miércoles, 9 de enero de 2019

CORRUPCIÓN: Uno de cada dos argentinos cree que el Presidente y sus funcionarios están involucrados en actos de corrupción.


DERRIBANDO MITOS Y RELATOS



Hay muchas personas, más de lo que uno deseara, que está influenciada por el odio visceral al peronismo y a lo popular. Otros que actúan como autómatas inducidos por los intereses de los medios de comunicación, que no son otros que el del poder, sin una pisca de pensamiento crítico, repiten lo que estos les hacen creer.   
El actual Gobierno de Mauricio Macri y los medios de comunicación afines, se ha llenado la boca hablando de la corrupción del gobierno anterior, y vemos que mucha gente repite como loros lo que les dicen a diario y lo dan por valido. Se ha podido ver con mucha claridad que los funcionarios (Ceos) del actual gobierno (el mejor de los últimos 50 años?) están de los dos lados del mostrador, y siguen respondiendo, protegiendo y favoreciendo a sus empresas y amigos en lugar del estado y el pueblo. El pueblo paga las suculentas ganancias de las empresas de servicios, se entrega a empresas privadas lo que debería manejar empresas del estado y se favorece la importación, especulación y bicicleta financiera en lugar de la industrialización y el trabajo argentino.
Recientemente se ha conocido un informe de la Universidad Austral, sobre la calidad institucional y la corrupción del actual gobierno.
Digamos que la Universidad Austral no es peronista ni kirchnerista. La Universidad Austral es una universidad argentina de gestión privada, propiedad de la Asociación Civil de Estudios Superiores (ACES) con sede en Buenos Aires, Pilar y Rosario. Fundada formalmente en 1991. Es una universidad inspirada por san Josemaría, Fundador del Opus Dei. Con el mismo impulso inicial, hoy el Opus Dei asiste a la Universidad Austral en incorporar los principios cristianos en la enseñanza, en sus contenidos e incluso en el modo de gestionar la Universidad.
Informe de la Universidad Austral: Se deteriora la imagen de Macri y aumenta la percepción de corrupción en el país. Uno de cada dos argentinos percibe un aumento de la corrupción. Uno de cada dos argentinos cree que el Presidente y sus funcionarios están involucrados en actos de corrupción.
El informe está basado en las mediciones de Transparencia Internacional, del Banco Mundial, el Foro Económico Mundial, la Corporación Latinbarómetro y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Según Latinobarómetro, en 2017, dentro de una escala del 0 al 10, los argentinos creían que la corrupción en el gobierno alcanzaba el altísimo valor de 7,7 por encima del valor promedio de Latinoamérica (7,5). En 2018, consultados ya no por las instituciones sino sobre quienes ejercen las funciones y buena parte del poder, el 53% de los argentinos cree que el Presidente (Mauricio Macri) y todos -o casi todos- sus funcionarios están involucrados en actos de corrupción, porcentaje que lo muestra por encima de legisladores, jueces, policías y empresarios. El primer mandatario y sus funcionarios superan la media latinoamericana de corrupción junto a los empresarios argentinos. No le va mejor a los parlamentarios, la policía o los magistrados que son percibidos con altos índices de sospecha de estar implicados en hechos de corrupción. Si ya era delicado que en 2017 el 61% de los argentinos consultados por Latinobarómetro creyeran que la lucha contra la corrupción no había progresado, más relevante es aún que el 56% de los encuestados en 2018 expresen que perciben un aumento de la corrupción.  Cuando se trata de obtener algún beneficio -directo o indirecto-, 4 de cada 10 argentinos se muestran dispuestos a tolerar cierto grado de corrupción en la medida que se resuelvan problemas. Idéntica proporción de argentinos que en 2017 se mostraban con disposición a sobornar, jueces, policías o funcionarios. La corrupción en la Argentina es de carácter estructural, endémica y transversal.
Abarca todos los niveles, poderes y estamentos. Atraviesa a todos los actores sociales y lleva décadas instalada sin que se vislumbre un cambio cultural mayoritario. El comportamiento ético de los empresarios del país obtiene una de las peores evaluaciones a nivel mundial (puesto 130° sobre 137 lugares). La denominada causa de los cuadernos parece convalidar esa tendencia.
"Es necesario dejar atrás la retórica, los compromisos moralistas -propios de promesas de campaña- y mostrar acciones ejemplares que induzcan cambios sociales en la lucha contra la corrupción. Fortalecer los órganos de control, investigar toda la corrupción (ahondar en el pasado pero también en el presente), evitar los atajos como: blanqueos, aceptación de renuncias de jueces susceptibles de ser juzgados políticamente por mal desempeño, o promover amnistías encubiertas, obviar la designación y actuación en las sombras de operadores judiciales y la protección de ciertos magistrados. Promover la designación del Procurador General y del Defensor del Pueblo de la Nación -y otros estamentos- sin amiguismos, esclarecer y castigar todos los casos de financiamiento irregular de la política, profesionalizar los cuerpos de auditores, aplicar criterios uniformes de transparencia, generalizar la aplicación de normas contra el nepotismo en el poder, asegurar contrataciones, licitaciones y acuerdos con el estado intachables, generar organismos anticorrupción independientes del poder político, procurar la meritocracia en las designaciones de funcionarios, y evitar los conflictos de intereses", concluye el académico Marcelo Bermolén de la Universidad Austral.

Daniel Fernández
Enero 2019

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