lunes, 23 de agosto de 2021

LAS FOTOS

 Por estos días se ha hablado mucho de la foto del presidente Alberto Fernández festejando con un grupo de personas el cumpleaños de su mujer en la residencia oficial, en el momento más duro del aislamiento exigido a causa de la pandemia, por un decreto del mismo presidente.

La realidad es que afecta directamente al Presidente y no deja de ser un conflicto netamente ético, el peso simbólico es negativo y generó críticas unánimes, hasta el punto de que el Presidente expuso arrepentimiento y su pedido de disculpas.

Posteriormente aparecieron las fotos del cumpleaños de Elisa Carrio, donde asistieron unas 70 personas, entre ellos el Jefe y el Vice de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Rodríguez Larreta y Santilli, además de Negri y otros.   

Desgraciadamente estas fotos, como muchas otras, deslegitiman la política, alienta a los anti política y acrecienta en la gente común la creencia de impunidad con que se manejan políticos -“al fin y al cabo los políticos todos son iguales”- o empresarios. Molesta porque las reglas impartidas no se aplican y no son cumplidas por quienes las imparten.

Esa foto, tiene cierta similitud, con el cumpleaños de Carrio, las marchas anti cuarentena o la de Mauricio Macri, que en plena pandemia y con severas restricciones, fue y vino en el día en un avión privado al Paraguay, donde fue recibido por el expresidente Cartes, sin cumplir los protocolos mínimos de seguridad, sin tapabocas y a los abrazos. Al igual que el viaje de vacaciones en un avión privado de Rodríguez Larreta con su familia a Brasil o las vacaciones a Europa de Macri, cuando casi nadie podía salir del País.

La indignación, el dolor o la bronca por la foto de Olivos solo vale para la gente, para el pueblo y no para los políticos y menos los de la oposición, porque no tienen el valor moral y ético para criticar o pedir nada. Esta foto publicada ahora, porque tiene más de un año, es claramente una operación de campaña para desacreditar al gobierno, y porque la oposición se aferra a los errores de este gobierno porque no puede hablar de otra cosa después de los recientes cuatro años de gobierno desastrosos que gobernaron sin pandemia y que dejaron al País peor que con la pandemia. El gobierno no se puede pasar tirándose tiros a los pies. Está claro que cualquier partido aposición u oficialismos hubiera aprovechado este yerro.   

Duele en aquellos ciudadanos comunes que cumplieron a raja tabla las disposiciones. Que no festejaron cumpleaños, casamientos o aquellos que no pudieron despedir a sus difuntos.

Aclaro que yo no cumplí las disposiciones porque el presidente lo dispuso, sino porque atendí a lo que aconsejaban los expertos e infectologos, además de ver las acciones que tomaban los demás países “desarrollados”.

Queda claro que hay una indignación selectiva, porque es bueno recordar que mientras millones de ciudadanos hacíamos la  “cuarentena” la oposición hacía marchas al obelisco sin respetar ningún protocolo, quemaban barbijos, llamaban a la desobediencia, acusaron al presidente de envenenar al pueblo. Ellos son expertos en hacer necro-política.

También es muy hipócrita escuchar hablar a lo oposición del valor de palabra, o el mal manejo de la pandemia o de los muertos. María Eugenia Vidal, la orgullosamente bonaerense y que jamás abandonaría a los bonaerenses, se fue a competir a la Capital y ahora nos mandan a Santilli a la provincia, eso me hace acordar civilización o barbarie, los cultos de la Capital vienen a conquistar a los negros del conurbano. Una nueva conquista del desierto. Tampoco Macri no puede hablar del valor de la palabra, porque nada de lo que prometió en campaña cumplió http://lzrsocialypopular.blogspot.com/2019/01/castigando-al-pueblo.html. Tampoco se indignaron por las visitas de jueces a Mauricio Macri en reiteradas oportunidades a Olivos y a la Casa Rosada, como lo hicieron, en su momento, con la irreal vista del Juez Casanello a Cristina. Como tampoco nadie se escandalizo cuando Mauricio Macri modificó por decreto la ley de blanqueo aprobada por el Congreso para que sus familiares pudieran acogerse a ese beneficio.

La derecha históricamente no pide disculpas, más bien tiene justificativo para todos, porque ellos son la civilización y la república a los que demás deben someterse bajo sus condiciones económicas y sus políticas. No pidieron disculpas por las masacres de indios, por las matanzas de la Patagonia, por los muertos en la semana trágica, por los bombardeos a Plaza de Mayo, por la profanación de los restos de Evita, por ser parte fundamental de los golpes militares, por los desaparecidos, por los endeudamientos, por el megacanje, los muertos del 2001, tomar deuda a 100 años, la lista sería interminable.

Ahora son los gobiernos progresistas o populares los que permanentemente son juzgados por estos inmorales, les exigen autocriticas y dar constantes pruebas de honestidad, mientras ellos avasallan todo justificados desde su poder.  

Convengamos que la foto del presidente lo perjudica a él, pero no perjudico a los argentinos, como si lo hizo Mauricio Macri con la toma de deuda externa con acreedores privados y el Fondo Monetario Internacional que nos dejó condicionados y todo el pueblo debe pagar. Además de permitir que se fugaran millones de dólares beneficiando a sus amigos.

Por ello las disculpas deben ser para la gente común, aquel que no llega a fin de mes, que no consigue trabajo, que no tiene la changa, aquel que tuvo que ir a buscar comida a un comedor comunitario solidario o sea a más del 40% de las personas que están en la pobreza no les interesa esa foto, les preocupa otras cosas que la oposición no quiso ni pudo solucionar cuando fue gobierno.

En definitiva la foto no le cambia la vida a nadie, solo les llaga a las personas con cierto interés político, el que no vota al gobierno se indigna por eso o por cualquier otra cosa, tiene la indignación o el odio a flor de piel. El que vota al gobierno, le afecta, pero lo votara igual, porque lo que está en frente es peor. Ahora la mayoría del pueblo que la está pasando mal tiene su interés puesto en el día a día, en que se cumpla con el contrato electoral que le prometieron.

Daniel Fernández

Agosto 2021

 





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