jueves, 13 de diciembre de 2018

LA ARROGANCIA Y LA SOBERBIA DE ALGUNOS DIRIGENTES


*Al final hay algunas citas del General Perón
Estamos entrando a un nuevo año electoral, donde los ciudadanos de a pie vemos con mucha incertidumbre nuestro futuro.
Las posibilidades de que este gobierno sea reelecto son serias, a pesar del descalabro económico donde todos los índices son negativos, de la destrucción de la industria nacional y empleo de calidad, de los tarifazos en los servicios, de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones, del endeudamiento excesivo y dependencia del FMI, de la fuga indiscriminada de capitales, de la estafa electoral e incumplimiento de promesas y de gobernar para sus amigos y su sector económico castigando a trabajadores, jubilados, sectores sociales más desprotegidos y pymes. Deterioraron la calidad institucional, eliminaron la división de poderes y están destruyendo el republicanismo. Nada es por error, a esto vinieron y lo están cumpliendo muy bien.
La "gente" reclama insistentemente la unión de la oposición para terminar con este gobierno, que nos agobia, en las próximas elecciones. Toda unidad debe ser programática, debe ser unidad y no rejunte para no fracasar. La sociedad se encuentra en una etapa de descreimiento, de frustración y descontento, que se traduce en un estado de ánimo de agresividad, intolerancia y violencia. La política debe ser el instrumento para satisfacer las demandas de la sociedad y proporcionar felicidad al pueblo y cuando la política no cumple con estos fines, los ciudadanos comienzan a descreer de la política y los políticos.
Como contra parte de la situación por la que está atravesando gran parte de la sociedad, se observa en un sector importante de la dirigencia opositora del llamado "campo nacional y popular" una manifiesta arrogancia, soberbia y ego, solo tienen oídos para su interior y no lo que "el pueblo" está reclamando. Están más ocupados en sus ambiciones personales y que en ponerse al servicio de la gente. Están más para servirse de la política que servir a la política. La mayoría de los dirigentes, nacionales, provinciales y municipales están "acomodados" económicamente y sus actitudes no se condicen con las necesidades de la gente. Tienen manifiesta falta de vocación de servicio y de espíritu militante, se creen más que un proyecto o que la gente. Hoy hay más candidatos que gente que los sigue. Muchos hablan de unidad, pero ninguno se “baja del caballo” para no pisar el barro, quieren ver a todos desde arriba y no desde el llano. En definitiva terminan siendo funcionales a los intereses del sector que nos gobierna actualmente y perjudicando al pueblo.
Como acotación, recuerdo cuando era joven, en los años 70 , y militaba en la unidad básica Ramón Carrillo de la Av. Gaona y 9 de julio de Ciudadela, aquellos muchachos mayores, soldados anónimos de la resistencia peronistas, como miles de compañeros de todo el país, tenían como único objetivo la vuelta de Perón y con él la felicidad del pueblo. Nunca trabajaron ni pretendían un cargo o puesto político. La vuelta de Perón, su único conductor y líder, era su mayor recompensa. Eso inculcaron a quienes compartimos años históricos de militancia y ese fue el camino que elegimos muchos.
En cambio hoy vemos que muchos militan con el único objetivo de conseguir un cargo o entrar en una lista y no que ello llegue por su trabajo y elección de la gente en donde militan. Por lo general se presentan como candidatos y le piden a la gente que los sigan “"¡Aramos! ... dijo el mosquito y estaba sentado en el lomo de la mula". Cambian de sector según su conveniencia personal y donde puedan escalar más alto, no por convicción ideológica, como dirían los hermanos Marx "yo tengo estos principios, si no les gusta… tengo otros….".  Para estos dirigentes, la prioridad no es la necesidad de la gente, no es lo que el pueblo reclama, sino son sus intereses, que muchas veces vienen acompañados de quienes los financian.
Por ello se hace necesarios que los ciudadanos hagamos un nuevo contrato con la clase política y una democracia más directa,  donde aquellos que lleguen a cargos u ocupar puestos en una lista salga por su trabajo militante, convicción ideológica y vocación de servicio. Ante tantos “oportunistas electorales” y “panqueques políticos”, los cargos deberían ser revocativos para honrar a quienes lo votaron y que no “estos” puedan traicionar impunemente.

De Juan Domingo Perón:
·       -  Los hombres que, como yo, viven solamente para el pueblo, necesitan de esa solidaridad. Por eso siempre que yo he hablado al pueblo, más que órdenes, he impartido consejos. Un presidente que aconseja, más que presidente es un amigo, y eso es, precisamente, lo que yo quiero ser de mi pueblo: un amigo. Cumpliendo siempre la primera verdad establecida en nuestro catecismo peronista, que dice que la verdadera democracia consiste en que el gobierno haga solamente lo que el pueblo quiere y defienda un solo interés: el del pueblo.
 
·         Para conducir a un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo. Quien se dedica a la conducción debe ser profundamente humanista: el conductor siempre trabaja para los demás, jamás para él.“
 
·         Nuestro pueblo no está en el bando de los pesimistas. Él sabrá cambiar el curso de la historia cuando esté en juego su bienestar y el porvenir de la patria. Sus anhelos no suponen daño alguno para los demás. Que se les proporcione trabajo adecuado a sus aptitudes y energías;  que este le permita una existencia decorosa; que no le sean negadas las cosas indispensables para vivir con dignidad.Nada impide que seamos cada año mejores; que cada año sea proporcionada al hombre una dosis mayor de bienestar, una mejor paz para su espíritu y una lógica satisfacción de sus necesidades. Su causa es nuestra causa. Merece que todos nuestros esfuerzos sean empleados en desterrar el egoísmo y el error en bien de la verdad y la justicia.
 
·         Nada pensé ni nada hice que no estuviera pensado, propuesto y hecho en los generosos recodos del alma de mi pueblo. Sólo obedezco sus dictados. No tengo otra ley. Recogí sus resonancias en centenares de ocasiones; fue generoso conmigo y fue leal.
          Quiera mi pueblo estrechar la mano que le tiendo, la mano de un leal amigo de todas las horas. Le devuelvo el  inmenso calor de la suya, que me confortó en horas difíciles y me hizo sentir la identificación de nuestras vidas.
 

Daniel Fernández
Diciembre 2019


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