser designado como el “tirano prófugo” o el “dictador depuesto”. Inventaron causas, armaron campañas de desprestigio, mostraron bóvedas y millones de dinero que se había robado, autos, motos y mansiones, nada se probó. También Perón fue acusado de “traición a la Patria”, recibió esta acusación, entre otras, al ser derrocado por la Revolución Libertadora. Recién en los años setenta se cerraron las múltiples causas en su contra. El 17 de mayo de 1956, el juez Luis Botet bajo las órdenes de la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu e Isaac Francisco Rojas, inició una causa caratulada “Sumario instruido contra Juan Domingo Perón y otros, por ‘traición a la Patria y asociación ilícita’”. Además de estas acusaciones, al ex Presidente se le abrieron 119 procesos judiciales. La más inesperada de las denuncias fue la de estupro, por la que se acusaba a Perón de tener relaciones íntimas con la joven Nelly Rivas. Esta adolescente -de solo 15 años- fue internada por órdenes de la justicia en un reformatorio y sus padres en el penal de Olmos. En los años ’70, el doctor Isidoro Ventura Mayoral, abogado de Perón, declaró que su cliente había sido absuelto de los 120 procesos judiciales iniciados en 1955.
En lo económico se tomaron las siguientes medidas: Se suprimieron los controles de cambio y la comercialización de exportaciones con intervención estatal. Los instrumentos a partir de los cuales el Estado Peronista intervenía en la economía (como el IAPI o el manejo de los depósitos bancarios) fueron desmontados. Se aplicaron fuertes devaluaciones que beneficiaron a los sectores agrarios más concentrados. Los salarios fueron congelados. Se suprimieron todos los subsidios dirigidos al consumo de los sectores populares. Argentina se incorporó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial, con el objetivo de acceder al financiamiento externo. No hubo una legislación clara sobre el capital extranjero.
Las consecuencias tampoco se hicieron esperar.
Se estancó la producción industrial. Se provocó una importante transferencia de ingresos hacia el sector agropecuario. La balanza comercial dio saldos deficitarios. La inflación se descontroló.

