NEUTRALIZAR LA OBSECACIÓN DE LA INTOLERANCIA
Cuando una sociedad
está en decadencia sus miembros exhiben comportamientos que reflejan la perdida
de los valores, la falta de ética y la falta de respeto por la vida
humana.
Muchos, en medio de
esta maldita pandemia del Covid19, ha dicho que saldremos mejores.
Personalmente no creo y lo he dicho. La mayoría de los seres solidarios,
bondadosos y honestos reforzaran sus convicciones. Pero un sector minoritario
de individuos miserables, aumentaran su miserabilidad y su desprecio
por la vida de los otros. Son los que minimizan las consecuencias del
virus y festejan la mayor cantidad de muertos, porque eso favorece sus
intereses personales y partidarios. Están cargados de frustración, odio y
rencor que expresan su resentimiento social con violencia, lo cual es alentado
y usado por algunos políticos y comunicadores. Son seres deleznables, que
muestran en plenitud el crepúsculo del ser humano.
Nuestra sociedad ha privilegiado valores
como el individualismo, el egoísmo, la intolerancia, la discriminación y la
creciente incentivación al odio y la violencia, nos está llevando a un
acelerado declive histórico. Nos
llevaron de la cultura de la solidaridad a la del individualismo, somos
nosotros sobre todos los demás, todo se mide con la vara de lo que nos
beneficia o perjudica personalmente sin evaluar el conjunto, dejamos de lado
los ideales para aferrarnos a la cultura del materialismo. Se privilegia
lo económico, sobre todo.
Este cambio, está directamente ligado al
capitalismo excluyente y salvaje que se incrementó rápidamente después de la
caída del muro de Berlín. El capitalismo ha fallado en su
promesa principal. Lejos de generar un bienestar generalizado a partir de la
propiedad privada y la libre competencia, destruyo el tejido social y agiganto
a límites intolerables la pobreza, el hambre, la desigualdad, la marginación y
la concentración monopólica. Se implantaron cánones civilizatorios,
valoraciones y hábitos de consumo adaptados a las necesidades de dominio
económico y cultural del imperialismo.
Se creó un mundo con miles de millones de personas se encuentran
por debajo o apenas por encima de la línea de la indigencia. Arrojo a la
letrina la condición humana. La práctica neoliberal ha cortado a su vez las
débiles líneas de apoyo y sustentación social desde el Estado, haciendo de éste
una maquinaria de endeudamiento, despojo y represión. Para el capitalismo lo
bueno y lo mejor es aquello que sirve a sus intereses. El 1% más rico tiene
tanto dinero como el 92% más pobre, denuncia Oxfam.
Dentro de este
contexto social, en el mundo se nota el avance de corrientes retrógradas, que
considerábamos superadas. Vemos el rebrote de derechas reaccionarias que
combinan distintas dosis de autoritarismo, persecución política, golpismo,
fundamentalismo, xenofobia, odio, violencia y nacionalismos supremacistas, que
concitan la adhesión amplios conjuntos humanos y apoyo de algunos medios de
comunicación. Este sector de la sociedad, construyen al hombre, ambicioso y
destructivo, que se adueñado de la tierra y de los hombres. Son esos hombres
que necesita dominar a sus semejantes, quieren imponer su verdad del único modo
posible, aniquilando la verdad del otro.
Los medios de
comunicación forman parte de la degradación. El capitalismo ha logrado colonizar
la subjetividad, sirviéndose de los oligopolios mediáticos. La verdad quedo
muy reducida en sus posibilidades de expresión. Ellos elaboran una sola verdad
que la población suele consumir sin advertirlo.
