Joseph de Maistre sostuvo “que
cada pueblo o nación tiene el gobierno que merece”, y André Malraux, la
modificó y dijo que no es que “…los pueblos tengan los gobiernos que se
merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”.
Compañeros: Miles de salvadores llegan siempre hasta los gobernantes.
Todos proponen medidas para salvar a la patria; pero, señores, ese es un
síntoma de ignorancia y de ineptitud. A la patria la salva una sola entidad: el
pueblo. Las patrias se salvan o se hunden por la acción de sus pueblos. Los
hombres que tenemos la responsabilidad del Gobierno, sin el pueblo somos
ineficaces, inoperantes e intrascendentes. Juan
Domingo Perón
Tras los años nuestra sociedad se
ha ido degradando y en estos últimos años, este proceso, se ha acelerado.
Lamentablemente se han ido perdiendo los valores éticos y morales, además de justicia,
transparencia, trabajo, respeto y amor al prójimo y principios como la solidaridad
y tolerancia. Se ha exacerbado la violencia, la intransigencia, el odio y el
rencor. Se hace uso y abuso de la mentira, de la manipulación y de la burla de
normas y leyes para obtener fines propios sin ningún freno ético, y sin sentir
remordimiento, culpa o pena. Se naturaliza la violencia, la mentira, la
impunidad, la pobreza y el hambre. Pero lo más grave es, que desde el gobierno
y sus aliados, utilizan y exasperan esas fuerzas negativas – sin ningún tipo de
escrúpulos – con el sólo fin de alcanzar sus objetivos políticos y económicos y
dividir al pueblo, cuando eran ellos quienes iban a unir al pueblo. Cuando la
prensa, cómplice y parte del poder, alimenta todo lo negativo de esa sociedad con
falsas noticias y difamación, en busca de la condena mediática de sus
opositores, que luego no llega a convalidarse en la justicia. Igualmente el
daño ya está hecho. Cuando cierto sector del poder judicial actúa políticamente,
acusando y encarcelando por “presunción” y no con pruebas, burlándose así el
estado de derecho. Cuando jueces y fiscales encarcelan a sospechosos para
presionar y amedrentar a los efectos de forzar una confesión que convalide su “presunción”
y no la realidad. Es por ello el profundo descrédito y desprestigio que está
sumergido el poder judicial. Cuando los servicios de inteligencia son
utilizados, junto al poder judicial y mediático, para extorsionar y chantajear
empresarios, similar como se hacía en la dictadura militar. Cuando el poder
judicial, poder ejecutivo y la prensa, “arman” causas para perseguir y condenar
– a sus enemigos políticos - que ellos sospechan que cometieron ilícitos, pero sin
tener pruebas concretas, la República queda prisionera por estos inescrupulosos.
Es necesario que jueces y fiscales dejen de hacer política y actúen profesionalmente
e independientemente, y el que cometió un delito lo pague como corresponde, sea
rico, poderoso o pobre.
Formamos parte de un todo y el
efecto de nuestros actos y comportamiento como sociedad, traen como resultado
la gente que nos gobierna. Ellos representan toda esa serie de valores por los
que nosotros votamos. Ellos son un reflejo de nosotros nos guste o no, queramos
ver la realidad o no. Y también nosotros somos responsables de que ellos estén
ahí.
Cada vez escucho más a la gente
quejarse contra este gobierno y principalmente contra las medidas económicas
que ha venido tomando, que afecta seriamente nuestra calidad de vida, la cual
se va degradando a diario y compromete seriamente el futuro. Muchos son los que
no los han votado y ahora ven como todo lo que se dijo que iba a pasar, se está
cumpliendo inexorablemente. Otros son desilusionados, que lo votaron creyendo
ilusoriamente en sus promesas. Otros que han sido captados e influenciados por
ese discurso destructivo e inhumano del
odio y el rencor, que como seguidores ciegos de una secta auto destructiva,
aceptan la hecatombe con tal que no vuelva alguien del anterior gobierno. Vota
a su verdugo.
Ahora los que no votaron al
gobierno de Macri, la mayoría se queja y despotrica en la oscuridad, están
sumergidos en una profunda depresión y no reaccionan, se aíslan y no se juntan
con otros que están igual de afectados. Cuando hay alguna manifestación masiva buscan
alguna excusa para no asistir. Cada sector afectado hace su reclamo por
separado, no son capaces de asociarse o unir sus fuerzas en pos de sus necesidades.