Hoy la percepción de la verdad es más importante que la verdad misma.
El actual Gobierno, con el apoyo del “poder o círculo rojo”, más la cobertura irrestricta de los medios hegemónicos y Estados Unidos, suponían tras las derrotas que el Kirchnerismo estaba muerto, que Cristina no podía ser candidata nunca más, pero han hecho las cosas tan mal que o sorpresa, al igual que Perón, resurge de las cenizas. Por eso han hecho florecer ese sentimiento neofachista que tenía reprimido un sector de la sociedad después de la derrota de la sangrienta dictadura, traduciéndolo una vez más en odio, fanatismo y rencor. Surgen los que defienden vehementemente a los que los estafan en sus caras y privilegian el odio social por sobre el deterioro concreto de su situación material. Prefieren que el País se hunda, antes que reconocer el fracaso de este Gobierno. Se sirven de la "justicia" para perseguir y encarcela, suponiendo que así pueden mantener el poder. Como decía Perón: “No es que nosotros hayamos sido buenos. Sino que los que vinieron después fueron tan malos que nos dejaron como buenos a nosotros".
Pero esto no es un hecho aislado, estos acontecimientos se vienen replicando en toda América, van contra los líderes populares. Mientras EEUU estuvo ocupado en medio oriente y descuido su patio trasero aparecieron líderes populares que trasformaron América Latina: Lula, Chávez, Kirchner, Correa, Zelaya, Fernando Lugo, Evo entre otros. Cuando se dieron cuenta comenzaron actuar con los “golpes blandos” "La naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado (...) Nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas", dijo el politólogo estadounidense, Gene Sharp, quien lo definió como una estrategia de “acción no violenta”, que no recurre a la fuerza bruta para hacerse con el poder. Sharp asegura que “en los Gobiernos, si el sujeto no obedece los líderes no tiene poder. Éstas son las armas que en la actualidad se usan para derrocar gobiernos sin tener que recurrir a las armas convencionales”. Una política de desgaste de la voluntad popular que tiene como fin último la fractura institucional que permita un Golpe de Estado. El nuevo embajador nombrado por Donal Trump; Edward Prado dijo "Mi intención es continuar trabajando con los abogados y jueces de la Argentina para mejorar el sistema judicial y fortalecer la confianza de la gente en el sistema judicial". Injerencia, pérdida de soberanía. Los hechos están a la vista, investigación, allanamiento y cárcel sólo para los del gobierno anterior. Los empresarios y funcionarios de este gobierno, en libertad o directamente no se los investiga. La República y la Nación están despilfarrando una gran oportunidad para terminar con la corrupción, con una investigación viciada de nulidad y conducida por personajes impresentables. Estamos ante la corporización de Torquemada en Bonadio. Si se les aplica a todos la ley por igual y son procesados, juzgados y condenados los Macri, Roca, Rocío, Calcaterra, Caputo, Midling o sea toda la patria contratista, al igual que funcionarios, puede que recuperemos el estado de derecho.
La única realidad, es la situación crítica por la que está atravesando el pueblo en general, ya los índices económicos demuestran a todas luces el desastre al que nos han arrastrado, el 50% de los jóvenes está en la pobreza, otra generación desbastada, sin futuro y sin inclusión. Lo único que se fabrica son pobres y quien se va hacer cargo de ellos, los xenófobos, intolerantes, racistas, neofacistas que salieron el 21 A, emulando aquellos de 1955. Los jubilados y trabajadores no llegan a fin de mes, las tarifas son impagables, la inflación imparable, el peso no para de devaluarse, pero el Presidente nos dice, “tranquilos, no pasa nada” o “Sé lo que significa estar en la pobreza, porque visito a pobres”. El presidente no sabe que es pasar frio, no tener para comer, para comprarles una zapatilla o ropa a los chicos, vivir en situación de calle, tener que ir a comer a comedores populares, no tener para remedio, no tener atención médica. Esta es la realidad, que con el devenir de los días se va empeorando y con el tiempo veremos lo grave que es.
El gobierno cree que con el tema de los Cuadernos va a tapar la realidad, podrá entretener a un sector social por un tiempo, los medios hegemónicos que trasmiten en cadena nacional los allanamientos, podrán llenar horas y hacerse un festín, pero parafraseando al Dr. Raul Alfonsín, con los cuadernos no se come, no se cura ni se educa. Cualquier corrupción es mala y hay que erradicarla, pero las políticas aplicadas por este gobierno son dañinas y destruyen el tejido social. Las importaciones hunden a la industria nacional y a las economías regionales, la fuga de divisa es infernal, el endeudamiento sideral, la trasferencia de recursos de pobres hacia los ricos es uno de los más altos de la historia. Las fabricas y comercios cierran, hay miles y miles de desocupados, no se crea empelo digno, hay recesión, los salarios pierden ante la inflación, el poder adquisitivo cada vez es menor. Esto no es problema de la corrupción, ni del gobierno anterior ni de Cristina, es de las políticas neoliberales que aplican, del que sólo un 10% de la población se beneficia. Mas allá de las promesas incumplidas de campaña, de la lluvia de inversiones, del segundo semestre que nunca llega, “controlar la inflación es lo más fácil” o “La inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar”, el echarle la culpa a otros de la debacle económica: que la tasa de EE.UU, que la Lira Turca, que la caída del Real en Brasil. Pero el Presidente afirmo, no hace mucho "lo peor ya paso", y cada vez estamos peor, de un día para el otro fueron al FMI a pedirle un préstamo extraordinario que nos hizo perder la independencia económica y la soberanía política. Ahora le echan la culpa a la corrupción y son los cuadernos los que produce la caída de todos los indicadores económicos y sociales, pero la caída lleva meses y el tema de los cuadernos aparecieron recién en agosto. Nos viven mintiendo para tapar las medidas económicas regresivas que nos sumergieron en una profunda crisis económica. Se burlan de la inteligencia de la gente y a otros les gusta ser engañados, pretenden manejarnos como un rebaño de ovejas. Hoy la percepción de la verdad es más importante que la verdad misma.
Pero en la calle, en los barrios, en los pueblos las demandas no reconocen partidos políticos, ocupados o desocupados, trabajadores formales o informarles, todos la pasan mal y reclaman a la política un cambio verdadero. A la gente se le agota la paciencia y los recursos.
Los ciudadanos debemos estimular el pensamiento crítico: debemos dudar de las informaciones, dogmas y axiomas absolutos que nos rodean hasta que nosotros mismos podemos darles veracidad o por lo contrario ignorarlas. Buscar tener una idea justificada de la realidad y no aceptar ciegamente lo que otros nos digan.
En mi apreciación: veo cierta quietud en algunos sectores de la oposición y en la militancia joven, me suena todo a los dichos de ciertos sectores de izquierdas "cuanto peor mejor", dejar que todo se "pudra". En nombre de la gobernabilidad o la institucionalidad se ha permitido llegar a esta triste situación. No se actúa contra el gobierno con la misma crueldad e insensibilidad que lo hacen ellos. El pueblo necesita de los políticos menos declamación y mas hechos concretos, necesitamos una CGT que salgan a la calle en defensa de los derechos de “todos” los trabajadores y no reunirse con FMI, debemos ganar la calle y los barrios permanentemente. Con ir a la tele, a la radio o algún salón ya no basta. Sé que hay distintos sectores que están tratando de unirse, es hora de convocar a un gran acuerdo programático entre sectores políticos, sociales, económicos, gremiales y producción, definir el modelo de País que queremos y que sistema aplicaremos antes que sea demasiado tarde. Hay muchas protestas y marchas dispersas, cada uno sale a reclamar por su problemas, es hora de unirlas en una sola que nos aglutine a todos y decir de una vez por todas BASTA!. Un buen ejemplo ha sido el movimiento trasversal de las mujeres en favor el aborto seguro y legal. La unidad debe pasar por un programa y no por nombres. Aun hay mucha mezquindad y muchos piensan en los cargos para 2019 y no salvar al pueblo que padece hambre y miseria. La gente no llega fin de mes y 2019 les queda muy lejos. Si no hay un cambio y un replanteo rápidamente, la derecha neoliberal volverá a ganar y terminaremos como un país bananero, empobrecido, endeudado y dependiente, una colonia más de FMI. Se debe plantear a la ciudadanía la unidad verdadera, buscar coincidencias, refundar la nación y la república, producir una profunda revolución cultural para construir una patria, libre, justa y soberana que incluya a todos, como nos merecemos. Nos merecemos????????

Daniel Fernández
Agosto 2019


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