Si todos los medios
están en manos del poder, todos acordaran acerca de que hay que
comunicar. Totalitarismo comunicacional. Hoy la verdad
es la verdad que el poder impone como única verdad. El poder radica,
justamente, en conseguir que todos crean en ella. Cuando todos creen en la
verdad del poder, ha triunfado el capitalismo. Si durante todo el día escuchas
y lees, en los medios, el discurso del poder y lo recibís pasivamente, este
discurso que se recibe sin elaborar de ningún modo, terminas repitiendo el
discurso del poder. No sos vos mismo, sino lo que el poder quiere que seas.
Estos medios tienen la tarea de crear “Sentido Común”.
Pareciera que
estamos ante una sociedad que ensalza a los charlatanes, mentirosos, a la
vulgaridad o lo mediocre. Se los aplaude, se los pontifica y se los premia.
Nadie se salva de querer ser algún otro, con gloria, poder o dinero; es difícil
encontrar quien se conforma en ser como se es y tal cual es. Valoramos a las personas
por lo que tienen, por sus bienes materiales o el poder que ostentan, sin
importar como los adquirieron. Al “pillo” o “vivo” que actúa al margen de la
ley o disposiciones, se lo celebra, y aquel que vive cumpliendo con todo, es
calificado como un “tonto”.
Para poder cambiar la actual situación
por la que atravesamos primero debemos cambiar al hombre, para luego poder
cambiar la sociedad y sus estructuras de injusticias. Para ello es necesario un
cambio cultural profundo.
El cambio del hombre debe ser interior, no
puede juzgar la realidad desde su situación personal o familiar, sino que debe
hacerse teniendo en cuenta el bien común, poniendo el acento en los valores
éticos. Debemos entender que ninguna persona se realiza en una comunidad en que
no se realiza. Es necesario formar hombre que vivan en función de servicio
hacia los otros.
Para lograr esta transformación es
necesario cambiar el hombre egoísta, mezquino e hipócrita que tenemos en
nuestro interior y transformarlo en un ser solidario, interesado en el
bienestar común. Privilegiando el proyecto humano, la valoración del hombre. Esto se puede mejorar si actuamos con honestidad
y si todos hacemos nuestra parte y empezamos a darnos una dura mirada ante el
espejo y analizamos con frialdad y sin pretextos los defectos personales y los
abordamos para mejorar quienes somos. Si mejoramos nosotros mejoramos a la
sociedad.
Por años la humanidad tuvo como consigna que el futuro era símbolo
de progreso, vivió construyendo teorías que dieran sentido al mundo y una razón
para existir. Las distintas teorías ponían en el centro al ser humano y la
solidaridad. Se luchaba por ideales que dieran lógica a la vida, había
esperanza y fe, había valores includicables y porque luchar, y se creía en un
futuro mejor para todos. Los jóvenes y mujeres son los protagonistas de los
cambios que vendrán, cargados de horizontalidad, autonomía, irreverencia,
desparpajo y creatividad. Volvamos a esos ideales, caminemos juntos para
construir un mundo mejor o esa utopía, quizás no la alcancemos, pero caminar
hacia ella significa no detenernos, no bajar los brazos, no entregarse, no
renunciar a nuestros proyectos, no cejar en los mejores empeños que dan sentido
a la vida.
Daniel Fernández
Agosto 2020
LA GRIETA....
de CARLOS PARRELLA
Con cuatro monedas de oro
compre al Dios, al Juez y al Rico.
Al pobre, no le di nada,
para qué ?.Si no lo preciso.
El Dios... me cuida de todo.
Al Juez... más vale de amigo.
Al Rico... siempre contento.
Al POBRE... no lo preciso…
Fueron cuatro las monedas.
Fueron tres, los repartidos.
Una moneda sobraba;
se me perdió en el camino.
A esa, la encontró un pobre.
Golpeó a mi puerta y me dijo...
-Perdone que lo moleste,
es suya, se le ha caído.
El Dios, rezando LLORABA
El Juez buscaba el DELITO!!!.
El Rico, se lamentaba...
- Porqué yo no la habré visto ?
El POBRE vivió tranquilo.
El RESTO, con su egoísmo....
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