En mucha dirigencia política, prevalece el ego y las diferencias personales y
en un sector de dirigencia gremial la indiferencia, pudiendo más que la
necesidad del conjunto del pueblo. Esto también se refleja en las personas
comunes y militantes: que fulanito esta con aquel o con aquel otro, que zutano
trabaja para el otro que alguna vez estuvo con mengano. Nos dividimos y nos
peleamos entre aquellos que debemos estar en el mismo frente. No reaccionamos y
no hacemos nada para organizarnos, esperamos que los “dirigentes” nos salven y
ellos están en la suya. A la población en general y principalmente aquellos que
están en contra de este gobierno, el pesimismo, la resignación y angustia les
ha colonizado el espíritu, los ha dejado sin reacción y sin fuerzas, un gran
logro de las fuerzas dominantes y su manejo psicológico. Con el voto solo ya no
alcanza, es necesaria la participación activa. Siempre se puede estar peor.
Aquellos que se encuentran abatidos y sin saber cómo salir de esta situación,
vean la voluntad y lucha de las abuelas y madres de Plaza de Mayo. Todo un
símbolo de lucha y tenacidad.
En general los políticos se han
transformados en burócratas, se han profesionalizados. Cada uno atiende su
juego y especula como puede llegar más alto. Hay menos militancia desinteresada
o vocacional, muchos encuentran en la política una salida laboral, que les
asegura un buen pasar y poco sacrificio.
Hoy muchos llegan a la política
sin hacerse desde abajo, sin caminar la calle, observan la realidad por arriba
y como se la cuentan, sin ser parte de ella. Antiguamente un dirigente se hacía
en una fábrica, en un barrio, en la facultad, conocía en carne propia las
necesidades de su sector, de sus compañeros o vecinos, porque eran sus propias
necesidades. Entonces podían reflejar esa realidad en las políticas. Hoy muchos
nacen apadrinados por un dirigente, se van posicionando y ocupando lugares por relaciones, en lugar
de que los compañeros con los cuales comparte militancia los elijan por su
capacidad, entrega y posicionamiento ideológico.
Si vemos en la oposición, todos
quieren ser candidatos hay más caciques que indios y para ganar una elección se
necesitan muchos más indios que caciques. La mayoría son soberbios, no saben
escuchar el reclamo del pueblo, juntan unos pesos, alguien que los avale y se
largan a la conquista de la gente. Pretenden que el pueblo los siga, ellos le
dicen lo que están necesitando, que están padeciendo y cuáles son las
soluciones, en lugar de que sea el pueblo el que los elija desde sus entrañas,
para que escuche sus propuestas, pensamientos y como llevar adelante las
políticas. http://lzrsocialypopular.blogspot.com/2018/12/la-arrogancia-y-la-soberbia-de-algunos.html
Hemos sido colonizados
culturalmente, nos han impuesto un modelo de hacer política “correcta” y todos
hacen y dicen lo que es “políticamente correcto”. Ahora quien es el que impone
las condiciones y dice lo que es correcto o no, quien te habla de sentido común,
cuando el sentido común esta colonizado y manipulado por el poder. Por qué el
que se sale del libreto es marginado?. No hay rebeldía, no hay pensamiento
crítico, les imponen una agenda y la siguen sin chistar.
Los que han hecho grande este
País o pretendieron hacerlo, salieron del seno de la gente, no estuvieron
atados a las órdenes de nadie, hicieron lo que su pueblo quería y necesitaba. Ni
a muchos patriotas, ni a los caudillos, ni a Perón les impusieron agenda desde
afuera.
Hay que reconstruir la Nación y
la República, hay que reconstruir el tejido social, hay que reconstruir al ser
humano, y producir una profunda revolución cultural. Hay que parir una nueva
democracia, más cercana a la gente, más asamblearia, más directa y mucho más
participativa.
Se debe dejar la resistencia y
pasar a la ofensiva, proponer nuevos proyectos, nuevas ideas y propuestas que
contengan las necesidades y aspiraciones de la mayoría del pueblo, que nos
represente y nos haga sentir parte, y sobre todas las cosas, nos proponga como
salir de este caos, endeudamiento, empobrecimiento y dependencia en la que este
gobierno nos metió adrede.
Vencer al neoliberalismo, el
poder real y sus aliados, será una tarea muy difícil y compleja y hará falta
una amplia y fuerte unidad y coalición, pero será mucho más difícil defender,
sostener y contener un gobierno que surja de un proyecto nacional y popular.
Daniel Fernández
Abril 2019
2 comentarios:
Creo que es exacto el diagnóstico de la propia tropa: el desánimo, la colonización de la subjetividad de los propios - porque la de los ajenos pesa pero no nos sentimos tan culpables - la atomización dirigencial por el vedetismo de unos y la ceguera de otros, y si querés agregar la edad que nos pesa a los pibes del 55 que estamos todavía en este páramo de exilio interno, y todos los etc. peronistas que se te ocurran. Pero también coincido en que al lado de esta banda dispersa que a veces parecemos está otra banda que por más que sufra en el bolsillo o el estómago tiene su credencial del partido del odio en la frente y, porqué no, en el corazón. Con ese panorama la salida no es visible o mejor diría no parece posible. Seguramente habrá que salir por el camino que aquellos que trabajan en política o, a su modo, militan aunque no nos gusten, acuerden. Porque, sin importan mucho el tiempo que dure, lo único que pueden hacer estos que hoy actúan en política es acordar. Pueden hacerlo porque lo buscan porque es la posibilidad de su subsistencia. No denigro la política sino que observo, coincidiendo con tu diagnóstico reitero, que por debajo de los que realmente mandan - que creo no están “en la política” sino fuera de ella - los que ejecutan esos mandatos tienden a encontrar las coincidencias para poder seguir. Y así van a seguir las cosas, mientras no ocurra eso que hoy parece un milagro. Que el sujeto colectivo convencido de que su destino es posible si sigue los llamados que desde el pasado sobreviven en la historia de masas, ese sujeto que podemos llamar Pueblo, vuelva a unirse. Pero además pueda imponer (si eso es poner en acto) la reconstrucción o la construcción remozada de una forma de vida y de gobierno que sea entendida y respetada por todos, aún cuando no sea compartida totalmente. A la luz de la historia reciente (hablo sólo de los últimos 200 años, porque olvidar que nuestra historia tiene muchas centurias es otra de las zonceras que nos metieron en el bocho) hubo pocos momentos de concordia aún en la disidencia. Hoy queda claro que cada vez que los poderosos de siempre, o los renovados pero poderosos al fin, tomaron el poder, la república, la forma democrática de gobierno, la función de cada poder público, entre otra herramientas del gobierno comunitario, solo fueron instrumentos a conquistar para ejecutar planes que niegan la existencia de la nación como comunidad; y hasta de la sociedad como humanidad. El individuo y su capacidad de éxito, conseguido con el poder que da la acumulación de riquezas, por cualquier medio, riqueza que originalmente fuera de los muchos, dieron por el suelo con culturas milenarias, con formas de vida comunitarias, con rebeldías sociales y políticas de independencia, con formas más justas de distribución de los bienes materiales e inmateriales, de la tierra y de la educación, de la salud y el trabajo, y finalmente minaron la solidaridad continental para que divididos sigamos dominados. Todo esto es una construcción que no pudo desmontarse en poco más de un par décadas de gobiernos peronistas. Ni aún si sumáramos otros intentos populares el tiempo ha sido exiguo para lograr salir del cerco que construyeron las constituciones heredadas de Rivadavia, impuestas para siempre en Pavón, y amañadas y consolidadas hasta mediante el genocidio por las guerras de Mitre, Sarmiento y Roca, y los demás partidos militares que sirvieron a los intereses agropecuarios, bancarios, petroleros o simplemente de clase “patricia” o imitadora. Sólo la Constitución del 49 en el siglo pasado fue una fugaz luz. Cuántos cayeron después y cuántos abandonaron ese camino. Y, tristemente me pregunto, ¿cuántos piensan hoy en que es necesario empezar por eso?. Es evidente que el empobrecimiento del país no es hijo sólo de esa ausencia y que no puede haber ley ni gobierno que merezca ser respetado sino encara primero lo más esencial. Pero en el camino de lo humanitario está también crear las herramientas que hoy no tenemos y cuya ausencia justamente nos hace frágiles.
Una idea fuerza que nos reúna aún hechos mierda como estamos, y que nos convenza de que lo colectivo es superior a cada uno de nosotros, es el milagro que podemos esforzarnos en construir, pero que nunca haremos realidad sin un liderazgo. Porque el comienzo de la reconquista del poder para los muchos, no parece cercano sin un líder. Que, como bien señalas vos y como enseñaba el General al hablar de la esencia del Conductor, no mande sino que haga lo que el Pueblo le pide. Tal vez no sea la esencia de la liberación popular, pero en esta instancia no veo salida sin un liderazgo que reúna. Tampoco me parece posible un país de todos los que hoy están involucrados en esta triste historia; no se hoy cuál es la nacionalidad compartida. América es nuestro desino, pienso, pero está partida y sangrando como nosotros. Un Bolivar o un San Martín, creo que es lo que hace falta para empezar de nuevo. JCP
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